Diana descubrió su rostro, lo observó con sus ojos cristalinos.
—Antes de responder esa pregunta debes saber que todos estos años dediqué mi vida a tres cosas importantes: Isabella, mi carrera, y no dejarte caer en el vicio de nuevo, pero me olvidé de mí... en estos cuatro años conseguí todo lo soñé, sin embargo, me faltaba algo importante...el amor.
Rodrigo con su expresión apagada se dirigió a ella.
—Amor siempre lo tuviste, solo que cerraste tu corazón llenándote de resentimiento.
—¿Qué querías que hiciera? —reclamó Diana—. Tú lo eras todo para mí, y esas imagines me han atormentado día y noche. Quizás debí buscar ayuda especializada, pero consideré que yo podía con todo eso y no, no fue así. Cada día me sentía más sola, llegué a creer que nada de lo que he construido tenía sentido... y para mi mala suerte apareció él. —El rostro de Diana, se cubrió de dolor y de vergüenza—. Quizás no me entiendas
¿Qué les pareció la actitud de Rodrigo? No olviden dejar sus reseñas. Gracias.
Esa misma noche el agente García, llegó hasta el departamento que compartía con su esposa, necesitaba ver a sus hijos y poder sacar algo de ropa.Giró la cerradura al momento de ingresar sus pequeños corrieron a abrazarlo, la emoción lo embargó, su corazón se estrujó, mientras Katherine, simulaba recoger la vajilla de la cena.—Vayan a lavarse los dientes, y a ponerse los pijamas —ordenó ella.—Déjalos un rato conmigo —pronunció Fernando, mirando a su esposa, con seriedad—. No los veo desde ayer.Kate no dijo más, giró para irse a la cocina, mientras lavaba la loza, lágrimas corrían por sus mejillas, de vez en cuando las limpiaba con el antebrazo. Al cabo de varios minutos al momento que terminaba de colocar los platos en el estante ya no escuchó el bull
Los primeros rayos del sol que se colaron por las pequeñas aberturas de las cortinas de la habitación de los esposos Vidal, iluminaron la estancia.Diana abrió sus ojos con lentitud, giró para mirar a su marido, frunció el ceño al ver que él ya no estaba a su lado, entonces se sentó incorporó, para evitar marearse.Luego de varios minutos la puerta se abrió, la mirada de ella se iluminó y su corazón palpitó con fuerza al ver a su esposo con su hija en los brazos.—Adivina quién me llamo a la madrugada —expuso Rodrigo, desviando su mirada a la pequeña.—Es que tuve una pesadilla mami —comentó la niña.Rodrigo, la colocó en la cama para que saludara a su mamá. Isabella abrazó y besó a su madre.
Una vez en la sala de juntas Fernando, y Diana, tomaron asiento en un cómodo mueble, cerca de la ventana, entonces el agente García, procedió a contarle todo lo sucedido con su esposa y las dudas que tenía. —Diana, te pido disculpas, no sé qué le pasa a Kate, ella no es así. —Fernando, tú no tienes por qué disculparte por ella, lo que le sucede es que está celosa —comentó bebiendo un sorbo de té—. Imagino que todos estos años se sintió segura y ahora me ve como una amenaza. —Sus celos son injustificados —habló con firmeza Fernando. —Lo sé. —Diana, miró con melancolía los tristes ojos de su amigo, sintió pesar por él—, yo no quiero que por mi culpa tu matrimonio se destruya. —Contuvo las lágrimas—, yo te aprecio mucho Fernando, te has convertido en alguien muy importante en mi vida, podría decir que en el hermano que siempre quise tener —sollozó cubriendo su rostro con ambas manos. &nb
Kate abandonó las empresas Vid- Mal, con la aflicción reflejada en su rostro, las palabras de Diana, se colaron en su mente.«No podía perder a Fernando, después de todo lo que lucharon por estar juntos» meditó.Mientras ella se dirigía hacía la parroquia, su esposo Fernando, sostenía una importante reunión con el ingeniero Vidal.Rodrigo, con mucho mejor semblante que el día que se enteró de la verdad, miraba al agente, con algo de preocupación.—Fernando, quiero redoblar la vigilancia el día del lanzamiento del nuevo software, no solo Alessandro, persigue a Diana, sino Luciano, al parecer la tiene vigilada y me preocupa, en su estado no puede recibir amenazas, ni tener contratiempos —indicó Rodrigo resoplando.—No te preocupes, yo mis
Diana ingresó a la oficina de su esposo con una amplia sonrisa cerró la puerta. Rodrigo, levantó su mirada iluminada para encontrarse con los hermosos ojos de su esposa. —¿Mucho trabajo Ingeniero Vidal? —averiguó ella, acercándose a él para colocarse detrás de su sillón y deslizar sus manos en el cuello de Rodrigo. —Mmm —jadeó él, cerrando sus ojos. —Estás muy tenso, creo que necesitas un buen masaje —susurró Diana, al oído de él. Rodrigo, dibujó una sonrisa en sus labios, abrió sus ojos. — Lo que yo necesito es otra cosa —afirmó girando con su silla para luego tomar a su esposa por la cintura y con cuidado la sentó en sus piernas, se apoderó de los labios de Diana, mientras sus manos recorrían la silueta de su mujer. Los dedos de ella, se deslizaron por la camisa de él, dejó los labios de Rodrigo, para besar su
La pequeña Isabella, a pesar de tener una gran amistad con Katty se sentía triste, nunca se había separado de su madre, estaba acomodada en un sillón en casa de su mejor amiga, mirando por todo lado, asustada y con los ojos llenos de lágrimas.—Mami Isabela va a llorar —advirtió Katty.La madre de la niña, quién se encontraba preparando la cena, se acercó a la pequeña.—¿Qué pasa Isabella por qué lloras? —pregunto Kate, mientras la niña inclinaba su labio inferior a punto de explotar en llanto.—¡Quiero ver a mi mamá! —exclamó Isabela ahogada en sollozos.Kate la abrazó.—Tu papá no debe tardar. Ve a jugar con Katty, mientras yo preparo la cena —ordenó, entonces e
La luz del sol empezaba a filtrarse por la habitación de Diana. Parpadeó varias veces, entonces abrió sus entristecidos ojos, sintió espasmos en su vientre, y un malestar en su cabeza. Se llevó las manos al estómago percibiendo un gran vacío en su interior, su corazón se estrujó en su pecho, mientras gruesas lágrimas corrían por sus mejillas, cerró sus parpados al recordar lo ilusionados que estaban los tres con la llegada del bebé, y ahora ese niño, ya no existía. Diana respiró con dificultad, tratando de ahogar sus sollozos, cerró sus ojos con nostalgia, pensó que la vida se había encargado de cobrarle bien caro sus equivocaciones. Observaba hacia la ventana con la mirada pérdida, cuando la puerta de su habitación se abrió. La señora Vidal, dirigió sus cristalinos ojos, hacia la mujer desconocida, parada frente a ella. —¿Quién es usted? —averiguó con la voz temblorosa Diana, observando como la chica de cabello os
Kate dejó caer su cuerpo desnudo sobre el pecho del agente García, él la abrazó con sus fuertes brazos, tratando de recomponer sus agitadas respiraciones después de su gran reconciliación. —Te amo —afirmó ella, levantando su rostro para brindarle un delicado beso a su esposo. —Y yo a ti, y espero que los celos no nos vuelvan a separar —comentó, enarcando una de sus cejas, observando a su esposa. —Lo prometo. —Levantó una de sus manos Katherine. Fernando volvió a besar a Kate, sus manos volvieron a recorrer la espalda desnuda de su esposa, mientras la pasión se encendía de nuevo entre ellos, el sonido del móvil del agente García, apagó la llama del momento. Se quedó pensativo al observar el número del contacto: —Rodrigo, buenos días. ¿Cómo está Diana? —averiguó, mientras Kate, se retiraba para dirigirse al baño. —Te llamo para comunicarte que ayer Luciano, indispuso a Diana. —Unos segundos de silencio se escucharon —perdim