Los esposos García, desayunaban en silencio. Kate, con una actitud muy diferente que la que Fernando, se imaginaba, él ya se preparaba para otra discusión, ya que después de esa escena con Diana, su esposa no le habló la noche anterior, quizás estaba esperando estar a solas con él para recriminarle.
—Los niños hoy se van con Laura, a la escuela —comentó Kate, bebiendo su vaso de jugo de naranja.
Fernando levantó una de sus cejas, miró con seriedad a su esposa.
—Yo debo salir en quince minutos, tengo una cita importante —comentó Fernando.
—Niños, despídanse de su papá —solicitó Kate.
Al escuchar la bocina del auto de Laura. Los niños la obedecieron, se acercaron a despedirse de él, luego Kate salió a dejarlos en el vehículo.
Fernando, tan solo observaba aquel extraño comportamiento de su esposa, ella cerró la puerta entonces el agente García,
¿Qué sucederá entre Diana y Rodrigo? ¿Habrá reconciliación? ¿Confesará su falta? ¿Qué opinan?
Rodrigo, se sentó frente a ella, y le siguió cantando, mientras Diana, trataba de secar sus lágrimas, él aprovechó para tomar su mano, y proseguir con la melodía. Un suspiro salió de lo más profundo del alma de Diana, al momento que Rodrigo, terminó la canción, él soltó el micrófono a un lado de la mesa para poder abrazarla, ella se dejó envolver de los brazos de su esposo, permanecieron sin decir nada por varios minutos. —¿Qué haces aquí? ¿Cómo supiste? ¿Con quién dejaste a Isabella? —preguntó Diana, volviendo a secar su rostro. Rodrigo, sacó su pañuelo, empezó a enjugar sus lágrimas. —No me gusta verte triste —advirtió—, por Isabella, no te preocupes va a dormir en casa de Florence —comentó—, y contestando a tu pregunta de cómo supe que estabas aquí, déjame decirte que yo siempre te encontraré, no pienso renunciar a ti. Diana inclinó su mirada con vergüenz
Tulum- Riviera Maya- México (Presente)Con la cálida brisa acariciando sus cuerpos, y después de un largo beso, Rodrigo depositó a Diana, sobre la blanca y tibia arena, se miraron a los ojos, sus rostros resplandecían de felicidad.—¿Estás segura de la decisión que acabas de tomar? —inquirió Rodrigo, mirando a su esposa.—Completamente —afirmó ella, con aplomo—, a menos que tú desees el divorcio.—Eso jamás, yo a ti no te pienso dejar pase lo que pase. —La última frase de Rodrigo sacudió con frenesí el corazón de Diana, suspiró mientras en su interior suplicaba porque así fuera—. Por lo pronto desayunemos, nos espera un largo recorrido.—Como usted ordene señor Vidal. —Sonri&o
Al día siguiente después de desayunar con Isabela, y dejarla en la escuela volvieron a casa. Se encerraron en su habitación para recuperar el tiempo perdido. Se desconectaron del mundo exterior por unas horas.Instantes más tarde fueron por Isa al colegio, mientras esperaban que los niños salieran, ellos permanecían abrazados de vez en cuando se brindaban pequeños besos en los labios.La esposa del agente García, bajó de su auto, abrió sus ojos de golpe al ver aquella escena, pues desconfiaba de Diana, sin embargo, todo daba a entender que en realidad entre Fernando y esa mujer, tan solo había amistad.Katherine se acercó a la puerta de la institución educativa, saludó con la pareja, quienes parecían otros.Diana sonreía, se veía feliz, se acercó a Kate y besó su
Diana suspiró al escuchar las palabras de su esposo, cuando iba a reaccionar él no le dio tiempo, porque se apoderó de sus labios. Las fuertes manos de él la alzaron en volandas colocándola encima de su escritorio.—Mis documentos —se quejó Diana.—Los volverán a redactar —habló Rodrigo, para luego posar sus labios en el cuello de su mujer. El cuerpo de Diana, se estremeció por completo, de pronto el celular de ella empezó a sonar en la mesa—. No respondas — murmuró él.—Puede ser algo importante —advirtió Diana.Rodrigo, se separó de ella a regañadientes. Tomó su móvil:«Mira hacia la ventana» fue el mensaje que leyó, y trató de disimular su nerviosismo.—No es n
Max apretó los labios para evitar reír, ahora comprendía muy bien los celos de Kate, al conocer en persona a la señora Maldonado. —Si claro —contestó Fernando, siguió a Diana, hasta llegar al despacho, lo invitó a sentarse en un cómodo sofá, mientras ella se acomodaba a su lado. —Espero hayas solucionado los problemas con tu esposa, quiero agradecerte por lo que hiciste por mí. Rodrigo, y yo nos reconciliamos. Fernando notó que la mirada de su amiga estaba llena de tristeza. —No te veo feliz —comentó el agente. —Lo estoy, pero tengo miedo... No quiero perder a mi esposo. —Estalló en llanto. Fernando no pudo evitar abrazar a Diana, al verla llorar de esa manera. — Pensé que las cosas entre el ingeniero Vidal, y tú se habían solucionado. Diana retiró su rostro del pecho del agente. —Rodrigo, no m
Al día siguiente Diana, contrató a Mateo, para ser analista en el departamento de sistemas de su empresa.Ella y su esposo casi no se vieron en todo el día por sus múltiples ocupaciones, entonces decidió salir temprano para revisar las tareas de Isabella, y hacer que se durmiera temprano, porque estaba decidida a demostrarle a su esposo que lo amaba.Rodrigo, llegó a casa un poco tarde porque una reunión con unos empresarios se había alargado y el tráfico de la gran ciudad no le permitió llegar a tiempo, se le hizo extraño no encontrar a Diana, esperándolo para cenar.Buscó a Diana en su habitación no la encontró. Frunció el ceño pensativo, luego salió y bajó hasta la cocina. Preguntó a las empleadas ellas indicaron que no la habían visto salir de la casa.Le marcó al celular sonaba apagado, se lle
Kate no pudo evitar recordar cuando su famosa aplicación del celular falló y terminó embarazada de Ángela.—Yo tampoco sospeché que estaba embarazada de Ángela, tenía una aplicación en mi celular que nunca me fallaba —sonrió, llevándose las manos al rostro, muy divertida—, pero el día que tenía que llegar mi período no me vino, mi hermana tenía una enfermedad a la sangre yo quise ser donante, no me dejaron y no me dijeron la causa, me enviaron donde una doctora. Yo estaba muerta de miedo, pensando que tenía alguna enfermedad grave —volvió a reír, recordando todo eso como algo lejano—. Después una amiga me convenció de ir a ver a la doctora y me enteré de que estaba embarazada —comentó Kate—Imagino que pasó cuando Fernando creyó que lo engañaste —indic&oacu
Al día siguiente temprano salieron de paseo con la pequeña Isabella pasaron todo el día, fuera de casa. Rodrigo, no le comentó nada a Diana, acerca de la exposición, quería que fuera una sorpresa, así que tan solo le pidió que lo acompañara a un evento al cual estaban invitados. Diana se miró al espejo del baño, se colocó los pendientes de perlas negras, entonces salió hasta la alcoba. Ella cada vez sorprendía a Rodrigo, con su belleza, él la miró de pies a cabeza, respirando con dificultad, al ver su cuerpo envuelto en aquel hermoso vestido de seda negra, que se ajustaba a su perfecta figura, el escote en forma de V le permitía usar el fino collar de perlas que combinaban con sus aretes, el corte recto de la falda le llegaba por encima de sus rodillas dejando al descubierto sus largas piernas. Sus pies calzaban unos stilletos dorados que hacían juego con su cartera de sobre. —¡Estás hermosa! —exclamó Rodrigo. Diana sonrió, caminó con elegancia