— Helen, ¿cómo te sientes? - se acercó y preguntó queriendo tomar su mano, pero de repente, Helen apartó la suya del agarre del hombre.— Yo tenía una carta escondida en mi vestido, ¿dónde quedó? Es muy importante para mí— preguntó a George mirándolo con urgencia.— No te preocupes, el personal médico la encontró en tu ropa cuando te traje y me la dio, aquí la tengo, no la he abierto, aunque afuera lleva mi nombre.George quiso obviar la punzada de dolor por su rechazo y le pasó el sobre, que también lo intrigaba mucho.— No me lo des, léelo, por favor, es muy importante y después, necesito saber tu respuesta— ella le pidió con una seriedad extrema.George, para no llevarle la contraria, se sentó a leer en el sillón al lado de la cama.A medida que avanzaba la lectura, Helen veía cómo la cara de George iba cambiado a un asombro extremo, que hasta él, que tenía la cara siempre paralizada, sin expresión, no pudo disimular.Y no era para menos, el mismo Henry Edwards era el que escribía
Ellos habían recogido a Helen en la orilla del río, en un viaje a una de sus villas vacacionales, herida y con un golpe en la cabeza más grave que este, que le hizo perder todos sus recuerdos pasados.Era solo una joven, se veía tan desnutrida, que parecía una niña más pequeña y su madre, se encaprichó con ella, así que se la quedaron como si fuera solo una hermosa muñeca.Su madre había perdido a su propia hija biológica, la hermana pequeña de George, y desde entonces, estaba muy mal de la cabeza.Solo durante el primer año, la presencia de Helen y el que la sustituyera por la imagen de su hija, la hicieron integrarse más a la familia.Su madre nunca lo quiso, pero ya George estaba acostumbrado a su desprecio.Creció solamente bajo el estricto y frío régimen de su padre.Después de ese año, todo volvió a ser un caos. Su madre recayó y nunca más había salido de su locura, ni de su habitación.Helen ya era su hermana ante la sociedad e incluso, muchos nuevos amigos de la familia, ni si
Como había imaginado, ese guardaespaldas había sido comprado por George y trabajaría para ellos en el escape.Todos los detalles estaban bien maquinados, pero había un punto que no convencía a Henry.Durante un trayecto de la fuga, él y Eva se tendrían que separar y ella se expondría a un gran peligro.Henry se pellizcó el puente de la nariz con cansancio.No se le ocurría nada mejor que toda esta locura que le proponía George, de hecho había ideado algo similar y más loco aún.— ¿Henry, te sientes mal? – la voz preocupada de Eva le llegó, trayéndole esa paz que siempre le daba a su alma torturada.Henry dejó caer la hoja al suelo, como si los dedos le pesaran toneladas, y su mano cayó con fuerza sobre el reposabrazos.— ¡Henry, no te esfuerces! - Eva enseguida se acercó a agarrar la carta del suelo.— Si te duelen los brazos, puedo leértela, yo… yo no leo muy bien, pero… ¡Henry!Henry la haló de repente por la cintura, tomándola desprevenida y la sentó en su regazo.Era la única mane
Pocos días después…— Bien, me alegra darme cuenta de que has entrado en razón y te has estado comportando – Grace se giró para mirar a Eva de manera desdeñosa como siempre.Se limpiaba las manos con unas servilletas de papel, porque darle el medicamento a Henry, le daba un asco terrible.Cada vez se le hacía más pesada esta tarea, no solo porque Henry, se iba pareciendo más a su padre con cada año que pasaba, sino porque, últimamente, una sensación espeluznante hacía que todos los pelos de su cuerpo se pusieran de pie, cuando estaba cerca de él.— Hoy hay un banquete en la mansión, creo que ya llevas el tiempo suficiente aquí, para saber qué debes hacer y que no – caminó taconeando hasta estar a su altura.— Por cierto, mi hijo ya está recuperado de la última desgracia que le sucedió por tu causa – bajó la voz, en un tono amenazante, para que solo Eva pudiese escucharla.— Espero que, si Robert vuelve a interesarse de alguna manera en ti, sepas tomar esta vez la decisión correcta, qu
Ese día más tarde, Eva salió como de costumbre, con Henry sentado en la silla, bien tapado con una manta y su gran sombrero que no le dejaba ver la cara.Nadie sospechó de ellos, siempre salían igual y a la misma hora.Los dueños no estaban en la casa y los sirvientes no tenían tiempo siquiera de respirar con la fiesta de hoy en la noche.La primera fase del plan, se ejecutaría ahora.*****Adele se atrevió a salir a escondidas de su puesto en la cocina, aprovechando que todos estaban ocupados.Se asomó a una de las puertas que daban al jardín y los vio pasar poco a poco.Sus ojos se enrojecieron sin quererlo y tuvo que limpiarse con el delantal.Ayer en la madrugada había hablado con ellos, sabía que hoy se escaparían, ella misma estaba alerta para socorrerlos si era necesario, sobre todo a Eva, que se arriesgaría más en este loco plan.Henry de repente levantó un poco la cabeza al pasar cerca y su mirada se cruzó por unos segundos con Adele.Le debía también demasiado a esa fiel muj
— No la dejes morir, haz lo que sea necesario, pero esa mujer, tiene que salir sin un cabello dañado - George escuchó el familiar tono afilado del heredero y se preguntó de dónde sacaba la confianza para ordenarle, pero se lo cayó.Más que nada, hacía esta locura por amor, como al parecer, Henry también se había enamorado de la hermana de Helen.Así que George se tragó el sarcasmo en la punta de la lengua y ayudó con otro de sus hombres de confianza a poner a Henry en el asiento trasero del auto.Del maletero, sacaron al “otro” Henry empaquetado y comenzaron a empujarlo por el mismo agujero.Esta era una calle lateral a la mansión, no muy transitada porque aquí las mansiones estaban distantes.Había hombres disfrazados de transeúntes y trabajadores comunales, del lado de George, vigilando los alrededores, interceptando a cualquier curioso que pasara, sin embargo, igual, debían ser rápidos.Eva miraba a su alrededor nerviosa y aguzaba el oído, pero sentía algo de paz, ya Henry estaba a
Albert estaba furioso, al darse cuenta de su actitud y manoteó la bandeja para arrebatársela de las manos.— Me parece que te crees muy importante solo por haberte casado con el idiota de mi primo – caminó hacia ella y la acorraló contra la pared.— ¿Piensas que porque nadie te ha molestado estos días estás a salvo? ¿Qué me he olvidado de tu rechazo? – la tomó por el cabello con fuerza y la hizo levantar la cabeza.— No eres más que una mugrosa coja asquerosa y que respire siquiera tu mismo aire, es un privilegio para ti— Eva sentía que en cualquier momento se quedaría calva del doloroso tirón.— Hoy, te quiero en mi habitación cuando la fiesta termine.— Si te vuelves a negar o le dices a alguien, mañana mismo estaré hablando con mi madre para que te acusen de ladrona y te metan en prisión, a ver si allí, cuando te violen las otras presas, aprendes a obedecer a las malas.— Quizás hasta luego te guste – Eva podía ver toda la malicia en sus ojos.Cómo un joven con tantas buenas posibi
Y llegó al punto más intenso cuando el hombre giró a la doncella contra el árbol, le subió toda la falda hasta la cintura y comenzó a penetrarla desde atrás.La mujer gritaba perdida en el placer y el hombre la agarraba por las caderas, resoplando agitado, mientras su pene salía y entraba del abierto coño lleno de fluido de los dos.— ¡Mmm… me vengo, maldici0n! – escuchó gruñir al invitado mientras la mujer igual gemía, aparentando un orgasmo.Solo que la atmósfera caliente se congeló, cuando se escuchó el sonido de unos perros, los guardias y una mujer que gritaba que buscaran al imbécil de su marido, que debería estar cerca follándose a cualquiera.— ¡Mi mujer, mierd4! – el hombre soltó enseguida a la doncella, agarró la falda de su vestido y se limpió el miembr0 con ella, para luego cerrarse con rapidez los botones del pantalón.— Señor, lo que me prometió, no se puede ir sin pagarme – la doncella igual se recompuso, pero al ver que el hombre se iba y sin darle un centavo, comenzó