Tal parece que las palabras de Cameron eran verdaderas y sus padres se interesaron por mí, es por ello que una semana después tenía una cita programada para reunirme con ellos, la familia Black. En realidad aún no sé cómo sentirme al respecto, pero decidí que no me importa mientras no sean alguna clase de locos que planeen lastimarme, como sea, igual no tengo grandes esperanzas sobre mi futuro así que no tengo mucho que perder. El director me entregó un expediente con sus fotografías, nombres y una breve descripción de cada uno para no estar tan perdida, pero un papel no puedo explicar cómo es una persona en realidad.
El ambiente vuelve a sentirse pesado con su llegada y esta vez las sombras están un poco más presentes por lo que sé que se trata de ellos y no alguna otra cosa que trata de perturbarme. Claro que esta vez estoy más preparada psicológicamente y puedo manejar mejor la presión que me causa en el pecho su influencia anormal.
—Buenas tardes, señor, señora Black —saludo con un asentimiento en cuanto entro a la habitación.
Quisiera decir que sus sonrisas son contagiosas pero estoy tan cansada por mi horario irregular de sueño que no encuentro en mi la voluntad de sonreírles ni siquiera por cortesía, menos cuando hasta sus hijos vuelven a estar presentes.
—Buenas tardes Alyssa ¿Cómo te encuentras? —saluda Evan, el padre.
—Bien —respondo simple porque es una pregunta absurda considerando mi situación ¿o es que acaso uno va a un funeral y le pregunta a los familiares del muerto si todo anda bien?
—Estábamos muy emocionados de conocerte oficialmente —añade Joanne, la madre—, charlamos muy poco la última vez que nos vimos y no tuvimos oportunidad de conocernos. Supongo que ya te hablaron al respecto o lo intuyes por esta visita, pero nos gustaría que vinieras a vivir con nosotros… ya sabes, como parte de nuestra familia.
Su sonrisa es suave y sumamente amable, como la que le das a un niño asustado, y es verdaderamente muy apropiada para la situación en la que estamos, porque aunque estuve toda la semana repitiéndome que no me importaba si me iba o no con ellos, en estas últimas horas antes de la cita mi cabeza no dejó de darle vueltas al pensamiento de que si llegaban a ser malas personas entonces lo iba a pasar muy mal porque la vibra que me dan no es normal.
—Sí… me dijeron que vendrían por eso —respondo porque no sé qué más decirle.
—Te trajimos un batido —pronuncia la cálida voz de Alexander sorprendiéndome de verlo en una esquina.
—Gracias —murmuro recibiendo el vaso que me ofrece.
Ok esto es raro ¿por qué todo el mundo me mira? Agradezco tener el batido en las manos para al menos entretenerme con eso.
—Y… ¿qué opinas? —pregunta Evan finalmente.
—¿Sobre qué? —pregunto confundida.
—Sobre venir a vivir con nosotros —aclara.
—Ah, pues… —sorbito de batido— Sí… está bien, supongo.
—¿Supones? —cuestiona Joanne intercambiando miradas con los demás presentes.
Pues ¿qué quiere que le diga señora?
Miro al director esperando que haga o diga algo porque no sé qué se supone que debo hacer en esta situación.
—Uh, señora Black, ya conversamos un poco sobre la situación de Alyssa… —interviene a modo de recordatorio.
—Oh, cierto, discúlpame Alyssa, no pretendía forzar una respuesta —se apresura a disculparse casi que con vergüenza.
—Está bien señora Black, no se preocupe.
—Llámame Joanne, por favor, no hacen falta tantas formalidades.
—De acuerdo —asiento.
Se hace un silencio breve donde trato de no hacer ruido con mi delicioso batido hasta que por fin alguien interviene, uno de los gemelos.
—¿Y qué te gusta hacer? ¿Te gusta… pintar? ¿Comer? ¿Dormir tal vez?
—Sí, me gusta comer —me siento en uno de los muebles notando por un instante que Alexander olfatea un cactus de la misma forma que yo olería el chocolate— ¿Huele bien? —pregunto sin pensarlo mucho.
Mi pregunta lo toma por sorpresa y a mí también me sorprende haberle hablado pero ya que hice la pregunta quiero la respuesta.
—No, es de plástico —toca las espinas para probar su punto y luego me lo extiende y hago lo mismo de tocar las espinas que efectivamente no son reales.
—Estábamos pensando en salir contigo —comenta Evan—, pasear un poco por la ciudad y charlar mientras se arregla el papeleo necesario para que puedas venir con nosotros… eso nos tomaría un par de días más, claro, si no te molesta estar con nosotros durante ese tiempo.
—Sí, está bien, supongo, igual me voy a ir a vivir con ustedes —me encojo de hombros y procedo a terminarme el batido.
Trataré de que me compren muchos de estos porque me encantan.
—Perfecto —sonríe Joanne extendiéndome una bolsa—. Te trajimos algunas cosas de tu talla para que no tengas que vestir el uniforme de aquí, espero que te gusten y si no después podemos comprar algunas cosas que te agraden más.
—Gracias, iré a cambiarme entonces —asiente con una sonrisa en lo que tomo la bolsa y me apresuro a salir de la sala.
Me sorprende la rapidez con la que parecen estar convencidos de adoptarme, según el expediente, 3 de sus hijos son adoptados, incluyendo a los gemelos, y aunque desconozco los detalles del proceso con ellos, no puedo decir que no me resulta extraño aunque han tenido una semana completa para leer mis expedientes. Pero también pienso que durante estos días van a tener oportunidad de conocerme mejor y si al final no les gusto pues simplemente volverán a dejarme en el orfanato y todos haremos como que esto nunca pasó, no es como si no me hubiera pasado antes.
Para mi sorpresa la ropa no es ninguna clase de atuendo elegante o refinado, simplemente son pantalones de licra, unos zapatos deportivos y un suéter grande con pandas estampados que me llega casi que a las rodillas, casi parecen cosas que yo misma escogería en una tienda por su comodidad y me siento ligeramente aliviada de que no me hagan vestir cosas exageradamente adornadas e incómodas.
—¿Qué tal? ¿Te gusta? —pregunta Evan en cuanto regreso.
—Sí —respondo con una pequeña sonrisa.
—Muy bien, entonces estamos listos —sonríe Joanne.
—Espera —detiene el director—, Alyssa, si todo sale bien ya no nos volveremos a ver así que no te olvides de tu collar —me entrega la delicada cadena con la esfera colgando de la misma.
Casi lo olvidaba, cuando llegué aquí no me permitieron usarla porque era un potencial peligro para mi seguridad y la de los demás y aunque en un principio tenía mucho más valor sentimental, ya no me siento tan aferrada a ella, pero igualmente la acepto con un agradecimiento colocándomela de tal forma que el suéter la cubre.
Como era de esperarse, los autos de los Black son increíblemente lujosos, pero tan altos para mí que necesité de ayuda para poder subirme, íbamos 4 en cada auto y tengo el corazón increíblemente acelerado de los nervios, han sido 2 años desde que regresé a este orfanato y desde entonces no he puesto un pie afuera de los patios del lugar, por lo que me encuentro algo nerviosa de volver a un lugar tan concurrido como la ciudad donde muchas cosas seguro han cambiado en los últimos años.
—¿Qué te gustaría comer? —me pregunta Alexander al otro lado.
—Uhm, no sé, cualquier cosa que no tenga pescado está bien para mí.
—Pero ¿qué se te antoja? —insiste.
—Lo que ustedes quieran, en serio no me importa —aseguro.
—Pues se supone que te vamos a llevar a comer algo que tú quieras —presiona y por la mirada que me da comprendo que no va a dejar de insistir hasta que le dé una respuesta concisa.
—Pollo —suelto lo primero que se me ocurre.
—¿Qué tipo de pollo?
—¿Cualquier tipo de pollo rápido? Es pollo.
—¿Siempre eres tan complaciente? —se queja haciendo una expresión casi que de dolor.
—Sí.
—Alexander, no pelees con ella, espérate al menos a llegar a la casa —regaña Joanne con diversión.
Alexander parece ligeramente ofendido por el regaño y aprovecho que solo él me está mirando para sacarle la lengua, lo cual efectivamente termina de ofenderlo aunque no dice nada.
—Creo que hay una tienda por aquí que vende varios tipos de pollo —comenta Evan después del silencio.
—Quiero un batido —comento después de armarme de valor para hacer la petición.
—¿Un batido? —cuestiona Alexander con sorpresa.
Asiento tímidamente porque no me lo ofrecieron y me avergüenza haberlo pedido porque de por sí ellos están pagando por todo y aun si tienen dinero es suyo, no mío.
—¿De qué sabor? —pregunta Evan.
—No sé, algo que no haya probado.
Durante el resto del camino hacemos charla ligera y para mi sorpresa no comemos en ningún restaurante sino que pedimos para llevar y nos vamos directo a su casa.
O mejor dicho, mansión.
Porque literalmente es la casa más lujosa que he visto en mi vida, más o menos así como esas casas de millonarios que tienen toda clase de lujos y están en medio de la nada, con el vecino más cercano como a 3 kilómetros.
Esperemos que no sean de esa clase de maníacos que secuestran gente para enterrar los cuerpos en los largos kilómetros de patio que tienen.
—Bienvenida Alyssa —pronuncia Evan con una sonrisa.
Y solo puedo esperar que mi estadía aquí sea buena.
Hay... sangre... por todos lados, no puedo verla, pero su olor es inconfundible, me marea un poco y se siente como el soplo de alguien susurrando en mi oído, demasiado cerca, desagradable, frío y putrefacto. Algo destella de forma llamativa en medio de la oscuridad, intento seguir el destello en busca de un escape, de algo de luz, algo que me ayude a saber qué está ocurriendo y luego un estallido resuena, es ensordecedor y alguien está herido, me deja aturdida y solo puedo escuchar un zumbido durante unos largos segundos, puedo sentir mis manos temblando pero aún no puedo ver nada, me desespero un poco no puedo controlar lo que ocurre. ¿Dónde estoy? Quiero saberlo, pero todo es oscuro, confuso, diferente a la oscuridad a la que estoy acostumbrada, escucho voces, el ambiente es fresco, intento percibir tanto como me sea posible, pero me es difícil con tantos presentes, están rodeándome desde todos los ángulos, no tan cerca pero de alguna forma definitivamente sé que están ahí. Todo m
—Y cuéntame…¿cómo era tu anterior familia? —pregunta Alexander mientras nos conduce a la escuela.El uniforme es incómodo pero al menos es bonito, y como es una escuela privada no tendré que preocuparme que haya demasiadas personas, pero aún así siento el pecho apretado de pensar sobre qué podría encontrarme, sobre cómo me adaptaré y si realmente podré aprender.Así que agradezco el intento de Alexander por sacar conversación aún si es de este tema en particular.—Pues… eran malas personas —digo simplemente.Es difícil ahondar en los detalles de esta conversación sin que suene horrible, porque lo fue, y una parte de mí se siente avergonzada de tener que contar lo que pasó a Alexander, no quiero que piense diferente de mi ni cambie su trato cuando se entere de lo que pasó.—Ya veo… —responde cuando ve que no añado nada más— ¿Y qué hay de tu familia “original”? ¿Tienes algún recuerdo de ellos?—Sí, recuerdo a mis padres —asiento pensativa—, también tenía un hermano, mayor creo, en mis r
A la mañana siguiente no estaba segura sobre qué debía hacer, me desperté cuando el sol ni siquiera había salido y aunque no había tenido pesadillas no pude volver a dormir después de ver a Evan besuqueándose con un tipo a medianoche en medio del pasillo. Me cansé de revisar el teléfono y estaba tan aburrida que quería salir pero la casa estaba completamente silenciosa y me preocupaba despertar a alguien o encontrarme con Evan antes de que se fuera a trabajar.Por suerte todos a excepción de Evan están en el comedor cuando me animo a bajar y no pasa mucho tiempo antes de que cada quien termine de desayunar y después de despedidas cortas se vayan a hacer lo suyo dejándonos a Alex y a mí solos porque aún es temprano para ir a la escuela.—¿Probaste los panqueques? Los hice yo, son mi receta especial —señala una pequeña montaña de panqueques bien inflados.Por supuesto que estoy dispuesta a probarlos porque se ven deliciosos y nadie parece haberlos tocado aunque los hizo Alexander y no l
Alexander.El auto está en completo silencio mientras conduzco de regreso a la casa. Sé que los guardias nos siguen de cerca y puedo escuchar por el auricular toda la discusión que tienen mientras me dan indicaciones de a dónde ir y por donde no pasar para maximizar nuestra seguridad mientras llegamos al perímetro asegurado de la casa.Me siento mal con Alyssa porque seguramente fui algo brusco con ella y no ha dicho ni una palabra desde que encendí el auto, pero tampoco sé cómo disculparme sin decirle que ese hombre pretendía atacarla a ella, porque a pesar de que de alguna forma parecía saber que algo no estaba bien cada vez que había un peligro cerca, no parece ser consciente de que sabía esa información y que el guardia solo hacía su trabajo en protegerla, de todo lo que sé de ella, nunca le ha gustado la sangre, ni la violencia, así que eso seguramente también la tiene perturbada.—¿Estás bien? Estoy seguro que para ti tampoco fue agradable ver eso —comento concentrado en la carr
Alyssa Hablar con Alex siempre era agradable, no solo por la tranquilidad que su presencia transmite donde sea que esté, sino por lo cómoda que me siento con él para hablar y hacer cualquier cosa. Gracias a eso pude descansar muy bien a pesar de lo conmocionada que me dejó el incidente en la feria y luego el camino a la escuela fue incluso más animado que antes por lo que me sentía de muy buen humor durante las clases. —Tomiko Hatashi, un placer —saluda una chica sentándose junto a mí. —Alyssa —me presento y me acerco analizando su rostro—, ¿Eres la nov- amiga, la amiga de Ryder? —corrijo rápidamente. —Sí… ¿nos conocemos? —frunce el ceño— Espera, ya sé, eres la amiga de Tyler ¿no? —asiento— Lo sabía, nos habló de ti, disculpa que no nos hayamos conocido ayer en la feria. —No te preocupes, nos conocemos ahora, Tyler también me habló mucho de ustedes —sonrío. —Dioses, eres incluso más hermosa de lo que imaginé —suspira y no puedo evitar sonrojarme por el repentino halago—. Tienes u
¿Alguna vez has sentido ese doloroso vacío que se forma en el pecho cuando pierdes a alguien que quieres demasiado? Pues es lo único que siento en medio de esta pesadilla, dolor y pérdida. Como si alguien me hubiera sido arrebatado injustamente. Siento unas inmensas ganas de llorar y necesito que alguien me abrace con mucha fuerza. Estoy tan triste, me siento tan mal… ¿qué me está pasando? Un destello pasa frente a mí y Alexander es el dueño de la cara, y luego estoy en un funeral. ¿Qué está pasando? ¿Alguien murió? Muerte. «Te extrañaré» susurra una voz que no conozco. Culpa me invade, pude haberlo evitado. Todo se desvanece con lentitud, se aleja y lo dejo ir porque ya quiero que termine, no quiero seguir sintiendo esta angustia Despierto. ***** Alexander Definitivamente Alyssa no estaba bien. Desde aquel abrazo al que reaccionó muy extraño comenzó a evitarme con frecuencia cada vez que podía hacerlo, a menudo tartamudeaba y evitaba mi mirada y el asunto llegó hasta el pu
Alyssa Pues tan bien no estaba después de sentir seguridad cerca de Alexander. Mi mente seguía jugándome malas pasadas e intercalaba la realidad con cualesquiera que fueran esas fantasías extrañas que estaba teniendo donde Alexander era el protagonista y otra serie de sucesos que eran inconcebibles pero a la vez tenían sentido. O eso creo. Cada día me costaba más diferenciar la realidad porque no podía evitar comparar al Alex en todos los escenarios y aunque se sentía completamente incorrecto, mis hormonas no ayudaban a que no me gustaran las cosas que mi mente fabricaba fuera de los sueños extraños. Si de verdad existe el infierno, me iría a él por fantasear todas esas cosas. Claro que, no todo era sexual, o romántico, algunos escenarios donde también estaba con Alex vinieron a mi mente con la misma claridad, pero a ellos me costaba más darles sentido porque por lo general no tenían contexto, así que no comprendía de lo que hablábamos o hacíamos y por supuesto, eran mucho menos i
—...La decisión ha sido tomada, queda establecido como su sagrado deber cumplir las condiciones de este acuerdo para el perdón de sus actos y la restitución de sus relaciones internacionales así como de sus cargos en este reino; de rehusarse a cumplir, las consecuencias han quedado fijadas en el acta sección 9, no es necesario repetirlas y lo desfavorables que estas serán para su familia y su especie. Se concluye esta sesión —declara azotando el mazo contra el mesón de mármol—. Indiferente e inexpresivo a la condena que acababa de dictar, todo lo que su labor exigía ser. Abandonó el estrado en total silencio mientras el tribunal se llenaba de murmullos ininteligibles incluso a los oídos expertos de los acusados. Estos se mantuvieron en total calma exterior conservando la compostura y manteniendo sus expresiones tan neutrales como habían aprendido durante toda su vida. Escuchaban con amargura los comentarios mas cercanos y sentían la ira fluir dentro de sí mismos a causa de la terr