―Largo de mi casa… ―dijo Sheik entre dientes, dedicándome una mirada de despreció que me provocaba querer arrancarle esa maldita sonrisa.
―¿Qué ocurre?
Era Layla, y escuchar su voz me hizo cerrar los ojos, había sido como un golpe directo al corazón. No sabía si era por la ausencia del alcohol en mi sistema, pues desde que supe de su unión con Zayn, lo único que calmaba mi dolor era beber, pero hoy quería estar completamente consciente para los niños.
Abrí los ojos y entonces la vi, asomada por un costado de su padre, sus hermosos ojos avellana se clavaron en mí con sorpresa.
―¡Solo es este impertinente que quiere ver a sus hijos! ―exclamó
―Huyó para protegerme de ti ―dije molesta conmigo misma por haber pensado en algún momento que él sería diferente y molesta con mi madre porque nunca me habló con la verdad.―No hagas un drama de todo esto… Por culpa de sus malas decisiones tú tuviste una vida miserable… ―dijo con desprecio―. Hubieras estado mejor si Fátima nunca me hubiera abandonado y este sería un día lleno de alegría y no de miseria. Ahora, apúrate, que tenemos que llegar al palacio del jeque para la boda. ۻVIKTORMeditabundo, tenía la mirada clavada en el cielo, desde el balcón de la habitación se alcanzaba a ver el palacio donde la familia del jeque vivía. Pude imaginarme a Layla ahí, compartiendo la cama con Zayn como alguna vez la compartió conmigo. Para cauterizar la herida que esa clase de ideas generaban en mi corazón, le di un trago a mi botella. No era el mejor momento para estar alcoholizado, mañana sería la boda de Layla con su príncipe azul y no había podido salir del país, no porque no encontrara l
Mis labios temblaban y había arruinado mi maquillaje, lo sabía porque estaba llorando sin poder detenerme. La garganta me dolía por ese nudo que me torturaba cruelmente y, aun así, tuve la fuerza para hablar. Cuando por fin vi los ojos de Viktor, encontré lástima, tristeza y pena. ―Dejé de ser útil para ti, por eso me desechaste… igual que lo hará Zayn cuando se fije en otra mujer… La diferencia es que él podrá tener cuantas mujeres pueda mantener. ―Limpié mis lágrimas y terminé de arrancarme el maquillaje con las manos, mostrando mis moretones y labios rotos―. Por lo menos tendré nuevas amigas con las cuales compartir mis penas, si no son unas arpías envidiosas que crean que por atacarme las hace mejores. ―¿Layla? Cuando volteé, me encontré con mi padre, que parecía sorprendido y molesto por verme ah
La cabeza me daba vueltas, me sentía mareada e incluso con ganas de vomitar. Eché un vistazo y me di cuenta de que ya no estaba en el cementerio. Mi cuerpo tembló, víctima de mis traumas y peores recuerdos. Estaba en esa maldita habitación en la que había crecido. Estaba en la casa de Basim. ¿Cómo había llegado? Intenté levantarme, pero el cuerpo me dolía. La adrenalina se volvió escasa y mis músculos se enfriaron. Era como si mis articulaciones fueran bisagras oxidadas que rechinaban al moverse.―No te levantes, por cómo quedó el auto, debes de estar sumamente adolorida ―dijo Basim cruzado de brazos en el marco de la puerta. Su mirada era penetrante y su sonrisa inexistente―. ¿Qué hacías? ¿Buscabas a tu madre? ―Huía de la misma forma que ella huyó de Sheik. ―Noté como su cuerpo se tensó cuando escuchó el nombre de mi padre, pero quiso esconder su incertidumbre detrás de una sonrisa torcida. ―¿Cómo está ese hijo de puta? Por lo que veo, no logró cumplir su cometido o ¿sí? ¿Fuiste m
Nadia cepillaba mi cabello, dándome tirones adrede para hacerme molestar, aun así, no hice ni un solo gesto, no estaba dispuesta a dejar que me viera alterada por su culpa.―Siempre lo odié… ―dijo con asco viendo mi reflejo en el espejo―. Ese maldito parecido que tienes con tu madre.―¿Por eso me tratas así?Su mirada se volvi&oacut
VIKTOR―¿Es en serio? ¿Cayó a un río desde un mirador? ¿Choque automovilístico? ¿Historial de pérdida de memoria? ¿Qué ocurre con esta chica? ¿La vida la odia? ―preguntó Sofía alterada después de ver el expediente entre sus manos―. ¿Por qué no la llevaron con un doctor en Dubái? ¡Fue negligente transportarla por tanto tiempo en esas condiciones!―No tenía muchas opciones, doc. ―Mientras escuchaba sus reclamos, veía a mi hermosa Layla en esa cama de hospital, con una mascarilla de oxígeno y rodeada de monitores que me anunciaban que aún estaba viva.―¡¿Qué es lo que falta?! ¿Qué caiga en coma? ¡¿Un maldito trombo pulmonar?! ―Sofía manoteaba al aire y buscaba respuestas en el médico residente―. Santo Dios, es un milagro que e
No tenía el valor de enfrentarme a Layla, así que durante toda la mañana me la pase evitándola. Maggie era su mejor compañía y ella era quien me decía su estado de ánimo.―Tarde o temprano tendrá que enfrentarla, señor ―dijo Maggie en un susurro, temerosa de que la reprendiera por meterse en lo que no le importaba.―La enfrentaré cuando tenga a los niños de vuelta ―respondí sin siquiera voltear a verla―. Ahora ve a cuidar de ella, distráela.En cuanto la sirvienta abandonó mi habitación, la doctora Sofía comenzó a sacar sus aparatos de tortura. ―Sé que no me has pedido mi opinión, pero una madre sin sus hijos sufre demasiado, y si le niegas la información que tienes, ella va a enloquecer. Te lo digo por experiencia.Tenía razón, pero no quería herir más a Layla, no quería verl
Mina abrió la puerta para mí y entramos juntas. Ella se acercó a uno de los guardias de seguridad con más confianza de lo que yo hubiera hecho―. ¿Puedes llevar a esta encantadora señorita con el CEO? Necesita urgentemente hablar con él. Dile que yo la envío.―¿Conoces al dueño de la empresa? ―pregunté desconcertada.―A veces, no tanto como quisiera ―reflexionó―. Ahora que lo pienso, es muy raro.―¿Es… tu novio?―¡¿Qué?! ¡No! ―exclamó horrorizada y después comenzó a reír―. Ni de chiste. Eso no es legal, además, no cualquiera lo soporta.―Por aquí ―indicó el guardia señalándome el camino.Mi cabeza le daba vueltas a las palabras de Mina, mientras esta se despedía de mí, agitando su mano en el aire con alegría. Seguí al h
La emoción del momento me había hecho descuidada con las palabras. Cerré los ojos arrepentida por haber abierto mi corazón y regresé la atención hacia mi ventana. ―No deberías de hablar así… ¿Qué harás si Sofía te escucha?―¿Sofía? ―preguntó desconcertado.―Sí, la doctora Duran ―agregué en un susurro―. Parecen muy felices cuando están juntos.―¿Qué? ¿De qué estás hablando, Layla?―¡No necesito ser muy inteligente para saber que…! ―Me sentía tan estúpida hablando de eso con él.―¿Qué…?Por suerte el auto había llegado a nuestro destino y no tardé en abrir la puerta y huir de esa plática tan incómoda. No quería que se burlara de mí una vez más. Ca