Mis labios temblaban y había arruinado mi maquillaje, lo sabía porque estaba llorando sin poder detenerme. La garganta me dolía por ese nudo que me torturaba cruelmente y, aun así, tuve la fuerza para hablar. Cuando por fin vi los ojos de Viktor, encontré lástima, tristeza y pena.
―Dejé de ser útil para ti, por eso me desechaste… igual que lo hará Zayn cuando se fije en otra mujer… La diferencia es que él podrá tener cuantas mujeres pueda mantener. ―Limpié mis lágrimas y terminé de arrancarme el maquillaje con las manos, mostrando mis moretones y labios rotos―. Por lo menos tendré nuevas amigas con las cuales compartir mis penas, si no son unas arpías envidiosas que crean que por atacarme las hace mejores.
―¿Layla?
Cuando volteé, me encontré con mi padre, que parecía sorprendido y molesto por verme ah
La cabeza me daba vueltas, me sentía mareada e incluso con ganas de vomitar. Eché un vistazo y me di cuenta de que ya no estaba en el cementerio. Mi cuerpo tembló, víctima de mis traumas y peores recuerdos. Estaba en esa maldita habitación en la que había crecido. Estaba en la casa de Basim. ¿Cómo había llegado? Intenté levantarme, pero el cuerpo me dolía. La adrenalina se volvió escasa y mis músculos se enfriaron. Era como si mis articulaciones fueran bisagras oxidadas que rechinaban al moverse.―No te levantes, por cómo quedó el auto, debes de estar sumamente adolorida ―dijo Basim cruzado de brazos en el marco de la puerta. Su mirada era penetrante y su sonrisa inexistente―. ¿Qué hacías? ¿Buscabas a tu madre? ―Huía de la misma forma que ella huyó de Sheik. ―Noté como su cuerpo se tensó cuando escuchó el nombre de mi padre, pero quiso esconder su incertidumbre detrás de una sonrisa torcida. ―¿Cómo está ese hijo de puta? Por lo que veo, no logró cumplir su cometido o ¿sí? ¿Fuiste m
Nadia cepillaba mi cabello, dándome tirones adrede para hacerme molestar, aun así, no hice ni un solo gesto, no estaba dispuesta a dejar que me viera alterada por su culpa.―Siempre lo odié… ―dijo con asco viendo mi reflejo en el espejo―. Ese maldito parecido que tienes con tu madre.―¿Por eso me tratas así?Su mirada se volvi&oacut
VIKTOR―¿Es en serio? ¿Cayó a un río desde un mirador? ¿Choque automovilístico? ¿Historial de pérdida de memoria? ¿Qué ocurre con esta chica? ¿La vida la odia? ―preguntó Sofía alterada después de ver el expediente entre sus manos―. ¿Por qué no la llevaron con un doctor en Dubái? ¡Fue negligente transportarla por tanto tiempo en esas condiciones!―No tenía muchas opciones, doc. ―Mientras escuchaba sus reclamos, veía a mi hermosa Layla en esa cama de hospital, con una mascarilla de oxígeno y rodeada de monitores que me anunciaban que aún estaba viva.―¡¿Qué es lo que falta?! ¿Qué caiga en coma? ¡¿Un maldito trombo pulmonar?! ―Sofía manoteaba al aire y buscaba respuestas en el médico residente―. Santo Dios, es un milagro que e
No tenía el valor de enfrentarme a Layla, así que durante toda la mañana me la pase evitándola. Maggie era su mejor compañía y ella era quien me decía su estado de ánimo.―Tarde o temprano tendrá que enfrentarla, señor ―dijo Maggie en un susurro, temerosa de que la reprendiera por meterse en lo que no le importaba.―La enfrentaré cuando tenga a los niños de vuelta ―respondí sin siquiera voltear a verla―. Ahora ve a cuidar de ella, distráela.En cuanto la sirvienta abandonó mi habitación, la doctora Sofía comenzó a sacar sus aparatos de tortura. ―Sé que no me has pedido mi opinión, pero una madre sin sus hijos sufre demasiado, y si le niegas la información que tienes, ella va a enloquecer. Te lo digo por experiencia.Tenía razón, pero no quería herir más a Layla, no quería verl
Mina abrió la puerta para mí y entramos juntas. Ella se acercó a uno de los guardias de seguridad con más confianza de lo que yo hubiera hecho―. ¿Puedes llevar a esta encantadora señorita con el CEO? Necesita urgentemente hablar con él. Dile que yo la envío.―¿Conoces al dueño de la empresa? ―pregunté desconcertada.―A veces, no tanto como quisiera ―reflexionó―. Ahora que lo pienso, es muy raro.―¿Es… tu novio?―¡¿Qué?! ¡No! ―exclamó horrorizada y después comenzó a reír―. Ni de chiste. Eso no es legal, además, no cualquiera lo soporta.―Por aquí ―indicó el guardia señalándome el camino.Mi cabeza le daba vueltas a las palabras de Mina, mientras esta se despedía de mí, agitando su mano en el aire con alegría. Seguí al h
La emoción del momento me había hecho descuidada con las palabras. Cerré los ojos arrepentida por haber abierto mi corazón y regresé la atención hacia mi ventana. ―No deberías de hablar así… ¿Qué harás si Sofía te escucha?―¿Sofía? ―preguntó desconcertado.―Sí, la doctora Duran ―agregué en un susurro―. Parecen muy felices cuando están juntos.―¿Qué? ¿De qué estás hablando, Layla?―¡No necesito ser muy inteligente para saber que…! ―Me sentía tan estúpida hablando de eso con él.―¿Qué…?Por suerte el auto había llegado a nuestro destino y no tardé en abrir la puerta y huir de esa plática tan incómoda. No quería que se burlara de mí una vez más. Ca
―Solo aceptaré guiar a una sola persona hacia esos niños… Quiero que su hermana, esa mujer arrogante, venga a Dubái. La veré en el aeropuerto y la llevaré al orfanato ―indicó Zayn con frialdad.―¿Mi hermana? ―fruncí el ceño―. ¿Por qué ella?―¿Por qué no? No pienso hacerle nada malo. Solo no quiero tener que tratar con usted o cualquiera de su personal. Creí que la señorita Mina sería la indicada para tal situación. Ese es el trato… ¿lo toma o lo deja?―No irá sola…―Si veo que al salir del aeropuerto esa mujer trae seguridad o algún acompañante indeseado, me retiraré de ahí sin cruzar una palabra. Así de sencillo. ¿Quieres saber dónde están tus hijos? Espero a tu hermana a medio día en el aeropuerto. Tómalo o d&
―¿Qué ocurre? ―preguntó Zayn con el ceño fruncido―. ¿Cómo? ¿Quién te lo dijo?De pronto su mirada se posó en mí y lo único que pude hacer fue esconder a André detrás de mis faldas, temerosa de perderlo de nuevo.―¿En Rusia? ¿Por qué no me sorprende? Bien… Voy para allá ―dijo antes de colgar―. Gracias por su tiempo, director. Nos vamos.―¡¿Qué?! ¡No me iré sin Azhar! ―Pese a mis gritos, no pude evitar que Zayn me tomara por el brazo y me arrastrara hasta afuera del orfanato, con el pequeño André pegado a mí.―Muy inteligentes… ―dijo el príncipe iracundo―. ¿Cuánto tiempo planeaban vernos la cara?―¿De qué estás hablando?―Layla, está en Rusia con el imbécil de tu hermano. Fue