―¿Es su novia, señor Ferdinand? ―preguntó Zayn bajando del caballo con elegancia y plantándose a mi lado. Ni siquiera me veía, pero yo estaba absorta en su piel canela y esos ojos con pestañas tan negras.
―Así es, su alteza… ―respondió Armin agachando la cabeza―. Lamento mucho su comportamiento.
―Parece una chica rebelde… ―agregó Zayn con media sonrisa―. ¿Cuánto quieres por ella?
―¿Cómo? ―pregunté desconcertada. ¡Esto era una venta de caballos no de esclavas!
―¿Quiere comprarme a Mina? ―preguntó Armin confundido.
―Así es, te daré lo que me pidas. Es una mujer hermosa y parece que ya no la quieres a tu lado o ¿sí?
―Pero…
El camino hacia el bosque fue silencioso, Zayn estaba pensativo, con la mirada clavada en la ventana mientras las casas comenzaban a ser menos y los árboles cubrían el horizonte. Al llegar, me siguió de cerca, ayudándome a sortear esos troncos viejos y podridos, así como la nieve profunda.La puerta de la cabaña estaba abierta y mi corazón dio un vuelco. La chimenea estaba prendida y no parecía que el lugar estuviera abandonado. Rebusqué en la cocina y la habitación principal, pero no encontré nada. Cuando regresé a la pequeña, sala vi a Zayn frente a las viejas fotos, entre sus manos descansaba una donde yo apenas había cumplido nueve años, lucía mis trenzas rubias y ese rostro pecoso, mi padre me cargaba con júbilo.―Siempre has p
Me abracé a Viktor y besó con ternura mi cabello. Me sentí protegida entre sus brazos. Éramos inocentes, de eso estaba segura, pero también sabía que demostrarlo sería complicado y cansado. ¿En verdad necesitaba mantener esas empresas conmigo? Era el legado de un hombre que me trató como un objeto y me vendió al mejor postor. ¿Qué me importaba si terminaba en manos de un hombre peor?―Haré un trato con Armin… ―dije aún con mi mejilla recargada en el pecho de Viktor.―¿Un trato? ―preguntó tomando distancia.―Sí, todo lo que me dio Sheik, por Mina ―respondí llena de seguridad―. Le daré todo lo que tengo si me dice dónde está Mina y me la regresa sana y salva.&n
MINA―Nadie se ha dignado a decirme nada ―dije controlando el tono de mi voz mientras intentaba limpiar la sangre del rostro de Zayn.Sus ojos estaban clavados en mí, ni siquiera parpadeaba. ―Aún recuerdo la primera vez que tuviste intenciones de limpiar mi cara magullada. Tus servicios fueron muy diferentes.―No me caías bien… ¿Qué esperabas? ―No pude evitar sonreír. Aún podía recordar cómo dejé caer el agua en su rostro y como me sentí tentada a despertarlo con un beso. Fue la primera vez que ansié sus labios―. Sigues sin decirme qué es lo que sucederá. No creas que lo dejaré pasar.―Es un asunto entre tu hermano y yo.No pude ev
VIKTORTodo el camino fui en silencio, apretando las mandíbulas, no quería pensar en lo que había visto en la sala, me erizaba la piel y me provocaba náuseas. ¡Yo había visto crecer a mi pequeña Mina! ¡Era mi hermanita y el imbécil de Zayn no tenía derecho a tocarla!―No sé qué pasará después de lo que vamos a hacer… ―dijo Zayn pensativo―, pero no quiero que Mina crea que la abandoné…―No haces esto por Layla, mucho menos por mí… ―agregué en un susurro, casi para mí mismo y lo vi sonreír melancólico, con la mirada destruida.―Vi cuánto sufre al perder a sus seres queridos. Fuimos a esa cabaña en el bosque
Sus palabras no mejoraron mi humor, mis ojos se llenaron de lágrimas, pero no era como si hubiera algo que pudiera hacer para que las cosas mejoraran.―No me agrada ese hombre, pero… me vi reflejado en él. Se arriesgó por ti, como yo lo haría por Layla, y entendí que era un hombre profundamente enamorado pese a cuanto lo odie.―Pues… Ya no debes de preocuparte… Se fue… ―dije y no pude controlar mis sollozos. En tan poco tiempo había causado toda una revolución dentro de mí y comenzaba a extrañarlo.―Aquí tienes una vida, un trabajo, una familia, pero sé que ese hombre se fue con tu corazón. No quiero dejarte ir, porque eres mi pequeña latosa, siempre lo fuiste y aún me duele
LAYLADurante cinco años el caso de Armin se mantuvo abierto. Los policías llegaron a la casa un par de veces, pero sus investigaciones avanzaban en círculos y jamás sospecharon de la visita del jeque.El señor Volkov se mantuvo escondido, aunque las noticias señalaron que Abbas había «desaparecido», obviamente todos sospechamos de Zayn. Ahora su motivación para mantenerse en la cabaña era Anastasia, prefería seguir muerto para ella y lo entendía. Por lo menos una vez a la semana lo visitaba con los niños al salir de la escuela y pasábamos unos días cada primavera con él, como bien había jurado Viktor.Con el paso de los años, me volví afecta a coleccionar noticias. Pude presenciar la boda de Min
LAYLA—Anda, date prisa que Abbas no te va a estar esperando, niña… —dijo la sirvienta mientras me manipulaba como si fuera una muñeca.Mientras el resto de la servidumbre se encargaba de adornarme y perfumarme, yo untaba un ungüento para mis manos rasposas. Toda mi vida solo he sabido servir. Cuando mi madre murió, mi padre no tardó en contraer nupcias y desplazarme como su hija, volviéndome una sirvienta más. Perdí lo poco que me quedaba cuando mi hermanastra nació y lo único que me mantenía con esperanzas era un día encontrar alguien que me salvara, alguien que tuviera piedad de mí y me sacara de mi casa, alguien que decidiera negociar con mi padre y pidiera mi mano. Ese día había llegado, pero no me sentía muy segura de que fuera como esperaba.Cuando me di cuenta ya estaba enjoyada y portaba un vestido de seda hermoso que me daba la apariencia de una princesa, junto con ese velo que cubría mis cabellos negros. El único problema es que, quien me esperaba, no era un príncipe. ۻ—
En cuanto puse el primer pie fuera de casa, sentí que mi vida sería diferente y por primera vez en mucho tiempo sonreí. Ese hombre frío me llevó a su carro y llegamos directo al aeropuerto. Estaba ansiosa por subir al avión, era la primera vez que viajaría en uno, además, aún sentía la angustia de que, de pronto, todo se desmoronaría a pedazos. ¿Cómo sabía que mi padre no se arrepentiría de dejarme ir así, o que Abbas nos perseguiría y detendría a Viktor de llevarme con él? Me daba miedo que, si le causaba suficientes molestias o consideraba que llevarme con él implicaba sortear demasiados obstáculos, Viktor desistiera de ayudarme. No quería regresar a mi casa y mucho menos a las manos de Abbas. De pensar en él se me erizó la piel de manera desagradable. No sabía a dónde íbamos, pero no me importó. Subimos a un avión privado, lo cual me hizo cuestionar la naturaleza de mi nuevo compañero. ¿Quién era? ¿A qué se dedicaba? Pude haberle preguntado, pero me sentía tan apenada que simplem