La Edad de la Pasión
La Edad de la Pasión
Por: Celina González
Prólogo

Antes de iniciar, me gustaría agradecer por leer mis historias.

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Gracias 🙏

Ahora sí, espero les guste esta historia.

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La vida te regala amigos, que se vuelven tú única familia en momentos tan dolorosos.

Noelia Cabral se estaba graduando en ese momento y justo muy apresurados sus amigos, trataban de llegar donde estaba ella vestida con la túnica y el birrete. 

Mientras Noelia pensaba tantas cosas.

  En ese momento ella pensaba en que no hay mejor cosa que saber tomar decisiones, esas que te van a llevar a triunfar sin arrepentimiento, porque nada ganas con arrepentirte de lo que haces, si eso te deja gran enseñanza. 

No importa cuantas veces caigas, lo importante es levantarse y seguir luchando por lo que quieres y sueñas.

  Noelia subía al podio, donde daría sus palabras de agradecimiento por todo lo vivido en el transcurso de su carrera, cuatro años para convertirse en la mejor estudiante de su clase, haciendo pasantías en varias empresas como suplente de asistente y lograr un currículum magnífico.

  Antes de subir pensó en alguien que le había dejado muchas enseñanzas y experiencias, en su mente estaba que debía agradecerle, no le importaba lo que hizo, en la vida se debe agradecer lo que te dan, es el mejor pago para vivir tranquilo contigo mismo y sin sentir deudas.

  Después de un corto agradecimiento por todo el apoyo, bajó del podio y se acercó a su ex novio, quien la esperaba muy conmovido. Sus palabras eran de una mujer madura, con sólo 21 años.

  —Gracias por venir —Noelia se quitó la medalla que había recibido y se la puso, arregló su cuello y le sonrió, Luke no sabía qué decirle.

  —Aunque no tuvimos un final feliz, estoy sumamente agradecida contigo. Junto a ti aprendí a convivir con un hombre a temprana edad, me ayudaste a pagar mis estudios y consolarme cuando mi madre me decía palabras hirientes —Luke secó unas lágrimas que bajaban por las mejillas de Noelia.  —No te odio, creo que nuestro amor fluyó hasta donde pudo —expresó Noelia dándole tranquilidad a Luke y fuerza para decirle algo.

  —No soy el hombre correcto para ti, no te di lo que mereces, mereces alguien que te presuma y yo no pude perdonarme, estoy seguro que te espera un futuro maravilloso —Noelia le dio un abrazo, dejando todo finalizado entre ellos.

  Desde ese día, debía aprender a vivir sola, su vida de joven no fue para nada fácil, aunque tenía unos excelentes amigos, su madre no lo era, Luke llegó a su vida en un momento donde ella debía salir adelante, un noviazgo que prácticamente era como tener un marido, volviéndose dependiente a él, una relación de dos años felices y dos de amigos a beneficio. Donde él prestaba su ayuda económica y ella sus atenciones. 

  En ese instante, se sentía tan libre, nuevamente volvía a ser ella y como ya esperaba la actitud de su madre, decidió alquilarse, olvidarse prácticamente de su querida madre, dejarla que viviera su vida feliz con su marido. 

  Mientras ella perseguía su sueño. Ser la asistente personal de Cristina Kingman, una hermosa empresaria Argentina que lo único malo que tenía era su infiel esposo.

  —¡Noe! —Exclamó Elisa, su mejor amiga, dándole la sorpresa a su amiga de estar en su día, aunque llegaron tarde, estarían por la noche con ella. 

  Se dieron un emotivo abrazo, con lágrimas en los ojos, no solo era por verlos ahí, también sentía tantas emociones juntas por la final ruptura con su ex, no sería fácil acostumbrarse a vivir sola, pero debía hacerlo.

  —Terminé todo con Luke, siento muchas emociones juntas, estoy triste y feliz al mismo tiempo —expresó Noelia, buscando la manera de sacar lo que sentía en ese momento.

  —Lo importante es que no te sientas con un peso encima, incomodidad o infelicidad, desde ahora, concéntrate en ti, en tu sueño y todas las metas que quieres lograr —la motivó Elisa. Animándome con un abrazo reconfortante.

  —Tienes razón, no volveré a vivir para otro, comenzaré a buscarme a mí, depender de mí y alcanzar mi meta —se animó a ella misma, llenando a sus amigos de orgullo.

  —Dejen de llorar, necesitamos celebrar, no todos los días tenemos a este par en Venezuela —interrumpió Julián, otro de sus amigos, abrazando a todos.

  Muy feliz se reunían, después de mucho tiempo, ya estaban lo suficientemente acostumbrados así, que cada vez que se encontraban, sabían cómo aprovechar el momento.

  Entre todos, ayudaron a Noelia a que olvidara ese doloroso momento y se concentrará en ella y en lo que venía para su vida.

  sabían lo difícil que sería al tener de madre a una mujer que no velaba por su futuro. Para ella lo más importante era tener dinero y resolver los problemas de su marido.

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