Cada ser humano tiene una historia que contar de su propia vida; hay quienes viven felices y sin complicaciones. Que tienen todo con que disfrutar y no preocuparse por el mañana.
Aun así, también hay quienes sueñan por llegar a la meta que se plantean y cada vez se vuelve lejos, con deseo de renunciar a todo y solo conformarse y como obsequio adicional, sin contar con el apoyo que debía ser el más importante —Mamá, te he dicho que ya no soy esa niña de la cual te aprovechaste por tener un novio con dinero, dile a tu marido que trabaje y te dé —le habló Noelia con mucho respeto, a pesar de todo, seguía siendo su madre. —Mi hija eres tú, me debes la crianza que te di, ¿sabes cuánto trabajé para que comieras bien? —Le sacó en cara la mujer molesta. —No puedo creer que me sigas diciendo eso —murmuró Noelia, al mismo tiempo que sacó de su bolso el dinero que cargaba en efectivo y se los dio. —Llegará un día en el que me iré y no sabrás qué hacer mamá —declaró Noelia. —¿Para dónde piensas ir? Búscate un hombre rico y serás feliz o seremos feliz —Noelia abrió sus ojos, asombrada por sus palabras. —¡Dios mío!, ¿acaso me recogiste de la calle? —indagó Noelia con asombro y tristeza. —No digas estupideces, somos muy parecidas —Afirmó la mujer. —No lo somos mamá, yo estudié y trabajo para darme mis gustos, que estés bien —finalizó Noelia con la conversación, antes que dijera algo más que la lastimará. Con poco ánimo observó la carpeta que muchas veces metió a la empresa CK, una muy famosa empresa internacional de productos de belleza y perfumes. Su sueño más anhelado, poder llegar a ser la asistente, secretaria o algo en esa empresa tan famosa y porqué no, la asistente personal de Cristina Kigman. De dolo imaginarse eso, se llenaba de una inmensa alegría que en ese momento la llevaba a jurar que ya trabajaba ahí. En ese mismo instante, a muchos kilómetros de allí, en Argentina, en el amplio y caro sofá de cuero color negro, con lámparas plateadas y flores naturales recolectadas por la mismísima Carlota Kigman, se encontraba madre e hijos en una discusión que no tenía fin. —Cristina, no me parece que te vayas a Venezuela y dejes a tu marido aquí, solo hacer desastres que dañan tu imagen —reclamó su madre, una mujer de 65 años, con un temperamento fuerte. —Y a mí no me parece tener que abandonar la empresa que mi padre levantó allá con tanto sacrificio para mí, por andar detrás de un hombre que no sabe el valor de una familia, el sacrificio de tener una empresa y una esposa al mismo tiempo, lo siento mamá, no soy sumisa y nunca lo seré —recalcó Cristina, con una seguridad en sus palabras, suficiente tenía con los malos comentarios sobre su matrimonio, aun así, ella no perdería su tiempo en querer buscar la atención de su propio esposo, no después de años, donde ya tenían una hija adolescente. —Ya abuela, mi papá no pone de su parte, por algo mi tío lo odia —expresó la chica después que su madre se fue, había escuchado todo como siempre, así trataba de tranquilizar a su abuela que casi le daba algo. —Ya deberías dejar que se divorcie de ese cretino —interrumpió Leonel, llegando a casa de su madre. —¡Tiooo! —exclamó Ámbar, su hermosa sobrina de 14 años, quien recibió a su tío con abrazo. —No digas eso, sería la burla de todos y Ámbar es muy joven —aseguró su madre. —Yo soy más padre de Ámbar que ese idiota —afirmó serio —Eso no debe ser así, y bueno, ¡Qué milagro que vienes a visitar a tu madre! —indaga Carlota. —Si no lo hago mucho, es por mi trabajo —expresó el guapo hombre de 39 años. —¿Y tu novia? —empezó a molestar Carlota. —¿Tienes novia, tío? —preguntó Ámbar curiosa. —Sabes que tu abuela sueña despierta —bromeó Leonel tomando asiento en el lujoso sofá. —Quiero un nieto tuyo, ¿No piensas casarte? —presionó Carlota. —¿Para divorciarme mañana? No, señora, estoy bien así —recalcó molesto por la insistencia de su madre. —¿Y quién te cuidará cuando seas viejo? —indagó, buscando tener la razón. —Yo abuela, no dejaré solo a mi tío —aseguró la chica feliz. —Tu soltería es culpa de esta niña, no le agradan tus novias —reclamó molesta. —Son unas caza fortuna abuela, entiende —trató de explicar la chica, pero Carlota estaba renuente, no entendía de razón, para ella lo más importante era ver a sus hijos en matrimonios y con hijos. Sin entender y aceptar las decisiones que ellos tomaban. Cristina no prestó atención a las quejas de su madre y fue a Venezuela de igual manera, como lo iría haciendo muy seguido tal como lo hacía a Colombia y otras partes donde su padre le había dejado empresas.Un año después La vida de Noelia y todos sus amigos empezaba a brillar, ya eran todos unos profesionales, muy cómodos económicamente. Aunque Noelia seguía esperando cumplir su sueño, no le iba mal en la vida, aun así, no se sentía conforme. —¿Oye, te enteraste de que están pidiendo currículum para la nueva asistente de Cristina Kigman? Estarán dos a prueba por tres días y solo elegirán a una —informaba una morena compañera de trabajo de Noelia, conocedora de los sueños de la chica. —He metido currículum en esa empresa todo este año, diez en total, no insistiré más —Contestó Noelia sin intención de seguir insistiendo, volviendo a su puesto. Ya era un año de su vida donde no solo quedó sin su novio, también sin sus amigos, Julián tuvo una oportunidad en Colombia y también se fue, la familia de Anyel y Paola ya tenían un año y más feliz, no podían estar al lado de sus hijos. Aun si siempre se comunicaban con ella, su vida se había vuelto algo aburrida, concentrada en su trabajo en u
Llegó el momento de la bienvenida y la empresa estaba vuelta, un desastre de personas caminando de un lado para otro, ya habían anunciado que en solo minutos llegaba la jeta y confirmando la compañía de su hermano, quien con únicamente una mirada decía lo que le molestaba. Mientras muchas mujeres ahí suspiraban de solo pensar ver a ese guapo hombre, Noelia no tenía idea de lo que estaba a punto de suceder. Su teléfono vibraba insistentemente, media adormilada tomo la llamada, molesta que interrumpieran su día libre. Llamada —Bueno... —Fue seleccionada para ser preparada para asistente de la señora Cristina kigman, favor estar lo antes posible en la empresa, no confirmo el correo —habló una chica muy rápido, Noelia no respondió, separó el teléfono de su oreja para ver la pantalla, pensado que se trataba de una broma. —¿Está segura que soy yo? —¿Es usted la señorita Noelia Cabral? —pregunto la secretaria —Sí... —respondió Noelia con cierta duda. —Bien, la espero en 30 min
Al que madruga, Dios le ayuda, con eso en mente se levantó Noelia, muy positiva y con todos los ánimos del mundo para lograr ser la elegida. Tomo un baño rápido, poniendo un atuendo digno de una chica joven, sin mostrar tanto, su cabello cobrizo lo dejo suelto con sus ondas gruesas, maquillo su rostro algo suave, sin dejar de ser natural, aplicó un brillo y sonrió al espejo. Tomo sus llaves y bolso y bajo muy tranquila, llevaba casi una hora de anticipación, era su intención llegar temprano, el portero se sorprendió al verla bajar tan temprano. —Buenos días, nos vemos luego Ruperto —saludo muy sonriente Noelia. —Buenos días, señorita, feliz día —respondió al saludo el hombre, con una sonrisa que le deseaba lo mejor de su vida. Con una actitud positiva llegó al edificio, presentándose nuevamente, fue directamente al ascensor, antes de entrar a la oficina donde pensó que estaría la señora Cristina, pasó por un café, respiró profundo y tocó. Escucho un pase casi inaudible, entró
La noticia de su repentino viaje a Argentina era motivo de felicidad para Noelia y estaba segura de que si le contaba a sus amigos, también estarían feliz, pero para una persona en especial, no lo era. Su madre, que aun teniendo marido, dependía de su hija.Noelia muchas veces le explico sobre sus sueños y eso tampoco era importante para ella, así que no le quedó de otra que dejarla sin ella saberlo, mientras su cuenta tuviera dinero mensual, no había motivo para buscarla.La noche avanzaba y ya sus maletas estaban listas, solo le quedaba una cosa por resolver y para eso debía llamar a quien ya no volvió a ver por un año en persona, Lo cito en un restaurante para hablar.—Vine en cuanto me llamaste, ¿pasó algo?—preguntó de inmediato Luke al llegar a su lado. Su mirada la inspeccionó en busca de algún daño físico, sabía las veces que su madre trató de herirla por mencionar su posible ruptura, su madre seguía pensando que ellos podían estar juntos.—Me voy a Argentina —soltó Noelia si
El Sol radiante dio inicio a un nuevo día, uno maravilloso e inolvidable, las horas pasaron y Noelia ya no sabía qué hacer, faltaban tres horas, las cuales no quería esperar ahí; decidió irse ya, llamo a luke para entregarle las llaves e informarle la decisión que había tomado, después de pensarlo mucho.—Lo pensé y puedes darle la mitad del alquiler del apartamento a mi madre, este es su número de cuenta, no le digas que eres tú, por lo que ya hablamos —informó Noelia, debía mantener tranquila a su madre, así no le traía problemas.—Está bien, ¿te llevo? —se ofreció a llevarla, su mirada suplicante logro que Noelia aceptara.—Está bien —acepto ella, Luke no dejaba de verla, ya ni él sabía por qué su amor dejo de funcionar.—¿Qué nos pasó? —musitó Luke casi como un susurro.—El amor dejó de ser la prioridad, te enfocaste más en que estudiará y saliera de esa casa que de nosotros —confesó Noelia después de meditar mucho sobre su relación.La llegada no dio tiempo a que Luke dijera algo
Un nuevo amanecer para Noelia, sentada sobre la cómoda cama que sus amigos prepararon para ella, estiró sus brazos con una sonrisa en sus labios. Antes de tomar un baño, decidido buscar lo que se pondría en su primer día, sencilla pero bien presentable.Con tantas cosas en mente, tomo un relajante baño, lavo sus dientes y se preparó, un maquillaje muy suave y su cabello suelto en ondas, un conjunto de falda con un body que marcaba sus pechos pero sin revelarlos tanto.Aseguró su pequeño bolso con sus cosas personales y su célular, esperando que su jefa le asignara otro. Ya lista, salió donde sus amigos estaban haciendo el desayuno entre besos y risas.—Cuidado con tanto dulce —los interrumpió Noelia sonriendo de ver tanta felicidad en ellos.—!¡Amiga! —exclamó Elisa dando vuelta sobre ella.—¡Estás hermosa! —finalizó su inspección con un alago.—Vamos a desayunar o llegaremos tarde —las interrumpió Anyel.Mientras Noelia reía de las cosas que sus amigos les decían, Cristina ya estaba
El reporte que daba Noelia a Cristina era excelente para ella, lo que Noelia demostraba era más de lo que ella esperaba para tan corta edad. El trabajo con ella era muy tranquilo y suave. sus rapidez y concentración le encantaba.Noelia estaba nerviosa por el dichoso vestido, rogando a Dios que no le preguntará sobre el modelo, no sería capas de mentirle, mejor que ya se diera cuenta cuando ya no tuviera otra opción más que usarlo y la culpa cayera en su querido hermano.—Disculpa si mi hermano te hizo sentir incómoda, su seriedad y silencio molestan, ¿cierto?— Dijo Cristina burlona, aun así, Noelia no dijo nada, solo sonrió a su jefa, aunque pensaba muchas cosas sobre su comentario.“¿Serio y callado?, Si me preguntó de todo un poco y hasta me involucró en la elección de un vestido que no va con su estilo de vestir”, pensó para ella, casi suspirando frente a su jefa, incapaz de decir una palabra para no sentirse aún peor.—¡Niña por Dios!, no me has recordado sobre el apartamento— re
En solo horas sería la celebración, una fiesta muy esperada por muchos.Carlota acostumbraba a dejar a todos muy satisfechos con cada evento que hacía. Noelia estaba que ya no podía con sus nervios. “Se molestará”, “Me enviará a Venezuela” eran las preguntas que se hacía Noelia en todo el transcurso de su preparación.Leonel mantuvo ocupada a su hermana y de esa manera no tendría tiempo de cambiar el vestido. A esa broma, se unió Carlota, que aún estaba molesta por no obtener respuesta de Braulio.Para ella, era muy importante que su familia estuviese y Braulio, también había parte de ella, solo esperaba que en algún momento, se diera cuenta que estaba por perder lo más importante que tenía. Su familia.—Oye, ¿no había otro apartamento más cerca? —preguntó Cristina en tono burlón, Leonel trataba que su hermana no comentará nada frente a su madre o sería blanco de preguntas que ni él sabía que responder.—¿De qué hablan? —preguntó Carlota.—Mi querido hermano quiere cambiar de apartam