Un año después La vida de Noelia y todos sus amigos empezaba a brillar, ya eran todos unos profesionales, muy cómodos económicamente. Aunque Noelia seguía esperando cumplir su sueño, no le iba mal en la vida, aun así, no se sentía conforme.
—¿Oye, te enteraste de que están pidiendo currículum para la nueva asistente de Cristina Kigman? Estarán dos a prueba por tres días y solo elegirán a una —informaba una morena compañera de trabajo de Noelia, conocedora de los sueños de la chica. —He metido currículum en esa empresa todo este año, diez en total, no insistiré más —Contestó Noelia sin intención de seguir insistiendo, volviendo a su puesto. Ya era un año de su vida donde no solo quedó sin su novio, también sin sus amigos, Julián tuvo una oportunidad en Colombia y también se fue, la familia de Anyel y Paola ya tenían un año y más feliz, no podían estar al lado de sus hijos. Aun si siempre se comunicaban con ella, su vida se había vuelto algo aburrida, concentrada en su trabajo en una pequeña empresa de productos de limpieza y con poca esperanza de cumplir su sueño. Su nueva compañera, sabía su gran talento y no dejaría que perdiera esa oportunidad, sin ella saberlo llevaría ese currículum para esa oportunidad que muchas querían. Lola, una mujer de 48 años, llegó a la empresa y todo era un caos, todas las chicas que se postulaban no tenían nada de experiencias. No se darían el lujo de quedar mal ante la hermosa Argentina y mucho menos en su propia empresa. —Penélope, necesito que todo esté mejor que nunca, no sabemos si solo viene la señora, o también su hermano, y ese no se guarda nada— le habló la encargada general a su secretaria. —Si señora —musito, a punto de marcharse su jefa habló nuevamente. —Otra cosa, ¿no han llegado más currículum? —preguntó esperanzada. —Síi, se los dejé en su escritorio —respondió la chica. —Gracias, ve hacer tu trabajo —La chica asintió y Lola se fue a su escritorio. La última esperanza era ver a alguien eficiente entre todas esas carpetas, al ver el montón de carpetas, solo deseo salir corriendo, pero no podía. —Veamos que tenemos aquí —se dijo a ella misma, mientras abría y cerraba carpetas, solo necesitaba leer la experiencia laboral. —Secretaria en un banco, suplente de asistencia dos veces, trabaja actualmente en la microempresa xx como asistente genera…. —Lola subió la mirada al nombre y la edad. —Noelia Cabral, ¿22 años? —Lola sudaba de que tan joven chica tuviese tanta experiencia, conocia a muchas mujeres jovenes que compraban curriculum solo para trabajar en la empresa de Cristina Kigman. Dudosa, lo dejo a un lado, ese sería su plan b y no encontraba otro que le gustará. Noelia llegó a su pequeño apartamento, pensaba en las palabras de su compañera, nada perdía si lo intentaba por última vez. La noticia llegó a oídos de Elisa, quien mejor sabía las ganas de Noelia, estar al lado de esa hermosa mujer y no perdió tiempo en llamarla. Llamada Elisa y Noelia —Ya sabes por qué te llamo, ¿verdad? —soltó Elisa, sin esperar un saludo de su amiga. —Hola amiga, estoy bien gracias y tú? —bromeó Noelia —Y Sí, y no quise enviarlo nena, creo que ya deben saber mi nombre de memoria —se burló de ella misma. —No digas eso, mañana mismo llevas ese currículum —exigió Elisa, con más seguridad de que lograba quedar. —Lo siento, es tarde —comunico Noelia, Elisa suspiró resignada. —No me gusta que renuncies a tus sueños, así —confesó Elisa cabizbaja. —No lo hago, creo que debo esperar el tiempo de Dios, soy muy joven aún —aseguró Noelia. Dejando a su amiga tranquila y a ella misma también. Argentina Cristina estaba sumergida en un montón de papeles, con una copa de vino a un lado, con tantas empresas heredadas por su padre a nivel internacional, casi no le daba tiempo de comer bien. El perfume que llegó a sus fosas nasales solo indicaba una cosa, su salvación había llegado. —Leonel, necesito tu ayuda y antes que me preguntes por mi esposo, no está en el país —Cristina kigman le hablo a su hermano aun sin verlo, quien solo visitaba la mansión por su hermosa sobrina. —¿Qué quieres esposa? —pregunto con sarcasmo, sin duda él era más esposo que hermano. —Quiero que viajes a Venezuela conmigo —anunció sin mucho rodeó. —Si mi tío va, yo también —interrumpió su hija, emocionada de ir. —Ambar... —¡Mama! —se quejó la chica antes que dijera algo, Cristina no dijo nada, solo esperó la respuesta de su hermano. —Todo por ámbar y regreso el día siguiente, tantas miradas no me deja respirar —dejó claro Leonel. —No se puede, necesito una asistente y ando probando chicas de varios países y mientras yo la busco, tú me ayudas a revisar unos proyectos —demandó Cristina, recibiendo una mala mirada de su hermano. —Di lo que quieres decir —Hablo viendo la cara de su hermano, una que deseaba gritarle miles de cosas —No entiendo como una mujer tan hermosa y demandante como tú, tienes a un imbécil de Marido, búscate un amante y déjalo —le propuso Leonel sin vergüenza. —¡Leonel!, deja de decir esas cosas delante de Ámbar —lo reprendió Cristina molesta. —¡Ay mamá!, mi tío tiene razón, eres hermosísima y si cambiaras tu forma de vestir, tendrías a muchos a tus pies y papá estaría celoso —aseguro su hija. —Totalmente de acuerdo, solo tienes 43 años y vistes como mujer de 50 —se burló Leonel. —No pienso perder el tiempo con un hombre de 40 y una niña de 15, mañana mismo salimos, trata de no llamar mucho la atención —bromeó Cristina con su hermano. —Yo nunca lo hago —recalcó algo fastidiado. —Sin intención, pero lo haces tío —agregó su sobrina con una sonrisa. Si Cristina era hermosa, su hermano era mucho más guapo, unos ojos grisáceos, cabello algo largo que combinaba con su corta barba y ni se diga su bien cuidado cuerpo, no solo era dueño de una cadena de hoteles, heredada por su padre, también un modelo de anuncios de perfumes y productos de cabello, a sus 40 años seguía siendo el mejor y más guapo de la ciudad, con una ética profesional, deseado por muchas y obtenido por pocas. Su última relación no terminó bien y una jovencita tuvo mucho que ver en eso. estaba segura que podía llegar una mujer que le brindará la seguridad y el amor que el se merecía y no lo buscarán solo por su dinero.Llegó el momento de la bienvenida y la empresa estaba vuelta, un desastre de personas caminando de un lado para otro, ya habían anunciado que en solo minutos llegaba la jeta y confirmando la compañía de su hermano, quien con únicamente una mirada decía lo que le molestaba. Mientras muchas mujeres ahí suspiraban de solo pensar ver a ese guapo hombre, Noelia no tenía idea de lo que estaba a punto de suceder. Su teléfono vibraba insistentemente, media adormilada tomo la llamada, molesta que interrumpieran su día libre. Llamada —Bueno... —Fue seleccionada para ser preparada para asistente de la señora Cristina kigman, favor estar lo antes posible en la empresa, no confirmo el correo —habló una chica muy rápido, Noelia no respondió, separó el teléfono de su oreja para ver la pantalla, pensado que se trataba de una broma. —¿Está segura que soy yo? —¿Es usted la señorita Noelia Cabral? —pregunto la secretaria —Sí... —respondió Noelia con cierta duda. —Bien, la espero en 30 min
Al que madruga, Dios le ayuda, con eso en mente se levantó Noelia, muy positiva y con todos los ánimos del mundo para lograr ser la elegida. Tomo un baño rápido, poniendo un atuendo digno de una chica joven, sin mostrar tanto, su cabello cobrizo lo dejo suelto con sus ondas gruesas, maquillo su rostro algo suave, sin dejar de ser natural, aplicó un brillo y sonrió al espejo. Tomo sus llaves y bolso y bajo muy tranquila, llevaba casi una hora de anticipación, era su intención llegar temprano, el portero se sorprendió al verla bajar tan temprano. —Buenos días, nos vemos luego Ruperto —saludo muy sonriente Noelia. —Buenos días, señorita, feliz día —respondió al saludo el hombre, con una sonrisa que le deseaba lo mejor de su vida. Con una actitud positiva llegó al edificio, presentándose nuevamente, fue directamente al ascensor, antes de entrar a la oficina donde pensó que estaría la señora Cristina, pasó por un café, respiró profundo y tocó. Escucho un pase casi inaudible, entró
La noticia de su repentino viaje a Argentina era motivo de felicidad para Noelia y estaba segura de que si le contaba a sus amigos, también estarían feliz, pero para una persona en especial, no lo era. Su madre, que aun teniendo marido, dependía de su hija.Noelia muchas veces le explico sobre sus sueños y eso tampoco era importante para ella, así que no le quedó de otra que dejarla sin ella saberlo, mientras su cuenta tuviera dinero mensual, no había motivo para buscarla.La noche avanzaba y ya sus maletas estaban listas, solo le quedaba una cosa por resolver y para eso debía llamar a quien ya no volvió a ver por un año en persona, Lo cito en un restaurante para hablar.—Vine en cuanto me llamaste, ¿pasó algo?—preguntó de inmediato Luke al llegar a su lado. Su mirada la inspeccionó en busca de algún daño físico, sabía las veces que su madre trató de herirla por mencionar su posible ruptura, su madre seguía pensando que ellos podían estar juntos.—Me voy a Argentina —soltó Noelia si
El Sol radiante dio inicio a un nuevo día, uno maravilloso e inolvidable, las horas pasaron y Noelia ya no sabía qué hacer, faltaban tres horas, las cuales no quería esperar ahí; decidió irse ya, llamo a luke para entregarle las llaves e informarle la decisión que había tomado, después de pensarlo mucho.—Lo pensé y puedes darle la mitad del alquiler del apartamento a mi madre, este es su número de cuenta, no le digas que eres tú, por lo que ya hablamos —informó Noelia, debía mantener tranquila a su madre, así no le traía problemas.—Está bien, ¿te llevo? —se ofreció a llevarla, su mirada suplicante logro que Noelia aceptara.—Está bien —acepto ella, Luke no dejaba de verla, ya ni él sabía por qué su amor dejo de funcionar.—¿Qué nos pasó? —musitó Luke casi como un susurro.—El amor dejó de ser la prioridad, te enfocaste más en que estudiará y saliera de esa casa que de nosotros —confesó Noelia después de meditar mucho sobre su relación.La llegada no dio tiempo a que Luke dijera algo
Un nuevo amanecer para Noelia, sentada sobre la cómoda cama que sus amigos prepararon para ella, estiró sus brazos con una sonrisa en sus labios. Antes de tomar un baño, decidido buscar lo que se pondría en su primer día, sencilla pero bien presentable.Con tantas cosas en mente, tomo un relajante baño, lavo sus dientes y se preparó, un maquillaje muy suave y su cabello suelto en ondas, un conjunto de falda con un body que marcaba sus pechos pero sin revelarlos tanto.Aseguró su pequeño bolso con sus cosas personales y su célular, esperando que su jefa le asignara otro. Ya lista, salió donde sus amigos estaban haciendo el desayuno entre besos y risas.—Cuidado con tanto dulce —los interrumpió Noelia sonriendo de ver tanta felicidad en ellos.—!¡Amiga! —exclamó Elisa dando vuelta sobre ella.—¡Estás hermosa! —finalizó su inspección con un alago.—Vamos a desayunar o llegaremos tarde —las interrumpió Anyel.Mientras Noelia reía de las cosas que sus amigos les decían, Cristina ya estaba
El reporte que daba Noelia a Cristina era excelente para ella, lo que Noelia demostraba era más de lo que ella esperaba para tan corta edad. El trabajo con ella era muy tranquilo y suave. sus rapidez y concentración le encantaba.Noelia estaba nerviosa por el dichoso vestido, rogando a Dios que no le preguntará sobre el modelo, no sería capas de mentirle, mejor que ya se diera cuenta cuando ya no tuviera otra opción más que usarlo y la culpa cayera en su querido hermano.—Disculpa si mi hermano te hizo sentir incómoda, su seriedad y silencio molestan, ¿cierto?— Dijo Cristina burlona, aun así, Noelia no dijo nada, solo sonrió a su jefa, aunque pensaba muchas cosas sobre su comentario.“¿Serio y callado?, Si me preguntó de todo un poco y hasta me involucró en la elección de un vestido que no va con su estilo de vestir”, pensó para ella, casi suspirando frente a su jefa, incapaz de decir una palabra para no sentirse aún peor.—¡Niña por Dios!, no me has recordado sobre el apartamento— re
En solo horas sería la celebración, una fiesta muy esperada por muchos.Carlota acostumbraba a dejar a todos muy satisfechos con cada evento que hacía. Noelia estaba que ya no podía con sus nervios. “Se molestará”, “Me enviará a Venezuela” eran las preguntas que se hacía Noelia en todo el transcurso de su preparación.Leonel mantuvo ocupada a su hermana y de esa manera no tendría tiempo de cambiar el vestido. A esa broma, se unió Carlota, que aún estaba molesta por no obtener respuesta de Braulio.Para ella, era muy importante que su familia estuviese y Braulio, también había parte de ella, solo esperaba que en algún momento, se diera cuenta que estaba por perder lo más importante que tenía. Su familia.—Oye, ¿no había otro apartamento más cerca? —preguntó Cristina en tono burlón, Leonel trataba que su hermana no comentará nada frente a su madre o sería blanco de preguntas que ni él sabía que responder.—¿De qué hablan? —preguntó Carlota.—Mi querido hermano quiere cambiar de apartam
La noche iba de maravilla, Carlota conoció a Noelia y no puso queja, estaba tan ocupada que no tenía tiempo para ver algo inquietante o molesto para ella, tampoco era consciente del interés de su hijo por esa joven y bella mujer.Eso logró que no estuviese un poco tranquila, disfrutando de tanto glamour en ese lugar.Eso sí, siendo el centro de toda la atención de Leonel. Su mirada se pasaba en cada centímetro del cuerpo de Noelia, sus pequeños movimientos que le mandaban un fuerte deseo por descubrir cosas en ella. Quién tampoco dejaba de observar, disfrutando su mirada en ella, con ese deseo de seguir ese juego que despertaba una profunda pasión en ella.No sabía de dónde le salía tanto deseo por descubrir lo que pasaba por la cabeza de ese hombre.—¡Oh por Dios! —exclamó Ámbar, estando junto a Noelia y Leonel, que solo tenían una guerra de miradas.—¿Qué pasa? —Se asustó Noelia, por lo pálida que estaba la chica, olvidando de momento pasional.—Llegó el admirador de mi madre y mi