.
Hay mujeres que sueñan con su boda por años, llamándolos incluso como “el día especial”. Otras que, sin embargo, dicho día les da igual. Por último, pero no menos importante: hay quienes que, por necesidad, se ven paradas en el altar sin darse cuenta.
Las voces en el fondo le sacaron de su cavilación, devolviéndola a tierra firme para cumplir su rol. Los escuchaba por todos lados, descontrolados y ansiosos por obtener las mejores fotografías, incluso cuando ellos mismos habían sido quienes los contrataron.
«¡Gira la cabeza un poco más hacia la derecha!» «¡Acércate más hacia ella!» «¿Esa es la expresión que debería llevar una novia el día de su boda?»
Cámaras por todos lados, flashes cegadores y más desconocidos que amigos inundaban el perímetro. Apretó su mano contra el ramo de flores de rosas blancas. Estaba muy nerviosa y se sentía fuera de lugar. Quizás no debió aceptar, tal vez debió pensarlo mejor, pero… Momentos desesperados requieren medidas desesperadas.
Y ella estaba muy desesperada.
¿Cómo había dejado que esto pasara? Toda su vida creyó que, cuando este día llegara, lo haría por amor; con una ceremonia pequeña y con sus familiares viéndola unir su vida con la persona que sería la ideal para ella, alguien que estaría allí apoyándola, siendo como quien dice: su perfecta mitad. Y de repente, ¡Bum! Todo es muy diferente a lo que había soñado.
Aunque algunas mujeres no soñaban con estas cosas, ya que dicen ser independientes e insisten que casarse no condiciona su valía, ella siente que esto le será de ayuda. Talvez sentar la cabeza le haga sentirse plena, algo que sigue anhelando desde lo más profundo de sí. Soltó un suspiro suave, tratando de no llamar la atención. Al final del dia, son cosas suyas.
Sea como fuere, ya es muy tarde para echarse hacia atrás. Era momento de firmar su sentencia de muerte.
Alzó la vista y la desvió hacia el hombre a su derecha. Alto, con el cabello como la noche echado hacia atrás con gomina y unos ojos como la tormenta, con aquel traje negro hecho a su medida y esa expresión intimidante que tiene… definitivamente, parece un ángel.
Un ángel de la muerte, por supuesto, pero muy guapo.
Miró cómo frunció el ceño y luego inclinó la cabeza, fue un movimiento suave; le indicaba que era su turno. Bufó y extendió la mano para tomar la pluma.
Debía de dejar de pensar tanto y plasmar su nombre en el documento que la convierte legalmente en la mujer de ese demonio; recuperar la compostura y derramar su dignidad en el pulso de su mano al firmar. Pues, lo que más le dolía, era que lo amaba. Cuando, para él, esta supuesta unión sagrada no era más que un simple acuerdo en donde todos ganaban.
«Es una decisión que va a resultar muy costosa», su sentido común no dejaba de repetirle mientras ese magnífico hombre se acercaba para besarla y completar el teatro.
¿Cómo se había metido en esto?
*—Sebastián:—¡Pues ve acostumbrándote, papá!Observó cómo la puerta de la entrada de su humilde hogar era cerrada con tanta fuerza que, posiblemente, con otro golpe terminaría fuera de las bisagras que la mantenían en su sitio. Soltó un suspiro y bajó la mirada, sintiéndose impotente. Su hija se le había escapado de las manos, ya era un hecho.«¿Cómo había dejado que esto pasara?», se preguntó a sí mismo, pero luego soltó una carcajada.Por supuesto que sabía cómo sucedió: Estuvo demasiado ocupado trabajando y sacándole beneficios a su empresa para darle un mejor techo a su familia. Tanto así, que no prestó la debida atención. Dejó que todo esto sucediera en sus narices hasta convertirse en un personaje extra y ahora que ha log
*—Sebastián:Después de repasar los siguientes pasos de su plan y ver dónde estaban los posibles errores, consideró que todo estaba listo.Una sonrisa surcó en su rostro mientras veía a su asistente entrar a su oficina con un gran sobre de manila en sus manos y este no tenía nada que ver con el trabajo, lo sabía. Su sonrisa se ensanchó más cuando su asistente, Joseph, colocó el sobre frente a él encima de su escritorio y Sebastián pudo leer el nombre de la empresa de investigación que había contratado para el trabajo.Eso había sido rápido.Podría jurar que la persona tardaría una o dos semanas recopilando las informaciones, pero sólo tardó tres días. Los grandes trucos que esconde el dinero; siempre moviendo a las masas a su antojo y sin esfuerzo, basta con un elegante empujoncito
*—Sebastián:—Es increíble que tengas que mandar a investigar a tu hija cuando puedes llevar su vida solo siguiendo sus redes sociales —La burla, pese a no estar expuesta en primer plano, se puede percibir incluso sin conocer el habitual tono jocoso de Dante.Sebastián asintió mientras movía la mano libre con desinterés: Él pensó eso, pero su hija era más inteligente.—No me tiene en sus redes sociales, más bien, creo que me tiene bloqueado —Una mueca cambió sus facciones incrédulas a una de fastidio: No solo lo tenía bloqueado de algunas redes sociales, tenía sus perfiles privados. Pudo haberse creado un perfil falso, pero conociendo a su hija, sabía que esta no aceptaría una solicitud tan fácil. Seguro investigaba cada seguidor suyo.—Interesante —murmuró Dante—. No
*—Sebastián:¿Quién era esta mujer? ¿La tal Callen Marie Townsend?La risa ni siquiera fue procesada por su cerebro, simplemente inundó la oficina con una estridente fuerza que impresionó a Dante.—Ya no puedes negar que te causa gracia todo el asunto.—La chica de la foto es la jefa de Chloe —explicó Sebastián. Optó por limpiar los restos del aperitivo con una servilleta, notando el suave movimiento de los papeles gracias a su traqueteo.—Eso noté… —una pausa para escoger sus palabras casi colmó la paciencia de Sebastián—. Es bastante joven —concluyó.Aprovechó que estaba apilando los archivos para un rápido vistazo hacia sus datos generales: su fecha de nacimiento estaba allí. Su cumpleaños estaba próximo y solo tenía veintisiete añ
*—Sebastián:Llegar a este lugar fue un poco difícil para él y no valió que colocara el estúpido GPS. La tienda quedaba en una parte de la ciudad no muy grata, en términos económicos o sociales; el mundo parece haber olvidado que esta zona existe. Los edificios se veían deteriorados, como si le faltara mantenimiento, y las calles eran del asco. Su auto sufrió varios golpes porque el asfalto de esas calles no servía, pero al menos, estaban trabajando en algunas “partes importantes”. El equipo de obras públicas tomó ese día para reparar algunas de estas calles, por lo que había desvíos por doquier. Esta fue la razón por la cual su GPS se descontroló hasta hacerle dar vueltas sin sentido, pero al menos llegó a su destino, o eso era lo que parecía.Sebastián estacionó su Maserati en el and&eacu
*—Callen:Las cosas no estaban marchando bien.Su vida era un interminable caos, su tienda era un desastre y sus finanzas eran otro dilema.La vista de Callen Townsend se movió hacia la pequeña pantalla del computador en el que trabajaba. Pese a que su negocio consiste en una tienda de ropa de segunda mano, trataba de llevar sus movimientos en orden. En el monitor podía verse el archivo en el cual estaba calculando sus cuentas: el presupuesto de este mes para su negocio estaba a mitad y los números estaban en rojos. Dudaba que pudieran aguantar otro mes.Las ventas estaban duras y el lugar donde estaba ubicada la pequeña tienda no ayudaba. En los últimos dos años, la había mudado más de cuatro veces buscando el lugar perfecto, pero cada mudanza era un costo que no podía permitírselo y cada lugar donde caía, era incluso peor que el anterior. Sie
*—Callen:El comentario de su asistente la dejó sorprendida.¿El padre de Chloe?Chloe era su nueva empleada de medio tiempo, la que contrató vía sus hermanos menores. Se había integrado a la tienda recientemente, con la excusa de que necesitaba experiencia y que también quería ayudar. La chica provenía de una familia rica, puesto que estudiaba con sus hermanos becados en un instituto de renombre, en donde varias familias adineradas de la ciudad tenían a sus hijos.Callen había estado negada la primera vez que vino, ya que no entendía cómo era que una chica como Chloe, adinerada y sin necesidades, quería trabajar en una tienda de ropa de segunda mano, una que ya no era ni la sombra de lo que fue hace ocho años. Chloe había insistido bastante, la visitó todos los días para hablar y tratar de convencerla. Al final tuv
*—Callen:¿El señor Edevane estaba llamando a su tienda un basurero?La cólera bulló en su interior, lastimando su garganta con el enorme nudo que se instauró en ella. Lo sabe, por supuesto que sí: no estaba en su mejor momento. Sin embargo, cuando Pandora dejó escapar todos los males en el mundo, su pequeño recipiente retuvo al espíritu de la esperanza en su interior. Como ella, dejaría escapar las desgracias que tiene consigo misma y sólo albergaría esperanzas en su interior; no puede desenfocarse, sabe que resurgirá de las cenizas y el negocio será prospero. Callen no perdió los estribos con circunstancias que se le escapaban de las manos, tampoco lo haría por este hombre sin escrúpulos.—Señor Edevane… —lo llamó Callen.Pese a que su voz parecía un dulce susurro entre aman