*—Sebastián:Cuando salió de regreso a la tienda, notó que se habían retirado ya los demás y que solo quedaban el grupo familiar de siempre. Esto era bueno, así podían retirarse con más tiempo de antelación.Natasha los reunió para que hicieran otro brindis antes de partir a casa de sus padres. El bartender comenzó a repartir copas entre ellos, incluso los menores tomaron de estas. Sebastián iba a dejarlo pasar porque era una celebración y como adulto iba a permitirlo esa noche. Sebastián tomó una copa de champaña de la bandeja del bartender y se la extendió a Callen para luego tomar una copa para sí mismo en el momento que vio que Natasha le quitaba a Callen la misma copa que Sebastián le había dado para intercambiársela por otra.¿Qué coño?Iba a cuestionar esto, pero luego recordó que Callen hacia tomado un analgésico y ya no podía beber. Debía de ser más cuidadoso con ella.—¡Vamos a brindar! —exclamó Natasha cuando todos tuvieron sus copas en sus manos.Klaus levantó la mano.—¿
*—Sebastián:El trayecto a casa de sus padres fue tranquilo y sin contratiempos. Llegaron junto a los demás. Sebastián ayudó a Callen a bajar del vehículo, pues aún se veía cansada y esos tacones que llevaba ese día no ayudaba a que la ansiedad de Sebastián se calmara. Si fuera por el la tomaría en brazos y la llevaría como una princesa hacia dentro, pero Callen no lo permitiría.Con sus manos entrelazadas caminaron hacia la entrada de lugar y fueron sorprendidos por una algarabía hecha por sus padres, sus hermanos, las esposas e hijos de estos, también estaba el personal de la casa y Sebastián vio a Joseph detrás por igual.—¡Al fin los tengo en casa! —exclamó su madre sentada en una silla de rueda. Su padre era tan extremista que no quería que su esposa anduviera con muletas o con una bota caminando, así que le había conseguido una silla de ruedas para que su madre se moviera. Que conste, su madre odiaba eso, pero no tenía más remedio que seguir los mandatos de su intenso esposo par
*—Sebastián:Como ya era muy tarde en la noche para cuando la velada terminó, sus padres ofrecieron su casa como hotel para todos. Sin embargo, eran demasiados, por lo cual, tanto la familia de Lucas como la de Henry se retiraron, en cambio, Sebastián, Callen y los chicos se quedaron.Chloe tenía una habitación para ella en la casa de sus abuelos y la misma la compartió con Kamille mientras que Sebastián, Callen y Kellan tomaron las viejas habitaciones de sus hermanos mayores las cuales habian sido arregladas para invitados.Sebastián decidió tomar una ducha para refrescarse y cuando volvió a la habitación que compartía con Callen, está ya yacía en la cama dentro de las sabanas. Se acercó en silencio para verla dormitar. Ahora que no tenía maquillaje, se veía tan hermosa y joven. El maquillaje le sentaba bien, si, pero Sebastián amaba que tuviera su rostro natural.Extendió una mano para acariciar sus rosáceas mejillas, pero en ese momento los ojos verdes de su amada se abrieron y una
.Hay mujeres que sueñan con su boda por años, llamándolos incluso como “el día especial”. Otras que, sin embargo, dicho día les da igual. Por último, pero no menos importante: hay quienes que, por necesidad, se ven paradas en el altar sin darse cuenta.Las voces en el fondo le sacaron de su cavilación, devolviéndola a tierra firme para cumplir su rol. Los escuchaba por todos lados, descontrolados y ansiosos por obtener las mejores fotografías, incluso cuando ellos mismos habían sido quienes los contrataron.«¡Gira la cabeza un poco más hacia la derecha!» «¡Acércate más hacia ella!» «¿Esa es la expresión que debería llevar una novia el día de su boda?»Cámaras por todos lados, flashes cegadores y más desconocidos que amigos inundaban
*—Sebastián:—¡Pues ve acostumbrándote, papá!Observó cómo la puerta de la entrada de su humilde hogar era cerrada con tanta fuerza que, posiblemente, con otro golpe terminaría fuera de las bisagras que la mantenían en su sitio. Soltó un suspiro y bajó la mirada, sintiéndose impotente. Su hija se le había escapado de las manos, ya era un hecho.«¿Cómo había dejado que esto pasara?», se preguntó a sí mismo, pero luego soltó una carcajada.Por supuesto que sabía cómo sucedió: Estuvo demasiado ocupado trabajando y sacándole beneficios a su empresa para darle un mejor techo a su familia. Tanto así, que no prestó la debida atención. Dejó que todo esto sucediera en sus narices hasta convertirse en un personaje extra y ahora que ha log
*—Sebastián:Después de repasar los siguientes pasos de su plan y ver dónde estaban los posibles errores, consideró que todo estaba listo.Una sonrisa surcó en su rostro mientras veía a su asistente entrar a su oficina con un gran sobre de manila en sus manos y este no tenía nada que ver con el trabajo, lo sabía. Su sonrisa se ensanchó más cuando su asistente, Joseph, colocó el sobre frente a él encima de su escritorio y Sebastián pudo leer el nombre de la empresa de investigación que había contratado para el trabajo.Eso había sido rápido.Podría jurar que la persona tardaría una o dos semanas recopilando las informaciones, pero sólo tardó tres días. Los grandes trucos que esconde el dinero; siempre moviendo a las masas a su antojo y sin esfuerzo, basta con un elegante empujoncito
*—Sebastián:—Es increíble que tengas que mandar a investigar a tu hija cuando puedes llevar su vida solo siguiendo sus redes sociales —La burla, pese a no estar expuesta en primer plano, se puede percibir incluso sin conocer el habitual tono jocoso de Dante.Sebastián asintió mientras movía la mano libre con desinterés: Él pensó eso, pero su hija era más inteligente.—No me tiene en sus redes sociales, más bien, creo que me tiene bloqueado —Una mueca cambió sus facciones incrédulas a una de fastidio: No solo lo tenía bloqueado de algunas redes sociales, tenía sus perfiles privados. Pudo haberse creado un perfil falso, pero conociendo a su hija, sabía que esta no aceptaría una solicitud tan fácil. Seguro investigaba cada seguidor suyo.—Interesante —murmuró Dante—. No
*—Sebastián:¿Quién era esta mujer? ¿La tal Callen Marie Townsend?La risa ni siquiera fue procesada por su cerebro, simplemente inundó la oficina con una estridente fuerza que impresionó a Dante.—Ya no puedes negar que te causa gracia todo el asunto.—La chica de la foto es la jefa de Chloe —explicó Sebastián. Optó por limpiar los restos del aperitivo con una servilleta, notando el suave movimiento de los papeles gracias a su traqueteo.—Eso noté… —una pausa para escoger sus palabras casi colmó la paciencia de Sebastián—. Es bastante joven —concluyó.Aprovechó que estaba apilando los archivos para un rápido vistazo hacia sus datos generales: su fecha de nacimiento estaba allí. Su cumpleaños estaba próximo y solo tenía veintisiete añ