*—Sebastián:
—Es increíble que tengas que m****r a investigar a tu hija cuando puedes llevar su vida solo siguiendo sus redes sociales —La burla, pese a no estar expuesta en primer plano, se puede percibir incluso sin conocer el habitual tono jocoso de Dante.
Sebastián asintió mientras movía la mano libre con desinterés: Él pensó eso, pero su hija era más inteligente.
—No me tiene en sus redes sociales, más bien, creo que me tiene bloqueado —Una mueca cambió sus facciones incrédulas a una de fastidio: No solo lo tenía bloqueado de algunas redes sociales, tenía sus perfiles privados. Pudo haberse creado un perfil falso, pero conociendo a su hija, sabía que esta no aceptaría una solicitud tan fácil. Seguro investigaba cada seguidor suyo.
—Interesante —murmuró Dante—. No esperaba menos de ella, si debo de ser sincero.
Sebastián dejó de dar rodeos y tomó el pesado sobre. Abrió la solapa y sacó el contenido. Dentro había una carpeta negra un poco gruesa, pero se imaginaba que era por la información recopilada. Aun así, ¿por qué una chica de 15 años tendría un expediente de esa magnitud? Dejó el gran sobre vacío a un lado y abrió la carpeta. Bastó con mover los papeles sellados por el detective, declarando la veracidad de su trabajo, para dar un índice con los ítems a verificar. Este investigador parecía muy organizado.
Revisó cada acápite con detenimiento, tratando de grabar la información en su cerebro. El primer ítem era sobre el día a día de Chloe. Lo revisó rápidamente.
Las primeras horas eran correctas; su hija se iba al instituto a las siete y treinta de la mañana, su chofer era quien la llevaba. La chica duraba hasta las tres de la tarde en el instituto y luego de allí tenía que asistir a sus clases particulares, pero Sebastián sabía que su hija ya no asistía a dichas clases. Observó que después de la hora de salida, en el primer día de investigación, su hija se desvió a hacer algunas compras en el centro comercial, visitó algunas tiendas y establecimientos de comida. Vio que también asistió a un tipo de karaoke para jóvenes. Interesante. Todo esto era hasta las seis de la tarde. A las seis de la tarde, el destino de su hija era otro.
—¿Callen´s Teasure Hunt Store? ¿Tienda de Segunda Mano? —murmuró Sebastián leyendo el nombre de la tienda. Chloe se perdía dentro de esta tienda hasta las nueve de la noche, que era cuando regresaba a casa. Dante movió la cabeza, tan interesado como su amigo, por lo que le insistió a continuar con el día siguiente.
El recorrido era casi el mismo. De siete treinta de la mañana a tres de la tarde su hija estaba en el instituto, al igual que el día anterior. No iba a sus clases extracurriculares, pero tampoco iba al centro comercial a recrearse; más bien, este día, su hija se dirigía directamente a la tienda de segunda mano y se quedó en esta hasta las nueve de la noche una vez más.
¿Qué hacía su hija en dicho lugar? No necesitaba ir a comprar ropa en una tienda de segunda mano. Para eso tenía un presupuesto fijo para comprar las prendas que esta deseara. Sebastián se había encargado de que su hija siempre tuviera lo que esta deseara.
Sacudió la cabeza, un poco confundido, pero continuó revisando los datos suministrados. Después de observar con detenimiento el, considerablemente extenso, itinerario de su hija de los últimos tres días, había un espacio dedicado a sus redes sociales. Las ultimas fotos eran de su hija en los sitios de recreación de antes, con sus amigas del instituto que Sebastián había visto una que otra vez en su hogar. Las demás fotos eran con personas desconocidas para Sebastián.
¿Quiénes eran estas personas?
Estaba revisando las fotos en sus redes sociales, cuando una le llamó la atención. Era Chloe con una mujer joven, rubia y de ojos claros, quizás de unos veinte pocos años. Ambas tenían una camiseta negra. Parecía un uniforme. Entrecerró los ojos mientras acercaba la foto para verla mejor. Podía ver unas letras en la camiseta de ambas mujeres, pero no podía leer bien lo que decía. Aun así, había una flecha que llevaba hasta una nota escrita a mano de quien podría ser el investigador. En esta estaba escrito el nombre de la tienda de antes.
Parpadeó confuso. ¿Acaso era…?
Continúo viendo las fotos. Solo era la única foto de su hija con el uniforme y la joven mujer, las demás eran con amigos, incluso, algunas con varios chicos. Había otras fotos que hicieron que a Sebastián se le subiera la sangre a la cabeza ya que Chloe se vea muy cerca de los chicos que parecían universitarios más que estudiantes de secundaria.
—Tómalo con calma, Sebastián —escuchó que Dante decía y Sebastián alzó la mirada. Su amigo lo estaba observando en silencio y seguramente ya tenía rato mirando sus reacciones. Bufó molesto y movió la cabeza.
—Estoy calmado, ¿acaso debería estar de otra manera? —dijo Sebastián, pero cuando volvió a ver la foto, rechistó. Este chico se veía muy cerca de su hija. ¿Eran amigos? Frunció el ceño. Esperaba que fueran amigos. Su hija no podía tener novio, no todavía.
Se calmó y pasó página. Después de las fotos de su hija, vio que había una impresión de lo que parecía ser el perfil de F******k de la tienda ya mencionada. Había una descripción que explicaba cuál era la razón de ser de esta y como su nombre lo indicaba, la misma se encargaba de recopilar prendas y artículos en buenas condiciones para revenderlos a un precio más asequible que otras tiendas.
Sebastián asintió. Esta era una buena manera de salir de aquellas prendas de ropa que ya no te servían de talla o que ya no te gustaban. Buena idea, pero lo que le estaba molestando un poco era saber que su hija parecía estar trabajando allí. ¿Con que permiso había tomado esa decisión?
—¿Qué has visto?
—Parece que Chloe tiene un trabajo de medio tiempo —dijo Sebastián, haciendo una mueca. No le molestaba que su hija trabajara, lo que le molestaba era que no le había informado nada. Más bien, no le había pedido ni siquiera permiso. Se supone que debía de tener el permiso de sus padres para poder trabajar siendo menor, pero parecía que Chloe y su jefa estaban en contra de la ley.
—Por lo que he estado viendo, me imagino que no lo sabías —dijo Dante y Sebastián entornó sus ojos del color del acero. Si hubiera estado enterado no estaría tan enfadado. En verdad, Chloe estaba haciendo lo que le daba la gana y las cosas no podían ser así. Hasta que fuera mayor y dejara de vivir bajo su techo tenía que seguir sus reglas; por supuesto que ese trabajo estaba fuera de lo permitido.
—Si quería trabajar, me gustaría que me lo hubiera dicho… quizás hubiéramos encontrado un lugar para ella en la empresa —explicó mirando a su amigo—. Pero veo que Chloe, como siempre, hace lo que quiera —murmuró y suspiró para luego pasarle la carpeta a Dante, quien quería ver qué detonó el enfado.
—Sí, pero es posible que Chloe prefiera trabajar en un lugar donde se sienta a gusto —dijo Dante tomando la carpeta para luego ojearla el mismo—. Recuerdo lo mucho que odiabas ayudar a tu padre en la constructora —añadió, mirándolo divertido.
Sebastián tomó uno de los bocadillos en silencio, apretándolo con una fuerza poco disimulada. Su amigo tenía razón, nunca estuvo hecho para seguir los pasos de su padre y de sus hermanos mayores. Ser ingeniero o arquitecto estaba en la familia, puesto que la empresa familiar era una constructora de renombre que había pasado de generación en generación, creciendo cada vez más; tanto así que los hijos nacidos bajo el apellido Edevane, debían de estudiar carreras profesionales que pudieran ser beneficiarias para el sello familiar.
Él no había seguido esos pasos, no estaba hecho para ello. Nunca se vio como un arquitecto o ingeniero, o como alguien trabajando para dicha empresa. Sí, recordaba esos momentos en donde discutía con sus progenitores por querer seguir su propio camino, el cual era uno tecnológico, uno que tuviera que ver con sistemas de software, con equipos de cómputos y todo lo relacionado a estos. Desde el inicio se dio cuenta que no estaba hecho para la tierra, el acero y el cemento, sino para algo más importante y lo había probado.
Soltó una carcajada. Parecía que con Chloe las cosas se volvían a repetir.
¿Era esto el karma?
—Esta chica es muy bonita —señaló Dante.
El interés empapó sus oídos cuando Dante mencionó un par de cualidades que consideraba atractivas en ella mientras alzaba el portafolios, mostrándole la foto de antes donde Chloe estaba con el uniforme de la tienda con quien debía de ser su compañera. Sebastián asintió, antes lo notó, pero solo era una foto. Las mujeres de esta época abusaban del Photoshop y Sebastián estaba seguro, que la chica en la foto no era diferente a las demás.
—Me da igual —comentó, queriendo aparentar tranquilidad.
Dante soltó una carcajada—: Creo que te vas a sorprender.
Sebastián fijó la vista en este, en sus piernas cruzadas con elegancia y el resto del cuerpo apoyado en el sofá, totalmente relajado mientras examinaba los archivos. Lo vio sacar del portafolios varios papeles, rebuscando entre ellos un poco más para luego acercárselos. Tanteó con el índice su punto, sonriendo mientras espera por alguna reacción.
Bajo su escudriño, tomó los papeles y observó que era una hoja de vida profesional: exploró la foto de la chica de antes en el margen superior izquierdo. Tenía su cabello rubio echado hacia atrás de las orejas y una expresión muy seria. Leyó su nombre.
¿Callen Marie Townsend?
¿Callen?
¿No era este un nombre masculino?
*—Sebastián:¿Quién era esta mujer? ¿La tal Callen Marie Townsend?La risa ni siquiera fue procesada por su cerebro, simplemente inundó la oficina con una estridente fuerza que impresionó a Dante.—Ya no puedes negar que te causa gracia todo el asunto.—La chica de la foto es la jefa de Chloe —explicó Sebastián. Optó por limpiar los restos del aperitivo con una servilleta, notando el suave movimiento de los papeles gracias a su traqueteo.—Eso noté… —una pausa para escoger sus palabras casi colmó la paciencia de Sebastián—. Es bastante joven —concluyó.Aprovechó que estaba apilando los archivos para un rápido vistazo hacia sus datos generales: su fecha de nacimiento estaba allí. Su cumpleaños estaba próximo y solo tenía veintisiete añ
*—Sebastián:Llegar a este lugar fue un poco difícil para él y no valió que colocara el estúpido GPS. La tienda quedaba en una parte de la ciudad no muy grata, en términos económicos o sociales; el mundo parece haber olvidado que esta zona existe. Los edificios se veían deteriorados, como si le faltara mantenimiento, y las calles eran del asco. Su auto sufrió varios golpes porque el asfalto de esas calles no servía, pero al menos, estaban trabajando en algunas “partes importantes”. El equipo de obras públicas tomó ese día para reparar algunas de estas calles, por lo que había desvíos por doquier. Esta fue la razón por la cual su GPS se descontroló hasta hacerle dar vueltas sin sentido, pero al menos llegó a su destino, o eso era lo que parecía.Sebastián estacionó su Maserati en el and&eacu
*—Callen:Las cosas no estaban marchando bien.Su vida era un interminable caos, su tienda era un desastre y sus finanzas eran otro dilema.La vista de Callen Townsend se movió hacia la pequeña pantalla del computador en el que trabajaba. Pese a que su negocio consiste en una tienda de ropa de segunda mano, trataba de llevar sus movimientos en orden. En el monitor podía verse el archivo en el cual estaba calculando sus cuentas: el presupuesto de este mes para su negocio estaba a mitad y los números estaban en rojos. Dudaba que pudieran aguantar otro mes.Las ventas estaban duras y el lugar donde estaba ubicada la pequeña tienda no ayudaba. En los últimos dos años, la había mudado más de cuatro veces buscando el lugar perfecto, pero cada mudanza era un costo que no podía permitírselo y cada lugar donde caía, era incluso peor que el anterior. Sie
*—Callen:El comentario de su asistente la dejó sorprendida.¿El padre de Chloe?Chloe era su nueva empleada de medio tiempo, la que contrató vía sus hermanos menores. Se había integrado a la tienda recientemente, con la excusa de que necesitaba experiencia y que también quería ayudar. La chica provenía de una familia rica, puesto que estudiaba con sus hermanos becados en un instituto de renombre, en donde varias familias adineradas de la ciudad tenían a sus hijos.Callen había estado negada la primera vez que vino, ya que no entendía cómo era que una chica como Chloe, adinerada y sin necesidades, quería trabajar en una tienda de ropa de segunda mano, una que ya no era ni la sombra de lo que fue hace ocho años. Chloe había insistido bastante, la visitó todos los días para hablar y tratar de convencerla. Al final tuv
*—Callen:¿El señor Edevane estaba llamando a su tienda un basurero?La cólera bulló en su interior, lastimando su garganta con el enorme nudo que se instauró en ella. Lo sabe, por supuesto que sí: no estaba en su mejor momento. Sin embargo, cuando Pandora dejó escapar todos los males en el mundo, su pequeño recipiente retuvo al espíritu de la esperanza en su interior. Como ella, dejaría escapar las desgracias que tiene consigo misma y sólo albergaría esperanzas en su interior; no puede desenfocarse, sabe que resurgirá de las cenizas y el negocio será prospero. Callen no perdió los estribos con circunstancias que se le escapaban de las manos, tampoco lo haría por este hombre sin escrúpulos.—Señor Edevane… —lo llamó Callen.Pese a que su voz parecía un dulce susurro entre aman
*—Sebastián:La jefa de Chloe era una mujer muy interesante.Sonrió divertido mientras salía de la tienda y comenzaba a caminar hacia donde había dejado su auto. Empezó a silbar, sintiéndose muy feliz. En verdad el encuentro había sido más que interesante. No había conocido una mujer como Callen en mucho tiempo.Cuando se imaginó la dueña de la tienda, creyó que iba a ser una chica no agraciada físicamente, pues había pensado que las fotos de antes estaban llenas de Photoshop, pero se había equivocado en grande.Callen Marie Townsend, era una mujer atractiva. Era alta y delgada, tenía curvas en los lugares que Sebastián adoraba, y mierda, era una mujer fuerte. No importó lo mucho que la insultó, que pisoteó tanto a la tienda como a ella, Callen mantuvo la compostura, y aunque l
*—Callen:La idea de Chloe era muy buena, pero sugerir que de paso pidieran ayuda a su rico padre, estaba fuera de los límites y viendo que no tenían presupuesto para tal cosa, tenía que declinar la idea.—No podemos —murmuró Callen.—Quieres que la tienda crezca, pero no quieres arriesgarte, Callen —señaló Chloe y Callen se encogió de hombros. No es arriesgarse, es saber qué paso dar. Se había arriesgado varias veces y no quería seguir fracasando más. La próxima decisión que tomará, debía de ser ya la definitiva.Aun así, Callen no le respondió, pero observó que Chloe no iba a dejarlo ir. Se le había olvidado que la chica era más que insistente, era un grano donde no le daba el sol. ¿Qué había estado pensando al dejarla trabajar allí?&
*—Sebastián:Tamborileó los dedos sobre la mesa de aquel restaurante en donde se encontraba esa noche.Estaba esperando a Dante para que se reuniera con él para tomar la cena. Después de salir de la tienda de Callen, Sebastián había contactado a su amigo para que hablaran sobre lo que estaba pasando con su hija, pero Dante se hizo el difícil. Durante el resto de la tarde, Sebastián estuvo detrás de este hasta que al final, Dante decidió dar la cara. Era obvio que no quería verse con él por lo que pasó. Dante desde el inicio supo lo que Chloe ocultaba y hasta la ayudó para entrar a la tienda.Lo que Sebastián no entendía era la obsesión de su hija por la tienda o por Callen, sea como sea, la cosa era que estaba obsesionada con ambas. Ahora entendía porque había dejado ciertas cosas de lado. La prioridad de su