Lían esperaba ansioso desde la incómoda camilla de su habitación a que el doctor volviera con el diagnóstico de sus últimos exámenes para saber cuando le daban el alta.
No esperó sentir un toque en la puerta y ver a Armando Aferra ingresar en lugar del médico a su cargo. El hombre se metió sujetando una lata antigua y algo despintada hasta ponerse a su lado. Observó sus vendajes y el brazo levantado, sintiendo mucha vergüenza al recordar que fue Helena la causante de ello. No supo cómo dirigirse a él.
–Hola Lían, que gusto verte tan recuperado. Quise venir a visitarte y saber cómo estabas. –Lían no pronunció palabra alguna, típico de su personalidad parca y poco afable.– Lamento mucho lo que sucedió con
–¿Qué onda? ¿Cómo pudo dispararle si se supone que lo amaba? –Preguntó Emily con desconcierto mientras miraba aquella extraña serie junto a Liam. Al menos podían disfrutar de tiempo juntos mientras él se enfocaba en su recuperación.––El tipo le arruinó la vida, podrá amarlo, pero ella se siente frustrada… –La puerta se abrió de repente, tras ella ingresaron Lían y Sofía. Lían enarcó una ceja confundido al ver tanta normalidad entre ambos. –¿Estaban viendo una novela? Incluso se tomaban el tiempo de comentar sobre ella y sentirse compenetrados a tal punto de ofenderse o entristecerse. Podía esperarlo de Emily pero no de su padre, uno de los hombres más poderosos del país.
–Se llamaba Caitlin Farrel. Fueron novios desde la escuela, al parecer la adoraba pero un accidente acabó con la vida de la muchacha y según algunos testigos, él quedó en una profunda depresión desde entonces.Explicó Richard mientras pasaba algunas fotos de Hennry y la difunta futura señora Hammil sonriendo en lo que parecía ser un día de playa. Emily observó con atención, los ojos del tipo no parecían tan amenazantes y amargados en ese entonces, tenía la mirada más suave y honesta a diferencia del presente.–Está obsesionado con Emily, se mantuvo observándola cerca de dos años antes de acercarse a su madre.–Me encontró en el Museo de Arte Reina Sof&iacut
Kevin se ofreció a llevar a Emily hasta el que alguna vez fue el primer hogar de la familia Dunhee.La ayudó a bajar el equipaje que había mandado a traer de casa de su padre, notaron como algunos hombres desconocidos bajaban algunos artefactos y muebles que seguramente Lían había mandado a llevar para llamar la atención de los vecinos y hacer creer que era una real mudanza.De un lado pudieron ver estacionado el auto de Drew, quien ya se encontraba dentro, haciendo quien sabía que cosas.–Esto es para ti –Le alcanzó un nuevo celular y un cargador, esta vez Emily no dudó en recibir su regalo.– Supuse que querías tener uno para comunicarte con tu hermano y tu padre. Agendé nuestros números, puedes l
Esa noche pidieron comida a casa. Habían terminado demasiado cansados luego de arreglar las cosas en la nueva residencia temporal.Drew se había sentado en la mesa mientras navegaba en su laptop y Emily veía televisión desde el sofá cercano. Aprovechó la atención de la morena en aquella rara novela que se transmitía para entablar comunicación con Marceline, enviando correos a su dirección electrónica e intercambiando algunos mensajes instantáneos por el celular.–¿Drew? –Preguntó Emily sobresaltándolo al perturbar su concentración en lo que hacía.––¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?–Tengo mucho
Los diarios, televisión e internet de la ciudad estaban plagados de información y capturas de mensajes entre Helena y Henry Hammil. En todos ellos trataban temas relacionados al encierro de Emily en su residencia e incluso había algunos cuantos que fueron enviados antes del incidente en el complejo de los Brener, dejando muy en claro que la mayor de los Aferra no había actuado sola.Marceline había sido muy cuidadosa y escogido a detalle las conversaciones exactas en las que no se implicarán a Sofía y aún así hacer que parecieran continuas, como si nunca se hubiesen cortado partes importantes. Sumado a ello, Drew le había proporcionado las grabaciones de las cámaras de seguridad de la empresa, en donde se podía observar claramente como Henry agredió a la morena la vez en la que escapó de su casa y fue de
–La madre de Hernry Hammil está en frente. –Susurró Emily fingiendo afianzarse bien al brazo de Drew.– Creo que viene hacia aquí, retrocede lentamente y finge que vamos por otro camino.–¿La madre de Henry? –Preguntó sorprendido, aunque le duró poco.– Vale, no tengas miedo, los hombres de Richard nos vienen siguiendo desde que salimos de casa.La sujetó de la mano con fuerza y retrocedió fingiendo con mucho éxito y normalidad tomar un camino diferente. Rita tuvo claras sus acciones desde el inicio, incluso se las esperaba, por lo que cruzó la calle aún cuando con la luz verde para el tránsito de vehículos y los interceptó.No espero ver a gente extraña rode&aa
Emily escogió un bikini diminuto que dejaba a plena vista del día el tatuaje en sus costillas con el nombre de Drew.La playa era privada pero sabía que los reporteros no respetaban aquella medida y siempre encontraban la manera de meterse a sacar las fotos más provocativas.Optaron por pasar la mañana allí, tendidos sobre la arena y disfrutando de la compañía del otro, como si aquello fuese una pequeña probada de lo que se les vendría luego de salir de todos los problemas en lo que estaban envueltos.–Cuando todo esto acabe debemos centrarnos en ser los mejores tíos para el bebé de Lían y Sofía. Espero que sea una niña, de esa forma podremos consentirla más…
–Buenas noticias –Le contó Lían a través de la videollamada.– Ayer Nicolleta Parissi vino hasta aquí para solicitar la construcción de un museo del vino en un terreno que acaba de comprar en las afueras de la ciudad. Aparentemente se quedó con las ganas de tener un espacio de venta dedicado a sus marcas gracias a la payasada que hizo Henry con ese terreno falso para el centro comercial.–Eso es bueno, al fin un contrato luego de tantas cancelaciones. –La sonrisa de Drew fue amplia, le alegraba saber que con aquel proyecto la empresa tendría una oportunidad de reivindicarse y demostrar que estaban resurgiendo pese a las falsas acusaciones de Henry.– Nicolleta es una gran persona.–Eso parece. Me ha sugerido hacer una reunión privada para celebrar que se haya aceptad