Mort... Valeria da su último aliento en mis brazos, de nuevo fui consiente de como el brillo en sus ojos desapareció antes de que sus párpados cayeran por completo ocultándolos de mí, de como el calor de su cuerpo desaparecía poco a poco y el tono rosado de sus mejillas desaparece, un grito desgarrador sale de mi pecho seguido de mis sollozos llenos de dolor, siento que el aire me quema, lastima mis pulmones con cada respirar, jamás me podré acostumbrar a esto, no importa cuánto tiempo pase y cuantas veces lo experimente.Dejo con cuidado el cuerpo de mi amada Valeria en el piso deseando poder llevarla conmigo en este momento, pero no puedo, tener que dejarla tirada en este frío y sucio puso me llena de impotencia; el quejido de una mujer me recuerda que no estoy solo, aún queda una alimaña más de la cual encargarse, le echo una mirada llena de rabia al cadáver del estúpido de Roberto y me pongo de pie limpiando mis lágrimas y dejando que mi ira avive las llamas que la rodean quemánd
Mi nombre es Valeria Palacios, tengo 26 años y hasta hace unos meses podía decir que era la mujer más feliz y afortunada del mundo, había logrado tener una buena relación con mis padres y que se sintieran orgullosos de mi, me casé con el hombre de mis sueños y tenía la mejor amiga de todas, hasta que de repente enfermé. Al principio todos se preocuparon por mi todo empezó como debilidad y mucho sueño, después el cansancio hacía de las suyas tomando posesión de mi cuerpo sin autorización ocasionando que me desmayara repentinamente varias veces al día, ahí fue cuando nos dimos cuenta que algo no andaba bien. Pero en mis exámenes médicos no había nada inusual, pero mi salud iba decayendo cada día más, pensé que todos me querían, que estaban preocupados por mi, pero todo eso cambió hace unos meses... 4 meses atrás... Cada ves me cuesta más mantenerme despierta, según los médicos solo eran secuelas por estrés pero no parecía tener mejora, me sentía triste y sola, desde hace bastante ti
Mi cuerpo duele cada día más, hasta el respirar se empieza a dificultar, mis extremidades parecen de plomo necesito hacer un esfuerzo sobrehumano para moverme aunque sea un centímetro en esta incomoda cama. A pesar de tener 26 años tengo el aspecto de alguien mucho más mayor como una mujer que camina por el final del sendero de la tercera edad hacía la muerte, mi piel se torno algo flácida, seca y pálida, tengo un rostro acabado por el cansancio lleno de ojeras y arrugas, mi cabello que antes era brilloso y abundante se tornó opaco y quebradizo, además de que empezó a caerse considerablemente. No entendía la razón de este castigo, la vida no hacía más que torturarme, nunca fui una mala persona a pesar de que todos a mi al alrededor lo fueran conmigo. Y ahora todas esas personas eran felicies mientras yo moría lentamente en el olvido entre las paredes de esta solitaria habitación, sin nadie que se preocupara por mi, a pesar de que en algún momento hize todo por ellos. Era un día he
Flashback 5 años atrás.... Voy saliéndo de clases, cada vez falta menos para graduarme, había decidido estudiar arquitectura ya que empresas son lo que sobran en la cuidad, esperaba poder conseguir un buen puesto, con un gran salario y así de esa manera ayudar a mis padres con los gastos, para ya no ser una carga. Veo a lo lejos a un grupo de chicos, entre ellos Jair... no pude evitar suspirar, es un chico muy apuesto sus ojos color miel combinan con su cabello dorado, tenía unos rasgos finos que lo hacían ver tan atractivo, era alto con un cuerpo delgado pero tonificado, sentía que me sonrojaba de solo pensar en aquella vez que lo miré sin camiseta cuando salía de las duchas de hombres después de su partido de baloncesto. — Cierra la boca se te va a caer la baba de tanto ver a Jair — ¡Cristina! Mi mejor amiga apareció colgándose de mi cuello pensando su brazo por detrás, y golpeando mi barbilla ligeramente, no tenía la boca abierta, ella soltaba grandes carcajadas su risa era ta
Tiempo actual... Después de estrechar su mano sentí como algo cálido brotaba de su palma a la mía que poco después recorrió mi cuerpo, fue algo tan liberador y agradable, podía sentir como la debilidad y el dolor abandonaban mi cuerpo, cuando nuestras manos se separaron podía respirar con normalidad, ese dolor agonizante desapareció. — ¡No puedo creerlo! Dije llena de emoción, podía mover mis brazos con total libertad como hace varios meses dejé de poder hacerlo, aparté las cobijas de una patada, se sentia tan bien el poder mover las piernas, la emoción me gano y me puse de pie, pero estas comenzaron a sentirse como gelatina y se doblaron. — Ey tranquila.– El me tomó de la cintura para evitar que cayera, apoye mis manos en su brazo desnudo, tenía unos músculos tan firmes, nuestras miradas se unieron y sentí algo extraño que me recorrió completa.— Tienes mucho sin caminar, tus piernas necesitan acostumbrarse, déjame ayudarte. Paso mi brazo por detrás de su cuello, comenzamos a cam
4 años atras... Después de graduarme de la universidad las cosas se pusieron un tanto más difíciles, encontrar un trabajo no me resultaba sencillo, me gradué con excelentes calificaciones fui el mejor promedio del lugar pero mi falta de experiencia era un gran obstáculo para mi, nada alentador para las empresas por ende el trabajo siempre me lo ganaba alguien que si la tenía. El conseguir empleo se convirtió en una misión difícil que duró varios meses, al cabo de 3 meses que nomas nada mis padres me echaron de la casa, si antes pensaban que era una carga por enfocarme en mis estudios ahora más, aunque no se porque pensaban eso de mi, ellos no ponían ningún peso para mi educación, tenía una beca completa que me costó mucho conseguir y conservar, pero ya no tiene caso pensar en el pasado. Conseguí un empleo de mesera, claramente no era lo que quería, mi deseo era poder ejercer mi carrera, me hubiera gustado ser una gran arquitecta, pero para mi mala suerte y como marchaba mi realidad
Tiempo actual...Después de una noche de tormenta el cielo amaneció cubierto de nubes y gris, el aire era tan fresco que te erizaba la piel con tan solo un ligero roce.Estoy sentada en la cama de mi habitación, con la muerte frente a mi observándome, algo que jamás imaginé decir en una oración, no sé qué pensar, que decir o que hacer, después de ver a mi mejor amiga con mi esposo anoche no me siento nada bien, me duele, aunque diga que no es así, las traiciones matan por dentro más al descubrir que vienen de personas tan importantes para ti.De repente se empezaron a escuchar pisadas por el pasillo, venían directamente a mi habitación, me invadió el pánico y miré al atractivo hombre frente a mí con miedo, aún no estoy lista para ser descubierta.— Tranquila, haré algo para que ella te vea, así como estabas antes, tu solo acuéstate en la cama y no te muevas tanto.— ¿Qué hay de ti? – le pregunto ya que se puso cómodo en un sillón que estaba a mi lado izquierdo.— No pueden verme.Ante
3 años y medio atrás....Ya habían pasado 6 meses desde que paso el incidente con aquel hombre, la señora Consuelo la mujer que en tan solo unos meses se convirtió como en mi madre que me brindó techo y ayuda, me aconsejo ir a visitar a aquel hombre al hospital, pero yo no sentía que fuera lo correcto, no era un familiar mío yo era una simple desconocida, así que con el simple hecho de saber que sobrevivió yo me daba por satisfecha, aunque en el fondo no dejaba de pensar si verdaderamente estaba bien.Ya había llegado la hora de salida del trabajo, tomé mis cosas y salí del local con la intención de irme a casa, cuando una voz extraña me llamó a mis espaldas.— Valeria Palacios...– no había dudas que me llamaba a mí, después de todo dijo mi nombre completo.Me giré para ver al extraño, la sorpresa en mi rostro era tan grande al darme cuenta de quién se trataba, era aquel hombre que logré salvar al brindarle primeros auxilios.Un hombre ya un tanto mayor pero lleno de energía y fuerzas