La mujer que quería hacerla enoja, era una de aquellas que fue víctima del secuestro, pero se convirtió en la favorita del jefe. Quería sacar información de la mujer, y no encontró absolutamente nada asombroso, como para ser desechada de esa forma. Volvió a caminar hasta el fondo, observando, como ella, lograba simpatizar con el grupo de esclavos del lugar.— Ilusa — masculló, para luego cerrar sus ojos y descansar.No obstante, en una parte de ese país, se encontraba Ezekiel, con parte de la familia de su esposa, intentando mantener la cabeza tranquila; pero era tan difícil lograrlo, pues, siempre es así al tratarse de ella. De la mujer ama y adora todos los días.De tanta ira acumulada, mesclada con el miedo y la desesperación, tomó todo lo que había sobre la mesa y lo lanzó al suelo. Él no podría soportar la idea de perderla, y la locura podría dominarlo por completo.— Debes calmarte, Ezekiel — Le dice el bisabuelo de su esposa —. Así, no lograras encontrarla. Debemos estudiar tod
Miró su tobillo, rojo por la cadena que le impedían huir, y luego observó a los inocentes, encerrados como delincuentes o algo peor, como animales. Ya no quería verlos así, por lo que comenzó a mirar a su alrededor, buscando algo que le permita salir para ayudarlos, pero no había absolutamente nada, a excepción de los cuchillos de la comida. Eso serviría. Un ruido llama la atención, y es la joven que la había atendido cuando llegó. — Mi señora, el jefe la quiere ver — avisa, esta vez sin ningún tipo de golpes. Ella asiente. — ¿Estás bien? ¿Nadie te hizo daño? — consultó. La joven negó con una sonrisa sutil, y Holly se calmó. No la había visto desde que pidió conocer el lugar, y estaba muy preocupada por ella. La joven libero su tobillo y la guio hasta afuera, donde se encontraba una camioneta negra, blindada. Ella obedeció. Cuando llegaron a la mansión, Holly tenía el rostro cubierto, por lo que no vio el camino, sin embargo, cuando bajó, los hombres de Denis le arrebataron la bol
— Abuelo, no sabes lo feliz que me hace verte — afirmó, cuando él se acercó a ellos, y luego su bisabuelo —. A ti también te he extrañado mi viejito.Ambos ancianos, la observaron de forma detenida, esperando alguna señal de ayuda; pero sorprendentemente, Holly no mostró nada, más que elegancia y aceptación.— Mi nieta. Debo admitir que aun sigues sorprendiéndome — dijo uno de ellos.— Holly ha tomado una buena decisión —intervino Denis y todos los observaron, como una persona sin importancia.Holly volvió a enfocar su atención en sus abuelos.— Necesitaba hacerlo. Cuando las oportunidades están, hay que tomarlas. Es lo que siempre me dices — el viejo asintió, y extendió la mano.— Me permites esta pieza, mi pequeña — Sonrió, ella tomó la mano de su abuelo y cuando pretendía seguir, Denis la detuvo.— ¿A dónde crees que vas?— ¿Acaso no puedo bailar con un familiar mío? ¿Así de inseguro eres? — inquirió la joven médica.Ese comentario irritó de una manera extraordinaria al hombre, que
Era muy de noche, pero, aun así, el joven Brusquetti, lograba visualizar a alguien a través de la ventana. Por muy loco e inmaduro que el pareciera, y por la nula experiencia en ese mundo al igual que su hermana, conocía ciertas cuestiones de la mafia, y aun en su mente se reflejaba las enseñanzas de su abuelo.Si no le fallaba la vista, había alguien al otro lado del edificio, y lo más seguro era que fuera un francotirador. Al deducir aquello, comprendió mejor a Holly, y suspiro.— No voltees hacia la ventana, cariño. Actúa como si no pasara nada — El cuerpo de la chica se estremeció.— No debiste decirme eso. Ahora no sé cómo actuar normal —respondió sin moverse.Eso generó una sonrisa en el hombre.— Ponte de pie sin mirar afuera, y luego dirígete hacia la cocina — Todo lo decía en un susurro —. No preguntes nada en voz alta.Con la vista inspeccionaba toda la habitación, pero todo estaba en su lugar. Aun así, él no quería fiarse. Estaba seguro que los estaban vigilando desde hace
Estaba sentado en su sillón, observando a la mujer que chantajeó, a través de una cámara. Ella estaba comiendo algo, despreocupada y con la vista puesta en esas jaulas llena de personas.Era obvio que estaba pensando y no debía confiar. Era notorio que estaba trazando un plan con la mente al fin de cuentas, es una Brusquetti, y ser astuta lo lleva en la sangre.— Tengan cuidado con ella. En cualquier momento puede atacar — dijo sonriendo.— Han pasado varios días, señor, y no ha hecho nada.— Lo sé. Ella sabe que la observo.Y eso, era verdad. Holly con cautela, había memorizado todos los lugares de las cámaras de seguridad, evitaba hablar y a la vez, actuaba de forma normal. Cada tanto, removía la cerradura en su tobillo, para evitar lastimarse más, ya que el metal era pesado.El lugar nadie lo limpiaba, y ya comenzaba a tener olores desagradables. Holly estaba un tanto acostumbrada, pero no todos los días. Ya los días de residencia habían sido en vano, no tenía prácticas, y aunque e
La noche los abrazaba, el silencia era espeluznante. Volvió a observar la pantalla del celular, y todo indicaba que iban al puerto, `pero no había ningún rastro de ellos.Ezekiel, quería encontrarla, pero cada vez la señal era más escaza, y la desesperación se apoderaba de él. Aunque, de alguna forma, él no lo demostraba.— Se están moviendo, y no me quedaré a esperar aquí — informó, en el momento exacto en que la señal se apagó —. ¡Mierda! Ya no hay señal.— ¿Cómo que la señal se apagó? — preguntó su suegro, incorporándose bruscamente.Ezekiel miró fijamente el lugar, y sin importarle nada más, caminó hacia adelante, con sus subordinados, siguiéndole el paso, y cuidando que no haya trampas.— No me quedaré a esperar más. Ya lo he hecho suficiente — manifestó, quitando el seguro a su arma y avanzando.Arturo asintió y lo siguió. Ese hombre ha demostrado querer a su hija, y daría la vida por ella, por lo que no se rendiría ahora.Mientras caminaban sobre terreno peligroso, de un moment
El sonido de disparos, hizo que todas gritaran. Holly envolvió a una niña entre sus brazos, que lloraba desesperadamente, del miedo. Todas estaban tiradas al suelo por precaución, para evitar recibir algún impacto por accidente.» ¿Accidente? «Se preguntó a sí misma, cuando esa palabra pasó por su mente.Esto no es un accidente. Es la mafia misma, el infierno al que muchas mujeres y niños, caen por culpa de otros. Debía pensar rápido, pero con el contenedor cerrado, era casi imposible, además de la escasa fuerza.— Pronto nos van a salvar — manifestó, y una risa sarcástica de escuchó de fondo.— Quizás nos salvemos, pero, ¿qué pasa con las otras? — cuestiona la mujer.En el rostro de ella se dibujaba el miedo, acompañado de las ojeras y manchadas de lágrimas. Del mismo modo, otras mujeres, se unieron a la conversación, mientras se cubrían la cabeza con sus manos. Ellas ya estaban acostumbradas, pues eran las más antiguas y las que nunca eran vendidas.Holly estaba un poco sorprendida,
Las palabras dejaron a la joven médica sin voz, que a Ezekiel le preocupó y se acercó de inmediato. Lo menos que quería era darle un colapso a su esposa.— ¿Embarazada? ¿Estoy embarazada? — preguntó por décima vez —. ¡Dios! Ni siquiera estaba consciente de ello, y arriesgándolo.El hombre sonrió y la abrazó, para darle consuelo. Comprendía ese sentimiento e imaginaba que para ella era más fuerte, al cargar con su retoño. También pasó miles de cosas por su cabeza; se hizo una película de los peligros en la que estuvieron envueltos.— Así es, mía regina. Seremos padres, y no puedes imaginarte la emoción que siento; pero debemos contenernos. No quiero que nadie sepa, absolutamente nadie, solo por seguridad — Holly asintió, y finalmente sonrió.— ¡Voy a ser mamá! — exclamó, reduciendo su voz —. Es algo que no me lo esperaba. Estoy feliz.— La felicidad es mutua, pequeña flor.Luego de esa noticia, comenzó a explicarle todo el hecho ocurrido, la situación de las chicas que la acompañaban,