Holly seguía con el corazón desbaratado, especialmente, mientras observaba a lo lejos a la mujer que le dio aquella noticia; sin embargo, ya eso había pasado en segundo plano. Por su inconsciencia, su esposo estaba ahora luchando entre la vida y la muerte, por una segunda vez. La culpa le trabajaba en la mente, y la idea de ir a enfrentarse con ese malnacido le picaba bastante, pues estaba tan cansada de vivir de esa forma, corriendo del peligro, con su familia en ese mismo estado, con miedo a que les pase algo. Estaba claro que ella era la solución de todos esos problemas que sentía, estaban acabando con su patética vida, y si debía entregarse para que dejaran en paz a los suyos, lo haría sin ningún problema. Corrió hacia Fernando, cuando lo vio aparecer en el pasillo, y suplicó con la mirada, de que todo estuviera bien. El médico la miró con añoranza y se dio cuenta de que él, nunca podría volverla a recuperar, pero si trataría de que vuelva a tener esa sonrisa en su rostro. — Es
— ¿Y Holly? — preguntó Kerianne, la madre de Raúl, al notarlo con un vaso de café en las manos —. No la he visto desde que salió.— Está sentada afuera. Le estoy llevando café — responde él, muy seguro.— Te acompañaré. Su mente está un poco revuelta y dejarla sola no es seguro.— ¿Por qué lo dices, má? —consultó, con el ceño levemente fruncido.— Por la culpa. Sé lo que se siente que las personas que amas, estén en peligro por alguien obsesionado. Tú estuviste en peligro, y ahora su esposo, dos veces. La culpa la puede obligar de formas inexplicables — respondió.— No creo que Holly sea tan estúpida.— Y no lo es, pero por amor, hacemos muchas cosas. — Esa respuesta era muy cierta, especialmente cuando levantó la vista y observó a la mujer que ahora le roba los suspiros.Recordó como ella se enfrentó a esos hombres, solo para salvarlo.— Tienes razón. A veces cometen tal locura que no sabes si reprenderla o — La seriedad volvió a su rostro —. Ella ya lo hizo y lo volvería a hacer.—
En el momento en que dijo que se sentía culpable, y su forma de ser tan cariñosa, Ezekiel supo que su esposa se entregaría. Quizas tenía sus sospechas, y no pensó que lo haría ese mismo día; por eso ordenó que la cuiden, y no lo hicieron. » ¡Por un Demonio, no lo hicieron! «maldecía a cada tanto. Cuando se enteró de la noticia, todo su cuerpo fue incapaz de moverse; pero, cuando le mostraron el video, y vio el miedo y la duda en los ojos de su esposa, el corazón se le afligió. — Ella no tenía por qué hacerlo. No debió entregarse — mascullaba, mientras caminaba de un lado a otro. — ¿Cómo sabes que se entregó, y no fue por cuenta propia? — susurró la enfermera, recibiendo la mirada de todos los presentes. — ¿Qué estás queriendo decir? — masculló Dankworth. — Se entregó y se fue por cuenta propia, obviamente — respondió Gina en ese momento —. ¿Acaso el cerebro no te da para ver lo obvio? — Creo que he formulado mal, la pregunta — dijo. Su intención era clara, y obviamente deseaba q
Un viaje muy largo, para llegar a un desierto, con varios tinglados, y contenedores. La mente de la joven médica, ya se imaginaba lo que habría dentro de ellos; sin embargo, lo que no esperaba, fue encontrar una celda con personas encadenadas, como reos. Ni siquiera aquellos animales vivían en estados tan deplorables como ese lugar. Su corazón se partió un poco más, luego de ver de cerca lo que es ese mundo oscuro, contra el cual su esposo luchaba. Es entonces que pudo comprender más de cerca, lo que él vivió. Volteó y vio una celda, llena de niños, y corrió hacia ellos. Cubrió sus labios y un sollozo soltó sin querer, a ver sus rostros. ¿Cómo podía ser fuerte ante tal situación? Eran seres inocentes que no podían estar allí. — Eres un monstruo. — Sus palabras salieron en un susurro, casi rota e inaudible. Estaba consternada, rota y desesperada por hacer algo; pero débil e inútil, por no saber cómo. Sus manos estaban hechos puños, mientras intentaba calmar su respiración —. ¿Cómo p
La mujer que quería hacerla enoja, era una de aquellas que fue víctima del secuestro, pero se convirtió en la favorita del jefe. Quería sacar información de la mujer, y no encontró absolutamente nada asombroso, como para ser desechada de esa forma. Volvió a caminar hasta el fondo, observando, como ella, lograba simpatizar con el grupo de esclavos del lugar.— Ilusa — masculló, para luego cerrar sus ojos y descansar.No obstante, en una parte de ese país, se encontraba Ezekiel, con parte de la familia de su esposa, intentando mantener la cabeza tranquila; pero era tan difícil lograrlo, pues, siempre es así al tratarse de ella. De la mujer ama y adora todos los días.De tanta ira acumulada, mesclada con el miedo y la desesperación, tomó todo lo que había sobre la mesa y lo lanzó al suelo. Él no podría soportar la idea de perderla, y la locura podría dominarlo por completo.— Debes calmarte, Ezekiel — Le dice el bisabuelo de su esposa —. Así, no lograras encontrarla. Debemos estudiar tod
Miró su tobillo, rojo por la cadena que le impedían huir, y luego observó a los inocentes, encerrados como delincuentes o algo peor, como animales. Ya no quería verlos así, por lo que comenzó a mirar a su alrededor, buscando algo que le permita salir para ayudarlos, pero no había absolutamente nada, a excepción de los cuchillos de la comida. Eso serviría. Un ruido llama la atención, y es la joven que la había atendido cuando llegó. — Mi señora, el jefe la quiere ver — avisa, esta vez sin ningún tipo de golpes. Ella asiente. — ¿Estás bien? ¿Nadie te hizo daño? — consultó. La joven negó con una sonrisa sutil, y Holly se calmó. No la había visto desde que pidió conocer el lugar, y estaba muy preocupada por ella. La joven libero su tobillo y la guio hasta afuera, donde se encontraba una camioneta negra, blindada. Ella obedeció. Cuando llegaron a la mansión, Holly tenía el rostro cubierto, por lo que no vio el camino, sin embargo, cuando bajó, los hombres de Denis le arrebataron la bol
— Abuelo, no sabes lo feliz que me hace verte — afirmó, cuando él se acercó a ellos, y luego su bisabuelo —. A ti también te he extrañado mi viejito.Ambos ancianos, la observaron de forma detenida, esperando alguna señal de ayuda; pero sorprendentemente, Holly no mostró nada, más que elegancia y aceptación.— Mi nieta. Debo admitir que aun sigues sorprendiéndome — dijo uno de ellos.— Holly ha tomado una buena decisión —intervino Denis y todos los observaron, como una persona sin importancia.Holly volvió a enfocar su atención en sus abuelos.— Necesitaba hacerlo. Cuando las oportunidades están, hay que tomarlas. Es lo que siempre me dices — el viejo asintió, y extendió la mano.— Me permites esta pieza, mi pequeña — Sonrió, ella tomó la mano de su abuelo y cuando pretendía seguir, Denis la detuvo.— ¿A dónde crees que vas?— ¿Acaso no puedo bailar con un familiar mío? ¿Así de inseguro eres? — inquirió la joven médica.Ese comentario irritó de una manera extraordinaria al hombre, que
Era muy de noche, pero, aun así, el joven Brusquetti, lograba visualizar a alguien a través de la ventana. Por muy loco e inmaduro que el pareciera, y por la nula experiencia en ese mundo al igual que su hermana, conocía ciertas cuestiones de la mafia, y aun en su mente se reflejaba las enseñanzas de su abuelo.Si no le fallaba la vista, había alguien al otro lado del edificio, y lo más seguro era que fuera un francotirador. Al deducir aquello, comprendió mejor a Holly, y suspiro.— No voltees hacia la ventana, cariño. Actúa como si no pasara nada — El cuerpo de la chica se estremeció.— No debiste decirme eso. Ahora no sé cómo actuar normal —respondió sin moverse.Eso generó una sonrisa en el hombre.— Ponte de pie sin mirar afuera, y luego dirígete hacia la cocina — Todo lo decía en un susurro —. No preguntes nada en voz alta.Con la vista inspeccionaba toda la habitación, pero todo estaba en su lugar. Aun así, él no quería fiarse. Estaba seguro que los estaban vigilando desde hace