Así que, Tamara es el nombre de la mejor amiga de nuestra protagonista. Ella será un obstáculo simple, sin embargo, el verdadero problema será su ex, y su recursos para recuperarla. Ellos comenzarán a aparecer próximamente; o, más bien, justo cuando nuestra bella Holly y nuestro galán Ezekiel, por fin se están acercando. Raúl por su parte, llegará a sentar cabeza :) !Claro que sí!
Las cosas comenzaron a fluir mejor entre ambos, pero, Raúl Brusquetti no paraba de meterse en problemas con la gente mala. Después del enfrentamiento en el restaurante con uno de los capos más peligrosos de la mafia italiana, seguía debiendo dinero. Al principio se había desaparecido, pero ahora había vuelto, y no solo eso, había conocido a alguien que realmente le gustaba. Era la primera vez que una mujer despertaba ese tipo de sentimientos románticos en él, por lo que anhelaba conocerla, y al saber que trabajaba en el mismo hospital que su hermana, solo ella podía responder sus preguntas. Se encontraba esperándola en frente de su trabajo, cuando el auto de su cuñado se estacionó al lado del suyo, y de él descendió Ezekiel, observándolo curioso. — Holly no me ha avisado nada al respecto — comenta, recostando su cuerpo sobre su coche. — No le he dicho que venía. Necesito preguntarle algunas cosas — responde, mirando hacia la entrada, ansioso por que salga. — Entiendo — responde, m
Enzo se encontraba al borde del colapso sexual, apunto de llenar la garganta de su bella Holly; y, ciertamente no deseaba hacerlo; pero al parecer, ella, no pretendía parar hasta vaciarlo por completo. — No aguantaré por mucho tiempo — mascullo, en un ronco gemido. — No estoy esperando que lo hagas — musito ella, mirándolo desde abajo, con una sonrisa traviesa que despertó cada célula del cuerpo de su esposo. Estaba sorprendido por su hazaña, que, apenas logró articula una mísera palabra; mientras los ojos de su esposa, estaban fijos en él. — No aguanto más — Ella simplemente sonrió, y volvió a atragantarse con la hombría de su hombre. Una de las manos de Ezekiel, apretó el cabello de la mujer hasta que, no pudo resistirse más, y se descargó. Sin perder tiempo, la levantó en sus brazos y fue su turno de apoyarla en la pared, mientras ella, con una sonrisa traviesa, se limpiaba el resto de su orgasmo de los labios. — ¿Sucede algo? — preguntó de forma inocente. Una de las manos de
Eran exactamente las seis de la noche; y Georgina se encontraba saliendo del hospital, mucho antes que sus compañeros. Afuera ya estaba esperándola Raúl, y a lo lejos, un Ezekiel sonriente los observaba, como si mostrarse fuese un delito. Raúl tenía el corazón acelerado; esta era su primera cita y quería más que nada, que todo saliera bien; sin embargo, temía a que los nervios le ganen. Ante sus ojos, aquella mujer que se acercaba a él, era la más hermosa que alguna vez, haya visto. Dibujaba en sus labios, una sonrisa que iluminaba todo, con cada paso que daba. Era radiante. Era elegante. Georgina, sintió una punzada de placer en el pecho; pues era la primera que la miraban como ese niño la miraba. Se sintió hermosa, se sintió cálida y excitada. Sonrió más ampliamente por sus pensamientos; pues, había cosas que no cambiaban, y el sexo ella lo quería; solo que no imaginó desearlo tanto con alguien como él. — Hola — saludó ella, con las mejillas rosaditas —. ¿Cómo estás? Era la pregu
Todo era triste, la preocupación en los rostros de las personas, especialmente de los padres de Raúl, que ciertamente, estaban consternados por enterarse recién de las cosas. Aunque, nuevamente, omitieron la información real, creyendo de que todo era por la mafia de la familia.—¿Alguna información? — preguntó de forma autoritaria, Arturo. Todos estaban sentados en la sala, esperando alguna señal de Raúl, pero nada que llamaban.—No hay nada, señor.—Me quiere a mí, padre. Cuando crea que es momento, volverá a sonar mi celular — Apenas terminó de hablar, el celular de Holly comenzó a sonar, haciendo que su cuerpo se tense.Todos estaban expectantes de que contestaran, mientras los de servicios especiales los rodeaban, para dar con la ubicación. En una esquina, se encontraba Georgina, silenciosa y solitaria, mirando todo el panorama, esperando una respuesta. Su corazón latía a una velocidad que podría considerarse taquicardia. Estaba ansiosa por saber cómo estaba, y con el terror de qu
— No hubo formas de agarrarlos. Cuando los alcanzamos, ellos ya se habían quitado la vida — informa Luis, a su jefe —. Esa es una de las políticas de ese mundo. — ¡Maldita sea! Ellos estaban ahí — maldice Ezekiel. Camina de vuelta hacia su auto, donde es interceptado por el padre de su esposa, y lo toma de las solapas de su saco. — ¿En mierdas te has metido? — ¿Qué? — inquiere, completamente sorprendido. — ¿Qué? Esa no es la respuesta que esperaba, Dankworth — comenta Arturo, su suegro, completamente furioso — ¿Ella siquiera sabes que estás metido en todo esto? Ezekiel se estaba conteniendo, no quería sacar esa faceta loca que tenía oculta bajo la manga. No deseaba que nadie más lo viera, a excepción de sus enemigos; pero este hombre estaba presionando aquel botón. Luis se había dado cuenta, por lo que corrió hacia él, para poder ayudarlo. — No sé exactamente de lo que está hablando, señor Brusquetti — siseo en lugar de enfrentarlo. — Pues yo si lo sé. No dudo de tu cariño hacia
Las visitas ya eran escasas, y cada uno comenzó a dirigirse a sus casas, a excepción de la familia. En esta ocasión, cuando Raúl despertó, pidió por la presencia de todos antes que nadie.Al principio los sorprendió; sin embargo, sus abuelos, pudieron darse cuenta de que se trataba de algo más. Ese niño había descubierto algo importante, y tenía que ver con Ezekiel.Raúl por su parte, estaba súper nervioso, su primer pensamiento fue saber de Gina, y cuando obtuvo respuestas, pidió ver a su cuñado, con urgencia antes que a nadie.— ¿Me mandaste a llamar? — dice su cuñado, cerrando la puerta —. Debe ser muy urgente, para decidir verme a mí, antes que a tu novia.— Realmente sí, es urgente. Se trata de mi hermana — responde. El cuerpo de Ezekiel se tensa inconscientemente —. En ese lugar, me golpearon. Había perdido la consciencia un par de veces; y cuando creí que me iban a volver a golpear, alguien los detuvo. No logré verle la cara, por lo que no estoy seguro; pero he reconocido su voz
Fue una velada muy larga y placentera, donde ambos se entregaron nuevamente ante la tentación de unir sus cuerpos y convertirlo en uno. Ambos se complementaban perfectamente.Ezekiel, cada vez estaba más pegado en ella, y su obsesión por protegerla cada vez se volvía más enfermo, al punto, de querer llevarla con él a Italia.— No, definitivamente la respuesta sigue siendo la misma, Ezekiel. No pienso volar a ese país. Tengo muchas cosas por hacer aquí, y no pienso estancarme y aprovecharme de mis beneficios solo por hacer la de esposa feliz — manifestó ella, súper nerviosa.— Debes entender, que no podré irme tranquilo, dejándote aquí, a merced de mis enemigos — respondió Ezekiel, intentando hacerla entrar en razón.— Eso son. Son tus enemigos, Ezekiel. Una cosa es caminar juntos, pero otra muy distinta es que quieras obligarme a ir a un país solo porque no te sientes seguro. Además, ¿a qué vas? ¿Se supone que no tienes negocios allí?El cuerpo del hombre se puso rígido, y nuevamente,
Con cada segundo que pasaba, más la desesperación le carcomía la mente, pensando lo peor. No podía darse el lujo de que los sentimientos la dominen; menos en una situación así.— Él está bien, niña — dice su abuelo. Ya se habían encontrado en esa ciudad, y estaban en la fortaleza de su familia.— Más le vale que esté vivo. — Cerró sus ojos y calmó su respiración —. Le he preguntado tantas veces, abuelo, y no fue capaz de decirme la verdad. No soy ajena a ese mundo.— Quizás tuvo miedo — respondió; sintiendo pena por el hombre, y pena por su nieta, que una vez más, ha caído en un mundo oscuro.— ¿Miedo? ¿Miedo de que? Mi familia está ligada a esto, abuelo — dice, con un tono más desesperado.— Pero no es secreto para los más cercanos, que aborreces ese mundo — susurró.— No lo aborrezco — respondió, mirándolo estupefacta —. Lo respeto.— Quiero que te quedes en la … — Lo interrumpe, como es costumbre de ella; en el momento exacto en el que el coche se detiene.— No me quedaré aquí a es