Donde las montañas se pintaban de blanco, y el viento es reacio trayendo consigo una brisa helada, para todo aquel que habitase en la misma; yacía en lo más alto, el castillo de un gran alfa. El rey y dirigente de cada lobo, de cada manada existente.
No importase lo muy pequeña que esta pudiera ser, o lo muy disuelta que fuese, Eren era el rey de cada grupo de lobo que existiese. Hasta del que naciese siendo un humano, todos le rendían cuentas a este líder que guiaba a cada alfa de cada manada por el camino correcto.
Con el fin de que cada grupo de lobos, supiera como defenderse de cualquier enemigo. Como rey, estaba en la obligación de recibir a cualquier alfa que decidiera ira a visitar su castillo a por un poco de consejos, o suministro.
También, Eren hacia ciertos recorridos a las manadas, con el fin de hacer algunas amonestaciones a ciertos alfas que no seguían las leyes. Siempre existían ciertos lobos descarriados que necesitaban de mano dura para poder llevar las riendas de su propia gente.
Por desgracia, desde que su padre desapareció hace muchos años, algunos lobos se habían vuelto renuentes a acatar sus órdenes; pero con el paso del tiempo casi todo su pueblo lo aceptaba, y así como lo admitían a él como su Rey, era lo mismo para su reina Valentina y su hijo Bardas segundo.
Al pasar las lunas, su reino estaba en paz, y muchos consiguieron hacer sus vidas sin el acoso constate de los lobos salvajes. Aquello era un alivio para el rey.
Esa tarde, Eren caminaba por el corredor de su castillo, disponiéndose a dirigirse a la sala donde recibiría a un invitado que hace mucho tiempo no lo visitaba. Era muy extraño para él que ese alfa fuese a verlo, puesto que nunca tuvo ningún tipo de inconvenientes con él.
Bienvenidas mis bellas, aqui vamos con esta historia nueva.
Eren apresuro el paso para encontrarse con él, en vista de que su aroma se hizo presente inmediatamente después de que le avisaron que lo estaban esperando.
En cuanto el Rey abre las pesadas puertas de roble, levanta la mirada y observa a Ethan, el alfa observaba por el enorme ventanal que daba la basta naturaleza que existía alrededor del castillo.
—¡Ethan! —Exclama el rey alfa —. Me ha sorprendido tu visita, y más cuando no has notificado con anticipación que venias —Eren camina hacia él con plena confianza.
—Eren, me da gusto encontrarte en casa. Temía que estuvieras en alguna expedición.
Con un fuerte apretón de manos, los dos alfas se saludan. De todos los alfas que Eren conocía, Ethan, era el único al que le permitía que lo tuteara. El rey se había enterado de las hazañas del lobo, de lo valiente, fuerte y poderoso que fue al enfrentarse solo al hijo de Lucían.
Por esa razón, se había ganado su respeto, y consentimiento para que lo tratara como su igual. En ese momento, solo eran dos lobos comunes y corrientes. Eren no lo podía negar, Ethan era un lobo muy poderoso, se decía mucho acerca de su lobo interno.
Su padre le contó, que no existían lobos negros de ojos azules, y Ethan eran el único lobo que había nacido con esos rasgos. Su propia esposa, la reina era una loba negra, pero sus ojos eran oscuros, así que no era nada especial. Pero ese lobo que se encontraba ante él sí lo era.
Eren rememoro la vez que envió a un mensajero a su pueblo pidiéndole que se convirtiera en su mano derecha, pero el alfa se negó, alegando que prefería cuidar de su manada. Por otro lado, el rey estaba al tanto de la naturaleza de la esposa de ese lobo, la chica era una humana. Una que no podía convertir en loba ni mucho menos marcar, debido a que no poseía sangre real como él.
Hasta donde sabia, la mujer continuaba con su siclo de envejecimiento, mientras que Ethan se mantenía con la misma juventud de siempre. Ese era el problema de prendarse de una humana, si no tenías sangre real corriendo por tus venas, tu luna moriría por cualquier tipo de enfermedad en caso de que esta fuese humana.
Era una pena que Ethan tuviera que correr con esa mala suerte, puesto que él como rey no podía intervenir en los asuntos de la naturaleza humana.
—He llegado hace tres días, has tenido algo de suerte, viejo amigo.
—Eso parece, mi viaje fue bendecido —Le sonríe el alfa a su rey.
—Vamos, sentémonos y bebamos un poco de vino. Hace algunos años mis mensajeros me informaron que tuviste una hija, ¿tu esposa pudo con el parto?
—Fue complicado, pero sí pudo traerla al mundo.
—¿No han tenido más cachorros? —Pregunta curioso, puesto que en todos esos años nunca más le volvieron a informar de otro nacimiento de la esposa del alfa de luna azul.
—Shery no puede tener más cachorros, después del nacimiento de Adara, ella tuvo dos embarazos más, pero no logro terminarlos. La matriarca de la manada le dijo que ya no podía tener más cachorros luego de la última pérdida —Responde con un poco de nostalgia.
—Lo siento mucho, amigo mío. Los humanos son muy frágiles.
Era normal que eso ocurriera, Shery solo era una humana, mucho que pudo traer al mundo al primer hijo de Ethan. Su cuerpo no era resistente como el de una loba, al menos no lo seguían intentando, puesto que eso podría cobrar la vida de la mujer.
—Lamento mucho que tu esposa no pueda darte más cachorros. Sé que ser el alfa de una manada y únicamente tener a una cachorra como hija, no es lo que cualquier alfa querría. Pero, estoy seguro de que Adara será una buena líder.
—Lo sé, ella es fuerte. Sé que será una buena líder de la manada el día que yo no este.
—¿Ya se transformó?
Eran tantas cosas con las que Eren tenía que lidiar, que no estaba al tanto de todas las transformaciones de sus pueblos.
—Sí, Adara es una loba blanca —La noticia sorprendió a Eren, no se esperaba que fuese una albina, puesto que su padre era negro y una madre humana. Siempre imagino que heredaría los rasgos de su padre.
—¿Albina?
—Estaba con ella cuando sucedió, no sé cómo es que ella es albina, pero lo es…
—Me sorprende que lo sea, pero; de igual forma, aunque sea albina, ella será la líder de la manada luna azul. Sin importar lo muy caprichosa que pueda ser Deisy.
Ethan guarda silencio un momento, puesto que recuerda que, cuando Deisy se enteró que su hija era albina se la pidió. Alego que por ser una loba blanca merecía estar en su manada, no mezclada con lobos de color.
El alfa negó mentalmente, esa albina prepotente no dejaba de ser una racista. Desde luego que ella seguía prendada de él, y odiando a Shery, por esa razón se empeñaba en quedarse con su hija.
Sin embargo, aunque Shery no fuese una loba, casi saca a golpes a Deisy de la manada. Para ser humana, era muy fuerte, no permitiría que nadie se llevará a su única hija. El cómo alfa, estaba de acuerdo con su esposa, opto por echar a Deisy de luna azul, advirtiéndole que no volviera a insistir con llevarse a su hija.
Pero de eso hace como 8 años, la albina no volvió a insistir con el tema, y desde entonces su hija vivía tranquilamente en la manada mezclándose con todos los lobos. Era la única que resaltaba, y por supuesto, que llamaba la atención de cualquier lobo que hubiera hecho su cambio.
Pero su hija no estaba interesada en ninguno, hasta donde sabía, no había percibido el aroma de su lobo. Así que seguía esperando por conocer a su futura pareja.
—Al principio, fue un problema. Pero luego me la quite de encima —Contesta, tomándose un trago —. Mi hija no quiere irse de la manada, así que no me preocupa en lo absoluto que Deisy este molestando.
—He sabido que ella no se casado con nadie, y sigue sin tener descendencia.
—Eso escuche, es una lástima. De verdad, a veces me siento culpable.
—No debes, no es tu culpa. Esas cosas no se eligen, Ethan.
—Sí, eso lo sé…
—¿Cómo esta Megan? Sé que está casada con tu beta.
—Tienen muchos cachorros, viven en muy cerca de mi casa.
Eren observa la expresión de su amigo, y sabe que algo no anda bien. Esa visita inesperada no era normal, no hizo un viaje tan lejos para hablar de la familia, algo estaba ocurriendo.
—¿Por qué has venido, Ethan? —Eren toma un trago de vino —. ¿Qué es lo que está ocurriendo? ¿Tu visita tan imprevista tiene que ver con Shery?
—Sí, es por ella que estoy aquí, Eren —El alfa observa a su rey mortalmente serio —. Necesito que me ayudes con mi esposa, es de vida o muerte.
A juzgar por esa cara, Eren supo que en definitiva algo estaba mal con Shery. Y si eso era así, su mensajero iba a tener muchos problemas, puesto que su deber era informarlo de todo lo que aconteciera en cada manada.
—¿Qué ocurre?—Está enferma, la matriarca me ha informado que ha cogido una enfermedad en la que ella no puede hacer nada. Como sabes, vivimos en las montañas y está llena de toda clase de alimañas. Al parecer algo la pico, y la ha enfermado, está muriendo, Eren.El rey observa a su amigo sumamente preocupado y a la vez, pareciendo tan impotente por no poder ayudar a su mujer, la vida le había regalado el don de tener una larga existencia, gozar de ser casi inmune a cualquier cosa, pero le toco una esposa humana y débil.—Ethan, como lo siento. No estaba al tanto de la calidad de salud de tu esposa. Mis mensajeros no me informaron de que ella estaba…—Nadie lo sabe; solo Adara, mi hermana, la matriarca y yo. Shery está internada en la casa, acostada sin poder hacer mucho esfuerzo físico. Cada día está más débil, come menos y habla poco —Ethan regresa la vista a su copa con vino —. La enfermedad va progresivamente rápida, consumiéndola, y no dejara nada de ella.—Ethan, ¿Qué es lo que
Adara corría frenéticamente en su forma humana hacia ese aroma, intentaba controlar su lado lobuno, puesto que no quería destrozar su vestido. Si lo hacía; al regresar al castillo iba a estar completamente desnuda, y aunque eso fuese prácticamente normal entre los lobos, ella no deseaba quedar expuesta ante su lobo. Bajo ningún concepto haría lo mismo que su padre hizo con su madre.Ni se quería imaginar el grado de bochorno que tuvo que haber sido para su madre siendo una humana.Cuando se concentró nuevamente en ese aroma que la estaba enloqueciendo, confirmo sus sospechas, ese era su lobo, ¡al fin lo había encontrado! Y justamente tuvo que venir del castillo del rey, una relación más complicada y se moría.Al caer al suelo, de inmediato, el aroma de su lobo comenzó a aproximarse a ella. Lo que indicaba que la atracción fue mutua. Cada vez estaban más cerca y su corazón palpitaba de la emoción.En cuanto la joven llego a un claro en medio de la nada, se detiene, su pecho subía y baj
—Padre, ¿Es muy necesario que tengamos que marcharnos?—Adara, entiendo el motivo por el cual quieres quedarte, pero comprende que debemos volver con tu madre. El viaje que debo hacer será muy peligroso, no me puedo ir sin despedirme de ella.—Pero estoy en el castillo del rey, ¿no podría quedarme? —Suplica la joven con aquellos ojos centellantes de angustia por alejarse de su lobo.—Eso no será posible, tu madre me mataría si sabe que te he dejado aquí sola. Regresemos a casa, Adara.La joven asiente, sintiendo que su corazón se parte en dos. No esperaba encontrar a su lobo, y tener que alejarse de él ese mismo día.Sin poder hacer otra cosa, la loba acato las ordenes de su padre. Guardando las esperanzas de poder encontrarse con Bardas cuando su madre mejorará, al parecer su relación no sería como las de cualquier otra pareja de lobos; la distancia que los separaba era una clara señal de que tendrían muchos problemas.[…]—Espero que tu viaje sea exitoso y logres encontrarla, Ethan.
—Te amo, Shery —Se arrodilla al lado de la cama —. Y prometo que te curaré, tenga lo que tenga que hacer, te juro que te salvaré —Añade, a lo que ella lo mira con dulzura.—¿No conseguiré que desistas verdad?—No.—Ethan, yo deseo que estés a mi lado estos días. Por favor, no me dejes sola.—Te doy mi palabra que no me demoraré casi nada, regresaré antes de que te des cuenta. Y lo mejor de todo, será con buenas noticias.—Ethan —A ella se le aguan más los ojos, hasta llorar le producía tanto dolor, la presión en su cabeza era insoportable, pero no tenía el valor de confesarle la verdad de su estado.—Shhh…Ethan besa sus pálidos y resecos labios con ternura, ambos cierran sus ojos y al acabar aquel beso juntan sus frentes.El lobo creía fielmente que no era una despedida, prometió que regresaría con la cura y lo haría…—Te amo, Ethan… siempre te amare, aun cuando ya no este físicamente en este mundo —Le dice entre sollozos.—No, no, no te despidas. Por favor, no lo hagas, amor mío.El
—“Debemos continuar” —Insiste el alfa a su lobo,Como pudo, logro ir introduciéndose en aquel túnel espinoso, los primero pasos que dio fueron fáciles; pero a medida que avanzaba sentía las espinas rozar su cuerpo. Hasta que…Las puyas comenzaron a atravesar su cuerpo sin piedad alguna, con mucho dolor el alfa aguantaba el martirio. En su mente estaba reflejado el rostro sonriente de su esposa y eso lo motivaba a continuar sin importar que.—“Ethan, estamos perdiendo mucha sangre. Nos costará sanar las heridas si continuamos avanzando”—“Seguiremos, ya vamos alcanzando el final”Pero con cada arrastre de su cuerpo, el lobo aullaba del dolor. Los gruesos aguijones no tenían piedad de él, eran implacables y cada vez aparecían muchos más.El alfa protegía su rostro y sus patas, era lo único que necesitaba para seguir adelante… cuando el túnel le pareció interminable, pensó en detenerse un momento para descansar, pero sabía que si lo hacía se desangraría.Así que continuo obligando a su c
Eren corría por el bosque haciendo su recorrido habitual en la búsqueda de Lucían, por lo general siempre estaba acompañado de su hijo; pero esa noche no era el caso. Los guardias y él tendrían que apañárselas en caso de que encontraran el escondite de ese bastardo.Pero esa noche parecía imposible de que eso sucediera, puesto que a Lucían parecía que se lo había tragado la tierra.Cuando de la nada, una brisa extraña envuelve el cuerpo peludo del rey. Eren se detiene en seguida y comienza a olfatear. No le agradaba para nada lo que le estaba ocurriendo a Ethan, algo no estaba bien con ese lobo.El lobo alfa se posiciona en dirección a la montaña en la que ese lobo tenía que estar, fija la vista en la cima y se da cuenta de que un acontecimiento nuevo ocurría allí. Hacía muchas lunas que nada sucedía en ese lugar.El lobo gruñe…Ethan no estaba bien, le preocupaba la vida de su amigo. Si no sabía nada de él en tres días, tendría que ir a por él.El rey sigue mirando ese lugar, luces v
Ethan mira un punto fijo, lo que esa bruja le estaba pidiendo no era un trato justo. Por supuesto que no era imposible, pero…—¿Por qué piensas tanto en responder, lobo? —Ella se aleja de él y vuelve a reposar su cuerpo de aquel estante de pociones —. ¿No quieres salvar la vida de tu amada humana?—Lo que me pides no es justo, y lo sabes.—Es un trato bastante justo, ni te imaginas lo que tendré que hacer para darle el don a tu mujer de convertirse en una loba —Acaricia su largo cabello negro —. Tendré que dedicar mucho poder en ello, me parece que la cabeza de ese lobo es más que justa por mi trabajo.—Con todos los poderes que tienes, tu misma puedes encargarte de eso, bruja. Debe existir otra cosa que desees.Ella lo mira fijamente, sin sonreír, sin pestañear, con esa expresión sombría que la caracterizaba como la perfecta bruja de la montaña.—Tengo mis propias razones para no hacerlo yo misma, ahora no me hagas perder el tiempo, lobo. ¿Lo harás o no lo harás?El alfa le mantiene
—Ethan, si no tiene problema alguno me quedare en la manada para ayudar con cualquier cosa que se presente —El príncipe añade, a lo que Ethan levanta la mirada.—Por supuesto, será de gran ayuda para mi gente, príncipe Bardas.Los hombres asienten, Ethan sabía que su pueblo estaría a salvo si el hijo de Eren estaba para protegerlos. Sobre todo a su hija Adara, era a quien más le preocupaba dejar sin protección. Era una loba albina, y ya se había escuchado muchos rumores acerca de las lobas albinas.Por esa razón Deisy fue a por ella, creía que estando en su manada de lobos blancos iba a estar mejor protegida, pero el alfa pensaba lo contrario.—Quiero que cuides mucho a mi hija durante mi ausencia, Bardas. Estará bajo tu cuidado.—¡La cuidaré! Se lo prometo.—Padre —Adara salió de la casa —. Mi madre ya está lista, debes comer algo y cambiarte de ropa —Añade.—No necesito ropa, solo comer y beber algo. Me iré cuando haya terminado.Más tarde…Ethan se encontraba repuesto de sus herida