Eren corría por el bosque haciendo su recorrido habitual en la búsqueda de Lucían, por lo general siempre estaba acompañado de su hijo; pero esa noche no era el caso. Los guardias y él tendrían que apañárselas en caso de que encontraran el escondite de ese bastardo.Pero esa noche parecía imposible de que eso sucediera, puesto que a Lucían parecía que se lo había tragado la tierra.Cuando de la nada, una brisa extraña envuelve el cuerpo peludo del rey. Eren se detiene en seguida y comienza a olfatear. No le agradaba para nada lo que le estaba ocurriendo a Ethan, algo no estaba bien con ese lobo.El lobo alfa se posiciona en dirección a la montaña en la que ese lobo tenía que estar, fija la vista en la cima y se da cuenta de que un acontecimiento nuevo ocurría allí. Hacía muchas lunas que nada sucedía en ese lugar.El lobo gruñe…Ethan no estaba bien, le preocupaba la vida de su amigo. Si no sabía nada de él en tres días, tendría que ir a por él.El rey sigue mirando ese lugar, luces v
Ethan mira un punto fijo, lo que esa bruja le estaba pidiendo no era un trato justo. Por supuesto que no era imposible, pero…—¿Por qué piensas tanto en responder, lobo? —Ella se aleja de él y vuelve a reposar su cuerpo de aquel estante de pociones —. ¿No quieres salvar la vida de tu amada humana?—Lo que me pides no es justo, y lo sabes.—Es un trato bastante justo, ni te imaginas lo que tendré que hacer para darle el don a tu mujer de convertirse en una loba —Acaricia su largo cabello negro —. Tendré que dedicar mucho poder en ello, me parece que la cabeza de ese lobo es más que justa por mi trabajo.—Con todos los poderes que tienes, tu misma puedes encargarte de eso, bruja. Debe existir otra cosa que desees.Ella lo mira fijamente, sin sonreír, sin pestañear, con esa expresión sombría que la caracterizaba como la perfecta bruja de la montaña.—Tengo mis propias razones para no hacerlo yo misma, ahora no me hagas perder el tiempo, lobo. ¿Lo harás o no lo harás?El alfa le mantiene
—Ethan, si no tiene problema alguno me quedare en la manada para ayudar con cualquier cosa que se presente —El príncipe añade, a lo que Ethan levanta la mirada.—Por supuesto, será de gran ayuda para mi gente, príncipe Bardas.Los hombres asienten, Ethan sabía que su pueblo estaría a salvo si el hijo de Eren estaba para protegerlos. Sobre todo a su hija Adara, era a quien más le preocupaba dejar sin protección. Era una loba albina, y ya se había escuchado muchos rumores acerca de las lobas albinas.Por esa razón Deisy fue a por ella, creía que estando en su manada de lobos blancos iba a estar mejor protegida, pero el alfa pensaba lo contrario.—Quiero que cuides mucho a mi hija durante mi ausencia, Bardas. Estará bajo tu cuidado.—¡La cuidaré! Se lo prometo.—Padre —Adara salió de la casa —. Mi madre ya está lista, debes comer algo y cambiarte de ropa —Añade.—No necesito ropa, solo comer y beber algo. Me iré cuando haya terminado.Más tarde…Ethan se encontraba repuesto de sus herida
Aquellos relámpagos brillantes en el pico de la montaña le resultaban interesantes. Hacia tantas lunas que no observa ese tipo de movimiento en ella que ese día especialmente llamo su entera curiosidad.Nunca le había dado importancia mirar hacia esos lados, puesto que no le importaba en lo más mínimo. Pero ese evento que sucedía no podía dejarlo pasar por alto.Lucían sonríe abiertamente, mientras observa los acontecimientos de lo más alto de la cima.—Me pregunto, ¿Qué es lo que estará haciendo? ¿Por qué esta tan inquieta? —Sonríe aún más, al mismo tiempo que introduce las manos en sus bolsillos.En vista de que los avistamientos de luces continuaban, Lucían se dio la vuelta y regreso sobre sus pasos.La profundidad de la nieve cada día se hacía más honda, sus pies se hundían hasta casi a la altura de sus rodillas. Eso significaba que estaba atravesando la estación más fría del año, lo que conllevaba a que sus planes estaban a poco tiempo de cumplirse.Lucían comenzó a correr por la
Ethan llego al castillo de Eren mucho más rápido de lo que pensó, anunció su llegada para que se lo hicieran saber a su rey.Mientras que Ethan hacia acto de presencia, Eren conversaba con su esposa Valentina en la sala de juntas. Ambos discutían por el poder de su pequeña hija, cuando son interrumpidos por el beta de Eren.—Mi señor, mi señora —Saluda —. El alfa Ethan de luna azul se encuentra afuera, solicita su presencia mi rey.Eren se pone en pie, su regreso había sido muy rápido. ¿Shery estaba curada?—Ese viaje fue rápido, querido, ¿Qué habrá pasado?—Iré a averiguarlo —Planta un beso en la frente de su esposa y se aleja.Un poco nervioso, Eren apresura el paso hasta el exterior… no más al llegar afuera, se fija en el enorme lobo negro que se encontraba dando vueltas de un lado al otro.—“Ethan, ¿Qué es lo que pasa? ¿Por qué has bajado tan rápido?”—“Ven conmigo, Eren”El rey no se lo piensa dos veces, y corre hacia su amigo para transformarse en un enorme lobo blanco. De la mi
Eren y Ethan se embarcaron en un viaje hacia las montañas más heladas, el norte era muy poco visitado por los lobos. A pesar de ser de aspectos peludos y resistentes al frío, aquel camino era de otro nivel.Nadie tomaba ese rumbo, puesto que sabían que su muerte seria segura.—“Espero que esa bruja no nos esté engañando, Ethan”—“Yo deseo lo mismo, puesto que la vida de mi esposa está en juego”Ambos lobos llegaron al límite de la planicie. Tenían que descender aquel risco que conectaba con la base de la montaña. Ese camino era el único que existía para poder escalar esa montaña del infierno.—“Ya estamos aquí, no hay vuelta atrás” —gruñe el rey alfa —. “Andando”Los lobos descienden a gran velocidad; saltando, esquivando troncos y arbustos. Su objetivo era llegar lo más pronto posible a la montaña, puesto que al llegar a ella les tomaría mucho tiempo para encontrar a Lucían.Sería como buscar una aguja en un pajar. Un lobo albino escondido entre un montón de nieve, les haría bastante
—Eso es imposible, los humanos ya no entran en estas tierras —explica, pero parecía bastante confundidos.—Eso puedo entenderlo, pero hay verdad en lo que te digo. Es un humano, de eso no cabe dudas.Bardas se queda pensando un momento en las miles de posibilidades que pudieran existir de que un humano se adentrara al bosque, y todas eran nulas. Su padre había enviado a un grupo de lobos en su forma humana hacia la ciudad más cercana.Y estos lograron averiguar que la entrada al bosque estaba prohibida, de hecho, se encontraba clausurada. La única opción que le quedaba era que algún animal arrastro a esa pobre persona con la intensión de comérselo. ¿Pero qué animal haría una cosa como esa?—No hay lógica, lo sé —la albina se pone en pie —. He venido para informarle a tu padre que deben de tener más cuidado que antes, algo peligroso y agresivo ronda estos bosques, y no creo que sea Lucían.—¿Y que puede ser? ¿Lobos salvajes? —pregunta la castaña.—No lo creo —responde Bardas tomando su
Deisy junto con Ría llegaron a casa cuando casi todos estaban descansando. La joven albina fue recibida por su beta, quien le daba noticias de como habían pasado el Día. Por suerte todo estuvo bien, nada de lo que debía preocuparse.Después de regresar a su forma humana, Deisy solo quería descansar en su cama. El viaje ida vuelta fue bastante largo y pesado. Si ella estaba en ese estado, no se quería ni imaginar cómo estaba la pobre de Ría.La albina se encaminó hasta su recámara, cuando es interrumpida por la aparición de la matriarca.—Mi señora —la llama en susurro.—¿Qué ocurre?—El hombre ha despertado, y dice querer ver a la mujer albina —la anciana musita, como queriendo que nadie la escuchase.—¿Te dijo el motivo? —con tanto cansancio se le había olvidado que un humano moribundo estaba en sus dominios.—No mi señora, pero insiste en verla.Deisy guarda silencio, luego asiente a la anciana. La mujer entiende, y se marcha de inmediato. Ella se preguntó que podría querer ese hom