Holaaaa espero que estén pasando un mes lleno de alegría y muchas bendiciones junto a sus seres querido. Les deseo una feliz Navidad y un prospero año 2025, espero saber sus opiniones sobre este libro que se que de alguno les gustará, gracias a todas las lectoras que leen mis historias. Dios las bendiga, nos leemos en nuevo año si Dios así lo permite, hasta luego.
La Ira rugia en mi interior 😡Xavier.El odio bullía dentro de mí mientras la observaba. Estaba allí, frente a mí, intentando mantener la compostura, pero su rostro desfigurado por la culpa y el miedo me confirmaba lo que ya sabía: era una desgraciada. Quería destruirla, aniquilarla si fuera necesario. ¿Cómo podía ser tan cruel? Estaba dispuesta a matar a ese ser inocente que crecía dentro de ella. No sabía si el hijo era mío o de algún otro patán, pero eso no importaba en este momento. Lo que sí sabía era que no iba a permitir que cometiera semejante atrocidad. Primero muerta antes que ella lo mate.El detective que contraté me había alertado de sus movimientos. Damián, mi socio, me confirmó que el día de hoy había visitado el hospital buscando opciones para deshacerse del bebé. No era necesario ser un genio para entenderlo: esto era por dinero. Ese niño era un estorbo para ella, algo que arruinaría sus planes. El solo pensamiento de su frialdad me llenaba de rabia. Había seguido c
Desesperación ☹️Aitiana No podía parar de llorar. Las lágrimas caían sin control, formando un charco de desesperación en mis mejillas. Mi mente estaba llena de preguntas y miedos: ¿Estará bien mi hermanita? ¿Habrá comido algo? ¿Qué será de nosotras ahora?La angustia se me clavaba como dagas, recordándome que estaba atrapada entre la espada y la pared. Debía confesarle al señor Xavier la verdad. Pero, ¿qué pasaría si el señor Eros descubría que le dije la verdad a su hermano? No sabría que hacer, incluso puede llevarme a la carcel cuando nazca mi bebé ya que él señor Xavier me amenazó que el se lo quedará y luego me echará. Y podría ir a la cárcel por firmar sin leer un maldito papel.Que estupida fui.El miedo me consumía. No entendía cómo Xavier había descubierto mi identidad. ¿Cómo supo que era yo la mujer con la que estuvo aquella noche? Era como si hubiera estado siguiéndome cada paso, desentrañando un secreto que yo había intentado ocultar a toda costa. Las piezas de mi vida p
Deseo por ella 👧 XavierSalí de la habitación de huéspedes con la furia ardiendo en mi pecho, aunque trataba de contenerla. ¿Cómo fui capaz de comportarme así? Me desconozco. Humillé a Aitiana, la herí deliberadamente, y todo porque quería lastimarla, hacerla sentir pequeña, insignificante. Claro que me excita. Me excita su mera presencia, el simple hecho de tenerla cerca, de tocarla, pero en ese momento solo quería que sintiera un poco del dolor que llevo dentro. Ahora lo lamento, pero no puedo permitirme ser débil. Ella y Josean deben pagar por lo que me hicieron. Mi supuesta prometida, esa mujer en quien confié ciegamente, me traicionó de la forma más vil. No puedo negar que aún siento algo por ella, pero ese amor se mezcla cada vez más con el odio. Odio por la forma en que destruyó mi confianza, por cómo destrozó algo que pensé era indestructible. Necesito respuestas, y sé que Aitiana tiene la verdad. Sin embargo, también sé que no me la dará tan fácilmente. No importa. Mientr
Desconfianza 😶Xavier.Por la mañana me levanté y me aseguré de que todo estuviera en orden en la farmacéutica con la ayuda de Demian, quien ya había adelantado algunos reportes. Después de una mañana dedicada al ejercicio, tomé una ducha rápida y me puse mi traje. Antes de salir de mi habitación, tomé una pequeña cadena que era un recuerdo valioso para mí y me coloqué unas gotas de mi perfume habitual.Justo cuando me dirigía a mis pendientes, Margarita llegó apresurada.—¿Qué pasa, Margarita? —pregunté al verla tan alterada.—Señor, es la niña… —dijo con voz temblorosa.Corrí hacia la habitación donde la pequeña estaba alojada. Al entrar, la encontré retorciéndose en la cama, con una expresión de profundo dolor.—Me duele mucho… —susurró ella débilmente.Puse mi mano en su frente, y sentí que estaba ardiendo de fiebre.—Margarita, llama a la medico y a la enfermera que contrate, ahora mismo —ordené con firmeza.—Sí, señor, enseguida.—Dime, pequeña, ¿qué te duele? —pregunté mientra
Pagando pecados de otros. 😶AitianaMe quedé quieta cuando la ginecóloga colocó el gel frío sobre mi vientre. No sabía si el escalofrío que recorría mi cuerpo era por el contacto del gel o por la ansiedad que me carcomía por dentro. Mis manos temblaban ligeramente, pero las mantuve sobre mi abdomen como si pudiera proteger lo poco que quedaba de mí.Xavier, sentado a mi lado, no mostraba ni una pizca de emoción. Apenas me miró mientras la ginecóloga comenzaba a frotar la maquinita sobre mi vientre. Su suspiro pesado parecía más de obligación que de interés, pero yo aparté esos pensamientos de mi mente.—Aquí está —dijo la doctora, señalando la pequeña pantalla—. El embrión está muy implantado, pero pesa muy poco.—¿Qué significa eso? —preguntó Xavier con tono firme.—Significa que ella está muy deshidratada —respondió la ginecóloga, mirándome directamente—. Necesita mucha vitamina y alimentarse mejor. Está muy débil, pero, por ahora, el bebé está bien. Ya tiene un ritmo cardíaco cons
Hipócrita😬XavierBajé al salón y encontré a Josean sentada en el sillón, con una expresión ansiosa que no tardó en convertirse en alivio cuando me vio. Se levantó de un salto y corrió hacia mí, abrazándome con fuerza. —Mi amor, te he extrañado tanto. ¿Qué está pasando? ¿Por qué no me has llamado? Ni siquiera sabía que habías regresado. Fue una sorpresa verte en la empresa. ¿Por qué no me avisaste? —Sus palabras salieron atropelladas, como si temiera que me escapara de nuevo. Me aparté de su abrazo con suavidad, pero no pude evitar mirarla fijamente. Tenía ganas de soltarle todo lo que pensaba, de decirle sus verdades, pero no. No ahora. Ella sufrirá, y sufrirá el doble de lo que sufrira Aitiana. —Josean, soy un hombre ocupado y no tengo tiempo —dije con frialdad, evitando el contacto visual. Ella parpadeó, sorprendida, pero rápidamente recuperó la compostura. —Necesitamos hablar, mi amor. Pasar tiempo juntos, como antes. Recuerda el viaje que me prometiste. ¿Y nuestra boda? Mi
Xavier es bipolar 😑AitianaMe sentía terriblemente mal. Tenía frío, un dolor intenso en la espalda, mareos constantes, y cada parte de mi cuerpo parecía gritarme que algo no estaba bien. El médico me hacía muchas preguntas, pero yo apenas podía responder; mi mente estaba nublada. —Señorita, dígame qué siente. —Dolor... mareos... mucho dolor de espalda, también me duele la cabeza —contesté con dificultad. El médico asintió con una expresión seria. —Vamos a hacerle unos exámenes. Obedecí en silencio mientras él preparaba sus materiales. De reojo, vi a Xavier. Estaba preocupado, lo noté en su mirada. Sabía que era por su hijo, pero yo también tenía miedo, un miedo que me consumía. ¿Qué pasaría si lo perdía? ¿Qué sería de mí? No podía imaginarlo, y menos ahora, sabiendo que debía mantenerme fuerte por mi hermana. El médico realizó varios exámenes, incluso uno de orina. Después, me recosté en la cama mientras él salía de la habitación. Lo vi hablar con Xavier, quien asintió antes d
Buscando respuestas 🫢Xavier.La mañana transcurría con normalidad mientras me dirigía al salón, listo para salir hacia la Farmacéutica. Tenía varias firmas pendientes para recibir nuevos productos y también debía planear lo del viaje ya que es importante. Sin embargo, mi atención se desvió al escuchar el sonido familiar del motor del coche de mi hermano Eros deteniéndose en la entrada. Lo vi dirigirse hacia el jardín, lo que me puso en alerta de inmediato. Sabía que Aitiana estaba ahí junto a su hermana, y no podía permitir que Eros la viera. Si él descubría que la tenía en la mansión, no solo comenzaría a hacer preguntas, sino que también podría sospechar que algo andaba mal con Josean. Y lo último que quería era que conociera los problemas que enfrentaba con su supuesta cuñada , mucho menos, los secretos que involucraban a Aitiana. Sin perder tiempo, caminé rápidamente hacia Eros y lo detuve tomándolo del brazo. —Buenos días, Eros. ¿Qué haces aquí? —Xavier, buenos días. Disculp