lunes por la mañana, mi primer día de clases, en un nuevo lugar completamente desconocido para mí.
Por momentos me siento un poco pérdida, pero teniendo en cuenta que el campus de esta universidad parece una ciudad entera, no es mala señal perderse, tal vez.
Luego de ir a buscar mi horario y clases necesarias estoy caminando por una de las plazas. Estoy ya muy avanzada y si no es porque mi padre conoce al director de la universidad no me aceptarían, rompieron varias reglas solo por un favor que el señor le debía a mi padre.
Es igual a esas universidades que vemos en las películas, chicas y chicos tratando de entrar a un club o fraternidad. Otras personas saludándose y contándose de sus veranos, personas riendo, otros estudiando, y algunos simplemente como yo, tratando de caminar pasando desapercibido y que nadie note su presencia.
Mi primera clase de hoy es filosofía avanzada y créanme cuando les digo que no es de mis favoritas. Pero hora en mi nueva vida mi única meta era graduarme sin vivir primero un colapso mental y sin llamar mucho la atención.
La cafetería de la universidad no es fea ni desagradable, es bastante amplia, con mesas rectangulares que tienen dos, cuatro, seis y hasta diez puestos, tiene unos ventanales gigantes a su lado derecho donde se ve un jardín realmente bonito y bien cuidado, la comida se sirve estilo buffet. Las personas van de un lado a otro y las mesas están llenas, al parecer casi todas las facultades tienen la misma hora de almuerzo.
Las primeras clases fueron muy interesantes, aun me cuesta el idioma, las pronunciaciones no son iguales a cuando uno estudia, menos mal mi padre siempre mantuvo su idioma muy presente en casa.
Me siento en una mesa sola para poder disfrutar de mi almuerzo, tengo tanta hambre. Un rico pollo con vegetales y ensalada están por la mitad cuando veo a las mismas chicas que vi hace unos días en el edificio donde vivo.
Se sientan las ambas frente a mí.
—Hola—me sonríe la de ojos negros.
—¿Eres de primer año? — pregunta la rubia, creo que es América.
—Qué sorpresa que estudies aquí—habla de nuevo la pelinegra.
—No. —les sonrío a pesar de que lo único que quiero es estar sola y comer—Soy de último año.
—¿Cómo? —las dos quedan atónitas.
—Muy raro que alguien sea aceptado en años superiores—dice la que creo se llama Aria.
—Tengo contactos—me encojo de hombros.
—Chica interesante—las tres reímos. —Nosotras también somos de último año— habla la más delgada—Aria en finanzas y yo en periodismo.
—Yo también soy de periodismo— comento.
—No te vi en las clases. —sigue hablando la rubia. Yo me encojo nuevamente de hombros.
—¿De dónde son? — mi curiosidad habla.
Las dos tienen el mismo acento, pero sé que no es el de Carolina del Norte.
—De Luisiana—esta vez me contesta Aria—Nueva Orleans.
—Qué bueno, gracias por acercarse, mi fuerte no es hacer amigos.
—¿Tú de dónde eres? —pregunta América—tu acento no lo he escuchado, y eso que he viajado bastante—su sonrisa es bastante radiante.
—De Venezuela.
—Extranjera —hablan a coro.
Me hace sonreír su coordinación.
—Mi padre es de acá, mi madre es de allá.
—Ya vengo chicas—se levanta Aria—me llaman, que disfrutes de tu primer día ¿Vienes América? —dice caminando a otra mesa apenas la rubia niega con la cabeza.
Ahora que la detallo mejor, Aria es una chica muy linda. A pesar de la sociedad en la que vivimos, donde se juzgan a las personas por ser con “un poco más de peso” (pensamiento que odio y le tengo repugnancia) esta chica camina con bastante seguridad.
—La espera su novio—habla la rubia.
—¿Ah?
—Nosotras siempre hemos sido de esas chicas populares. Aria tiene un novio de toda la vida, Brian—me mira para contarme—Cumplieron su sueño de ser aceptados en la misma universidad—sigo su mirada que está en la mesa donde está Aria con tres chicos y dos chicas.
»—Ellos son Brian, Thiago y Alan, todos nosotros somos de la misma escuela en Nueva Orleans—América toma mi atención—Ellos siempre han sido los chicos guapos y populares. Alan es mi mejor amigo en el mundo, igual que Aria. ¿Sabes el milagro que es ser aceptados todos en la misma universidad y fuera del estado? Es casi imposible, y nosotros lo logramos.
La sonrisa de América se ensancha, como si lo que me cuenta de verdad le pusiera muy feliz y estuviese orgullosa de eso.
Los tres son realmente guapos. Un moreno alto corpulento de ojos claros, una ligera barba y una sonrisa increíble. El otro chico es tatuado de tez blanca un poco más delgado, pero tiene una presencia imponente, parece de esos chicos que deberías de estar drogado para meterte con él. Y el otro rubio no distingo bien su color de ojos, pero tiene unos rasgos como europeos, bastante corpulento, más que el moreno y también tiene algunos tatuajes, me imagino que es Brian ya que es quien abraza a Aria con mucho cariño.
—¿Y tú? —mi curiosidad vuelve hablar—¿Por qué no estas con ellos?
—Porqué tengo pereza de caminar hasta allá—me causa risa su respuesta tan casual— Además están Cristina y esa otra chica que me caen mal—habla con cara de asco— no las soporto—carcajeo.
La primera semana ha sido agotadora, acostumbrarme a todo y manejar el idioma era más sencillo en mi mente.Por otra parte, Aria y América se han acercado mucho a mí, son unas chicas divertidas me rio demasiado con ellas y me hacen olvidar a Valeria y Matías, hacen que me distraiga de la razón por la cual estoy aquí. No quiero confiar mucho en ellas, no quiero que me suceda lo mismo, ellas aún no saben quién soy, no saben la razón por la cual estoy aquí y tampoco tengo muchos ánimos de decirles.Estoy preparando mi cena mientras escucho música cuando suena mi timbre, esta última semana no se siente tan raro escucharlo sé perfectamente quienes son.—Hola—sonríe América apenas abro la puerta. Esta chica es demasiado enérgica.—¿Qué harás hoy? — pregunta Aria.—Dormir—contesto c
Me alejo del chico por instinto. Él baja su mano y me extiende el pañuelo, no parece que acaba de salir de una pelea, está muy relajado y apenas le caen unas gotas de sudor por los lados de su rostro.De cerca parece un poco mas alto y las fracciones de su rostro son llamativas.—Gracias. — Tomo el pañuelo para seguir limpiando mi rostro y me giro a las chicas. —¿Nos podemos ir? —ambas asienten.—Las llevo. —habla Brian –Bella vive en el mismo edificio ¿no?—Sí, frente a nosotras—dice Aria.Caminamos al auto de Brian, ya que hemos llegado aquí en taxi.Miro atrás y veo al tatuado hablando algo con Thiago, pero sin quitarme la vista.Siento un escalofrío en mi espina, pero no es para nada desagradable.Cuando estamos dentro del auto, me percato que las personas a mi alrededor empie
—¿Se han ido? —pregunto alarmada.No puede ser, esto no se hace.—Relájate. — me sonríe Alan, es una sonrisa de lado que se le ve genial. —Yo te puedo llevar. —lo miro a los ojos. Alan a mí lado es muy alto e intimidante.Tampoco que medir 1.63 no me hace intimidante ya que eso es depende del porte, pero ese es el chiste, que su porte es muy “Soy el puto dueño del mundo” y eso me llena de desconfianza.—Yo... Yo no te conozco. —le digo con desconfianza mientras doy un paso atrás.—Oh vamos, Bella. —ríe y me toma de la mano hasta la mesa.—¿Qué? —pregunto—De verdad no te conozco, si hemos cruzado palabras tres veces creo que es mucho. —me suelto de su agarre.Aunque por cuestión de desconfianza no quiero estar a solas con él, la verdad no m
He dado tanta vuelta en la cama que ya estoy segura no voy a dormir más.Siento presión en el pecho y en la boca del estómago una angustia que no sé de dónde ha salido, se supone que ya estoy muy lejos de Matías, no debería de sentirme así.Ya he terminado las tareas pendientes y no tengo muchas ganas de ponerme a leer algo ahora, mi cabeza duele un poco.Miro la hora, son las cuatro de la mañana y no he dormido lo suficiente. Me levanto de la cama para ir hasta la cocina y poder prepararme algún té de esos que mamá dice que son buenos para relajarse.Coloco el agua en la ollita y saco una taza con el sobre de algún té que no me doy la molestia de saber que es.Me siento tan angustiada, mi pecho pesa y tengo un miedo irracional de que en algún momento pasara algo malo, así como siempre me sentía cuando estaba Matías cerca.
Son las seis de la tarde del domingo y estamos todos en el departamento de Aria y América, el cual es un poco más pequeño que el mío, pero igual de cómodo. Ellas tienen su plasma en la sala así que todos los domingos son noches de películas, al parecer ellos lo hacen desde el colegio.La semana pasó tan rápido que penas la note, y la verdad eso era lo que estaba buscando desde que llegue aquí, mantener mi mente lo más ocupada posible.—¿Dónde harás tu reportaje de prueba? —pregunta América cuando estamos en su cocina.—No lo sé.—contesto sirviendo un poco de jugo.—no he ni pensado de que tema lo voy hacer.—Estamos iguales.—suspira y caminamos hasta la sala donde están todos.—Aunque por lo menos yo tengo algunas cosas en mente.— Yo quería salir
A la hora del almuerzo mi estómago está pidiendo comida a gritos.Estoy con Alan en el parque donde nos encontramos unas horas antes, la entrevista con la chica lo ha dejado muy callado.—¿Tienes hambre? —preguntaél mirando al frente mientras caminamos.—Un poco.—La verdad es que si estoy muerta de hambre.—Vamos a comer a un cafetín que hay cerca por aquí.—me quedo parada mirándolo. Cuando él se percata se para y mira a mi dirección. Ahora estamos de frente, nos separan unos metros. —¿Qué pasa?.—pregunta.—¿Qué quieres? —pregunto sin más. Él sonríe.No le tengo confianza, o para ser sincera en estos momentos de mi vida no le tengo confianza a casi nadie y menos un hombre.—¿A qué te refieres? —coloca sus man
En la esquina para cruzar a la cuadra donde yo vivo para ir a buscar algunas cosas ya que me toca clases en un rato, Alan se va, al parecer vive cerca, en la residencia mixta ya que todo esto se divide en: los dormitorios del campus, donde hay muchísimas reglas y duermen hasta tres personas en un espacio. La residencia de chicas (que es donde yo vivo), ya no son solo habitaciones, si no pequeños departamentos y la mensualidad es más costosa, al igual que la residencia de chicos. Y por último la residencia mixta, ahí permiten que vivan tanto mujeres como hombres y no hay tantas reglas.Llego a mi departamento en la noche luego de clases, no quiero perder tiempo, tomo mi computadora y me siento en el buró de la cocina para prender la grabadora y mi libreta, tengo que editar y preparar todo, estoy tan emocionada, tengo un buen material.Pero escribiendo me percato de algo, no le he dado las gracias a Alan. Tomo mi telé
es bastante tarde, los chicos se han ido hace apenas una hora y quiero terminar mi reportaje, es para el miércoles, pero sé que en los días que me quedan no me dará mucho tiempo. Bostezo y tomo de mi café.La luz de mi celular llama mi atención.Alan:"Deberías de dormir temprano, eso es malo para el rendimiento académico"¿Cómo sabe que aún estoy despierta?Bella:"Tengo que terminar mis tareas, ¿tú por qué no estas durmiendo?"Alan:"Te recuerdo que yo también estudio, tengo tareas que hacer"Me imagino por un momento a un Alan concentrado escribiendo en papeles o leyendo libros para estudiar, no parece un chico muy aplicado, pero si es de los que se acuesta tan tarde haciendo sus deberes son dos