Me alejo del chico por instinto. Él baja su mano y me extiende el pañuelo, no parece que acaba de salir de una pelea, está muy relajado y apenas le caen unas gotas de sudor por los lados de su rostro.
De cerca parece un poco mas alto y las fracciones de su rostro son llamativas.
—Gracias. — Tomo el pañuelo para seguir limpiando mi rostro y me giro a las chicas. —¿Nos podemos ir? —ambas asienten.
—Las llevo. —habla Brian –Bella vive en el mismo edificio ¿no?
—Sí, frente a nosotras—dice Aria.
Caminamos al auto de Brian, ya que hemos llegado aquí en taxi.
Miro atrás y veo al tatuado hablando algo con Thiago, pero sin quitarme la vista.
Siento un escalofrío en mi espina, pero no es para nada desagradable.
Cuando estamos dentro del auto, me percato que las personas a mi alrededor empie
—¿Se han ido? —pregunto alarmada.No puede ser, esto no se hace.—Relájate. — me sonríe Alan, es una sonrisa de lado que se le ve genial. —Yo te puedo llevar. —lo miro a los ojos. Alan a mí lado es muy alto e intimidante.Tampoco que medir 1.63 no me hace intimidante ya que eso es depende del porte, pero ese es el chiste, que su porte es muy “Soy el puto dueño del mundo” y eso me llena de desconfianza.—Yo... Yo no te conozco. —le digo con desconfianza mientras doy un paso atrás.—Oh vamos, Bella. —ríe y me toma de la mano hasta la mesa.—¿Qué? —pregunto—De verdad no te conozco, si hemos cruzado palabras tres veces creo que es mucho. —me suelto de su agarre.Aunque por cuestión de desconfianza no quiero estar a solas con él, la verdad no m
He dado tanta vuelta en la cama que ya estoy segura no voy a dormir más.Siento presión en el pecho y en la boca del estómago una angustia que no sé de dónde ha salido, se supone que ya estoy muy lejos de Matías, no debería de sentirme así.Ya he terminado las tareas pendientes y no tengo muchas ganas de ponerme a leer algo ahora, mi cabeza duele un poco.Miro la hora, son las cuatro de la mañana y no he dormido lo suficiente. Me levanto de la cama para ir hasta la cocina y poder prepararme algún té de esos que mamá dice que son buenos para relajarse.Coloco el agua en la ollita y saco una taza con el sobre de algún té que no me doy la molestia de saber que es.Me siento tan angustiada, mi pecho pesa y tengo un miedo irracional de que en algún momento pasara algo malo, así como siempre me sentía cuando estaba Matías cerca.
Son las seis de la tarde del domingo y estamos todos en el departamento de Aria y América, el cual es un poco más pequeño que el mío, pero igual de cómodo. Ellas tienen su plasma en la sala así que todos los domingos son noches de películas, al parecer ellos lo hacen desde el colegio.La semana pasó tan rápido que penas la note, y la verdad eso era lo que estaba buscando desde que llegue aquí, mantener mi mente lo más ocupada posible.—¿Dónde harás tu reportaje de prueba? —pregunta América cuando estamos en su cocina.—No lo sé.—contesto sirviendo un poco de jugo.—no he ni pensado de que tema lo voy hacer.—Estamos iguales.—suspira y caminamos hasta la sala donde están todos.—Aunque por lo menos yo tengo algunas cosas en mente.— Yo quería salir
A la hora del almuerzo mi estómago está pidiendo comida a gritos.Estoy con Alan en el parque donde nos encontramos unas horas antes, la entrevista con la chica lo ha dejado muy callado.—¿Tienes hambre? —preguntaél mirando al frente mientras caminamos.—Un poco.—La verdad es que si estoy muerta de hambre.—Vamos a comer a un cafetín que hay cerca por aquí.—me quedo parada mirándolo. Cuando él se percata se para y mira a mi dirección. Ahora estamos de frente, nos separan unos metros. —¿Qué pasa?.—pregunta.—¿Qué quieres? —pregunto sin más. Él sonríe.No le tengo confianza, o para ser sincera en estos momentos de mi vida no le tengo confianza a casi nadie y menos un hombre.—¿A qué te refieres? —coloca sus man
En la esquina para cruzar a la cuadra donde yo vivo para ir a buscar algunas cosas ya que me toca clases en un rato, Alan se va, al parecer vive cerca, en la residencia mixta ya que todo esto se divide en: los dormitorios del campus, donde hay muchísimas reglas y duermen hasta tres personas en un espacio. La residencia de chicas (que es donde yo vivo), ya no son solo habitaciones, si no pequeños departamentos y la mensualidad es más costosa, al igual que la residencia de chicos. Y por último la residencia mixta, ahí permiten que vivan tanto mujeres como hombres y no hay tantas reglas.Llego a mi departamento en la noche luego de clases, no quiero perder tiempo, tomo mi computadora y me siento en el buró de la cocina para prender la grabadora y mi libreta, tengo que editar y preparar todo, estoy tan emocionada, tengo un buen material.Pero escribiendo me percato de algo, no le he dado las gracias a Alan. Tomo mi telé
es bastante tarde, los chicos se han ido hace apenas una hora y quiero terminar mi reportaje, es para el miércoles, pero sé que en los días que me quedan no me dará mucho tiempo. Bostezo y tomo de mi café.La luz de mi celular llama mi atención.Alan:"Deberías de dormir temprano, eso es malo para el rendimiento académico"¿Cómo sabe que aún estoy despierta?Bella:"Tengo que terminar mis tareas, ¿tú por qué no estas durmiendo?"Alan:"Te recuerdo que yo también estudio, tengo tareas que hacer"Me imagino por un momento a un Alan concentrado escribiendo en papeles o leyendo libros para estudiar, no parece un chico muy aplicado, pero si es de los que se acuesta tan tarde haciendo sus deberes son dos
«Tienes preocupación excesiva y sentimientos de miedo, temor, terror y desasosiego. Es posible que hayas desarrollado un trastorno deansiedad, esto pasa por cambios de vida, experiencias negativas o traumáticas durante la infancia, o un suceso negativo o traumático reciente.» Exactamente esas palabras me acaban de decir la doctora Baker luego de explicarle alguno de mis síntomas y experiencias.Yo solo estoy sentada en el sillón nuevamente mirándola al rostro, luego de dos sesiones más me he sentido un poco más tranquila y en confianza.Cuando estaba en la secundaria me dieron una clase que se llamaba “Psicología” y muchas veces estudiamos este tema, nos decían que nos mantuviéramos alerta y que es más común en los jóvenes. Para ese entonces pensaba que esto era imposible que me pasara a mí, hasta que conocí a Matí
Estoy a punto de pasar a exponer mi reportaje. Los nervios me consumen un poco, pero el anillo que compre hace unos días me ayuda bastante. El idioma sigue siendo un problema, hay muchas cosas que faltan por redactar mejor, pero ya no tengo tiempo, estoy colocando las diapositivas.—¿Lista señorita Müller? —pregunta el profesor.Yo asiento mientrastermino de hacer los últimos arreglos y me paro en el frente y centro de toda la clase. Tomo un bocado de aire, miro a América quien me sonríe con los pulgares arriba.—Buenos días. Me he acercado a un barrio de la ciudad llamado Lakeview, donde pudimos hablar con Elena Coox.—hablo con naturalidad y confianza hasta que miro al profesor quien abre sus ojos.—La chica antes mencionada me ha dejado entrar a su casa, me ha brindado información que no todos los medios de comunicació