es bastante tarde, los chicos se han ido hace apenas una hora y quiero terminar mi reportaje, es para el miércoles, pero sé que en los días que me quedan no me dará mucho tiempo. Bostezo y tomo de mi café.
La luz de mi celular llama mi atención.
Alan:
"Deberías de dormir temprano, eso es malo para el rendimiento académico"
¿Cómo sabe que aún estoy despierta?
Bella:
"Tengo que terminar mis tareas, ¿tú por qué no estas durmiendo?"
Alan:
"Te recuerdo que yo también estudio, tengo tareas que hacer"
Me imagino por un momento a un Alan concentrado escribiendo en papeles o leyendo libros para estudiar, no parece un chico muy aplicado, pero si es de los que se acuesta tan tarde haciendo sus deberes son dos
«Tienes preocupación excesiva y sentimientos de miedo, temor, terror y desasosiego. Es posible que hayas desarrollado un trastorno deansiedad, esto pasa por cambios de vida, experiencias negativas o traumáticas durante la infancia, o un suceso negativo o traumático reciente.» Exactamente esas palabras me acaban de decir la doctora Baker luego de explicarle alguno de mis síntomas y experiencias.Yo solo estoy sentada en el sillón nuevamente mirándola al rostro, luego de dos sesiones más me he sentido un poco más tranquila y en confianza.Cuando estaba en la secundaria me dieron una clase que se llamaba “Psicología” y muchas veces estudiamos este tema, nos decían que nos mantuviéramos alerta y que es más común en los jóvenes. Para ese entonces pensaba que esto era imposible que me pasara a mí, hasta que conocí a Matí
Estoy a punto de pasar a exponer mi reportaje. Los nervios me consumen un poco, pero el anillo que compre hace unos días me ayuda bastante. El idioma sigue siendo un problema, hay muchas cosas que faltan por redactar mejor, pero ya no tengo tiempo, estoy colocando las diapositivas.—¿Lista señorita Müller? —pregunta el profesor.Yo asiento mientrastermino de hacer los últimos arreglos y me paro en el frente y centro de toda la clase. Tomo un bocado de aire, miro a América quien me sonríe con los pulgares arriba.—Buenos días. Me he acercado a un barrio de la ciudad llamado Lakeview, donde pudimos hablar con Elena Coox.—hablo con naturalidad y confianza hasta que miro al profesor quien abre sus ojos.—La chica antes mencionada me ha dejado entrar a su casa, me ha brindado información que no todos los medios de comunicació
Luego de lo que paso con Valeria pensé que no volvería a confiar en ninguna otra persona que se acercara a mí con esa labia comprada de “amistad”. Pero entonces conocí a Aria, América y Elena, a pesar de que no les he dado mi confianza por completo las considero un poco cercanas.Posteriormente están mis malos ratos con Matías, el desgraciado me quitó mi integridad como persona y me dejo ese temor por cualquier chico que no fuese mi hermano y mi padre. Y aquí esta Alan frente a mí, con su lindo rostro y ojos llamativos haciéndome sentir un poquito cómoda a su alrededor.Y la verdad no estoy segura si todo esto está bien.Estamos parados frente a frente, su mano aún está en mi mejilla, sus ojos son un gris muy oscuro, no están tan claros como estoy acostumbrada a verlos.—Tus ojos son de un gris bastante bonitos. —le
Me muevo un poco, siento algo cálido y pesado en mi cama, abro los ojos para encontrarme a la persona a mi lado derecho.Alan esta boca abajo con el rostro a mí. El moretón en su mejilla se ve peor ahora, está muy pálido, no me muevo más, solo me quede ahí observándolo, siempre he dicho que Alan es muy guapo y lo confirmo ahora. Su nariz es perfilada y sus cejas son bastante pobladas tienen una forma que queda perfecto con su rostro simétrico, este chico es realmente muy guapo, pero hasta ahora solo lo veo como un amigo, un amigo con el cual me gusta pasar tiempo.—¿Por qué me miras tanto?—dice con voz ronca por el sueño. Aún tiene los ojos cerrados.—No te estoy mirando.—tapo mi rostro con mis manos.—Te siento, Bella Müller—sonríe.—sí me estabas mirando.—abre los ojos. Ahora se le ven extremadament
La noche llega y yo decido venir al departamento de las chicas para arreglarme junto con ellas luego de tantas suplicas de su parte.América está disfrazada de conejita y Aria de diosa. Yo por lo contrario solo tengo un vestido color blanco pegado con mangas de blonda, me miro en el espejo cuerpo completo que tiene Aria en su habitación, en lo personal nunca me he sentido fea, no tengo buenos atributos, y tampoco soy extremadamente delgada, mis pechos son pequeños pero mi trasero está muy bien para mi cuerpo. El vestido deja ver el pequeño tatuaje que tengo en mi clavícula izquierda.Mi celular empieza a sonar, veo el número no es de aquí, es de Venezuela, pienso inmediatamente en mi familia y contesto.—Hola.—digo en español.—Bella.—reconozco la voz de inmediato y mi respiración se agita. Trago grueso—me encontré a tu madre y me ha
Llegamos a la fraternidad donde es la fiesta luego que Brian pasara por nosotras, es muy cerca de la universidad y nuestras residencias.Thiago está disfrazado de conejo y Brian de algún tipo de Dios también, me da mucha gracia sus disfraces.Entramos a la gran casa decorado de color naranja con negro y blanco, el jardín delantero tiene “fantasmas” y supuestas telarañas, mientras que por dentro todo este oscuro decorado con “Vampiros y personas muertas”.Me percato que Aria y América le dicen algo a Alan, las dos tienen el ceño fruncido, las ignoro, tomo un trago que me da Thiago.—Wow, Bella, tienes nombre de princesa, pero la garganta de un ogro. —sonrío tragando el líquido amargo que tenía imagen de una copa de sangre.—Tengo práctica. —alzo mi copa haciendo una señal de brindis mientras llegan los chicos a la mesa.
El dolor de cabeza hace que me despierte del sueño profundo en el que estaba.Estoy boca abajo con un peso en mi cintura, me muevo un poco. Recuerdo lo de anoche y mi corazón late con mucha fuerza, no me muevo más ya que el brazo que me envuelve es de Alan.Siento algo en mi pecho al verlo a mi lado, solo con un pantalón de chándal, con los ojos cerrados y el rostro tranquilo.Me gustó mucho lo que hicimos anoche. Pensé que no le iba a gustar el quedarme dormida en su cama, pero solo se acostó a mi lado y ahora esta abrazándome.—Buenos días, Bella—dice con voz ronca sin abrir los ojos¿Cómo sabe cuando uno se despierta?—Buenos días. —acomodo mis brazos debajo de la almohada. Me duele muchísimo la cabeza.—Te ves más horrible recién levantada y de paso trasnochada. —abre sus ojos que ahor
Con estas palabras mis manos empiezan a temblar, ella está sola.—Elena, ya voy. —el miedo comienza a recorrer por mi pecho.Corro hasta mi habitación tomo las llaves de mi auto e inmediatamente salgo del apartamento para ir a su casa.—Bella—solloza—No aguanto, tengo miedo. Ayúdame.—Ya voy. —corro escaleras abajo para llegar hasta el estacionamiento. —Elena, llama a una ambulancia…—escucho dos tonos. Se ha caído la llamada—¡Mierda!—Corro hasta mi auto, salgo del estacionamiento directo a la avenida, marco el número de Alan, uno, dos, tres, cuatro tonos.— Alan, contesta.—giro la esquina. Mis manos golpean fuerte el volante cuando encuentro el semáforo en rojo y una pequeña cola.Elena ha confiado en mí, nos hemos vuelto un poco cercanas, y no la puedo dejar morir o su bebé.Siempre he sido