Llegamos a la fraternidad donde es la fiesta luego que Brian pasara por nosotras, es muy cerca de la universidad y nuestras residencias.
Thiago está disfrazado de conejo y Brian de algún tipo de Dios también, me da mucha gracia sus disfraces.
Entramos a la gran casa decorado de color naranja con negro y blanco, el jardín delantero tiene “fantasmas” y supuestas telarañas, mientras que por dentro todo este oscuro decorado con “Vampiros y personas muertas”.
Me percato que Aria y América le dicen algo a Alan, las dos tienen el ceño fruncido, las ignoro, tomo un trago que me da Thiago.
—Wow, Bella, tienes nombre de princesa, pero la garganta de un ogro. —sonrío tragando el líquido amargo que tenía imagen de una copa de sangre.
—Tengo práctica. —alzo mi copa haciendo una señal de brindis mientras llegan los chicos a la mesa.
El dolor de cabeza hace que me despierte del sueño profundo en el que estaba.Estoy boca abajo con un peso en mi cintura, me muevo un poco. Recuerdo lo de anoche y mi corazón late con mucha fuerza, no me muevo más ya que el brazo que me envuelve es de Alan.Siento algo en mi pecho al verlo a mi lado, solo con un pantalón de chándal, con los ojos cerrados y el rostro tranquilo.Me gustó mucho lo que hicimos anoche. Pensé que no le iba a gustar el quedarme dormida en su cama, pero solo se acostó a mi lado y ahora esta abrazándome.—Buenos días, Bella—dice con voz ronca sin abrir los ojos¿Cómo sabe cuando uno se despierta?—Buenos días. —acomodo mis brazos debajo de la almohada. Me duele muchísimo la cabeza.—Te ves más horrible recién levantada y de paso trasnochada. —abre sus ojos que ahor
Con estas palabras mis manos empiezan a temblar, ella está sola.—Elena, ya voy. —el miedo comienza a recorrer por mi pecho.Corro hasta mi habitación tomo las llaves de mi auto e inmediatamente salgo del apartamento para ir a su casa.—Bella—solloza—No aguanto, tengo miedo. Ayúdame.—Ya voy. —corro escaleras abajo para llegar hasta el estacionamiento. —Elena, llama a una ambulancia…—escucho dos tonos. Se ha caído la llamada—¡Mierda!—Corro hasta mi auto, salgo del estacionamiento directo a la avenida, marco el número de Alan, uno, dos, tres, cuatro tonos.— Alan, contesta.—giro la esquina. Mis manos golpean fuerte el volante cuando encuentro el semáforo en rojo y una pequeña cola.Elena ha confiado en mí, nos hemos vuelto un poco cercanas, y no la puedo dejar morir o su bebé.Siempre he sido
A veces no valoramos muchas cosas; como la familia, los amigos, la paz, las personas que te rodean, y la vida es tan fugaz que te puede arrebatar a alguien que amas en tan solo minutos, en tan solo segundos, todo pasa tan rápido.Hace unos meses estaba en mi casa en Venezuela, con miedos que al graduarme me iba a casar con Matías porque no tenía valentía para salir de esa relación, e iba a ser una reportera exitosa en Caracas.Siempre lo tuve todo tratando de no ser una niña malcriada, de estar consciente de las necesidades de las demás personas.Mis profesores tanto en la universidad como en el colegio me decían lo inteligente que soy, pero la inteligencia no te salva de la vida, de la parte difícil que es sobrellevar las cosas que te pasan. Nadie ni nada te puede salvar de sentir dolor, por una traición, por una pérdida, por lo que te hacen las personas que se supone
Alan.Miento si digo que a veces no siento miedo. Y es que hay tantas cosas en la vida las cuales me hacen sentirlo, una de ellas que le hicieran daño a mi hermana, y se lo hicieron de la peor forma que le pueden dañar a una mujer. Tengo tanto miedo de perderla, de que algo le pase, nunca la he tenido tan lejos de mí en todos los sentidos y Elena es y siempre será una de las personas más importantes de mi vida.Me siento demasiado frustrado por no poder hacer nada, quise matar al maldito que le hizo daño y juro que si no es porque una noche mamá me llamó llorando desesperada que se habían llevado a mi hermanita de emergencias al hospital ahora estuviese en la cárcel con condena de asesinato.Muchas veces siento que todo es mi culpa, aunque todos sabemos que entre todos dimos un grano de arena a la resolución de la situación.—¿Qué piens
Alan está realmente enojado y no es para menos, lo entiendo, comprendo que se preocupe por su hermana.Hoy he conocido un lado de él, el impulsivo, el que no mide su tono de voz al estar molesto, solo le importó lo que sentía dentro de él sin ver lo que de verdad quiere su hermana.Por una parte, me molesta su actitud, pero por otra parte lo comprendo mucho ya que yo también tengo hermanas, y si algo les pasa estaría aterrada.Y sé porque yo no le dije nada a mi familia sobre todo lo que me pasó estos últimos años, mi hermano y padre sí hubiesen matado a Matías, y ellos sí habrían salido de la cárcel con muchísimo dinero de por medio y nunca se hubiese comprobado que fueron ellos.Camino nuevamente hasta la sala donde está Elena, le sonrío y me siento debajo de sus pies. Esta chica me cae muy bien, y me recuerda a mis herman
—Pensé que eras una chica más inocente—dice Alan colocándose su pantalón luego de salir del baño y limpiarse.—Pensaste mal de mí—ahora salgo yo del baño con una bata de baño.—No juzgues a un libro por su portada—se sienta en el sillón. Los dos reímos.—Mierda. —exclamo cuando le veo la espalda desnuda. Está bastante roja y se le notan mucho algunas heridas.—¿Qué? —pregunta.—Tu espalda. — él ríe.—Me imagino como debe estar, me arde jodidamente—me mira.—Lo siento—le digo sonriendo. Me siento a su lado.—No hay problema. —me miraEn todo el tiempo que estuve en el baño estuve pensando esta situación, me gusta estar con Alan y me fascina tener sexo con él, sé que simples amigos ya n
Estar sentada frente a la doctora Baker cada sesión se vuelve más fácil, de hecho, ya casi me he abierto completamente a ella y eso me agrada, ha tenido bastante paciencia conmigo, si en toda la consulta solo quiero sentarme aquí y hablar sobre cómo le di comida a un perrito de la calle lo hace y ya. —Has dejado de morderte los labios. —me dice luego de un rato en silencio. Tiene razón, desde que me compre el anillo me concentro en usarlo a pesar que a veces me tienta la idea de hacer olvidar el dolor de mi pecho con el de mis labios. —Sí, ha sido un proceso, pero lo he hecho. —sonrío. —Me alegra bastante, es un paso gigante, aunque parezca mínimo. Siempre recuerda, Bella. Todo pequeño paso es algo gigante para tu avance. —me devuelve la sonrisa. Me siento un poco tranquila luego de algunos días. —He conocido a un chico. —le confieso—ella alza sus cejas y me mira con atención—hemos tenido relaciones hace algunos días y bueno… ahora res
Un simple «Cosas de la vida» y la interrupción de Elena fueron suficiente para que Alan olvidara lo que sea que cruzó por su cabeza.Pero la verdadera pregunta es: ¿Hasta cuándo?Y yo soy fiel creyente de que las cosas pasan por algo. Creo mucho en el destino y en que todo lo que a uno le pasa es porque uno se lo busca. Las decisiones son las que cambian el destino, y a veces tomamos decisiones equivocadas en la vida.Eso me lleva a que debo dejar de ver a Alan seguidamente si quiero mantener todo para mí.Estoy sentada en una banca del campus que un libro cerrado en mis manos riéndome a carcajadas.—No lo puedo creer. —digo entre risas. El castaño me cuenta una de sus anécdotas de sus primeros años en la universidad.—En serio, te lo juro—dice él riendo—Y lo peor que un año después todos aún se reían de