— ¡Amiga! Qué bueno que estás aquí — saluda una emocionada Lorena.— No queremos molestar, solo los vimos y quisimos saludarlos — avisó Keila, pero Lorena estaba emocionada, por lo que Cristhian iba a decir.Era obvio, que deseaba que su amiga estuviera presente para ese momento importante en su vida. Observó a Cristhian, y vio su sonrisa, creyendo que estaba bien.— Por favor Keila, siéntate con nosotros. Tú también, cuñado — comentó, de forma emocionada.Cristhian, perdido en sus pensamientos, no le quedó más remedio que aceptar y sonreír forzosamente. Estaba claro que Lorena era el tipo de mujer muy impulsiva, muy inocente y no entendía las señales negativas. Al menos, las que le afectaba directamente.— Acompáñenos — respondió.Tanto Enzo y su novia, aceptaron y comenzaron a hablar de temas triviales. Al principio, Cris agradecía que no se tocara el tema, y suplicó a Enzo, que convenciera para irse a otro lugar.— ¿Por qué?— Quiero romper, pero Lorena solo está allí feliz, y tu n
Keila estaba en el hospital, esperando a que Enzo entrara por esa puerta y le dijera que todo estaba bien; sin embargo, los minutos pasaban y parecía que él nunca aparecería. — Debes calmarte, Keila. Vendrá pronto. — Tenía una herida en la pierna. ¿Qué tal si la pierde por no tratársela? — cuestionó con preocupación. — Estamos hablando del gran empresario, internacional, Keila. — ¿Quién es el gran empresario? — Su voz llenó la pequeña habitación, y la emoción iluminó los ojitos cristalizados de la joven asistente —. Estoy bien, amor. No tienes que preocuparte tanto. — ¿Cómo no hacerlo? Estaba asustada — respondió —. Tu pierna sigue herida, Enzo. — Ya me lo van a curar — La tranquilizó —. Quería verte primero. Luego de un rato, Enzo volvía, caminando como sin nada, pese a que no debía hacer eso. Se colocó al lado de Keila, en la camilla, y listo, estaba con su novia. Es lo que más deseaba desde que la vio subir a la ambulancia. — Estás loco, Enzo. — No te emociona que lo esté p
Enzo estaba demasiado preocupado, desesperado. Ver a su chica así, sufriendo por un dolor, era algo que no le gustaba presenciar.— Todo va a estar bien — susurraba en repetidas veces, mientras ella se torcía en sus brazos —. Necesito un doctor, por favor. Mi prometida se siente mal.Rápidamente los enfermeros, la colocan en una camilla, y él médico actúa de inmediato.— ¿Su nombre?— Keila Nazareth Huxely — responde Enzo por ella —. Ella estuvo en el hospital por un golpe, pero le dieron el alta ese mismo día.El médico miró la pequeña venda de la mujer y asintió, para después seguirla.— La vamos a atender muy bien, señor.Enzo, cansado y preocupado, se queda esperando detrás de la puerta. Recibe una llamada de su chofer en ese instante.— ¿Sí? — responde seco. La respiración parece faltarle en ese instante.— El cuerpo ha sido movido a la morgue. Las autoridades precisan su declaración de los hechos — El hombre soltó un suspiro cansino —. He solicitado que nada salga a la luz.— Ir
Los que ellos no sabían, es que había alguien rondando la clínica, y ahora sus enemigos, estaban enterados de dicho embarazo peligroso.Cristhian estaba en shock, y aunque estaba disimulando muy bien, en su interior deseaba estar muerto y no ser testigo, de cómo el amor de su vida, era feliz con otro. Su corazón se hacía trizas, y lo peor es, que no tenía a nadie con quien hablarlo.Sacó las llaves de su carro, y se marchó, sin importarle dejar a su novia sola, en el estacionamiento del hospital. Necesitaba deshacerse de ese sentimiento, del dolor en su pecho. Las lágrimas corrían por sus mejillas, a la par que avanzaba por el tráfico.Golpeó varias veces el volante, hasta que se estacionó a un lado de la carretera.— ¡Maldita sea! ¿Por qué? ¿Por qué? — Así estuvo varios minutos, repitiendo las mismas palabras, incontables veces, mientras se sumergía en un llanto silencioso en la oscura carretera.Volvió a encender el vehículo, y se marchó hasta un bar.Mientras tanto, augusto estaba
Estaban acostados en el hotel, cuando Keila recibió una llamada de Lorena.— Amiga, ¿cómo estás? — consultó.— Hola Kei, perdón que te moleste. Quería saber cómo estabas, es que no fui a verte — comentó su amiga.— Estoy bien, Enzo ha sido muy sobreprotector conmigo — respondió —. No me deja ni siquiera ir a la cocina por un vaso de agua.— Que exagerado, pero que feliz me pone, que te cuide — Keila notó, que la voz de su amiga, no era del todo alegre, como suele serlo.— ¿Qué sucede? — preguntó sin titubear.— Odio que me conozcas demasiado — respondió Lorena, y luego, se escuchó un sollozo.— Lo hago. Somos mejores amigas desde pequeñas, ahora cuéntame, ¿qué te tiene así?— Cristhian no volvió a la casa desde que estabas en el hospital. Lo llamo y no contesta, y no sé, juro que no sé dónde buscarlo — Sollozó —. No sé qué tiene y no quiere decírmelo. No lo entiendo amiga, juro que intento, pero no logro entenderlo.Keila se había percatado del comportamiento de Cristhian con ella, y,
Valentina no podía creer, lo que ese hombre le estaba pidiendo. Definitivamente, no estaba en sus planes, dejar que ese niño sobreviva. Debía eliminarse a como sea. — No me parece. Ellos han arruinado mi vida — masculló la mujer. augusto, soltó un suspiró, y miró hacia la empresa; al ver que ya no estaba, rodeó el vehículo e ingresó en su interior —. No te invité a quedarte. — Lo has hecho — responde, marcando nuevamente el número de Camila —. M*****a perra. — ¿A quién llamas? — consultó. — ¿Te importa? — Mejor bájate de mi auto — ordenó la chica. En un movimiento rápido, Augusto rodeo su mano en el blanco cuello de ella, impidiéndole que respire. — Harás lo que digo, ¿ok? — Ella asintió, sin decir ni una sola palabra —. No lastimarás a esa mujer y al niño. Aflojo su agarre, logrando liberarla. — ¿Qué te pasa, loco? Ni siquiera te conozco para que vengas a amenazarme… — Silencio. Valentina estaba petrificada como estaba siendo apuntada por un arma. Augusto se le estaba acaband
— ¿Qué has hecho? — indagó Valentina. Miró por la ventanilla, y luego el arma —. ¿Le disparaste?— Lo lesioné. Necesitaba sacarlo del camino, para realizar mi plan — contestó, jugando con el arma, apuntándola en ese tanto —. Igual, no me importaría si muere.— ¿Por qué no contrataste a alguien para que lo haga?— Eso no es asunto tuyo — respondió, serio. La verdad era, que no deseaba que supieran de que estaba solo en ese juego.Su padre le había dado la espalda, por lo que necesitaba un plan b, para salir del pozo. Valentina ingenuamente, comenzó a verlo con otros ojos, sin entender que solo sería una víctima más de juego macabro; sin embargo, el hombre había encontrado la forma de manipularla.Valentina nunca había recibido afecto, al menos por parte del que sea un hombre fuera de su familia. Tenía una familia que la adoraba, y próximamente sería la heredera del imperio de la misma. No obstante, la jovencita nunca recibió un afecto sincero de parte de los chicos que salían con ella,
» En el peor de los conceptos. «Pensó Keila en ese momento, mientras era transportada en el asiento trasero. No la lastimó, no la amarró las manos, como la última vez, ni amordazó su boca. Ella iba sentada a su lado, mientras él tarareaba una canción y conducía. — No confío en ti — respondió la mujer. — Un punto a tu favor — añadió. Se recostó sobre ella, y abrió el coche, para empujarla. Keila gritó fuerte, por la impresión, y luego sintió su cuerpo estrellarse sobre el pavimento, alejados de toda civilización. El primer acto de la mujer, fue proteger su vientre, mientras gemía de dolor. A lo lejos, vio el auto detenerse, y luego, moverse en reversa. De él, bajó augusto, con una sonrisa peculiar en su rostro. — ¡Uf! Fue sin querer — manifestó el hombre, después de detenerse a su lado. Estaba actuando justo como aquella vez, antes de aplicarle un sedante y meterla a un quirófano. — ¿Qué es lo que quieres? ¿Por qué me lastimas? — gritó, desesperada. El hombre sacó su celular y