Camila había llegado en el peor omento posible. Cristhian no quería decirle nada en frente de ella, por lo que la ignoró drásticamente.— ¿Cristhian? — Lo llamó Enzo. Todos estaban atentos a lo que diría.— Creo que no estás haciendo tu trabajo como corresponde — escupió. Camila lo miró sorprendida —. Augusto ha estado metido en la vida de Keila y no has impedido, incluso los hombres que habías contratado se dieron cuenta.No eran mentiras las palabras de Cristhian, pero una mejor forma de desviar la atención. Sacó el celular y envió un mensaje a su amigo, con las fotos que había capturado. Y, le sugirió que la vigilara para saber que estaba pasando exactamente.Muy inteligente.Enzo, tomó el celular y lo leyó, para después fruncir el ceño. Inmediatamente, también le había llegado un mensaje de su investigador, con las mismas fotografías, pero más nítidas, además, de que Valentina era la mujer que publicó la foto en internet.— ¿Algo que decir, Camila?— Quizás he dejado de lado… — En
Los días pasaron y, finalmente parecía todo encajar en su lugar, a excepción de Camila, que cada vez, parecía más molesta con todos.— ¿Qué te sucede? — peguntó el hombre a su lado, mientras ella, revisaba su iPad.— Nada — respondió tosca.Se puso de pie, y caminó hacia la botella de alcohol, para servirse un vaso. El hombre la imitó, pero en lugar de servirse en un vaso limpio, tomó de ella. En un movimiento brusco, la tomó del cabello, y la sometió a su fuerza, derramando en su boca el líquido amargo de wisky, haciéndola toser.— No olvides, quien eres y gracias a quien estás donde estás — farfulló, con voz amenazante —, de lo contrario, seguirías siendo la escoria de siempre.— Está bien — musitó ella, un poco asustada.— No me ocultes nada. ¿Me ocultas algo? — cuestionó, presionando más su agarre.Ella negó.El hombre la soltó y bufó.— No te estoy ocultando nada. Te lo juro — aseguró.— No me importa si lo haces, igual me voy a enterar. De momento, consígueme otra secretaria — m
— ¡Amiga! Qué bueno que estás aquí — saluda una emocionada Lorena.— No queremos molestar, solo los vimos y quisimos saludarlos — avisó Keila, pero Lorena estaba emocionada, por lo que Cristhian iba a decir.Era obvio, que deseaba que su amiga estuviera presente para ese momento importante en su vida. Observó a Cristhian, y vio su sonrisa, creyendo que estaba bien.— Por favor Keila, siéntate con nosotros. Tú también, cuñado — comentó, de forma emocionada.Cristhian, perdido en sus pensamientos, no le quedó más remedio que aceptar y sonreír forzosamente. Estaba claro que Lorena era el tipo de mujer muy impulsiva, muy inocente y no entendía las señales negativas. Al menos, las que le afectaba directamente.— Acompáñenos — respondió.Tanto Enzo y su novia, aceptaron y comenzaron a hablar de temas triviales. Al principio, Cris agradecía que no se tocara el tema, y suplicó a Enzo, que convenciera para irse a otro lugar.— ¿Por qué?— Quiero romper, pero Lorena solo está allí feliz, y tu n
Keila estaba en el hospital, esperando a que Enzo entrara por esa puerta y le dijera que todo estaba bien; sin embargo, los minutos pasaban y parecía que él nunca aparecería. — Debes calmarte, Keila. Vendrá pronto. — Tenía una herida en la pierna. ¿Qué tal si la pierde por no tratársela? — cuestionó con preocupación. — Estamos hablando del gran empresario, internacional, Keila. — ¿Quién es el gran empresario? — Su voz llenó la pequeña habitación, y la emoción iluminó los ojitos cristalizados de la joven asistente —. Estoy bien, amor. No tienes que preocuparte tanto. — ¿Cómo no hacerlo? Estaba asustada — respondió —. Tu pierna sigue herida, Enzo. — Ya me lo van a curar — La tranquilizó —. Quería verte primero. Luego de un rato, Enzo volvía, caminando como sin nada, pese a que no debía hacer eso. Se colocó al lado de Keila, en la camilla, y listo, estaba con su novia. Es lo que más deseaba desde que la vio subir a la ambulancia. — Estás loco, Enzo. — No te emociona que lo esté p
Enzo estaba demasiado preocupado, desesperado. Ver a su chica así, sufriendo por un dolor, era algo que no le gustaba presenciar.— Todo va a estar bien — susurraba en repetidas veces, mientras ella se torcía en sus brazos —. Necesito un doctor, por favor. Mi prometida se siente mal.Rápidamente los enfermeros, la colocan en una camilla, y él médico actúa de inmediato.— ¿Su nombre?— Keila Nazareth Huxely — responde Enzo por ella —. Ella estuvo en el hospital por un golpe, pero le dieron el alta ese mismo día.El médico miró la pequeña venda de la mujer y asintió, para después seguirla.— La vamos a atender muy bien, señor.Enzo, cansado y preocupado, se queda esperando detrás de la puerta. Recibe una llamada de su chofer en ese instante.— ¿Sí? — responde seco. La respiración parece faltarle en ese instante.— El cuerpo ha sido movido a la morgue. Las autoridades precisan su declaración de los hechos — El hombre soltó un suspiro cansino —. He solicitado que nada salga a la luz.— Ir
Los que ellos no sabían, es que había alguien rondando la clínica, y ahora sus enemigos, estaban enterados de dicho embarazo peligroso.Cristhian estaba en shock, y aunque estaba disimulando muy bien, en su interior deseaba estar muerto y no ser testigo, de cómo el amor de su vida, era feliz con otro. Su corazón se hacía trizas, y lo peor es, que no tenía a nadie con quien hablarlo.Sacó las llaves de su carro, y se marchó, sin importarle dejar a su novia sola, en el estacionamiento del hospital. Necesitaba deshacerse de ese sentimiento, del dolor en su pecho. Las lágrimas corrían por sus mejillas, a la par que avanzaba por el tráfico.Golpeó varias veces el volante, hasta que se estacionó a un lado de la carretera.— ¡Maldita sea! ¿Por qué? ¿Por qué? — Así estuvo varios minutos, repitiendo las mismas palabras, incontables veces, mientras se sumergía en un llanto silencioso en la oscura carretera.Volvió a encender el vehículo, y se marchó hasta un bar.Mientras tanto, augusto estaba
Estaban acostados en el hotel, cuando Keila recibió una llamada de Lorena.— Amiga, ¿cómo estás? — consultó.— Hola Kei, perdón que te moleste. Quería saber cómo estabas, es que no fui a verte — comentó su amiga.— Estoy bien, Enzo ha sido muy sobreprotector conmigo — respondió —. No me deja ni siquiera ir a la cocina por un vaso de agua.— Que exagerado, pero que feliz me pone, que te cuide — Keila notó, que la voz de su amiga, no era del todo alegre, como suele serlo.— ¿Qué sucede? — preguntó sin titubear.— Odio que me conozcas demasiado — respondió Lorena, y luego, se escuchó un sollozo.— Lo hago. Somos mejores amigas desde pequeñas, ahora cuéntame, ¿qué te tiene así?— Cristhian no volvió a la casa desde que estabas en el hospital. Lo llamo y no contesta, y no sé, juro que no sé dónde buscarlo — Sollozó —. No sé qué tiene y no quiere decírmelo. No lo entiendo amiga, juro que intento, pero no logro entenderlo.Keila se había percatado del comportamiento de Cristhian con ella, y,
Valentina no podía creer, lo que ese hombre le estaba pidiendo. Definitivamente, no estaba en sus planes, dejar que ese niño sobreviva. Debía eliminarse a como sea. — No me parece. Ellos han arruinado mi vida — masculló la mujer. augusto, soltó un suspiró, y miró hacia la empresa; al ver que ya no estaba, rodeó el vehículo e ingresó en su interior —. No te invité a quedarte. — Lo has hecho — responde, marcando nuevamente el número de Camila —. M*****a perra. — ¿A quién llamas? — consultó. — ¿Te importa? — Mejor bájate de mi auto — ordenó la chica. En un movimiento rápido, Augusto rodeo su mano en el blanco cuello de ella, impidiéndole que respire. — Harás lo que digo, ¿ok? — Ella asintió, sin decir ni una sola palabra —. No lastimarás a esa mujer y al niño. Aflojo su agarre, logrando liberarla. — ¿Qué te pasa, loco? Ni siquiera te conozco para que vengas a amenazarme… — Silencio. Valentina estaba petrificada como estaba siendo apuntada por un arma. Augusto se le estaba acaband