Cristhian buscaba de todas las formas posibles contactar a su amigo, pero este no atendía la puta llamada. Tampoco lo hacía Camila, y necesitaba explicarle lo que estaba pasando y la renuncia de Keila. Estaba casi seguro, que su amigo, se volvería loco; aunque, por muy egoísta que suene, una parte de él, estaba feliz con la decisión de ella.Por otra parte, Enzo estaba abordando el avión, desesperado por entender lo que sucede. Tanto como su hermano y su madre, deciden acompañarlo nuevamente a California y ayudar en lo que estuvieran en sus manos. Su madre, principalmente, estaba bastante preocupada.— ¿Cómo pudiste dejarla sola, sabiendo el peligro que corría? — reclamó la señora Mondragón —. Tú, como la encargada del caso, debiste advertirle.Camila, no respondió nada, pero sabía que ella tenía razón, aunque sus deseos de que terminen, eran más importantes en esos momentos.Por otra parte, Keila despertó de la inconsciencia, y se dio cuenta que está en un avión. Frente a ella, está
Camila estaba sentada a un lado, de la enamorada pareja. Keila se encontraba durmiendo plácidamente, y la mujer odiaba, como Enzo velaba por sus sueños.El hombre se había equivocado de sobremanera, en varias ocasiones, siendo Keila, quien sufría las consecuencias de sus acciones. Levantó la vista y miró a la detective, descubriendo que los miraba. Se levantó y se acercó a ella.— Lo siento por lo de hoy — manifestó.— No te preocupes. En tu lugar, actuaría de la misma forma — respondió ella. Extendió su mano y acarició la de él, al percatarse que Keila los observaba —. Debías salvarla.— No sé si volverá conmigo — susurró de repente el magnate —. Me he equivocado mucho y ella ha salido herida.— Entonces, ¿por qué no la dejas ir? — inquirió. Realmente no quería que ella escuchara su declaración —. Debes respetar la decisión de ella.— Porque recién hemos empezado, y necesito de ella para vivir.Esa declaración fue fenomenal, claro que sí; pero lo que venía después, era algo que podrí
Tratando de no darle tantas vueltas al asunto, no le menciona nada al respecto y continúa con su trabajo normalmente. Lorena llega hasta ella para ir a almorzar juntas.— ¿Cómo estás? No me llamaste, no me buscaste. ¿Sabes siquiera lo preocupada que estaba, Keila? — reclamó su amiga.— Ya vez. Estoy bien — La miró con cariño —. Gracias por moverte rápido.— Todos son veloces si se trata de ti — farfulló la mujer. Keila frunció el ceño —. Cristhian reaccionó como un loco y fue en tu búsqueda. Era como si fueras más importante que yo.Keila no sabía cómo actuar con el comentario de su amiga, pues ciertamente, no vio al hombre allá.— Yo no he visto allá, solo Enzo llegó por mí — respondió —. Además, creo que estás exagerando un poco. Él te ama, o si no, ¿por qué más estaría contigo?Lorena soltó un suspiro y tomó las manos de su amiga, dándole la razón. Quizás estaba exagerando un poco las cosas; además, ella no tenía la culpa del comportamiento loco de su novio.— Tienes razón. En fin,
Camila había llegado en el peor omento posible. Cristhian no quería decirle nada en frente de ella, por lo que la ignoró drásticamente.— ¿Cristhian? — Lo llamó Enzo. Todos estaban atentos a lo que diría.— Creo que no estás haciendo tu trabajo como corresponde — escupió. Camila lo miró sorprendida —. Augusto ha estado metido en la vida de Keila y no has impedido, incluso los hombres que habías contratado se dieron cuenta.No eran mentiras las palabras de Cristhian, pero una mejor forma de desviar la atención. Sacó el celular y envió un mensaje a su amigo, con las fotos que había capturado. Y, le sugirió que la vigilara para saber que estaba pasando exactamente.Muy inteligente.Enzo, tomó el celular y lo leyó, para después fruncir el ceño. Inmediatamente, también le había llegado un mensaje de su investigador, con las mismas fotografías, pero más nítidas, además, de que Valentina era la mujer que publicó la foto en internet.— ¿Algo que decir, Camila?— Quizás he dejado de lado… — En
Los días pasaron y, finalmente parecía todo encajar en su lugar, a excepción de Camila, que cada vez, parecía más molesta con todos.— ¿Qué te sucede? — peguntó el hombre a su lado, mientras ella, revisaba su iPad.— Nada — respondió tosca.Se puso de pie, y caminó hacia la botella de alcohol, para servirse un vaso. El hombre la imitó, pero en lugar de servirse en un vaso limpio, tomó de ella. En un movimiento brusco, la tomó del cabello, y la sometió a su fuerza, derramando en su boca el líquido amargo de wisky, haciéndola toser.— No olvides, quien eres y gracias a quien estás donde estás — farfulló, con voz amenazante —, de lo contrario, seguirías siendo la escoria de siempre.— Está bien — musitó ella, un poco asustada.— No me ocultes nada. ¿Me ocultas algo? — cuestionó, presionando más su agarre.Ella negó.El hombre la soltó y bufó.— No te estoy ocultando nada. Te lo juro — aseguró.— No me importa si lo haces, igual me voy a enterar. De momento, consígueme otra secretaria — m
— ¡Amiga! Qué bueno que estás aquí — saluda una emocionada Lorena.— No queremos molestar, solo los vimos y quisimos saludarlos — avisó Keila, pero Lorena estaba emocionada, por lo que Cristhian iba a decir.Era obvio, que deseaba que su amiga estuviera presente para ese momento importante en su vida. Observó a Cristhian, y vio su sonrisa, creyendo que estaba bien.— Por favor Keila, siéntate con nosotros. Tú también, cuñado — comentó, de forma emocionada.Cristhian, perdido en sus pensamientos, no le quedó más remedio que aceptar y sonreír forzosamente. Estaba claro que Lorena era el tipo de mujer muy impulsiva, muy inocente y no entendía las señales negativas. Al menos, las que le afectaba directamente.— Acompáñenos — respondió.Tanto Enzo y su novia, aceptaron y comenzaron a hablar de temas triviales. Al principio, Cris agradecía que no se tocara el tema, y suplicó a Enzo, que convenciera para irse a otro lugar.— ¿Por qué?— Quiero romper, pero Lorena solo está allí feliz, y tu n
Keila estaba en el hospital, esperando a que Enzo entrara por esa puerta y le dijera que todo estaba bien; sin embargo, los minutos pasaban y parecía que él nunca aparecería. — Debes calmarte, Keila. Vendrá pronto. — Tenía una herida en la pierna. ¿Qué tal si la pierde por no tratársela? — cuestionó con preocupación. — Estamos hablando del gran empresario, internacional, Keila. — ¿Quién es el gran empresario? — Su voz llenó la pequeña habitación, y la emoción iluminó los ojitos cristalizados de la joven asistente —. Estoy bien, amor. No tienes que preocuparte tanto. — ¿Cómo no hacerlo? Estaba asustada — respondió —. Tu pierna sigue herida, Enzo. — Ya me lo van a curar — La tranquilizó —. Quería verte primero. Luego de un rato, Enzo volvía, caminando como sin nada, pese a que no debía hacer eso. Se colocó al lado de Keila, en la camilla, y listo, estaba con su novia. Es lo que más deseaba desde que la vio subir a la ambulancia. — Estás loco, Enzo. — No te emociona que lo esté p
Enzo estaba demasiado preocupado, desesperado. Ver a su chica así, sufriendo por un dolor, era algo que no le gustaba presenciar.— Todo va a estar bien — susurraba en repetidas veces, mientras ella se torcía en sus brazos —. Necesito un doctor, por favor. Mi prometida se siente mal.Rápidamente los enfermeros, la colocan en una camilla, y él médico actúa de inmediato.— ¿Su nombre?— Keila Nazareth Huxely — responde Enzo por ella —. Ella estuvo en el hospital por un golpe, pero le dieron el alta ese mismo día.El médico miró la pequeña venda de la mujer y asintió, para después seguirla.— La vamos a atender muy bien, señor.Enzo, cansado y preocupado, se queda esperando detrás de la puerta. Recibe una llamada de su chofer en ese instante.— ¿Sí? — responde seco. La respiración parece faltarle en ese instante.— El cuerpo ha sido movido a la morgue. Las autoridades precisan su declaración de los hechos — El hombre soltó un suspiro cansino —. He solicitado que nada salga a la luz.— Ir