Enzo está que... revienta de ganas de proteger a su hada.
— Prometí vengarme, y juro que lo haré — amenazó la mujer, saliendo de la oficina.Enzo gira y enfrenta a su novia.— ¿Estás bien? — preguntó, acariciando su mejilla, pasando sus dedos, por donde queda solo pocos rastros del moretón.— Estoy bien — suspiró —. Ella me odia demasiado. Me echa la culpa de lo que pasó entre ustedes.— Pero sabes que no es así.— Lo sé, pero fui una pieza clave para que tomaras la decisión — Enzo la envolvió entre sus labios.No deseaba que pensara de esa forma, porque su decisión de divorciarte, le pertenece netamente a él.— Esa decisión, lo tomé muchísimo antes de que tu empezaras a trabajar aquí. No lo olvides — manifestó, y Keila sonrió.— Estamos en el trabajo, señor Mondragón — Enzo soltó una carcajada que para Keila era adorable —. La gente siempre dice que eres incapaz de sonreír; sin embargo, yo lo he presenciado más de una vez.Enzo se apartó y la miró con dulzura, para después dejar un beso en su frente.— Μόνο εσύ έχεις εξουσία πάνω μου, νεράι
Con un dolor insoportable en todo el cuerpo; pero, especialmente en la cabeza, Enzo despierta de su larga estadía en la oscuridad. No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero parecía ser mucho. Miró el techo, desorientado, buscando rastro de vida a su alrededor, y efectivamente había alguien.Su asistente, la más hermosa mujer que había conocido, se encontraba sentada en un sillón, con el computador, siendo tecleados por sus largos y elegantes dedos. Al parecer, ella se encontraba trabajando arduamente, mientras cuidaba de él. Giró la cabeza, y lo vio con los ojos abiertos, y una sonrisa se formó en sus labios.— Estás despierto — musitó, y una lágrima desobediente, escapó de uno de sus ojos. Se limpió rápidamente —. Bienvenido de nuevo.— ¿Has estado trabajando aquí? — Ella asintió.— Con ayuda de Cristhian, mantuvimos todo en orden en la empresa — confesó, y Enzo asintió.Su rostro estaba serio, pétreo era la palabra que mejor lo describía y Keila, no entendía por qué. Estaba vivo, per
Cristhian estaba demasiado molesto, especialmente por lo que su amigo estaba haciendo, al tocar a la mujer que él quería. Él, había confesado respecto a sus sentimientos hacia Keila, él, le había hablado de aquella mujer, a la que tanto tiempo buscó, y ahora, la estaba besando. Eso, si no es un acto de traición, no sabría que más podría ser. El semblante del hombre había cambiado completamente, por lo que Lorena, le dio la espalda y se fue a bailar con su amigo. No tenía intenciones de lidiar con alguien que no quería nada con ella. No obstante, el hombre solo quería golpear a Enzo, y lo haría. Con pasos decididos, caminó hacia la feliz pareja, puso su mano en el hombro de su amigo, lo obligó a girarse, y lo golpeó con un puño directo en el rostro. Enzo, completamente desconcentrado, tenía la intensión de defenderse, pero al ver a su amigo, comprendió porque lo hacía. Keila había gritado del susto, y luego se puso delante de su novio, como modo de escudo, aun midiendo casi el doble
Con el pasar de los días, y con Enzo metido de lleno en la investigación que abrió, acompañado de policías en cubiertos, Keila sentirá su ausencia más veces, de lo que acostumbraba. Su mente, al ser débil, comenzará a cuestionar si se debe a la presión que implicar estar con ella. Tomó su celular y lo miró, mientras trabajaba arduamente en su cubículo, pero nuevamente, no atendió. Comenzaba a pensar que había conocido a alguien más, con un pasado más limpio, y menos problemas que ella. Hacía dos semanas que había viajado a Grecia, y aun no volvía, pero siempre le enviaba un sinfín de trabajos. Con eso sabía que estaba vivo. — ¿Qué tienes? — La voz de Cristhian hará que desvíe su atención del celular —. Tu rostro denota preocupación. Suspiró. — Es que, hace días que no sé de Enzo, y ya comienzo a preocuparme — el hombre frunció el ceño. Él acababa de hablar con él. Luego recordó sobre una investigación que estaba haciendo. — Seguro está demasiado ocupado con cosas del trabajo. —
CAPÍTULO 33 Keila estaba ingresando a su viejo edificio, pues, necesitaba llevar algunas cosas allí. La verdad, estaba un poco reacia a aceptar la propuesta de Enzo, pero con la insistencia de sus amigos y él, lo aceptó, por su seguridad misma; y ahora, estaba allí, recogiendo algunas pertenencias que precisaba en su nuevo hogar. Sin embargo, mientras ella estaba allí dentro, haciendo sus cosas, la puerta principal fue abierta, y un hombre ingresaba por ella. Con pasos muy livianos, llegó hasta la puerta de su habitación, donde la encontró observando una foto vieja de ella y su ex novio. De repente, lo rompió y lo aventó al basurero, al lado de su cama. — Maldito imbécil — murmuró. — Me tienes mucho cariño, Keila — habló el sujeto, sobresaltándola. Keila retrocedió varios pasos, hasta llegar a la ventana. Su cuerpo comenzó a temblar, mientras veía, como el hombre que tanto daño le había hecho, estaba completamente relajado, mirándola. Caminó y se acostó sobre la cama, y colocó su
CAPÍTULO 34 Enzo se encontraba sentado en su oficina, cuando Camila ingresa, sin ser anunciada. El hombre frunce el ceño, pero recuerda haberle pedido algo a Keila. Sonrió. — No vi a tu asistente afuera, entonces me tomé el atrevimiento de entrar sin anunciarme — manifestó. — Le pedí algo, por eso su ausencia — Camila asintió. — Traje estos papeles, para enseñarte lo que hemos encontrado de Fonseca — explicó. Enzo le pidió que se los acercara y ella encantadísima de hacerlo. No se habían percatado de la cercanía de ambos, cuando Keila ingresó con los documentos que le había pedido su jefe. El hombre, levantó la vista y luego miró a su amiga para separarse, percatándose de que casi estaban por besarse. El magnate se puso muy nervioso, comprendiendo el rostro serio de su novia. Rápidamente, apartó a Camila, haciendo que la misma, retroceda varios pasos; y se acercó a su novia. — No es lo que parece, hada — Keila, arqueó la ceja, y enfocó su atención en la mujer. Camila la miró co
CAPÍTULO 35Enzo, al enterarse de que Keila se sentía indispuesta, asumió que no querría salir, por lo que no si quiera se atrevió a molestarla. Estaba claro, de que no tenía la mínima idea de cómo actúa un novio, y estaba claro, de que Keila, lo entendía, o eso pensó él.Camila ingresaba en su oficina, vestida con gran vestido color negro, tallado en su escultural cuerpo voluptuoso.— ¿Estás listo, Enzo? — preguntó coqueta, esperando que la mirara, pero él nunca levantó la vista de su celular.Se suponía que tendría que haberle llegado el celular a Keila, pero aún no lo recibía, y no sabía cómo estaba exactamente.— Creo que debo ir primero a mirar a mi novia, y luego asistir al evento — dijo, con un semblante sombría.— ¡Estás loco! Estamos llegando muy tarde. Ella sabrá comprender — manifestó de inmediato la mujer, decepcionada por no recibir la atención que esperaba, pero segura, de no dejarlo ir.Utilizar su influencia de amiga, sería suficiente, para separarlos poco a poco.Keil
Las horas pasaban, y cuando la hora de la salida llegó, Keila se encontró con la sorpresa de que Enzo, ya no se encontraba en la empresa. No recuerda haberlo visto salir, pero, al parecer cuando fue a comer algo.Sacó su celular e intentó marcarle, pero la llamada llevaba directo al buzón, lo cual le pareció muy extraño. Intentó varias veces, hasta que se cansó y tomó la decisión de marcharse sin él.» Se supone que hablaríamos. «Masculló en sus pensamientos, un poco molesta.El comportamiento de Enzo había cambiado, y ella no entendía por qué. No recordaba haber hecho algo malo, para que actuara así.Al salir afuera, se encuentra con uno de sus hombres, y decide acercarse a preguntar.— Hola, ¿has visto al señor? — preguntó amable.— El señor ha viajado, y nos ha encargado escoltarla hasta su edificio — responde. Keila frunció el ceño sin entender nada.— ¿Sabes a dónde fue?— Grecia — respondió serio.El hombre no le había comentado nada, y con un poco de vergüenza, se acercó nuevam