Cristhian estaba demasiado molesto, especialmente por lo que su amigo estaba haciendo, al tocar a la mujer que él quería. Él, había confesado respecto a sus sentimientos hacia Keila, él, le había hablado de aquella mujer, a la que tanto tiempo buscó, y ahora, la estaba besando. Eso, si no es un acto de traición, no sabría que más podría ser. El semblante del hombre había cambiado completamente, por lo que Lorena, le dio la espalda y se fue a bailar con su amigo. No tenía intenciones de lidiar con alguien que no quería nada con ella. No obstante, el hombre solo quería golpear a Enzo, y lo haría. Con pasos decididos, caminó hacia la feliz pareja, puso su mano en el hombro de su amigo, lo obligó a girarse, y lo golpeó con un puño directo en el rostro. Enzo, completamente desconcentrado, tenía la intensión de defenderse, pero al ver a su amigo, comprendió porque lo hacía. Keila había gritado del susto, y luego se puso delante de su novio, como modo de escudo, aun midiendo casi el doble
Con el pasar de los días, y con Enzo metido de lleno en la investigación que abrió, acompañado de policías en cubiertos, Keila sentirá su ausencia más veces, de lo que acostumbraba. Su mente, al ser débil, comenzará a cuestionar si se debe a la presión que implicar estar con ella. Tomó su celular y lo miró, mientras trabajaba arduamente en su cubículo, pero nuevamente, no atendió. Comenzaba a pensar que había conocido a alguien más, con un pasado más limpio, y menos problemas que ella. Hacía dos semanas que había viajado a Grecia, y aun no volvía, pero siempre le enviaba un sinfín de trabajos. Con eso sabía que estaba vivo. — ¿Qué tienes? — La voz de Cristhian hará que desvíe su atención del celular —. Tu rostro denota preocupación. Suspiró. — Es que, hace días que no sé de Enzo, y ya comienzo a preocuparme — el hombre frunció el ceño. Él acababa de hablar con él. Luego recordó sobre una investigación que estaba haciendo. — Seguro está demasiado ocupado con cosas del trabajo. —
CAPÍTULO 33 Keila estaba ingresando a su viejo edificio, pues, necesitaba llevar algunas cosas allí. La verdad, estaba un poco reacia a aceptar la propuesta de Enzo, pero con la insistencia de sus amigos y él, lo aceptó, por su seguridad misma; y ahora, estaba allí, recogiendo algunas pertenencias que precisaba en su nuevo hogar. Sin embargo, mientras ella estaba allí dentro, haciendo sus cosas, la puerta principal fue abierta, y un hombre ingresaba por ella. Con pasos muy livianos, llegó hasta la puerta de su habitación, donde la encontró observando una foto vieja de ella y su ex novio. De repente, lo rompió y lo aventó al basurero, al lado de su cama. — Maldito imbécil — murmuró. — Me tienes mucho cariño, Keila — habló el sujeto, sobresaltándola. Keila retrocedió varios pasos, hasta llegar a la ventana. Su cuerpo comenzó a temblar, mientras veía, como el hombre que tanto daño le había hecho, estaba completamente relajado, mirándola. Caminó y se acostó sobre la cama, y colocó su
CAPÍTULO 34 Enzo se encontraba sentado en su oficina, cuando Camila ingresa, sin ser anunciada. El hombre frunce el ceño, pero recuerda haberle pedido algo a Keila. Sonrió. — No vi a tu asistente afuera, entonces me tomé el atrevimiento de entrar sin anunciarme — manifestó. — Le pedí algo, por eso su ausencia — Camila asintió. — Traje estos papeles, para enseñarte lo que hemos encontrado de Fonseca — explicó. Enzo le pidió que se los acercara y ella encantadísima de hacerlo. No se habían percatado de la cercanía de ambos, cuando Keila ingresó con los documentos que le había pedido su jefe. El hombre, levantó la vista y luego miró a su amiga para separarse, percatándose de que casi estaban por besarse. El magnate se puso muy nervioso, comprendiendo el rostro serio de su novia. Rápidamente, apartó a Camila, haciendo que la misma, retroceda varios pasos; y se acercó a su novia. — No es lo que parece, hada — Keila, arqueó la ceja, y enfocó su atención en la mujer. Camila la miró co
CAPÍTULO 35Enzo, al enterarse de que Keila se sentía indispuesta, asumió que no querría salir, por lo que no si quiera se atrevió a molestarla. Estaba claro, de que no tenía la mínima idea de cómo actúa un novio, y estaba claro, de que Keila, lo entendía, o eso pensó él.Camila ingresaba en su oficina, vestida con gran vestido color negro, tallado en su escultural cuerpo voluptuoso.— ¿Estás listo, Enzo? — preguntó coqueta, esperando que la mirara, pero él nunca levantó la vista de su celular.Se suponía que tendría que haberle llegado el celular a Keila, pero aún no lo recibía, y no sabía cómo estaba exactamente.— Creo que debo ir primero a mirar a mi novia, y luego asistir al evento — dijo, con un semblante sombría.— ¡Estás loco! Estamos llegando muy tarde. Ella sabrá comprender — manifestó de inmediato la mujer, decepcionada por no recibir la atención que esperaba, pero segura, de no dejarlo ir.Utilizar su influencia de amiga, sería suficiente, para separarlos poco a poco.Keil
Las horas pasaban, y cuando la hora de la salida llegó, Keila se encontró con la sorpresa de que Enzo, ya no se encontraba en la empresa. No recuerda haberlo visto salir, pero, al parecer cuando fue a comer algo.Sacó su celular e intentó marcarle, pero la llamada llevaba directo al buzón, lo cual le pareció muy extraño. Intentó varias veces, hasta que se cansó y tomó la decisión de marcharse sin él.» Se supone que hablaríamos. «Masculló en sus pensamientos, un poco molesta.El comportamiento de Enzo había cambiado, y ella no entendía por qué. No recordaba haber hecho algo malo, para que actuara así.Al salir afuera, se encuentra con uno de sus hombres, y decide acercarse a preguntar.— Hola, ¿has visto al señor? — preguntó amable.— El señor ha viajado, y nos ha encargado escoltarla hasta su edificio — responde. Keila frunció el ceño sin entender nada.— ¿Sabes a dónde fue?— Grecia — respondió serio.El hombre no le había comentado nada, y con un poco de vergüenza, se acercó nuevam
Cristhian buscaba de todas las formas posibles contactar a su amigo, pero este no atendía la puta llamada. Tampoco lo hacía Camila, y necesitaba explicarle lo que estaba pasando y la renuncia de Keila. Estaba casi seguro, que su amigo, se volvería loco; aunque, por muy egoísta que suene, una parte de él, estaba feliz con la decisión de ella.Por otra parte, Enzo estaba abordando el avión, desesperado por entender lo que sucede. Tanto como su hermano y su madre, deciden acompañarlo nuevamente a California y ayudar en lo que estuvieran en sus manos. Su madre, principalmente, estaba bastante preocupada.— ¿Cómo pudiste dejarla sola, sabiendo el peligro que corría? — reclamó la señora Mondragón —. Tú, como la encargada del caso, debiste advertirle.Camila, no respondió nada, pero sabía que ella tenía razón, aunque sus deseos de que terminen, eran más importantes en esos momentos.Por otra parte, Keila despertó de la inconsciencia, y se dio cuenta que está en un avión. Frente a ella, está
Camila estaba sentada a un lado, de la enamorada pareja. Keila se encontraba durmiendo plácidamente, y la mujer odiaba, como Enzo velaba por sus sueños.El hombre se había equivocado de sobremanera, en varias ocasiones, siendo Keila, quien sufría las consecuencias de sus acciones. Levantó la vista y miró a la detective, descubriendo que los miraba. Se levantó y se acercó a ella.— Lo siento por lo de hoy — manifestó.— No te preocupes. En tu lugar, actuaría de la misma forma — respondió ella. Extendió su mano y acarició la de él, al percatarse que Keila los observaba —. Debías salvarla.— No sé si volverá conmigo — susurró de repente el magnate —. Me he equivocado mucho y ella ha salido herida.— Entonces, ¿por qué no la dejas ir? — inquirió. Realmente no quería que ella escuchara su declaración —. Debes respetar la decisión de ella.— Porque recién hemos empezado, y necesito de ella para vivir.Esa declaración fue fenomenal, claro que sí; pero lo que venía después, era algo que podrí