El lugar era bullicioso, y eso le traía recuerdos de su pasado a la pobre Keila; cuando todo parecía tranquilo y de repente, todo se desmoronó. Era comprensible su semblante serio y a la defensiva; pues su primera desilusión fue en un lugar como éste.Intentaba llevarle el ritmo a su amiga, y no pensar en cosas negativas, pero era completamente difícil, cuando los hombres la observaban con deseo y se le acercaban con intensiones oscuras, ya conocidas.— ¿Saliste temprano, Keila? — preguntó un compañero de trabajo.— Fue un milagro — respondió con una sonrisa, intentando bailar.— Antes el señor, no llevaba a su asistente a sus reuniones — manifestó, sonriente, obviamente, con otras intenciones.— Es verdad — responde otra de las compañeras.Lorena, al ver lo que le estaban diciendo a su amiga, decidió intervenir.— Obviamente, porque las otras no duraban ni veinticuatro horas, en cambio, mi amiga es tan buena en su trabajo, que ha logrado que la contrate — Luego hizo un puchero —, aun
La intención de Enzo, era que esa noche, sea especial para ella, pese a que no había preparado nada especial. El hecho de que acepte, era un milagro, y si lo rechazaba, también lo comprendería, recordando aquel pasado que ella le había confiado. Sentía las ganas de vengarse de aquel sujeto, y lo haría de forma silenciosa y en el momento exacto; pero, por el momento, era solo cuidar su espalda. Llegaron a la habitación, besándose apasionadamente, como dos amantes necesitados. Keila no creía que la traería en su departamento, y tampoco que ella se dejaría. La verdad era, que hace tiempo no se sentía tan atraída por alguien, capaz de entregarse completamente. Le recordaba a aquella noche en el hotel, donde despertó en su habitación. Era locamente apuesto, e irresistible, pro no pasó a mayores; y, ahora estaba aquí, con él una vez más, a punto de llevar al segundo nivel lo que deseaban, lo que tenían. Hasta que, sus ojos se enfocaron en un pequeño trapo de encaje negro, al lado de su ca
Enzo no podía creer lo que sus ojos veían. Jamás pensó, ser testigo de algo tan atroz como esto; sin embargo, agradecía haberla encontrado antes. El hombre, regordete que estaba encima de ella, se levantó y se acomodó los pantalones, y solo eso, hizo enfurecer al magnate, que no dudó en disparar, justo en sus partes, haciendo que el hombre grite y se retuerza de dolor. Se acercó a ella, y; sin embargo, su respuesta, fue lo opuesto a lo que esperaba. Ella retrocedió y gruño desesperada, mientras mantenía los ojos cerrados por el miedo. — Tranquila, soy yo — musitó despacio, mientras tomaba sus manos, para calmarla —. Abre tus ojos, Keila. Estoy aquí para sacarte. Ella, al escuchar su voz, una sensación de paz sintió. No entendía por qué, pero agradecía; sin embargo, se rehusaba a abrir los ojos, y encontrarse con una realidad diferente. — No me hagan daño, por favor. No me hagan daño — suplicó, y Enzo, no pudo evitar sentir lástima por ella. — Ya no te harán daño — respondió. Des
— Prometí vengarme, y juro que lo haré — amenazó la mujer, saliendo de la oficina.Enzo gira y enfrenta a su novia.— ¿Estás bien? — preguntó, acariciando su mejilla, pasando sus dedos, por donde queda solo pocos rastros del moretón.— Estoy bien — suspiró —. Ella me odia demasiado. Me echa la culpa de lo que pasó entre ustedes.— Pero sabes que no es así.— Lo sé, pero fui una pieza clave para que tomaras la decisión — Enzo la envolvió entre sus labios.No deseaba que pensara de esa forma, porque su decisión de divorciarte, le pertenece netamente a él.— Esa decisión, lo tomé muchísimo antes de que tu empezaras a trabajar aquí. No lo olvides — manifestó, y Keila sonrió.— Estamos en el trabajo, señor Mondragón — Enzo soltó una carcajada que para Keila era adorable —. La gente siempre dice que eres incapaz de sonreír; sin embargo, yo lo he presenciado más de una vez.Enzo se apartó y la miró con dulzura, para después dejar un beso en su frente.— Μόνο εσύ έχεις εξουσία πάνω μου, νεράι
Con un dolor insoportable en todo el cuerpo; pero, especialmente en la cabeza, Enzo despierta de su larga estadía en la oscuridad. No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero parecía ser mucho. Miró el techo, desorientado, buscando rastro de vida a su alrededor, y efectivamente había alguien.Su asistente, la más hermosa mujer que había conocido, se encontraba sentada en un sillón, con el computador, siendo tecleados por sus largos y elegantes dedos. Al parecer, ella se encontraba trabajando arduamente, mientras cuidaba de él. Giró la cabeza, y lo vio con los ojos abiertos, y una sonrisa se formó en sus labios.— Estás despierto — musitó, y una lágrima desobediente, escapó de uno de sus ojos. Se limpió rápidamente —. Bienvenido de nuevo.— ¿Has estado trabajando aquí? — Ella asintió.— Con ayuda de Cristhian, mantuvimos todo en orden en la empresa — confesó, y Enzo asintió.Su rostro estaba serio, pétreo era la palabra que mejor lo describía y Keila, no entendía por qué. Estaba vivo, per
Cristhian estaba demasiado molesto, especialmente por lo que su amigo estaba haciendo, al tocar a la mujer que él quería. Él, había confesado respecto a sus sentimientos hacia Keila, él, le había hablado de aquella mujer, a la que tanto tiempo buscó, y ahora, la estaba besando. Eso, si no es un acto de traición, no sabría que más podría ser. El semblante del hombre había cambiado completamente, por lo que Lorena, le dio la espalda y se fue a bailar con su amigo. No tenía intenciones de lidiar con alguien que no quería nada con ella. No obstante, el hombre solo quería golpear a Enzo, y lo haría. Con pasos decididos, caminó hacia la feliz pareja, puso su mano en el hombro de su amigo, lo obligó a girarse, y lo golpeó con un puño directo en el rostro. Enzo, completamente desconcentrado, tenía la intensión de defenderse, pero al ver a su amigo, comprendió porque lo hacía. Keila había gritado del susto, y luego se puso delante de su novio, como modo de escudo, aun midiendo casi el doble
Con el pasar de los días, y con Enzo metido de lleno en la investigación que abrió, acompañado de policías en cubiertos, Keila sentirá su ausencia más veces, de lo que acostumbraba. Su mente, al ser débil, comenzará a cuestionar si se debe a la presión que implicar estar con ella. Tomó su celular y lo miró, mientras trabajaba arduamente en su cubículo, pero nuevamente, no atendió. Comenzaba a pensar que había conocido a alguien más, con un pasado más limpio, y menos problemas que ella. Hacía dos semanas que había viajado a Grecia, y aun no volvía, pero siempre le enviaba un sinfín de trabajos. Con eso sabía que estaba vivo. — ¿Qué tienes? — La voz de Cristhian hará que desvíe su atención del celular —. Tu rostro denota preocupación. Suspiró. — Es que, hace días que no sé de Enzo, y ya comienzo a preocuparme — el hombre frunció el ceño. Él acababa de hablar con él. Luego recordó sobre una investigación que estaba haciendo. — Seguro está demasiado ocupado con cosas del trabajo. —
CAPÍTULO 33 Keila estaba ingresando a su viejo edificio, pues, necesitaba llevar algunas cosas allí. La verdad, estaba un poco reacia a aceptar la propuesta de Enzo, pero con la insistencia de sus amigos y él, lo aceptó, por su seguridad misma; y ahora, estaba allí, recogiendo algunas pertenencias que precisaba en su nuevo hogar. Sin embargo, mientras ella estaba allí dentro, haciendo sus cosas, la puerta principal fue abierta, y un hombre ingresaba por ella. Con pasos muy livianos, llegó hasta la puerta de su habitación, donde la encontró observando una foto vieja de ella y su ex novio. De repente, lo rompió y lo aventó al basurero, al lado de su cama. — Maldito imbécil — murmuró. — Me tienes mucho cariño, Keila — habló el sujeto, sobresaltándola. Keila retrocedió varios pasos, hasta llegar a la ventana. Su cuerpo comenzó a temblar, mientras veía, como el hombre que tanto daño le había hecho, estaba completamente relajado, mirándola. Caminó y se acostó sobre la cama, y colocó su