Sara observaba a la persona que tenia frente a ella, no podia creer que al final hubiera vuelto y de la manera en lo que estaba haciendo, Amira estaba frente a ella con su rostro sucio y su cuerpo lleno de morados y golpes. —Amira, ¿Que te ha pasado? —le pregunto, ella solo sollozo, estaba mal, en realidad, lo que necesita era ayuda. —Lo siento… no quería ir hasta donde mis hermnanos. —Ellos están a dos habitaciones de aquí —ella asintió aún sollozando. —Lo se, pero no quiero que me vean. Sara se hace a un lado para que ella pueda entrar y cuando lo hace cierra la puerta detrás de ella. —¿Como llegaste hasta aquí? —le pregunta Sara sorprendida. —Daria se contactó conmigo, ¿no puedo estar aquí? —dice ella sollozando de nuevo. —No, no es eso, no te preocupes, es solo que este lugar no lo conoce nadie, me sorprendió verte aquí. —No tengo a donde mas ir —dice sollozando de nuevo. —Está bien, ven, siéntate aquí, puedes hablar si quieres, te escucharé. Ella hace lo que Sara le di
Un mes después Las cosas con la familia de Sara estaban mucho mejor, los ataques estaban menguando, y la investigación en contra de Ronald y sus secuaces cada día mejoraba.Un poco de paz había llegado a ellos, algo que hacía que el corazón de Sara se mantuviera tranquilo por un momento. Sara acaricia su vientre mientras su pequeña y sus tíos juegan con ella en el pequeño lago que tiene el lugar. —¿Sigues adolorida? —le pregunta Alan a su lado. —Se mueven mucho, mis costillas terminaran vueltas nada —dice Sara con una pequeña sonrisa. —En un solo mes, han crecido mucho. —Son dos, Alan. El sonríe y mira al frente donde sus hermanos juegan con su pequeña niña. —¿Como sigue? —dice Sara observando a Amira, en este momento se han acercado mucho más y eso le alegra. —Las pesadillas ya menguaron, pero aún sigue culpándose de todo lo que paso. —Creo que con el tiempo las cosas mejorarán, lo importante Esque no se culpa de lo que él le hizo. Alan apretó la quijada con fuerza. Aún no
Sara observaba su alrededor con asombro y belleza, Londres era un lugar hermoso y lleno de gente muy amable y sencilla, algo que se identificaba con ella.—¿Te gusta? —le pregunto Alan a su lado. —Si, es hermoso, pensé que no volvería a ver la civilización nunca más —el ríe con fuerza. —Eso no sucedería, es cuestión de tiempo y todo esto volverá a nuestras vidas —ella asintió. Alan observó a sus hermanos y hermana caminar delante de ellos, habían venido todos excepto los padres de Sara y Sarif, no podía poner en peligro a Elena, aunque también debieron venir Amira y Sara, pero ellas eran otro cuento aparte. —¿Estamos lejos? —pregunto Sara sintiendo que sus pies le dolían. —No, en unos momentos estaremos allá —dijo Amir mirándola sobre su hombro. —Si, lo siento, pero tener dos bebés en tu vientre hace que te duelan aún más las piernas y la espalda —el le sonrió entiendo. —Lo siento, que se sería mejor un auto, pero no podemos dar sospechas.—Lo entiendo no te preocupes. No dije
Alan apretaba las manos con fuerza, estaba muy enojado, no podia creer que ese hombre hubiera podido aceptar lo que su madre habia proponido, ¿donde estaba la justicia?, ella seguiría su vida como si nada y no pagaría por nada de lo que habia hecho, no era justo. --¿Puedes dejar de moverte? --le dijo su hermano Amir.--¿Como puedes estar tan calmado? --le pregunto Alan a su hermano. --¿Que pretendes entonces que haga? --¡¡Esque no puedo creerlo, ella estará libre y no pagara por nada de lo que hizo!!, ¡¡No es justo!!--Nadie dijo que sería justo, pero sabes que ella no es nuestra prioridad, no podemos dejar que los demas se escapen solo porque tu no estas de acuerdo con el trato con nuestra madre. Alan se quedo en silencio, sabia que su hermano tenía la razón, pero aun asi,no quería aceptarlo, porque una parte de el queria que su madre pagara por lo que le habia hecho a el. --Tu tienes un problema y es que no quieres aceptar que quieres que ella pague por lo que te hizo, ¿no es a
Amir quería golpear con fuerza a Daría, no podía creer que en serio lo hubiera puesto en esto, estar frente al hombre que lo estaba persiguiendo era algo salido de una película, el jamás se imaginó que algo cómo eso pasara. —¿Tiene que ser una broma? —dijo el hombre edad que no dejaba de mirar a Daría y Amir con su arma en alto. —¿Ustedes son idiotas? —pregunto sorprendido de verlos. —No, en realidad soy muy inteligente, tanto que hackea un par de veces sus sistemas y aún sigo aquí. —Si, y por eso también te están buscando —le dice el hombre a Daría, el cual solo sonrió —Bien, eso me hace muy famoso y la verdad la fama me gusta y mucho —el hombre de edad rodó los ojos. —Tu amigo si que no le tiene miedo al peligro, ¿pero tú? —le dijo. —No me agrada estar aquí, si lo hago es porque aunque no lo quiera aceptar, te necesitamos, pero eso no quiere decir que seamos amigos o algo así —Will, cómo se llamará el jefe de el SWAT del ejército gruño. —Jamás sería amigo de un d
Alan entra en la casa en la que esta ahora en Londres, buscando a su esposa, pero solo encuentra el rostro de su hermano Azar y Amira que llorar con fuerza, miles de imágenes llegaron a su mente en ese momento. --¿Que sucedió? --pregunto con fuerza.--No esta bien, hermano, tuvo un intento de aborto, su corazón esta muy delicado. --¿Y eso que quiere decir? --Azar suspiro. --Que no puede ser operada ahora, seria riesgoso --Alan paso las manos por su pelo.--¡¡Pero si no lo hace va a morir!!, ¡¡¿No lo entienden?!!--Si, lo hacemos, pero esa desiciòn no es nuestra, es de ella y creeme que lo que menos quiere ahor es eso, cálmate y entra hablar con ella. Alan suspira un par de veces y luego solo se dirige a la habitación en la que Sara está. Abre la puerta y la encuentra en esta recostada con la mano en su vientre. —¿Nena? —le pregunta Alan a Sara, ella levanta la mirada y solloza cuando lo ve. —Lo siento….yo…no se que paso —el niega y se acerca a ella para acariciar su cabello. —N
Los ojos de Sara observaban al hombre que tenía frente a ella. Su amante, su amor, aquel con quien había pasado los mejores momentos de su vida, pero quien en este momento estaba rompiendo su corazón con esa confección, ¿Cómo pudo hacerle eso?, ella aún no comprendía en que momento su vida había cambiado tanto y el hombre que le dio los mejores momentos y las noches más apasionadas, ahora mismo le estaba rompiendo el corazón. —¿Desde cuándo? —pregunto ella con las lágrimas descendiendo por sus mejillas sin parar. Él observaba a la mujer que amaba y a la cual debía dejar para no perder todo por lo que había luchado. —Desde que llegué aquí, siempre supe que esto iba a pasar —dijo con un nudo en la garganta y la rabia fluyendo por su cuerpo al sentirse como un cobarde y no luchar por la mujer que ama. —Me engañaste, jugaste conmigo todo este tiempo —exclamo ella sintiendo una rabia que consumía su cuerpo cada segundo más y más —. Como pudiste hacerme esto, te dije que te amaba y
Hace un tiempo atrás. Sara observaba la ventana de su oficina con frustración y nerviosismo. Hoy vendría el dueño de la empresa y quien había sido su jefe por más de seis años. Nunca lo había visto en persona, sus comunicaciones eran solo telefónicas o por correo, y en ese momento, recordó lo fuerte y gruesa que era su voz, le producía sensaciones que jamás ningún hombre logró, ni su ex prometido. Menea la cabeza para alejar esos pensamientos en el momento en que la puerta es tocada y la cabeza de su mejor amiga y secretaria, aparece por la puerta de su oficina. —Nena, es hora, la junta te espera —suspirando, se da la vuelta y camino hasta la puerta donde Mariana la espera. —¿Lo viste? —dice ella con un tono de desespero. —No, el hombre venía rodeado como por diez guardaespaldas y no pude verlo, es de la realeza, nena —ella asiente recordándose eso. Sara llevaba fantaseando con ese hombre por años, y eso no podía seguir permitiéndoselo. Él era un hombre imposible para ell