Sara caminaba hacia el baño, había acabado el desayuno y necesitaba refrescar su rostro, porque todo lo que había pasado en ese lugar, la tenía un poco alterada. Entra en el gran baño del palacio, camina hacia el interior y se prepara para abrir el grifo del lavamanos, pero El Fuerte golpe de la puerta siendo abierto, la interrumpe. Los ojos de Sara se posan sobre unos negros y muy parecidos a el de Alan, suspira de cansancio, porque lo último que quería era tener a este hombre frente a ella. —Señor, está equivocado de baño, este es para mujeres —le dijo a Rafir, que no dejaba de verla con malicia, algo que la puso muy incómoda. —Estoy en el lugar donde quiero estar —dijo él acercándose a ella. —Me parece muy curioso que una pequeña mujer como tú, tenga las agallas para amenazarnos, ¿no te parece?—La verdad es que no, solo advertí de lo que pasara, alguien de aquí tuvo que ver con la muerte de mis mejores amigos y haré que paguen. Rafir se quedó en silencio, no le quitaba la mira
Azar observaba a su hermano con enojo, no podía dejar de ver el rostro de Sara rojo y morado, ¿cómo se había atrevido a golpearla?, ¿estaba loco?—¡¡¿Cómo te atreviste?!! -le grito a su hermano, que suspiro con fuerza. —Jamás he lastimado a una mujer en mi vida, y créeme que Sara no será la primera. —¡¡Pues te invito a que mires su rostro!! —Sé cómo está, Azar, porque yo lo hice, y no fue por gusto, tuve que hacerlo —el menor rio. —¿En serio? —Sí, Rafir está obsesionado con Sara —Azar dejo de mirar a su hermano con furia. —¿Qué? —pregunto.—Lo que escuchaste, ese loco entro al baño en el que estaba, le pidió que fuera su mujer, sabes qué pasa si él le pone las manos encima y no pienso permitir que eso vuelva a pasar —Sara se movió incómoda en su lugar. —¿Es verdad? —le preguntó a su amiga. —Si Azar, me prometió que sería suya, si alguien vuelve a colocarme una mano encima sin mi consentimiento, me moriré, porque no puedo soportarlo. Llevo la mano a su pecho, estos días había
Sara entró en la habitación que ocuparía en el reino, estaba incómoda, la última vez que estuvo en aquella habitación, su infierno comenzó. Camina hasta la mitad de la habitación, sintiendo a Alan detrás de ella. —Lo siento nena, sé que fue mucho, me siento como una mierda —dijo él, acercándose a su hermosa mujer. —Sé que nada de eso fue verdad, está bien —el suspiro, porque aun así, eso no lo hacía sentirse mejor. —¿Crees que intenten algo? —. Pregunto ella, con temor, no sabía si podría sobrellevar lo que viniera si algo pasaba. —De mi madre puedo esperar mucho, pero debo decir que la vi muy contenta cuando te vio de esa manera, así que no creo que haga algo, pero no podemos decir lo mismo de Sarif estaba fuera de sí, y los otros dos tarados, también siento que tramaran algo pero no encontrá de ti, sino en mi contra. —¿Crees que sean capaz de tanto? —él sonrió. —Mi amor, ser el rey de Arabia Saudita es algo por lo que muchos matarían, y créeme que ellos no son la excepción.
Ambos observaron a Elena sin comprender nada, ¿un personaje?, ¿de qué rayos hablaba?—Yo tenía doce años cuando fui secuestrada. —dijo Elena con nostalgia, recordando ese infierno que vivió. —Mi familia siempre fue muy pobre, mi padre jamás quiso recibir un centavo del gobierno porque decía que venía de gente inocente, yo jamás lo entendí, pero aun así, aceptaba lo que podía conseguir trabajando en los graneros.—¿Tu padre era granjero? —pregunto Sara. —Aquí se le dice así al mercado, nuestra casa tiene un gran solar, donde mi papá sembraba todo tipo de vegetales, también teníamos un par de animales, todo eso nos ayudó a vivir por años, y estaba bien con eso. —¿Entonces porque me engañaste? —pregunto el hombre de edad frente a ella, ese hombre que había amad desde que lo vio por primera vez. —Fui educada para seducir a los hombres, traer al mundo mujeres y que ellas fueran esposas de los nuevos líderes de la nación. —¿Qué?, ¿de qué hablas? —Elena sollozó. —El rey me secuestro,
Sara caminó con rapidez hasta su cama, dejándose caer en esta y llorando con mucha fuerza, se sentía muy impotente, no podía creer que hubiera permitido que ese. Maldito la hubiera tocado de nuevo. El sonido de la puerta, hace que se levante con rapidez, si es ese hombre, está dispuesta a todo, con tal de que no vuelva a tocarla, su corazón va a mil, pero cuando observa a Alan entrar por esta, suspira de alivio. —Alan, eres tú —él levantó una de sus cejas sin comprenderla. —¿Por qué?, ¿pensabas que era otra persona? —ella asintió.—Tengo que contarte muchas cosas, así que porque no tomas asiento. Él camina hasta ella y toma asiento a su lado, Sara suspira y empieza a contarle todo lo que estaba pasando, le contó lo que Elena le había dicho y luego de ello lo que Raft había hecho. —Voy a matarlo, te juro que lo voy a hacer —dijo él, intentando levantarse de su lugar, pero ella no se lo permitió—No, no puedes hacer nada, si descubre que tú sabes todo, el trabajo que hemos logr
Ala estaba frente a su mujer, aún no podía creer que todo este tiempo ese lugar hubiera existido y nadie jamás lo hubiera visto, o bueno, solo las personas a las que no le convenía, cómo podía haber niñas tan pequeñas siendo vendidas a familias como esas, ¿Cuántas familias adineradas tendrían hijos que no son tuyos? —¿Te dijo tu madre en que tiempo perdió a tu hermana? —Tiene un año más que yo, entonces tuvo que ser por la época en la que estaba en Estados Unidos, ¿por qué? —El suspiro, sus sospechas cada vez eran más fuertes.—Estoy teniendo una sospecha, no sé si sea real, pero todo coincide. —¿A qué te refieres? —Creo que encontramos a tu hermana y estoy seguro de que no es lo que esperabas —Sara lo observo confundida, ¿Tan malo era? —¿Por qué?, ¿Es muy malo? —Él negó. —Es según cómo lo quieras ver, pero no creo que vaya a ser de tu agrado. —Dime de una buena vez, me estás poniendo nerviosa. El silencio reinó en su habitación, no estaba seguro de lo que iba a decir, pero lo
Alan sale de la habitación y camina con su madre detrás de él, se siente como un estúpido por no haber sabido qué su madre estaría encima de ellos, ahora debía seguir actuando como si fuera un cretino para que ella se creyera su teatro.—Madre, ¿qué haces siguiéndome? —Quiero que me digas la verdad —Alan se detiene para voltearse y encarar a su madre. —¿De qué hablas? —De estar con esa mujer, no me creo nada —Alan suspiro y se pasó las manos por su pelo, su madre era un desespero.—Madre, tenía ganas de coger y Lucia, tenía dolor de cabeza, busque a la única que me quedaba libre, ¿algún problema? —su madre ladeo la cabeza. —¿Así que solo era eso? —Si madre, ¿qué más podría ser?Faris, buscaba alguna seña en su hijo que le dijera que él estaba mintiendo, pero nada de eso pasó, su hijo decía la verdad, eso era lo que ella creía, pero su mentira le agradaba a ella y por eso dejo un beso en su mejilla y se alejó por el pasillo, dejándolo solo. Alan suspiró y se alejó hacia su habita
Sarif observaba a la mujer que más odiaba frente a ella, pensando si lo que esa mujer estaba diciendo podía ser verdad, no le cabía en la cabeza como ella podía ser su hermana, ¿el destino era así de mierda?, ella no lo sabía, pero estaba segura de que algo pasaba. —Bien, habla, quiero que me digas, ¿de qué rayos hablas? —Sara suspiro. —¿Tú recuerdas algo de tu infancia?—No mucho, pero eso no tiene nada que ver. —En realidad si lo tiene todo que ver, porque tienes que recordar algo de tu infancia, si no es así, ¿no te parece raro? —Sarif apretó la quijada, ella se hacía la misma pregunta una y otra vez. —Mamá me dice que sufrí una enfermedad de pequeña, es por eso que no recuerdo mucho, porque pasaba más en la clínica.Sara negó, ahora podía entender un poco la actitud de la mujer, estaba confundida, no tenía identidad en nada, la situación estaba más complicada de lo que ella creía. —Sé que no es fácil para ti lo que pienso decirte, pero tus padres no son las personas que tú c