Sara y Alan se quedaron un par de minutos más en la oficina, ella aún no podía creer que lo había logrado, pudo estar con Alan, sin miedos, sin nada que le impidiera disfrutar del hombre que amaba. Alan dejó un beso en el hombro de Sara cuando ella al final se terminó de vestir, luego ambos se miraron a los ojos y Alan tomo el rostro de Sara, para mirarla fijamente. —¿Qué pasa?, sé que estás pensando demasiado —ella suspiró, aunque había sido todo hermoso, no podía olvidar que él estaba casado, y eso la hacía sentir horrible. —Lo siento, es que no puedo olvidar que eres un hombre casado —él sonrió. —¿Quién dice eso? —pregunto él. —Un papel, Alan, estás casado con Luisa, y ahora mismo me siento como una cualquiera —él gruño porque odiaba que ella se tratara de esa manera. —No vuelvas, ha decir jamás que eres una cualquiera, ¿entiendes? —ella asintió. —Y no, ella y yo jamás estuvimos casados. —¿Qué?, pero sí salió en la televisión. —Sí, pero todo fue parte de un plan, necesitaba
El rostro de todos en el lugar estaba cubierto de una sorpresa que no dejaba el lugar, ¿la madre de Sara?, pero si esa mujer había desaprecio hace años, ¿cómo era posible?—Pensé que no sabías de ella, papá. —Sí, no lo sabía, hasta hace unos meses que reapareció con ese nombre. —¿Apareció? —él asintió, caminando hasta donde estaban ellos. —¿Por qué no me dijiste nada?? —Porque estabas lidiado con muchas cosas, no quería que tu madre regresara para lastimarte más, nos abandonó, hija, ¿qué crees que querría?—Dinero —dijo ella con un mal sabor de boca. —No sé qué tenga que ver ella en todo esto, hija, pero no tiene que ser nada bueno, tu madre solo desea dinero, siempre ha sido así, y si está recibiendo dinero de alguien aquí, es porque sabe algo que no quieren que ella diga. —no estoy entendiendo nada —pregunto Alan. —¿Quién podría conocer a la madre de Sara? —Yo sé quién —dijo ella con un suspiro al final. —¿De qué hablas? —pregunto Alan de nuevo.—Recuerdo que cuando Raft me s
Sara salió junto con Alan de su oficina, no podía esperar más tiempo, necesitaba hablar con su padre lo más pronto posible, por lo que se acercaron a la oficina que el padre de Sara ocupaba en la empresa de Alan. Sara se quedó congelada en su lugar cuando vio a su padre junto a esa mujer, estaban muy cerca, casi a punto de besarse. —¿Papá? —pregunto ella, con fuerza y asombro. —Hija, ¿qué haces aquí? —ella río alejándose de Alan y cerrando la puerta detrás de ellos. —Eso mismo debería preguntarle yo a esta mujer, creo que fui muy clara cuando le dije que no la quería aquí —indico ella con fuerza y decisión. —¿Estás echándome? —-ella asintió.—Exacto, eso es lo que estoy haciendo y si no lo haces, tendré que decirle a seguridad que la. Saque a la fuerza. —Hija, no es necesario, no puedes tratar así a tu madre —Sara rio con fuerza. —¿En serio, papá?, esa mujer me dejo contigo y se fue, no se para donde o con quién, no tiene el derecho de pedir que se le llame por. Un nombre que
Sara caminaba hacia el baño, había acabado el desayuno y necesitaba refrescar su rostro, porque todo lo que había pasado en ese lugar, la tenía un poco alterada. Entra en el gran baño del palacio, camina hacia el interior y se prepara para abrir el grifo del lavamanos, pero El Fuerte golpe de la puerta siendo abierto, la interrumpe. Los ojos de Sara se posan sobre unos negros y muy parecidos a el de Alan, suspira de cansancio, porque lo último que quería era tener a este hombre frente a ella. —Señor, está equivocado de baño, este es para mujeres —le dijo a Rafir, que no dejaba de verla con malicia, algo que la puso muy incómoda. —Estoy en el lugar donde quiero estar —dijo él acercándose a ella. —Me parece muy curioso que una pequeña mujer como tú, tenga las agallas para amenazarnos, ¿no te parece?—La verdad es que no, solo advertí de lo que pasara, alguien de aquí tuvo que ver con la muerte de mis mejores amigos y haré que paguen. Rafir se quedó en silencio, no le quitaba la mira
Azar observaba a su hermano con enojo, no podía dejar de ver el rostro de Sara rojo y morado, ¿cómo se había atrevido a golpearla?, ¿estaba loco?—¡¡¿Cómo te atreviste?!! -le grito a su hermano, que suspiro con fuerza. —Jamás he lastimado a una mujer en mi vida, y créeme que Sara no será la primera. —¡¡Pues te invito a que mires su rostro!! —Sé cómo está, Azar, porque yo lo hice, y no fue por gusto, tuve que hacerlo —el menor rio. —¿En serio? —Sí, Rafir está obsesionado con Sara —Azar dejo de mirar a su hermano con furia. —¿Qué? —pregunto.—Lo que escuchaste, ese loco entro al baño en el que estaba, le pidió que fuera su mujer, sabes qué pasa si él le pone las manos encima y no pienso permitir que eso vuelva a pasar —Sara se movió incómoda en su lugar. —¿Es verdad? —le preguntó a su amiga. —Si Azar, me prometió que sería suya, si alguien vuelve a colocarme una mano encima sin mi consentimiento, me moriré, porque no puedo soportarlo. Llevo la mano a su pecho, estos días había
Sara entró en la habitación que ocuparía en el reino, estaba incómoda, la última vez que estuvo en aquella habitación, su infierno comenzó. Camina hasta la mitad de la habitación, sintiendo a Alan detrás de ella. —Lo siento nena, sé que fue mucho, me siento como una mierda —dijo él, acercándose a su hermosa mujer. —Sé que nada de eso fue verdad, está bien —el suspiro, porque aun así, eso no lo hacía sentirse mejor. —¿Crees que intenten algo? —. Pregunto ella, con temor, no sabía si podría sobrellevar lo que viniera si algo pasaba. —De mi madre puedo esperar mucho, pero debo decir que la vi muy contenta cuando te vio de esa manera, así que no creo que haga algo, pero no podemos decir lo mismo de Sarif estaba fuera de sí, y los otros dos tarados, también siento que tramaran algo pero no encontrá de ti, sino en mi contra. —¿Crees que sean capaz de tanto? —él sonrió. —Mi amor, ser el rey de Arabia Saudita es algo por lo que muchos matarían, y créeme que ellos no son la excepción.
Ambos observaron a Elena sin comprender nada, ¿un personaje?, ¿de qué rayos hablaba?—Yo tenía doce años cuando fui secuestrada. —dijo Elena con nostalgia, recordando ese infierno que vivió. —Mi familia siempre fue muy pobre, mi padre jamás quiso recibir un centavo del gobierno porque decía que venía de gente inocente, yo jamás lo entendí, pero aun así, aceptaba lo que podía conseguir trabajando en los graneros.—¿Tu padre era granjero? —pregunto Sara. —Aquí se le dice así al mercado, nuestra casa tiene un gran solar, donde mi papá sembraba todo tipo de vegetales, también teníamos un par de animales, todo eso nos ayudó a vivir por años, y estaba bien con eso. —¿Entonces porque me engañaste? —pregunto el hombre de edad frente a ella, ese hombre que había amad desde que lo vio por primera vez. —Fui educada para seducir a los hombres, traer al mundo mujeres y que ellas fueran esposas de los nuevos líderes de la nación. —¿Qué?, ¿de qué hablas? —Elena sollozó. —El rey me secuestro,
Sara caminó con rapidez hasta su cama, dejándose caer en esta y llorando con mucha fuerza, se sentía muy impotente, no podía creer que hubiera permitido que ese. Maldito la hubiera tocado de nuevo. El sonido de la puerta, hace que se levante con rapidez, si es ese hombre, está dispuesta a todo, con tal de que no vuelva a tocarla, su corazón va a mil, pero cuando observa a Alan entrar por esta, suspira de alivio. —Alan, eres tú —él levantó una de sus cejas sin comprenderla. —¿Por qué?, ¿pensabas que era otra persona? —ella asintió.—Tengo que contarte muchas cosas, así que porque no tomas asiento. Él camina hasta ella y toma asiento a su lado, Sara suspira y empieza a contarle todo lo que estaba pasando, le contó lo que Elena le había dicho y luego de ello lo que Raft había hecho. —Voy a matarlo, te juro que lo voy a hacer —dijo él, intentando levantarse de su lugar, pero ella no se lo permitió—No, no puedes hacer nada, si descubre que tú sabes todo, el trabajo que hemos logr