Alan se apoderó de la boca de su mujer con fuerza, no podía soportar tenerla cerca de él y no saborear esa boca que lo tenía loco, el cual anhelaba con fuerza y pasión, ¿cómo no besarla?, poco a poco dejo que la pasión que tenía lo consumiera y tomara el ritmo que él necesitaba.—Alan… Detente —dijo ella entre besos, pero él parecía que no la escuchaba. —Alan… Volvió a repetir ella con fuerza y desespero, pero el aun así no respondió, el deseo lo estaba consumiendo, y las imágenes que tanto intento Sara reprimir regresaron con fuerza. —¡¡Alan, por favor, detente, no quiero!! —se alejó de él y de su cuerpo con rapidez, logrando que él reaccionara. —¿Qué? —Sara lo miro con miedo. —Te estaba diciendo… Que no quería —dijo ella con las manos temblorosas, desde que recordó lo que ese hombre le hizo, esto es pan de cada día para ella, cuando las imágenes la golpeaban. —Lo siento… Nena, estaba tan lleno de deseo por ti, que no pude escucharte. —Por favor, vete, quiero estar sola —ella n
El lugar se había quedado en silencio, la mitad de la junta directiva salió del lugar sin decir una sola palabra. El salón de reuniones solo tenía a cinco personas contando a Sara, la cual no había visto ni una sola vez a Raft, el maldito hombre no quitaba sus ojos de ella y eso estaba enfadando a Alan de una manera exagerada. —Así que tú eres la exmujer de mi hermano —pregunto Rafit con suspicacia. —Sí, esa soy yo, parece sorprendido señor —él asintió a las palabras de la hermosa pelirroja que lo tenía cautivado. —La verdad es que sí, ahora comprendo por qué tanto revuelo por ti, tienes una belleza escalofriante y muy hipnotizante —Dijo el hombre, ocasionando que Sara se estremeciera de pies a cabeza. —Sí, lo es, pero ella no está aquí para que tú la jodas con tus pendejadas, aléjate de ella, Rafit —dijo Alan con los dientes apretados. —Pareces enojado, hermano, pensé que ya no sentía nada por ella, pediste su captura hace unos meses, ¿qué cambio? —dijo a su Alan, logrando que é
Los días habían pasado y las cosas no estaban siendo fáciles para Sara, la mitad de las personas que trabaja para ella, la odiaban, también había tenido que encontrarse con esos dos hombres desagradables, uno que no dejaba de amenazarla con volver a lastimarla, y el otro que la atosigaba cada que podía. Cada momento en ese lugar estaba siendo peor para ella, quería acabar con eso rápido, pero sabía que no era tan sencillo, las personas causantes de la muerte de sus amigos y de todo su sufrimiento debían pagar. Sara aleja la mirada de su computador cuando la puerta de su oficina es abierta, el rostro furioso de Faris fue lo que los ojos de Sara vieron delante de ella. —¡¡¿Que rayos haces aquí?!! —grito la mujer, fuera de sí. —Te dije que si volvías, te iba a acabar. —Primero, deja de gritar, y segundo, tus amenazas ya no hacen nada en mí, Faris, tengo poder y dinero, algo que a ti te falta, porque por lo que veo, tu hijo ya no sigue manipulado por ti, estás sola, ¿no es así? La f
Alan se apoderó de nuevo de los labios de la mujer que lo tenía loco, deseaba tanto hacer esto, pero aunque lo quisiera, el miedo también lo estaba dominando, no quería hacer algo que dañara el momento, por eso creía que tampoco era el lugar correcto para que ellos hicieran el amor después de tanto tiempo.Con cuidado se aleja de ella, haciendo que Sara gima por lo bajo, haciendo sonreír a Alan. —No sabes, como me muero por volver a estar dentro de ti, nena, pero no creo que sea el lugar. —No, por favor, no te detengas, no importa, estoy bien, quiero hacer esto —Alan, suspiro, no estaba de acuerdo, pero si ella sabe lo pedía de esa manera, él no podía negarse, ¿como hacerlo?—Está bien, pero quiero que me digas si te sientes mal, si algo te molesta, tienes que decírmelo, ¿está bien? —ella asintió, suspirando. —Lo prometo. Con cuidado, Alan la lleva hasta el gran sillón que tiene la oficina de ella, eso logra que en él lleguen imágenes de lo que vivieron en el pasado, recordando qu
Sara y Alan se quedaron un par de minutos más en la oficina, ella aún no podía creer que lo había logrado, pudo estar con Alan, sin miedos, sin nada que le impidiera disfrutar del hombre que amaba. Alan dejó un beso en el hombro de Sara cuando ella al final se terminó de vestir, luego ambos se miraron a los ojos y Alan tomo el rostro de Sara, para mirarla fijamente. —¿Qué pasa?, sé que estás pensando demasiado —ella suspiró, aunque había sido todo hermoso, no podía olvidar que él estaba casado, y eso la hacía sentir horrible. —Lo siento, es que no puedo olvidar que eres un hombre casado —él sonrió. —¿Quién dice eso? —pregunto él. —Un papel, Alan, estás casado con Luisa, y ahora mismo me siento como una cualquiera —él gruño porque odiaba que ella se tratara de esa manera. —No vuelvas, ha decir jamás que eres una cualquiera, ¿entiendes? —ella asintió. —Y no, ella y yo jamás estuvimos casados. —¿Qué?, pero sí salió en la televisión. —Sí, pero todo fue parte de un plan, necesitaba
El rostro de todos en el lugar estaba cubierto de una sorpresa que no dejaba el lugar, ¿la madre de Sara?, pero si esa mujer había desaprecio hace años, ¿cómo era posible?—Pensé que no sabías de ella, papá. —Sí, no lo sabía, hasta hace unos meses que reapareció con ese nombre. —¿Apareció? —él asintió, caminando hasta donde estaban ellos. —¿Por qué no me dijiste nada?? —Porque estabas lidiado con muchas cosas, no quería que tu madre regresara para lastimarte más, nos abandonó, hija, ¿qué crees que querría?—Dinero —dijo ella con un mal sabor de boca. —No sé qué tenga que ver ella en todo esto, hija, pero no tiene que ser nada bueno, tu madre solo desea dinero, siempre ha sido así, y si está recibiendo dinero de alguien aquí, es porque sabe algo que no quieren que ella diga. —no estoy entendiendo nada —pregunto Alan. —¿Quién podría conocer a la madre de Sara? —Yo sé quién —dijo ella con un suspiro al final. —¿De qué hablas? —pregunto Alan de nuevo.—Recuerdo que cuando Raft me s
Sara salió junto con Alan de su oficina, no podía esperar más tiempo, necesitaba hablar con su padre lo más pronto posible, por lo que se acercaron a la oficina que el padre de Sara ocupaba en la empresa de Alan. Sara se quedó congelada en su lugar cuando vio a su padre junto a esa mujer, estaban muy cerca, casi a punto de besarse. —¿Papá? —pregunto ella, con fuerza y asombro. —Hija, ¿qué haces aquí? —ella río alejándose de Alan y cerrando la puerta detrás de ellos. —Eso mismo debería preguntarle yo a esta mujer, creo que fui muy clara cuando le dije que no la quería aquí —indico ella con fuerza y decisión. —¿Estás echándome? —-ella asintió.—Exacto, eso es lo que estoy haciendo y si no lo haces, tendré que decirle a seguridad que la. Saque a la fuerza. —Hija, no es necesario, no puedes tratar así a tu madre —Sara rio con fuerza. —¿En serio, papá?, esa mujer me dejo contigo y se fue, no se para donde o con quién, no tiene el derecho de pedir que se le llame por. Un nombre que
Sara caminaba hacia el baño, había acabado el desayuno y necesitaba refrescar su rostro, porque todo lo que había pasado en ese lugar, la tenía un poco alterada. Entra en el gran baño del palacio, camina hacia el interior y se prepara para abrir el grifo del lavamanos, pero El Fuerte golpe de la puerta siendo abierto, la interrumpe. Los ojos de Sara se posan sobre unos negros y muy parecidos a el de Alan, suspira de cansancio, porque lo último que quería era tener a este hombre frente a ella. —Señor, está equivocado de baño, este es para mujeres —le dijo a Rafir, que no dejaba de verla con malicia, algo que la puso muy incómoda. —Estoy en el lugar donde quiero estar —dijo él acercándose a ella. —Me parece muy curioso que una pequeña mujer como tú, tenga las agallas para amenazarnos, ¿no te parece?—La verdad es que no, solo advertí de lo que pasara, alguien de aquí tuvo que ver con la muerte de mis mejores amigos y haré que paguen. Rafir se quedó en silencio, no le quitaba la mira