TINA WILLIAMS
—Ni siquiera me importó cuando huiste… —agregó Patrick con una risa escueta y deprimente—. Yo… lo único que quería era… ayudarte. Quería… hacer algo con lo mucho o poco que me quedara de vida y si lo había logrado, estaba bien.
—¿Por qué…? —no supe como hacer la pregunta, pero él pareció comprender. Dejó la pistola sobre el lavabo y sus manos, que tanto daño me habían hecho, se posaron en mi cintura con suavidad y me acercaron a él en un abrazo.
—El cáncer me fue corrompiendo… —susurró estrechándome con más fuerza, pero sin lastimarme—. Al principio solo oprimía cierta zona en mi cerebro y me causab
TINA WILLIAMSCon dificultad me puse de pie y vi mi muñeca magullada por el fuerte apretón que me había dado. Estaba confundida y todo me daba vueltas. Patrick… era malo sin serlo. ¿Cómo era posible que una enfermedad pudiera trastornar tanto a un hombre? Salí del baño arrastrando los pies, ante la mirada de algunos curiosos que no entendían por qué una mujer en camisón había salido del baño para hombres. Intercepté a la recepcionista que me llevaría el medicamento y ante su mirada de desconcierto tomé las pastillas y las engullí acabándome el vaso con agua. Con una sonrisa, agradecí sus atenciones y subí al elevador. En cuanto abrí la puerta del pent-house, parecía que no había pasado el tiempo. Kyle abrazaba protector a Lucy y ella se escondía contra su pecho. Era la escena más enternecedora que había visto y me llenaba el corazón de dulzura, pero también de melancolía. ϔ«Sí tu vida y la vida de tus seres queridos estuvieran en una balanza… Si tu condena eterna los salvara a el
TINA WILLIAMSCuando el cuerpo de Patrick chocó con su auto, Kyle se detuvo por orden de Finn. —No puedes matarlo en vía pública, Kyle… —dijo con actitud fría y medida. —Ya oíste… tendrás que ver como me voy con la mujer que tanto quieres a tu lado —dijo Kyle sin apartar la mirada de Patrick—. ¡Ella es mía!—Eso es lo que crees… pero yo la compré antes —contestó Patrick divertido mientras se limpiaba la sangre de la boca.—¿Cuánto dinero quiere, señor? —preguntó Finn apretando las mandíbulas—. Ponga un precio y nosotros le pagaremos el triple para que la deje en paz. —¡No se trata de dinero! —exclamó Patrick furioso y después posó su mirada en mí—. Sabes muy bien de qué se trata, Tina. Esto no se quedará así. Te di una oportunidad y la desperdiciaste. Ahora las cosas se pondrán peor para ti y para esta maldita familia de irlandeses. ¡Todo quedará en tu puta consciencia! —gritó furioso antes de entrar al auto. ϔ—¡¿Cómo pudiste?! —exclamó Kyle furioso, dando vueltas por la alcoba—.
TINA WILLIAMS —¡Kyle! ¡Yo no…! —cuando iba a reclamarle, su boca me silenció. Sus labios se movieron contra los míos, robándome el aliento. Toda mi furia y mi dolor desaparecieron y mis brazos se enredaron en su cuello, atrayéndolo a mi cuerpo. Mis dedos se escondieron en su cabello mientras que sus manos acariciaron mi silueta, recorriéndome desde mis costillas hasta mis muslos—. Kyle… —susurré su nombre en cuanto sus labios bajaron a mi cuello. —Tú no ¿qué? ¿Tú no eres mía? ¿No tienes dueño? —preguntó contra la piel de mi cuello haciendo que mi cuerpo se retorciera—. Me encanta que seas tan rebelde… pero eso no cambia las cosas, Tina. Me perteneces desde el momento que así lo decidí. Tenía miedo de que mis heridas dolieran, pero sus besos eran suaves y tiernos. Sus palabras eran una combinación de posesividad, dominancia y deseo que se derretían en mis oídos, convenciéndome de que eran la única verdad que me debía interesar: Yo era suya. —Tengo que recordarte a quien le perte
TINA WILLIAMSCon un poco de maquillaje cubrí mis heridas y moretones, por un momento quedé sorprendida, parecía que nada hubiera pasado. Era extraño, en el pent-house estábamos solo Idris, Beth, Annie y yo. Kyle había organizado una noche de casino y las chicas habían decidido que nos arregláramos juntas. ¿En verdad era el momento ideal para una fiesta así? ¡Había un loco allá afuera intentando jodernos la vida! ¿Se les habría olvidado?—¿Qué ocurre? —preguntó Idris al notar mi incertidumbre.—No lo sé… Creo que deberíamos de…—¿Buscar a Patrick y darle cacería? —me interrumpió Beth con emoción—. ¡Por fin alguien que piensa con cordura! ¡Al diablo esta estúpida fiesta! Tenemos que ir por los hermanos Marshall.—Y luego, ¿qué? ¿Matarlos a sangre fría? —preguntó Annie levantando una ceja—. No es tan fácil, Beth, por lo menos no en la ciudad. Ellos pertenecen a una familia respetada. Si algo les pasa…Beth solo torció los ojos y se sentó en el borde, refunfuñando.—Esa no es la manera d
KYLE LYNCH Nos acercamos a las mesas de póker y a la ruleta, pero lo que en verdad la cautivó fueron las máquinas tragamonedas. —¿No prefieres que juguemos «Texas Hold’em» o «BlackJack»? —pregunté recargado en la máquina con los brazos cruzados, viendo la emoción en su rostro mientras tiraba de la palanca. —Ni siquiera sé qué es eso… —contestó sin apartar su mirada de la pantalla de colores. —Y que tal… ¿Póker de prendas en el pent-house, solo conmigo? Sus mejillas se sonrojaron, sus ojos brillaron y se dirigieron hacia mí con sorpresa, cuando abrió la boca, no supe si me iba a reclamar o a aceptar, pero la máquina tintineó y liberando miles de fichas. Al parecer había ganado. —¿Es cierto que si tengo buena racha me llevarán a tu oficina y me vas a hostigar? —preguntó mientras recogía su premio. —Tal vez… Tendré que revisarte para descartar que no estés haciendo trampa… —contesté imaginándome un momento muy pasional con ella sobre mi escritorio. —¿Ah sí? ¿Sueles hacerlo s
KYLE LYNCH Con pasitos temblorosos y los ojos bien abiertos y llenos de lágrimas, Lucy se acercó, desconcertada y emocionada. Tina avanzó hacia ella y la estrechó con cariño. —¿Se van a casar? —preguntó en un suspiro mientras sus ojos pasaban de mi rostro hacia el de su madre. —No solo eso, espero que pronto podamos darte un hermanito —dije con media sonrisa y acaricié su mejilla. —¿Seremos una familia? ¿Estaremos juntos? —preguntó aún más emocionada. —Nada nos podrá separar… —contestó Tina y levantó su atención hacia mí. De pronto mi pequeña Lucy comenzó a llorar, emotiva. —Tenemos una familia, mamita. Ya no seremos solo nosotras. ¡Tengo tíos, tengo primos… tengo un papito! —Se abrazó a Tina llena de emoción y sin dejar de llorar. En ese momento abracé a mis mujeres de manera protectora, ambas cabían perfectamente bien entre mis brazos. Alcé la mirada hacia mi familia y noté que todos parecían orgullosos, con una amplia sonrisa en la boca. Pude ver a mis hermanos de sangre
TINA WILLIAMS Comprendí que no había forma de liberarme de su agarre, era como tener a una boa constrictor envolviéndome, apretándome con fuerza como si quisiera escuchar crujir mis huesos, lo único que podía hacer era dejar migajas para que alguien diera conmigo si es que sobrevivía a esto. Manoteé hasta que mis uñas se encajaron en su suave piel, no sabía si era la mejilla, el cuello o la frente, y no me importó, rasgué de igual manera hasta que escuché como ahogó su grito. En un momento de desesperación, uno de sus brazos se alejó de mi cuerpo, pero pronto regresó con un pañuelo que había sacado de su bolso y me cubrió la cara antes de que pudiera sacar ventaja. Los vapores que expulsaba la tela irritaban mi nariz y ojos, quise toser, pero su otro brazo seguía presionando mi cuello. Poco a poco, con los ojos llorosos y ahogada en ese irritante y desagradable olor, empecé a perder la consciencia. Con dificultad, me saqué el anillo de compromiso del dedo y busqué a tientas el bo
KYLE LYNCH—Yo no hice nada… —dijo Sally abrazando su bolso, con la mirada perdida en la mesa de metal.Mientras nosotros buscábamos exhaustivamente, ella parecía decidida a abandonar el hotel, si no fuera por Beth que la interceptó en la entrada. A rastras la llevamos hasta ese pequeño cuarto donde interrogamos a los tramposos y embusteros.—Qué linda mascada… —añadió Beth inclinándose sobre la mesa para verla más de cerca.—No te me acerques ni un solo paso más, perra —dijo Sally escupiendo odio. Beth volteó hacia Finn, como un cachorro esperando la aprobación de su dueño. Mi hermano asintió y provocó una enorme sonrisa en su rubia esposa. Sin pensarlo dos veces, el puño de Beth se estampó con el rostro de Sally, haciendo que su cabeza se lanzara hacia atrás, en ese preciso momento, Beth tiró de la tela que rodeaba su cuello, exponiendo unas lesiones como arañazos. —¿Te peleaste con un gato? —preguntó Beth divertida antes de tomar por el cabello a Sally.—¡Suéltame! ¡No pueden hac