TINA WILLIAMS —¡Kyle! ¡Yo no…! —cuando iba a reclamarle, su boca me silenció. Sus labios se movieron contra los míos, robándome el aliento. Toda mi furia y mi dolor desaparecieron y mis brazos se enredaron en su cuello, atrayéndolo a mi cuerpo. Mis dedos se escondieron en su cabello mientras que sus manos acariciaron mi silueta, recorriéndome desde mis costillas hasta mis muslos—. Kyle… —susurré su nombre en cuanto sus labios bajaron a mi cuello. —Tú no ¿qué? ¿Tú no eres mía? ¿No tienes dueño? —preguntó contra la piel de mi cuello haciendo que mi cuerpo se retorciera—. Me encanta que seas tan rebelde… pero eso no cambia las cosas, Tina. Me perteneces desde el momento que así lo decidí. Tenía miedo de que mis heridas dolieran, pero sus besos eran suaves y tiernos. Sus palabras eran una combinación de posesividad, dominancia y deseo que se derretían en mis oídos, convenciéndome de que eran la única verdad que me debía interesar: Yo era suya. —Tengo que recordarte a quien le perte
TINA WILLIAMSCon un poco de maquillaje cubrí mis heridas y moretones, por un momento quedé sorprendida, parecía que nada hubiera pasado. Era extraño, en el pent-house estábamos solo Idris, Beth, Annie y yo. Kyle había organizado una noche de casino y las chicas habían decidido que nos arregláramos juntas. ¿En verdad era el momento ideal para una fiesta así? ¡Había un loco allá afuera intentando jodernos la vida! ¿Se les habría olvidado?—¿Qué ocurre? —preguntó Idris al notar mi incertidumbre.—No lo sé… Creo que deberíamos de…—¿Buscar a Patrick y darle cacería? —me interrumpió Beth con emoción—. ¡Por fin alguien que piensa con cordura! ¡Al diablo esta estúpida fiesta! Tenemos que ir por los hermanos Marshall.—Y luego, ¿qué? ¿Matarlos a sangre fría? —preguntó Annie levantando una ceja—. No es tan fácil, Beth, por lo menos no en la ciudad. Ellos pertenecen a una familia respetada. Si algo les pasa…Beth solo torció los ojos y se sentó en el borde, refunfuñando.—Esa no es la manera d
KYLE LYNCH Nos acercamos a las mesas de póker y a la ruleta, pero lo que en verdad la cautivó fueron las máquinas tragamonedas. —¿No prefieres que juguemos «Texas Hold’em» o «BlackJack»? —pregunté recargado en la máquina con los brazos cruzados, viendo la emoción en su rostro mientras tiraba de la palanca. —Ni siquiera sé qué es eso… —contestó sin apartar su mirada de la pantalla de colores. —Y que tal… ¿Póker de prendas en el pent-house, solo conmigo? Sus mejillas se sonrojaron, sus ojos brillaron y se dirigieron hacia mí con sorpresa, cuando abrió la boca, no supe si me iba a reclamar o a aceptar, pero la máquina tintineó y liberando miles de fichas. Al parecer había ganado. —¿Es cierto que si tengo buena racha me llevarán a tu oficina y me vas a hostigar? —preguntó mientras recogía su premio. —Tal vez… Tendré que revisarte para descartar que no estés haciendo trampa… —contesté imaginándome un momento muy pasional con ella sobre mi escritorio. —¿Ah sí? ¿Sueles hacerlo s
KYLE LYNCH Con pasitos temblorosos y los ojos bien abiertos y llenos de lágrimas, Lucy se acercó, desconcertada y emocionada. Tina avanzó hacia ella y la estrechó con cariño. —¿Se van a casar? —preguntó en un suspiro mientras sus ojos pasaban de mi rostro hacia el de su madre. —No solo eso, espero que pronto podamos darte un hermanito —dije con media sonrisa y acaricié su mejilla. —¿Seremos una familia? ¿Estaremos juntos? —preguntó aún más emocionada. —Nada nos podrá separar… —contestó Tina y levantó su atención hacia mí. De pronto mi pequeña Lucy comenzó a llorar, emotiva. —Tenemos una familia, mamita. Ya no seremos solo nosotras. ¡Tengo tíos, tengo primos… tengo un papito! —Se abrazó a Tina llena de emoción y sin dejar de llorar. En ese momento abracé a mis mujeres de manera protectora, ambas cabían perfectamente bien entre mis brazos. Alcé la mirada hacia mi familia y noté que todos parecían orgullosos, con una amplia sonrisa en la boca. Pude ver a mis hermanos de sangre
TINA WILLIAMS Comprendí que no había forma de liberarme de su agarre, era como tener a una boa constrictor envolviéndome, apretándome con fuerza como si quisiera escuchar crujir mis huesos, lo único que podía hacer era dejar migajas para que alguien diera conmigo si es que sobrevivía a esto. Manoteé hasta que mis uñas se encajaron en su suave piel, no sabía si era la mejilla, el cuello o la frente, y no me importó, rasgué de igual manera hasta que escuché como ahogó su grito. En un momento de desesperación, uno de sus brazos se alejó de mi cuerpo, pero pronto regresó con un pañuelo que había sacado de su bolso y me cubrió la cara antes de que pudiera sacar ventaja. Los vapores que expulsaba la tela irritaban mi nariz y ojos, quise toser, pero su otro brazo seguía presionando mi cuello. Poco a poco, con los ojos llorosos y ahogada en ese irritante y desagradable olor, empecé a perder la consciencia. Con dificultad, me saqué el anillo de compromiso del dedo y busqué a tientas el bo
KYLE LYNCH—Yo no hice nada… —dijo Sally abrazando su bolso, con la mirada perdida en la mesa de metal.Mientras nosotros buscábamos exhaustivamente, ella parecía decidida a abandonar el hotel, si no fuera por Beth que la interceptó en la entrada. A rastras la llevamos hasta ese pequeño cuarto donde interrogamos a los tramposos y embusteros.—Qué linda mascada… —añadió Beth inclinándose sobre la mesa para verla más de cerca.—No te me acerques ni un solo paso más, perra —dijo Sally escupiendo odio. Beth volteó hacia Finn, como un cachorro esperando la aprobación de su dueño. Mi hermano asintió y provocó una enorme sonrisa en su rubia esposa. Sin pensarlo dos veces, el puño de Beth se estampó con el rostro de Sally, haciendo que su cabeza se lanzara hacia atrás, en ese preciso momento, Beth tiró de la tela que rodeaba su cuello, exponiendo unas lesiones como arañazos. —¿Te peleaste con un gato? —preguntó Beth divertida antes de tomar por el cabello a Sally.—¡Suéltame! ¡No pueden hac
TINA WILLIAMS—Necesitas ayuda… —dije entre dientes, sintiendo que estaba a punto de vomitar.De pronto Patrick me dejó caer al suelo, refunfuñando y peinando su cabello hacia atrás, molesto, caminando frente a mí de un lado a otro, como un tiburón. —¡No quiero ningún tratamiento ni operación! ¡No quiero luchar por una esperanza inexistente! ¡Estoy condenado a morir, es lo único seguro que tengo en esta jodida vida! Es todo lo que me espera… —Me tomó del brazo y me levantó de un tirón, lastimándome el hombro, sentí como crujió, pero no me dolió gracias al fármaco en mi sangre. —Solo quiero pasar el poco tiempo que me quede al lado de una mujer que me ame, que me conforte y tome mi mano hasta mi último suspiro. ¿Es demasiado pedir? »No te ataré a un discapacitado toda tu vida, solo te pido que te quedes a mi lado hasta que deje de existir… Mi última voluntad es morir besándote y sintiendo un poco de amor.Comprendía sus palabras, ¿no era lo mismo que Kyle había deseado hace tiempo? ¿
KYLE LYNCHSin perder tiempo y con torpeza, Tina se levantó y me abrazó, presionando mi mejilla contra su pecho y recargando su rostro en mi cabello. Podía escuchar los suaves latidos de su corazón. —Si te vas… Me voy contigo —susurró llenándome el pecho de angustia.—¡Tina! ¡Quítate! —exclamó Patrick tirando del percutor, listo para jalar el gatillo. —No… —contestó Tina, permitiendo que me levantara—. Él es el hombre al que amo, y si lo matas, haré hasta lo imposible por morir a su lado. Prefiero eso a vivir contigo. —Tina, no seas estúpida… —dijo Patrick claramente herido—. Deja de ser una mártir. —¡Solo dispárales! —exclamó Ethan poniéndose a su lado— Mujeres, hay muchas.—Patrick, por favor, esto no tiene que terminar así… —volvió a suplicar Tina con ese semblante cansado y débil—. Déjame ayudarte.—Tina… deja que yo me encargue —pedí intentando hacerla a un lado, pero ella se aferró a mi torso.—Te amo, Kyle… —Tomó mi rostro entre sus manos e ignorando al par de hermanos arma