IDRIS DOYLE
Corrí hacia el baño, apretando los dientes y los labios, no podía contenerlo más tiempo. Cuando quise abrir la puerta, esta se abrió sola. Tuve que levantar la mirada para darme cuenta del hombre rubio y atractivo delante de mí, que me veía como si fuera un bicho raro.
La desesperación me hizo empujarlo a un lado antes de precipitarme hacia la taza del baño, sacando todo el contenido de mi estómago.
—¡Oye! ¡¿Qué te pasa, loca?! —exclamó furioso y con justa razón.
—¿Qué ocurre?
Escuché la voz de un segundo hombre.
—Una mu
IDRIS DOYLE ¿Un bebé, la solución? ¡¿La solución a qué?! Tal vez Tina había enloquecido. —Siento que mi vida es como una montaña rusa, y ya me quiero bajar —refunfuñé sentada en el baño, triste y sin ilusiones. —Bien dicen que un bebé nunca es planeado, pero siempre es deseado —dijo Tina del otro lado de la puerta, intentando consolarme mientras yo me concentraba en la prueba de embarazo. —Es deseado cuando tienes estabilidad emocional y económica, cuando tus problemas no comienzan a desequilibrarte mentalmente, cuando tienes un hogar y un compañero que en verdad te apoya… pero cuando estás tan jodida como yo, lo que menos deseas es traer a otro hijo al mundo a sufrir. —Yo no veo que Oliver sufra… Al contrario, es un niño muy feliz, pese a todo. IDRIS DOYLE—¿Sabes, papá? He pensado mucho y creo que sería bueno que le encontráramos a un buen hombre a Idris —agregó Helen con media sonrisa—. Haciendo a un lado lo ocurrido hace unas noches, parece ser una buena chica.—Es una gran chica, muy servicial y atenta —contestó el señor Thomas pensativo, considerando la oferta de Helen—. Intenté que congeniara con Ethan, pero después de su primera cita, no ha vuelto a pisar la casa.—No me sorprende… —contestó Liam orgulloso, sin apartar la mirada de su vaso—. Algo me dice que cada hombre que intente acercarse a Idris pasará por lo mismo.Levantó su vaso hacia mí como si estuviera brindandCapítulo 33: El hombre indicado
IDRIS DOYLE—¿Por qué te llevarás a mi mami? —preguntó Oliver jalando el abrigo de Liam. Aunque parecía desconfiado, no se mostraba hostil, más bien curioso.—Tengo que llevar a mamita a que se haga unos estudios —contestó Liam inclinándose hacia él y sacudiendo su cabello—. Descuida, te la regresaré completa.Con una sonrisa enorme, Oliver aceptó la oferta. Se acercó a mí dando brinquitos hasta abrazarse a mis piernas. —Te amo, mami —dijo con esa voz hermosa y tierna.—Yo también te amo, mi amor, nos vemos en un ratito —dije besando su frente—. Le haces caso en todo a Tina.—¡S&i
IDRIS DOYLEEl café del hospital era insípido, el agua de calcetín tendría mejor sabor, sin hablar de las galletas duras con pasas. Intentamos comenzar una conversación Evan y yo, pero sinceramente no parecía el lugar más cómodo y privado para hacerlo, así que después de que Oliver salió de consulta, le pedí a Tina que jugara con él en los jardines del hospital mientras que Evan y yo dábamos una vuelta. Aunque a Oliver no pareció agradarle la idea, no le di tiempo a repelar.—Entiendo tu sensación de soledad… Aunque no lo parezca, yo también la llegué a sentir cuando era niño. Crecí lleno de desconfianza al principio, hasta que la familia Lynch me adoptó —dijo Evan tomándome por sorpresa mientras camin&aacu
IDRIS DOYLE—Ven con nosotros… —dijo Evan después de escuchar mi vida. Noté que nada de lo que le había contado le agradaba por la forma en la que desmoronaba la galleta entre sus dedos—. Vamos a llevarnos a Kyle a una villa fuera de la ciudad ya que, por su estado, no podemos regresar a Dublín de momento. Mamá ya viene en camino. Ahí estaremos un tiempo, hasta que mi hermano se estabilice un poco más y podamos viajar. —Pero… —Su propuesta parecía tentadora. Estar lejos de los problemas y manteniendo las facilidades para salvar la vida de mi hijo parecía lo mejor que me había pasado hasta el momento, aun así, algo me detenía.—¿A qué le tienes miedo, Idris? —preguntó entrecerrando sus ojos, enfocándome mejor—. ¿Crees que le debes algo al viejo Harrison? Lo pagaremos y con intereses. ¿Necesitas el permiso de Liam? Cuando mencionó su nombre agaché la mirada con tristeza. —No, no quieres su permiso, más bien no deseas dejarlo —continuó—, pese a que se comportó como un hijo de puta tod
LIAM BLAKE¡No lo podía creer! Todo lo que habían dicho mi madre y Annie era cierto. ¿En verdad Idris había tenido una aventura con este hombre cuando parecía que nuestra relación comenzaba a estrecharse? ¿Su recompensa había sido esa caja que cargaba con recelo?—No se preocupe, señor Blake, yo acompañaré a Idris por el niño, si eso es lo que le molesta —contestó Evan poniéndose entre los dos, queriendo protegerla. —Evan, por favor… Déjame hablar a solas con Liam —pidió Idris haciéndolo a un lado con gentileza—. Yo puedo arreglar esto.—No, ya no… Ahora me tienes a mí —dijo en un susurro mientras sus ojos se clavaban en la pelirroja. ¡Era el colmo del cinismo!, pero todos tenían razón, ¿qué me podía esperar de ella? Así como aceptó ser mi amante por tanto tiempo, ¿por qué me sorprendía que ahora fuera la amante de alguien más? Tomé mi teléfono y marqué. —¿Clark? Ve al hospital y pasa por mi hijo, no lo hagas esperar más de lo que su propia madre lo hizo. —Liam… Escúchame, por favo
LIAM BLAKE—No te quise lastimar… —dije arrepentido en un susurro directo en su oído antes de besar su cuello, justo en donde la había mordido. No mentía, pero no había podido controlar mi resentimiento hacia ella.—Lo sé… —contestó con ternura, besando mi mejilla y estrechándome con más fuerza, acariciando mi espalda y queriendo reconfórtame, como si yo fuera la víctima aquí—. Te amo, Liam, créeme. Sus palabras me hirieron, porque sabía que eran mentira. —Te amo, Idris. —Por fin admití después de casi nueve años, aunque como bien sabía, no podría tenerla a mi lado como ella deseaba, no después de por fin comprender que solo me había usado, como cada mujer que se había acercado a mí desde que me volví el CEO de la farmacéutica. Me dolía admitir que mi padre tenía razón, el amor te hace débil y provoca que todos quieran aprovecharse de esa debilidad, Idris no era la excepción. Así que el resto de la noche le di gusto a mi corazón y la amé como quería, besando cada enrojecimiento en
IDRIS DOYLESalimos de los límites de la ciudad y me sorprendió que, aunque la propiedad estaba tan lejos, llegáramos tan rápido. Era una villa hermosa y lujosa, ya nos esperaba Evan en el pórtico, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.—Juro que lo mato… —dijo en cuanto me vio bajar del auto, mientras cubría mi ropa rota con el saco de Finn—. ¡Te dije que no fueras con él! ¡Si te hubieras quedado a mi lado, nada de esto hubiera pasado!—Evan… —Finn lo reprendió—. No es momento.—Las mujeres son tan estúpidas. Cuando se apasionan por un hombre se dejan pisotear hasta el cansancio —agregó Evan entrando a la casa—. Ese imb&