NARRADORA — Ah, Luna, ¿me buscabas? Espera un segundo… Clárens corrió al ver a Anastasia caminando hacia las ollas. El caldo aún humeaba en el cuenco, así que agarró las especias que había picado y las esparció por encima del tazón, dándole un aspecto apetecible. — Mmm, este caldo ha quedado para chuparse los dedos - le dijo tomando grandes sorbos del cuenco - Gracias, Clárens, tú, ¿por qué hueles tanto a un macho? Ana se acercó y la olfateó. — Yo… yo… encontré a mi mate— bajó la mirada avergonzada — Lo siento, ¿crees que alguna Centuria se moleste porque sea un Hombre de Invierno? — Tonta, ¿quién se va a enojar? Felicidades, Clárens, espero que sea un buen hombre que te cuide bien y a tu cachorro. — Te lo mereces. Solo dile a tu tío mañana, porque es capaz de retar a tu macho ahora mismo, para ver si es digno de ti. Anastasia sonrió y le puso la mano en el hombro. — También te mereces ser feliz, Luna, y disculpa la insolencia, pero creo que ya es hora de llevar una marca, ¿
NARRADORAHakon no entendía por qué su Luna lo había hecho llevarla, en medio de la madrugada, a la isla donde estaban los portales.Anastasia se mostraba juguetona y risueña.— Ven, no seas cobarde, vamos Lo miró con fuego en sus ojos de esmeralda y comenzó a correr como una chiquilla internándose en el bosque, levantando una estela de luciérnagas a su paso.Hakon sonrió y la persiguió, la seguiría sin cuestionamientos hasta el fin del mundo.Anastasia lo llevó hasta la oscura cueva y se internaron por los pasillos en penumbras hasta el portal que llevaba al Continente de la Hechicería.— Ana, ¿qué haces? Hakon la miró estupefacto cuando comenzó a desvestirse.— Escuché que los hombres de invierno se asientan en estas montañas nevadas remotas, aquí no hay peligro, ¿no quieres explorar?Y Hakon la vio convertirse en una hermosa loba Beta que se acercó a él.Se agachó y le acarició la nariz y las orejas, abrazándola contra su pecho y hundiendo su cabeza en el suave cuello peludo de s
HAKONTenía a la mujer de mi vida sobre mí, excitada, besándome apasionada y dispuesta a cometer las más oscuras locuras conmigo.La primera de todas, era hacerle el amor y marcarla, en estas tierras peligrosas y nuevas.La adrenalina corría por nuestras venas, llevando la lujuria a otro nivel.El horno, entre sus labios vaginales abiertos, masajea de arriba abajo mi tiesa polla, dejando rastros de viscosa pasión, mientras Anastasia se menea sobre mi abdomen y dos de mis dedos penetran adentro y afuera de su dilatado culo.Quiero tan malditamente montarla, que estoy enloqueciendo y al parecer, ella también.Deja de asaltar mi boca, respirando agitados, con un hilo de saliva uniendo nuestros labios y mirándonos a los ojos de nuestros lobos.— Mmm saca tus dedos, probemos con algo mejor – me dice y libero su apretada entrada.La tomo de las caderas intentando incorporarme, pero me empuja de nuevo hacia atrás.— Tks, tks, este es mi regalo para ti, lo haré todo, cariño.Me guiña un ojo,
ANASTASIASusurra en mi mente y puedo sentir su emoción. El poder de su pecho latiendo, en busca del mío.“Yo, Anastasia Centuria, te acepto como mi compañero, Hakon Savage, el padre de mis Centurias y el Alfa indomable de mi corazón, para toda la eternidad”El lazo que nos une se ata y por segunda y última vez en mi vida, siento los feroces colmillos de mi lobo, hundirse en mi nuca y marcarme como su hembra.Abre una herida en su muñeca y la lleva a mis labios.Bebo de su fría sangre que baja por mi garganta aliviando el fuego que me consume.“Anastasia, me perteneces. Eres mía para siempre”Lorcan gruñe en mi mente y se derraman en lo profundo de mi interior, llenándome con su poderosa esencia.“Les pertenezco, ahora y siempre”Prometo mirando a la Diosa en lo alto del cielo, que es testigo de mi felicidad, y espero que esta vez, nada ni nadie pueda arrebatármela.*****HAKONAbro mis ojos y no puedo evitar emocionarme al observar la blanca piel que ahora exhibe la marca de mis can
NARRADORA Junto con la exclamación de Hakon, también se escuchó un rugido cerca, en la cabaña donde el Rey y la Reina se hospedaban.— ¡RAVEN! – Cedrick rugió haciendo que todos giraran sus cabezas hacia arriba.— Diosa, ¿qué está sucediendo? Dalila, por primera vez en su existencia, se sintió completamente nerviosa.“¡Dalila, Raven, casi se desmaya, le duele el vientre, ven enseguida!”Cedrick exclamaba en su mente.— ¡¡No me interesa, tienes que ver a Ana, está llorando de dolor, está desangrándose, no puedes desampararla!!Hakon le gritaba por otro lado, dando un paso hacia la Sacerdotisa, para llevársela cargada si era necesario.— ¡Cálmate Alfa! Aaron se paró delante de su mujer antes de que las cosas se salieran de control— Vamos a la cabaña contigo. Dalila, ¿el Rey puede llevar a la Reina a la casa del Alfa? Parece que la Beta está en peores condiciones.Dalila asintió y recuperó algo del aplomo que la caracterizaba, hablando con Cedrick en su mente.Corrieron todos a socor
NARRADORALe rugió en la mente a Dalila.— Puedo intentar salvar a las cachorras a la vez que combato el veneno. Hanko, le das de tu sangre para nutrir a Anastasia y reponer la sangre perdida.— Vamos a intentarlo, ¡Vamos! Aaron, ayúdame a dibujar runas de sanación.Y sin dudarlo, el Alfa se abrió una herida en la muñeca y la llevó a los pálidos labios de su compañera.Anastasia sentía ganas de vomitar y mareos, ni siquiera podía sacar los colmillos o succionar la sangre.La fuerza de su loba interior era quien la mantenía aún con los ojos abiertos.Hanko se mordió salvajemente en la herida, extrayendo la sangre con sus propios caninos y reteniéndola en su boca.Luego la vertió con suavidad en la boca de su hembra, entre sus labios, por donde se escurría un poco, pero algo pasaba por la garganta de la Beta, que luchaba contra la inconsciencia.La magia Centuria llenó de repente la pequeña habitación y Dalila comenzó a recitar sus encantamientos.Destruir ese veneno con sus llamas y re
NARRADORACedrick le dijo de repente con todo su poder de Alfa de Alfas, presionándolo para dominarlo y que no dejara salir a su lobo, eso sería mucho peor.— ¡Si no confías en él, confía en mí! ¡Hanko, soy tu Rey, confía en mí! ¡La salvaremos, te lo prometo, la salvaremos! – lo miró directo al alma.Eamon listo para abalanzarse sobre Lorcan y controlarlo.Entonces la respiración agitada de Hakon cedió un poco y solo abrazó con más fuerza Anastasia, cerrando los ojos con rabia y dolor.Podía sentirlo todo a través de su vínculo y como ella lloraba contra su pecho. Aunque la salvara, si perdía a las cachorras, si no podía ser madre de nuevo, Ana nunca se recuperaría de ese golpe.— Sálvala, por favor, sálvala, haré lo quieras, daré lo que me pidas, mi vida si es necesario, pero salva a mi hembra, por favor Rey, sálvala… Miró a Cedrick confiando por primera vez en su monarca.— Lo haremos Hanko, lo haremos. Druida… — Cedrick estaba apostándolo todo a este movimiento.De verdad, espera
NARRADORA— Ayudamos también a nuestro Druida con nuestra magia interior – Steve le respondió, mirándolo de frente y con valentía — No le hicimos nada a las Centurias, esto es obra de alguien más.Habló en voz baja pero fríamente. Se sentían ofendidos por la desconfianza, pero a la vez entendían. Si fueran sus mujeres, igual buscarían culpables en los más probables.Steve miró a lo lejos a su mate, entre las hembras del pantano que se escudaban detrás de sus guerreros.Ella lo observaba angustiada.— Bien, estoy apostándolo todo a ustedes. La verdad saldrá al final – Cedrick le respondió y Steve asintió, sentándose en el círculo de magia.— ¡Papá, yo lo haré! – Cedrick escuchó la voz de Aidan que venía corriendo.Se le había escapado de las manos a Clárens que lo cuidaba junto con su propio cachorro.— Aidan, estás sin tu lobo de invierno, hijo, eres muy pequeño – Cedrick se agachó a acariciarle el cabello blanco.— Yo puedo, papá, no quiero que nada le pase a Ana, la salvaré – le