NARRADORA— Ayudamos también a nuestro Druida con nuestra magia interior – Steve le respondió, mirándolo de frente y con valentía — No le hicimos nada a las Centurias, esto es obra de alguien más.Habló en voz baja pero fríamente. Se sentían ofendidos por la desconfianza, pero a la vez entendían. Si fueran sus mujeres, igual buscarían culpables en los más probables.Steve miró a lo lejos a su mate, entre las hembras del pantano que se escudaban detrás de sus guerreros.Ella lo observaba angustiada.— Bien, estoy apostándolo todo a ustedes. La verdad saldrá al final – Cedrick le respondió y Steve asintió, sentándose en el círculo de magia.— ¡Papá, yo lo haré! – Cedrick escuchó la voz de Aidan que venía corriendo.Se le había escapado de las manos a Clárens que lo cuidaba junto con su propio cachorro.— Aidan, estás sin tu lobo de invierno, hijo, eres muy pequeño – Cedrick se agachó a acariciarle el cabello blanco.— Yo puedo, papá, no quiero que nada le pase a Ana, la salvaré – le
HAKONNunca pensé sentirme tan aterrorizado en toda mi vida.Ni siquiera frente a esa pared de hielo que se desmoronaba, dejando pasar el peligro, sentí tanto miedo, como cuando imaginé una vida sin ella.Sé que debo soltarla para que descanse, cambiarla de ropa y las pieles de la cama, sin embargo, no puedo dejar de abrazarla, porque solo el tener su cuerpo respirando contra mi pecho, es lo que me mantiene cuerdo y estable.— Alfa, déjela en nuestras manos, la cambiaremos, ya los otros machos salieron – escucho la voz de la Reina al lado de la cama.— No, no, yo lo hago, yo la cambio – le respondo y escucho mi propia voz que aún tiembla.Ella me mira con ojos complicados, pero asiente.— Gracias – le digo a su espalda – Gracias por salvar a mi hembra.— Anastasia es como una hermana para mí y una hija para Dalila, no importa como, no la dejaríamos morir. Puede estar tranquilo y ahora, disfrute del regalo que la Diosa creó para ustedes.Responde y sale de la habitación llevándose a la
NARRADORATenía una pierna destrozada, llena de sangre y fieras mordeduras.— ¿Qué hacía en el criadero de caimanes?— No sabía que era la zona de los caimanes, escuché… escuché que ahí, crece la fruta Buba.Vincent le respondió aguantando el dolor lacerante en su pierna derecha y parte del torso.— ¿Fruta Buba? ¿Tiene a una hembra preñada? Esa fruta es demasiado ácida, solo les gusta a las hembras preñadas, ¿se emparejó con alguna Centuria? – le preguntaron con curiosidad.“Mi mate, ni siquiera ha nacido” Vincent pensó con ironía.— Lo busqué para la Reina… su majestad el Rey, la mandó a recolectar— mintió totalmente.Solo les daba explicaciones porque lo salvaron de una muerte segura, en la boca de varios caimanes, porque Vincent no era de justificar sus acciones.— Oh, debió preguntar. En nuestro clan muy pocos se acercan a esa zona, es muy peligrosa. Solo un macho loco por su hembra se atreve a eso.Respondieron y Vincent apretó en su mano ensangrentada, la bolsa de piel llena de
NARRADORA— Fue envenenada por una planta que crece aquí en el pantano, que destroza la matriz de las lobas embarazadas. Se parece a las hierbas aromáticas, ¡Nadie más que nuestra propia gente pudo haberlo hecho! - les dijo.— No puede ser…— ¿Cómo es posible? Nunca había escuchado de semejante veneno…— ¿Qué planta es esa? Alfa, por favor investigue bien…La manada del pantano se puso de repente bien inquieta.Entre ellos, Inna pensaba en las contramedidas.¿Cómo era posible que descubrieron todo tan rápido?Al ser una planta extraña, pensó en la posibilidad de que incluso creyeran que venía del sitio donde estaban los Hombres de Invierno.Habría muchos sospechosos, nadie pensaría en alguien insignificante como ella.Pero en un momento la vio y recordó.Era esa vieja loba que tenía que haberse muerto hace muchas lunas, ¡ni siquiera sabía que seguía con vida!La cargaba uno de sus hijos y bajaba de la casa del Alfa, ¡ella fue la que identificó la planta misteriosa!¿Sabrían entonces d
NARRADORA— ¡Mi familia ha controlado este pantano por generaciones, ni siquiera se imaginan los puñeteros sacrificios que hemos hecho para mantenerles el culo a salvo a todos! ¡Clárens es la hija de mi hermano y mi sangre, a quien no le guste, que salga ahora mismo a nado de mi maldit0 pantano!Nadie dijo más ni pío.— Ahora, más te vale que recuerdes bien anciano o cargarás con las culpas ¿Quién coño miró ese libro? ¡¿Quién?!Hakon lo agarró de la solapa de la túnica y le rugió en la cara, levantándolo casi del suelo.Entonces la mente asustada de Melo hizo clic, en una noche de pasión.No podía ser, esa fue la razón por la que esa loba se le ofreció en la oficina esa madrugada y lo dejó montarla. Esperó a que él descansara, para expiar los secretos del libro de herbolaria.— I…Inna, ella estuvo también en mi oficina – confesó con la voz en un hilo.— Inna – Hakon repitió con la ira saliendo por sus poros.— ¿Qué te ofreció a cambio de la información? ¿Te dejó follarla? – el Alfa e
NARRADORAInna miraba escondida detrás unos arbustos a la caravana que descansaba en el cañón, en medio de dos acantilados.Estos eran los límites del pantano, estaba a solo un paso de escapar.Ahora, cómo le hacía para irse con estos comerciantes de otra manada.Tenía que lograr atrapar a alguno, sobre todo para que la metieran en alguna nueva manada, porque ahora mismo, se consideraba una pícara.El reino había mejorado con el tema de la esclavitud, pero eso no significaba que en los sitios ocultos y escabrosos, aún no se hicieran tratos privados.Era mejor engañar a algún iluso, que ser una esclava humillada.Observó a los rudos lobos que se sentaban alrededor de un fuego, comiendo la presa que cazaron.Hablaban en voz alta, se reían y hacían sus cuentas de las ventas.Inna fijó su objetivo en uno joven, que parecía algo inexperto y exasperado.Si acaso tendría unos 20 años, parecía ser un cachorro hasta ayer mismo, pero esa, era la víctima ideal.— Oye, Callum ¿a dónde vas? – le p
NARRADORA— Pero no confío en ella…— Puede estar mintiendo y la manada del pantano no es un juego…— ¿Y qué si miente? Vámonos de aquí y problema resuelto. Más bien hagan un horario a ver cuando les toca el revolcón. Les contaré luego en qué es mejor.Callum les dijo sonriendo ladino y con malicia. Nada que ver con la cara de niño bueno delante de Inna. Luego regresó deprisa a su carruaje.Estaría muy ocupado en las próximas horas.— ¿Sergy? – todos se quedaron medio indecisos y le preguntaron al veterano comerciante.— Vamos, vámonos rápido de aquí. Hay algo que no me gusta y tengo muy mala espina.Les respondió mirando a los límites del pantano y corriendo veloces a mover la caravana.Sergy se estaba arrepintiendo de haber traído al hijo del Alfa en esta aventura.Ese idiota, los metería en problemas a todos.*****Unos días después, gemidos ambiguos se escuchaban dentro de uno de los carruajes de la caravana de comerciantes.Inna cabalgaba desnuda, encima de uno de los rudos lob
NARRADORAAlgo se acercaba a toda prisa al convoy, estacionado en la estrecha carretera de tierra.Patas veloces se movían en su dirección y el viento traía el aroma de lobos poderosos.— ¡Alarma, todos de pie! ¡Maldici0n, levántense, que nos atacan!Gritaron llamando a todos, que a penas y tuvieron tiempo de quitarse el sueño de encima, cuando se vieron rodeados por ojos lobunos y caninos amenazantes desde las penumbras del bosque circundante.— Hermanos lobos, ¿qué desean? ¡No hemos entrado en el territorio de ninguna manada! ¡Solo somos humildes comerciantes! Sergy gritó hacia donde sintió el aroma del lobo Alfa más poderoso.Por dentro no estaba muy tranquilo que digamos, algo le decía que esta calamidad tenía que ver con esa mujer.Él había sido el único que no la tocó.Estaba emparejado con su mate y no le interesaba estar con ninguna otra hembra.— Tienes a una mujer en tu caravana que es de mi manada. La quiero de vuelta ahora o estate preparado para perder la cabeza – Hakon