NARRADORAInna miraba escondida detrás unos arbustos a la caravana que descansaba en el cañón, en medio de dos acantilados.Estos eran los límites del pantano, estaba a solo un paso de escapar.Ahora, cómo le hacía para irse con estos comerciantes de otra manada.Tenía que lograr atrapar a alguno, sobre todo para que la metieran en alguna nueva manada, porque ahora mismo, se consideraba una pícara.El reino había mejorado con el tema de la esclavitud, pero eso no significaba que en los sitios ocultos y escabrosos, aún no se hicieran tratos privados.Era mejor engañar a algún iluso, que ser una esclava humillada.Observó a los rudos lobos que se sentaban alrededor de un fuego, comiendo la presa que cazaron.Hablaban en voz alta, se reían y hacían sus cuentas de las ventas.Inna fijó su objetivo en uno joven, que parecía algo inexperto y exasperado.Si acaso tendría unos 20 años, parecía ser un cachorro hasta ayer mismo, pero esa, era la víctima ideal.— Oye, Callum ¿a dónde vas? – le p
NARRADORA— Pero no confío en ella…— Puede estar mintiendo y la manada del pantano no es un juego…— ¿Y qué si miente? Vámonos de aquí y problema resuelto. Más bien hagan un horario a ver cuando les toca el revolcón. Les contaré luego en qué es mejor.Callum les dijo sonriendo ladino y con malicia. Nada que ver con la cara de niño bueno delante de Inna. Luego regresó deprisa a su carruaje.Estaría muy ocupado en las próximas horas.— ¿Sergy? – todos se quedaron medio indecisos y le preguntaron al veterano comerciante.— Vamos, vámonos rápido de aquí. Hay algo que no me gusta y tengo muy mala espina.Les respondió mirando a los límites del pantano y corriendo veloces a mover la caravana.Sergy se estaba arrepintiendo de haber traído al hijo del Alfa en esta aventura.Ese idiota, los metería en problemas a todos.*****Unos días después, gemidos ambiguos se escuchaban dentro de uno de los carruajes de la caravana de comerciantes.Inna cabalgaba desnuda, encima de uno de los rudos lob
NARRADORAAlgo se acercaba a toda prisa al convoy, estacionado en la estrecha carretera de tierra.Patas veloces se movían en su dirección y el viento traía el aroma de lobos poderosos.— ¡Alarma, todos de pie! ¡Maldici0n, levántense, que nos atacan!Gritaron llamando a todos, que a penas y tuvieron tiempo de quitarse el sueño de encima, cuando se vieron rodeados por ojos lobunos y caninos amenazantes desde las penumbras del bosque circundante.— Hermanos lobos, ¿qué desean? ¡No hemos entrado en el territorio de ninguna manada! ¡Solo somos humildes comerciantes! Sergy gritó hacia donde sintió el aroma del lobo Alfa más poderoso.Por dentro no estaba muy tranquilo que digamos, algo le decía que esta calamidad tenía que ver con esa mujer.Él había sido el único que no la tocó.Estaba emparejado con su mate y no le interesaba estar con ninguna otra hembra.— Tienes a una mujer en tu caravana que es de mi manada. La quiero de vuelta ahora o estate preparado para perder la cabeza – Hakon
NARRADORA Ojos negros agonizantes miraban hacia el oscuro cielo, la sangre manchaba el rostro deforme lleno de cicatrices, músculos visibles bajo una piel quemada a rojo vivo. “Si tan solo no lo hubiese hecho” Se arrepintió amargamente, mientras su consciencia la abandonaba y la liberaba del dolor. Las Centurias rodearon las partes del cadáver descuartizado de Inna. Una de ellas se acercó a la cabeza arrancada, tirada a un lado como un despojo humano, y lanzó una bola de fuego para incinerarla. Nada era suficiente para aplacar su enojo, pero mordieron, rasguñaron, quemaron y descuartizaron en pedazos una y otra vez, trozo a trozo, durante horas. Un aullido lobuno se escuchó en el medio del bosque y luego el correr de las patas sobre la hierba. Los enormes machos de hielo que acompañaban a sus Centurias, regresaron a su lado, seguidos por los guerreros del pantano. Todos iban de vuelta a casa, con menos peso en el corazón. ***** Vincent no sabía cómo darle las frutas a Raven
NARRADORA— Es el continente más salvaje y peligroso del que se tiene conocimiento.Aaron se paró delante de todos los presentes en el salón del trono y comenzó a relatar lo que sabía.Ya todo había sido explicado al consejo privado del Rey, del cual Hakon, ahora formaba parte también.— Enseguida que llegamos al Continente de los Brujos y pude investigar, intenté saber sobre esa criatura que me había dejado una profunda impresión. Su nombre es Drakmor – dijo.Todos estaban mirándolo intrigados. No habían visto la pared de hielo, la historia parecía tan irreal.Sin embargo, ahí estaba delante de ellos, nada más y nada menos, que el Druida de un Clan que se creía extinto.— Los Drakmor son criaturas sanguinarias, viles, astutas. Llenos de duras escamas negras impenetrables, con varios ojos rojos como la sangre, que vigilan todos los detalles a su alrededor.— Por suerte, no andan en grandes grupos, si acaso dos o tres, pero créanme, que eso es suficiente para sembrar el caos en nuestr
NARRADORAVincent ni siquiera perdió tiempo en intentar explicarse.Además, cómo explicar lo inexplicable. Amber sí era su mate destinada y él, no pensaba renunciar a ella.Cedrick se transformó en el aire, desgarrando la ropa y abalanzándose sobre el Beta en su forma de enorme lobo blanco.Artemis también tomó posesión del cuerpo humano, sacando su forma de lobo azabache y comenzó a luchar con garras y colmillos para defenderse.Siempre había resistido con valentía a la fiereza del Eamon, pero hoy que estaba totalmente furioso, los ataques eran más despiadados, más letales que de costumbre.— ¡Aaaahh este hombre me saca de quicio a veces y luego le dice salvaje a Hakon! ¡¡Ya basta Cedrick, deja en paz a Vincent!! Raven había llegado casi corriendo con los ancianos, para ver el enfrentamiento.Su vientre latía con un incómodo salto.El pelaje de ambos lobos llenos de sangre, pero mucho más Artemis, que ahora luchaba gruñendo, debajo del cuerpo de su Alfa.A pensar de mordisquear con
NARRADORA— ¡No hables estupideces y tápate bien que estás frente a mi hembra! - Cedrick le rugió, para luego hacer un resoplido enojado.— Admito que no hay mejor hombre para cuidar a mi Amber que tú. Te la confiaría con mi vida, como lo he hecho en otras ocasiones con toda mi familia, pero… ¿por qué tenía que reconocerte tan pronto?— ¡Al menos me debías 18 años de solo tenerla para mí, maldici0n Vincent, sabes todo lo que me perdí de Aidan! ¡Es mi pequeña, mi pequeña cachorra y ahora voy a tenerte como un lobo pervertido babeando todo el tiempo sobre ella!— ¡¿Qué?! ¡Sabes que no la veré de esa manera hasta que sea adulta! ¡¿Qué clase de enfermo mental crees que soy?! ¡Solo deseo protegerla, lo hago igual con Aidan!Vincent se pellizcó el puente de la nariz, poniendo sus ideas en orden.— Cedrick, entiendo tus celos de padre, pero no tiene que ver una cosa con la otra, los cariños son diferentes. — No voy a renunciar a Amber, esperaré pacientemente por ella, porque sea una adulta,
NARRADORA Un enorme depredador Drakmor sacó su enorme cabeza por fuera de la gruta cavernosa, la oscuridad invadía el pantano. Sus ojos rojos escarlatas observaban los alrededores, buscaban las fuentes de vida, olfateaban el aire. Salió con precaución de la cueva, caminando sobre sus cuatro poderosas patas llenas de afiladas garras, y detrás de él, una hembra Drakmor, más pequeña, lo siguió. Habían pasado años luchando contra esa barrera de hielo, sabían muy bien que detrás se encontraba una suculenta comida. ¿Por qué se cayó de repente? No eran tontos, sospechaban de alguna emboscada, pero no tenían miedo. Su fuerte armadura de escamas no podía ser atravesada, así como así. Avanzaron internándose entre la alta hierba, caminando hacia las aguas pantanosas menos profundas. Ni siquiera el sonido de los animales se escuchaba, toda la vida parecía haber muerto, sin embargo, la brisa trajo el aroma de la presa, estaban en una isla cerca, tal vez desprevenida y durmiendo. «Ssshhh»