NARRADORA— Oye, ese vestido rojo me queda mejor a mí…— ¡Cambia de color mujer, que siempre vas de rojo, que seas Centuria no significa que solo puedas usar rojo!…— Pásame el bálsamo de labios.— Chicas, ¿cómo se usa este corsé?, ¿de verdad hay que ponerse esto? Siento que no puedo respirar de solo verlo…La pequeña casa de Clárens era un desastre.Ella solo miraba desde un lado, de manera divertida, a las rudas Centurias.Todas mujeres altas, poderosas, nacidas para ser guerreras y se podría decir que hasta poco femeninas.Sin embargo, esa era la sensación que daban con esas pesadas armaduras.Cuando esos sensuales cuerpos se metían en el vestido correcto, con el sutil maquillaje y el cabello arreglado, eran capaces de flechar el corazón de cualquier lobo.Esos hombres de invierno ni se imaginaban lo que se les venía encima.Así se habían distribuido en varios grupos y las lobas del pantano le prestaron vestidos y accesorios para ayudarlas a verse mejor para su cita.No todas eran
NARRADORA— Iremos al pantano, allí creo que podrán conversar mejor.Cedrick caminó al lado de su Reina y la abrazó posesivo.Demasiados machos para su gusto.Aaron asintió, observando a la Alfa Centuria con curiosidad. Ella era la madre de su sucesor.— Mi nombre es Raven y puedo prometerles que nadie desea esclavizarlos, todo se hará en mutuo acuerdo. También fui esclava una vez, nunca permitía algo como eso.A pesar de la desconfianza en sus corazones, los enormes hombres peliblancos comenzaron a acercarse sutilmente a su Centuria favorita.No todos eran mates y había algunos rostros de desilusión, pero igual las Centurias se animaron, pensando en sus monarcas.Ellos no eran mates originales y, aun así, eran una pareja perfecta.Le echaron miraditas a los hombres de invierno que quedaron solitos, como medio desorientados.*****El pantano nunca había estado tan animado.Hubo algunos locales que protestaron, pero frente a los gruñidos salvajes de su Alfa, no había espacio para la n
NARRADORA — Ah, Luna, ¿me buscabas? Espera un segundo… Clárens corrió al ver a Anastasia caminando hacia las ollas. El caldo aún humeaba en el cuenco, así que agarró las especias que había picado y las esparció por encima del tazón, dándole un aspecto apetecible. — Mmm, este caldo ha quedado para chuparse los dedos - le dijo tomando grandes sorbos del cuenco - Gracias, Clárens, tú, ¿por qué hueles tanto a un macho? Ana se acercó y la olfateó. — Yo… yo… encontré a mi mate— bajó la mirada avergonzada — Lo siento, ¿crees que alguna Centuria se moleste porque sea un Hombre de Invierno? — Tonta, ¿quién se va a enojar? Felicidades, Clárens, espero que sea un buen hombre que te cuide bien y a tu cachorro. — Te lo mereces. Solo dile a tu tío mañana, porque es capaz de retar a tu macho ahora mismo, para ver si es digno de ti. Anastasia sonrió y le puso la mano en el hombro. — También te mereces ser feliz, Luna, y disculpa la insolencia, pero creo que ya es hora de llevar una marca, ¿
NARRADORAHakon no entendía por qué su Luna lo había hecho llevarla, en medio de la madrugada, a la isla donde estaban los portales.Anastasia se mostraba juguetona y risueña.— Ven, no seas cobarde, vamos Lo miró con fuego en sus ojos de esmeralda y comenzó a correr como una chiquilla internándose en el bosque, levantando una estela de luciérnagas a su paso.Hakon sonrió y la persiguió, la seguiría sin cuestionamientos hasta el fin del mundo.Anastasia lo llevó hasta la oscura cueva y se internaron por los pasillos en penumbras hasta el portal que llevaba al Continente de la Hechicería.— Ana, ¿qué haces? Hakon la miró estupefacto cuando comenzó a desvestirse.— Escuché que los hombres de invierno se asientan en estas montañas nevadas remotas, aquí no hay peligro, ¿no quieres explorar?Y Hakon la vio convertirse en una hermosa loba Beta que se acercó a él.Se agachó y le acarició la nariz y las orejas, abrazándola contra su pecho y hundiendo su cabeza en el suave cuello peludo de s
HAKONTenía a la mujer de mi vida sobre mí, excitada, besándome apasionada y dispuesta a cometer las más oscuras locuras conmigo.La primera de todas, era hacerle el amor y marcarla, en estas tierras peligrosas y nuevas.La adrenalina corría por nuestras venas, llevando la lujuria a otro nivel.El horno, entre sus labios vaginales abiertos, masajea de arriba abajo mi tiesa polla, dejando rastros de viscosa pasión, mientras Anastasia se menea sobre mi abdomen y dos de mis dedos penetran adentro y afuera de su dilatado culo.Quiero tan malditamente montarla, que estoy enloqueciendo y al parecer, ella también.Deja de asaltar mi boca, respirando agitados, con un hilo de saliva uniendo nuestros labios y mirándonos a los ojos de nuestros lobos.— Mmm saca tus dedos, probemos con algo mejor – me dice y libero su apretada entrada.La tomo de las caderas intentando incorporarme, pero me empuja de nuevo hacia atrás.— Tks, tks, este es mi regalo para ti, lo haré todo, cariño.Me guiña un ojo,
ANASTASIASusurra en mi mente y puedo sentir su emoción. El poder de su pecho latiendo, en busca del mío.“Yo, Anastasia Centuria, te acepto como mi compañero, Hakon Savage, el padre de mis Centurias y el Alfa indomable de mi corazón, para toda la eternidad”El lazo que nos une se ata y por segunda y última vez en mi vida, siento los feroces colmillos de mi lobo, hundirse en mi nuca y marcarme como su hembra.Abre una herida en su muñeca y la lleva a mis labios.Bebo de su fría sangre que baja por mi garganta aliviando el fuego que me consume.“Anastasia, me perteneces. Eres mía para siempre”Lorcan gruñe en mi mente y se derraman en lo profundo de mi interior, llenándome con su poderosa esencia.“Les pertenezco, ahora y siempre”Prometo mirando a la Diosa en lo alto del cielo, que es testigo de mi felicidad, y espero que esta vez, nada ni nadie pueda arrebatármela.*****HAKONAbro mis ojos y no puedo evitar emocionarme al observar la blanca piel que ahora exhibe la marca de mis can
NARRADORA Junto con la exclamación de Hakon, también se escuchó un rugido cerca, en la cabaña donde el Rey y la Reina se hospedaban.— ¡RAVEN! – Cedrick rugió haciendo que todos giraran sus cabezas hacia arriba.— Diosa, ¿qué está sucediendo? Dalila, por primera vez en su existencia, se sintió completamente nerviosa.“¡Dalila, Raven, casi se desmaya, le duele el vientre, ven enseguida!”Cedrick exclamaba en su mente.— ¡¡No me interesa, tienes que ver a Ana, está llorando de dolor, está desangrándose, no puedes desampararla!!Hakon le gritaba por otro lado, dando un paso hacia la Sacerdotisa, para llevársela cargada si era necesario.— ¡Cálmate Alfa! Aaron se paró delante de su mujer antes de que las cosas se salieran de control— Vamos a la cabaña contigo. Dalila, ¿el Rey puede llevar a la Reina a la casa del Alfa? Parece que la Beta está en peores condiciones.Dalila asintió y recuperó algo del aplomo que la caracterizaba, hablando con Cedrick en su mente.Corrieron todos a socor
NARRADORALe rugió en la mente a Dalila.— Puedo intentar salvar a las cachorras a la vez que combato el veneno. Hanko, le das de tu sangre para nutrir a Anastasia y reponer la sangre perdida.— Vamos a intentarlo, ¡Vamos! Aaron, ayúdame a dibujar runas de sanación.Y sin dudarlo, el Alfa se abrió una herida en la muñeca y la llevó a los pálidos labios de su compañera.Anastasia sentía ganas de vomitar y mareos, ni siquiera podía sacar los colmillos o succionar la sangre.La fuerza de su loba interior era quien la mantenía aún con los ojos abiertos.Hanko se mordió salvajemente en la herida, extrayendo la sangre con sus propios caninos y reteniéndola en su boca.Luego la vertió con suavidad en la boca de su hembra, entre sus labios, por donde se escurría un poco, pero algo pasaba por la garganta de la Beta, que luchaba contra la inconsciencia.La magia Centuria llenó de repente la pequeña habitación y Dalila comenzó a recitar sus encantamientos.Destruir ese veneno con sus llamas y re