CEDRICK Los habitantes del pantano han recogido sus cosas necesarias y han preparado sus rutas de escape urgente. No saben los detalles, pero supongo que siguen las órdenes de su Alfa a ciegas. Fuera, en los límites, mis guerreros y las guerreras Centurias aguardan, tampoco sin conocer el porqué, pero al primer peligro, están listas para defender y proteger. No hemos querido divulgar este asunto todavía hasta no traer de regreso a mi clan. Espero no tener que utilizar ninguna de estas precauciones. Al fin entramos en esta enorme caverna más oscura que la boca de un lobo y avanzamos hacia nuestro objetivo. ***** NARRADORA En la cueva problemática, Hakon miraba hacia la enorme pared. El cuenco estaba sobre el pedestal de hielo y él, listo para desangrarse si era necesario. No sabía qué repercusiones podía haber en este lado. El Beta estaba más nervioso que nunca. El no saber y solo enfrentar a lo desconocido, a veces era lo peor. Por otra parte, el grupo de cinco llegó al
NARRADORA— ¡No, no, no, vamos, funciona, funciona! Hakon gruñía, desesperado, haciéndose cortes en la muñeca, como un demente que ya no quiere su vida.No importaba cuantas veces la pared se reparara, el hielo se derretía con mayor rapidez.La última barrera de defensa, estaba cada vez más delgada.“¡Ana, tienen que parar, no podré contenerlo!”Le gritó en la mente a su mate, que enseguida dejó de avivar el fuego Centuria.— ¡Alto, Dalila, se está afectando la otra barrera, Hakon no puede aguantar! – gritó en pánico, pero era imposible detenerse.Al menos Dalila, cesó, pero a su lado, Aidan continuaba en su estado de magia inducida.La magia de fuego fue cediendo, el cabello de Dalila bajó, su boca se detuvo de pronunciar encantamientos y sus ojos enrojecidos, volvieron a su color habitual.Miró hacia Aidan, pensando que se había detenido también, pero no era el caso.— ¡Aidan, ya basta, no sigas cachorro! ¡Continuaremos de otra manera! ¡Aidan!No parecía escucharla.— ¡Aidan hijo,
NARRADORAEn el fondo de la cueva, donde antes estaba una pared de hielo, ahora había un pasaje excavado en una gruta.Un pasillo sinuoso que los llevaba, a lo que parecía un bosque lleno de pinos.El olor a madera, a fresco, a nieve, se filtraba en una brisa que los transportaba a un bosque invernal.— Aidan, ¿está bien? Anastasia de repente salió de su trance y miró hacia Cedrick y Raven que estaban con el cachorro.El Rey lo cargaba y Raven le acariciaba el cabello con el rostro angustiado.— Consumió demasiada energía mágica y además, ahora su lobo de invierno, Theo, es el que está sosteniendo la otra pared, de manera temporal. — Alfa del pantano, no tiene nada que temer. Su pacto ya no es eficaz y su silencio, es innecesario - Dalila les explicó.Hasta ella había sido sorprendida por la acción del príncipe.¿Cuánto poder en realidad guardaba ese cachorro dentro?La magia hoy era tan poderosa, que tomó control y autonomía de su propio pequeño cuerpo. Eso era algo prodigioso, pe
NARRADORA— Yo… primero me alegro tanto de que estén bien y hayan podido sobrevivir. Cedrick le dijo emocionado y su sinceridad se podía sentir mientras observaba al ancestral hombre, con el cabello blanco y una barba blanca discreta.— Segundo, las cosas han cambiado, soy el actual Rey del reino…— ¿Un hombre de invierno? ¿Acaso piensas que soy un tonto? ¡Las Centurias nunca permitirían semejante cosa! – Aaron ya comenzó a desconfiar.Era demasiado bueno para ser verdad.— No, no miento, Druida, porque supongo que usted es el brujo del clan.— Lo soy.— Bien – Cedrick asintió organizando las ideas.— Sé de su odio y rencor hacia las Centurias, pero ya las cosas no son así. Yo soy el Rey Alfa, mi nombre es Cedrick y mi Reina, Raven, es una Alfa Centuria. — Nos amamos, nadie me obligó, ni me esclavizó, nadie quiere apresarlos, esos tiempos oscuros pasaron.— La nueva generación de Centuria solo quiere vivir en paz. No sé cómo será su vida aquí, ni siquiera sé dónde es esto, pero me a
NARRADORA— Digo lo mismo, ¿acaso te has mirado en un espejo que te crees tan irresistible? – Dalila lo señaló con su bastón y el ceño fruncido.Cof, cofCedrick tosió a su lado mirando con disimulo a la Centuria.¿Acaso el objetivo no era hacerse amigos?— Creo que ya encontramos a la primera pareja hielo y fuego – Hakon bufó al lado.— Ya las cosas han cambiado, sé que no nos crees, pero mira, este es tu sucesor, un cachorro de invierno que traje con mis propias manos al mundo. — Su madre es una Centuria, la mejor muestra de que no te mentimos – Dalila le señaló a Aidan.Entonces Aaron fijó sus ojos en él, por supuesto que lo reconocía. ¿Un Hombre de Invierno nacido de una Centuria?Eso era increíble, solo el amor verdadero podía lograrlo.— Ven acá cachorro, no tengas miedo, déjame verte de cerca – se agachó bajando su postura y haciéndole señas a Aidan.Cedrcik lo tomó de la mano y lo llevó hasta el Druida.— Tan poderoso, es increíble y tienes la herencia de otro brujo también ¿
NARRADORA— Oye, ese vestido rojo me queda mejor a mí…— ¡Cambia de color mujer, que siempre vas de rojo, que seas Centuria no significa que solo puedas usar rojo!…— Pásame el bálsamo de labios.— Chicas, ¿cómo se usa este corsé?, ¿de verdad hay que ponerse esto? Siento que no puedo respirar de solo verlo…La pequeña casa de Clárens era un desastre.Ella solo miraba desde un lado, de manera divertida, a las rudas Centurias.Todas mujeres altas, poderosas, nacidas para ser guerreras y se podría decir que hasta poco femeninas.Sin embargo, esa era la sensación que daban con esas pesadas armaduras.Cuando esos sensuales cuerpos se metían en el vestido correcto, con el sutil maquillaje y el cabello arreglado, eran capaces de flechar el corazón de cualquier lobo.Esos hombres de invierno ni se imaginaban lo que se les venía encima.Así se habían distribuido en varios grupos y las lobas del pantano le prestaron vestidos y accesorios para ayudarlas a verse mejor para su cita.No todas eran
NARRADORA— Iremos al pantano, allí creo que podrán conversar mejor.Cedrick caminó al lado de su Reina y la abrazó posesivo.Demasiados machos para su gusto.Aaron asintió, observando a la Alfa Centuria con curiosidad. Ella era la madre de su sucesor.— Mi nombre es Raven y puedo prometerles que nadie desea esclavizarlos, todo se hará en mutuo acuerdo. También fui esclava una vez, nunca permitía algo como eso.A pesar de la desconfianza en sus corazones, los enormes hombres peliblancos comenzaron a acercarse sutilmente a su Centuria favorita.No todos eran mates y había algunos rostros de desilusión, pero igual las Centurias se animaron, pensando en sus monarcas.Ellos no eran mates originales y, aun así, eran una pareja perfecta.Le echaron miraditas a los hombres de invierno que quedaron solitos, como medio desorientados.*****El pantano nunca había estado tan animado.Hubo algunos locales que protestaron, pero frente a los gruñidos salvajes de su Alfa, no había espacio para la n
NARRADORA — Ah, Luna, ¿me buscabas? Espera un segundo… Clárens corrió al ver a Anastasia caminando hacia las ollas. El caldo aún humeaba en el cuenco, así que agarró las especias que había picado y las esparció por encima del tazón, dándole un aspecto apetecible. — Mmm, este caldo ha quedado para chuparse los dedos - le dijo tomando grandes sorbos del cuenco - Gracias, Clárens, tú, ¿por qué hueles tanto a un macho? Ana se acercó y la olfateó. — Yo… yo… encontré a mi mate— bajó la mirada avergonzada — Lo siento, ¿crees que alguna Centuria se moleste porque sea un Hombre de Invierno? — Tonta, ¿quién se va a enojar? Felicidades, Clárens, espero que sea un buen hombre que te cuide bien y a tu cachorro. — Te lo mereces. Solo dile a tu tío mañana, porque es capaz de retar a tu macho ahora mismo, para ver si es digno de ti. Anastasia sonrió y le puso la mano en el hombro. — También te mereces ser feliz, Luna, y disculpa la insolencia, pero creo que ya es hora de llevar una marca, ¿