NARRADORA Cedrick observó, como por encima del muro de hielo que se había formado, saltaron lobos fieros, con los colmillos afuera y la rabia en sus corazones. No iban a obedecer mandatos, ni órdenes del Rey o la Reina, imposible controlarlos a todos y menos cuando luchaban por salvar a sus seres queridos. Así que la pelea a muerte comenzó de nuevo, se cuidaban las espaldas, mientras se desgarraban y herían con zarpazos y las fauces sangrientas abiertas de par en par. Vincent a su lado, luchando con valentía, pero Cedrick lo sabía, él solo era una bomba de relojería. — ¡Aaauuu! – un chillido de agonía se escuchó y Cedrick se giró para verlas. Las Centurias montadas sobre sus lobos de fuegos, cabalgando hacia la lucha, saliendo del castillo y masacrando a sus enemigos, dejando un rastro de llamas y muerte por donde pasaban. Raven frente a ellas, heroica y salvaje, su Alfa Centuria, su Reina. Cedrick se distrajo por un segundo mirándola y de repente… “¡¡Cedrick!!” – Vincent le
NARRADORA Pero no solo era la magia negra de Silvana, también estaban sus aliados y muy pronto, Cedrick y Raven, más su valiente ejército, se vieron asediados y atacados por dos flancos. Eran como ratas encerradas entre dos fuegos, listos para morir en cualquier momento. Las bajas se acumulaban, no podían sacar su magia de llamas que era su mejor arma y las flores hambrientas eran interminable, inagotables, sin embargo, ellos no, eran de carne y hueso y ya estaban heridos y exhaustos. “¡Cedrick!” Raven miró a su amor a través de la muerte y la sangre. Los ojos rubíes de su lobo le devolvieron la mirada, lucharían hasta las últimas consecuencias, porque no les quedaba otra opción, pero la victoria, no se veía a la vista. Sin siquiera poder acercarse a Silvana que estaba lejos, manejando estas abominables flores, si no podían salir del cerco de sus enemigos. “¡Raven, si caemos, si es inevitable, yo me quedaré atrás, abriré un camino para ti, escapa con el niño por el río, llé
NARRADORA — ¿Qué haces aquí? – la voz ruda de Anastasia lo detuvo, cuando llegó a una pequeña cueva de hielo. La magia de invierno de Mortimer perduraba en estas construcciones e iba a beneficiar a las Centurias sin parejas, en el futuro, durante sus períodos de celos tan dolorosos. — El Rey me mandó a mover al príncipe a otro sitio, las cosas no van bien y es necesario estar listos para escapar, ¿dónde está? - la voz de Vincent le dijo, sin embargo, se escuchaba algo distorsionada y rara. — Mi Alfa Centuria no me ha dado ninguna orden, así que lo lamento, sé que eres amigo del Rey, pero no te puedo dar al cachorro – Anastasia se paró delante de él, en firme. Era una mujer más alta que el promedio y corpulenta, con buenas curvas y atlética. Se veía impresionante con su armadura roja de cuero de las Centurias, que contrastaba con su salvaje cabello del mismo color. — ¿Entonces, pasarás por encima de las órdenes de tu Rey? No importa que tu Alfa sea la Reina, un macho siempre es
NARRADORAEn el medio de la batalla feroz, a través del fuego y del muro de flores devoradoras, un enorme lobo negro saltó el cerco y se le veía con un bulto agarrado en la boca.“¡NOOOO MALDICI0N, NOOO!, ¡ARTEMIS REACCIONA, DESPIERTA!, ¡NO PUEDES HACER ESTO!, ¡¡NO PUEDES!!, ¡CEDRICK!, ¡CEDRICK, MALDICI0N!, ¡DISPÁRAME!, ¡DETENME!”Vincent gritaba en su mar de consciencia, veía en el exterior a todos luchando a muerte, mientras él, una vez más, traicionaba a Cedrick y le levaba su preciado cachorro a esa desgraciada.Estaba en agonía, sin embargo, intentaba resistir con todo y era en vano.Los ojos amarillos de su lobo se cruzaron por un momento con los rubíes de Eamon, atormentados y con miedo, pero aunque Cedrick y Raven “reaccionaron”, no fueron lo suficientemente rápidos.Silvana salió de un escondite y avanzó deprisa, con una sonrisa siniestra en los labios, su largo vestido negro arrastraba en la hierba verde y su abundante cabellera oscura ondeaba al viento.Era una mujer hermos
NARRADORA — ¿Dónde está él? Entréguenmelo y no le haré daño a su hijo, de lo contrario Una vid salió debajo de una de sus largas uñas y se enredó en el cuello de “Aidan” que abrió los ojos azules con miedo, llevándose las manitos al cuello. — ¡No lo hagas, no lo dañes, por favor! – Eamon gruñó mostrándole los colmillos y Raven le gritó, dando un paso adelante con los ojos llorosos. Todo para que Silvana bajara la guardia y sintiera, que era la que tenía el poder sobre la situación. ¡Raven nunca en su vida había fingido tanto!, aunque en el fondo, sí que estaba algo preocupada por como terminaría esta locura. — Te daremos a Mortimer, si es lo que deseas, si tanto lo quieres, entonces, él está aquí… — ¡¿Aquí?!, ¡¿dónde?! – los ojos de Silvana se iluminaron de inmediato, incluso mirando hacia el bosque oscuro, buscando su escondrijo, ¡sabía que estaba cerca, lo sentía, lo sabí…! PUFFTS Sangre salió a presión de su boca y miró con horror hacia abajo, al niño en sus brazos, que
NARRADORA Con el último aliento recitó por dentro su maldici0n, activando la semilla en el corazón del Beta y murió, mirando a Vincent con una expresión siniestra que presagiaba pura maldad y oscuridad. Vincent se llevó la mano al pecho cuando un dolor sordo lo invadió. — ¡Vincent! – Cedrick lo tuvo que aguantar porque sus piernas temblaron. — Estoy bien, solo… supongo que ya debo de estar libre de su hechizo. Siento que recupero por completo el control – le dijo a Cedrick recomponiéndose un poco. Todo parecía estar bien ahora y la presión en él se liberó. — Cedrick... Raven lo llamó y Cedrick vio como el cuerpo de Silvana se convirtió en unas cenizas oscuras que se fueron resquebrajando y volando al cielo con el viento, detrás de ellos, lo mismo pasaba con las flores maldit4s. Morían y se pudrían, dejando una mancha negra en la tierra que luego había que purificar con la magia de fuego. “Gracias” La magia de Mortimer se iba igual desapareciendo, como un fantasma que se el
NARRADORARaven puso los ojos en blanco, arropando a su pequeño hijo, que cayó exhausto del cansancio por el uso excesivo de su magia.Dalila, a su lado, en la pequeña cueva, preparaba brebajes de reconstitución para los heridos y para Raven, que igual estaba que se caía a pedazos de las múltiples heridas, agotada y adolorida.Anastasia, mucho más fresca que ella, no dudó en dar el paso adelante.Salió enseguida a la plaza interior del castillo, próximo a la puerta de entrada principal, dando órdenes a diestras y siniestras, organizando a los heridos y prisioneros.Sus Centurias afortunadamente solo tuvieron pocas bajas y la mayoría estaba bien, ya eran tan escasas, que cada pérdida dolía como por cientos.La Beta salió a mirar los restos de cadáveres y partes de cuerpos esparcidas, como una pintura sangrienta, por doquier, suspirando ante tanta muerte.— Zafira quemen todos los cuerpos, solo separen los de nuestra gente en piras independientes, para que sus familiares los lloren y de
NARRADORA— ¡Estás completamente loco, macho salvaje, guárdate esa cosa, maldici0n! Anastasia se giró de espaldas sin poder soportar tanto descaro, sus mejillas más rojas que su pelo.¡No hacía falta que se la parara para darse cuenta de que era enorme! ¡Todo en él venía tamaño XL!— Sé que somos mates, pero yo no quiero ninguna pareja, así que lo lamento, de verdad, pienso que lo mejor para ambos es disolver esto ahora mismo – le dijo de repente intentando mantener la calma y de paso, la cordura. — Te dejaré libre para que encuentres a otra compañera, yo…¡BAM!— ¡Pero qué diantres…! – exclamó asombrada cuando él la agarró del brazo para hacerla girarse de frente y la pegó con fuerza a la pared, apresándola con su cuerpo desnudo encima de ella.— ¡NO! ¡Me niego a aceptar cualquier rechazo de mierd4 que tengas, no lo aceptaré! ¡ERES MÍA! – le rugió indomable y fiero en la cara y Anastasia se sentía sofocada.Su cuerpo comenzaba a responder a toda esta intensidad.Hace demasiados año