NARRADORA — Mi hermano se enamoró de una loba de otra manada y al emparejarse con ella, se convirtió en el Alfa de la manada de su compañera, bueno, en esa que destruyeron – Clárens suspiró con tristeza — Mi padre montó en cólera y lo desterró, sin embargo, poco después, yo me escapé igual al enamorarme de otro lobo y me fui a vivir con mi hermano. — La vida en el pantano es dura, mi padre no quiere abrirse al resto del reino, dice que estamos más seguros recluidos, pero pienso que si regreso, si hablo con él y le cuento de este peligro, de lo que nos hicieron, de mi herma… no… — la voz de Clárens se quebró por un segundo — Yo… intentaré traerlos para apoyarlos su alteza. Los lobos de mi manada solo viven para luchar, son muy fuertes. Y claro que Cedrick lo sabía. Por eso nadie se metía con ellos y su estilo de vida media salvaje, no pagaban tributos y se pasaban las órdenes del rey por los cojones, así de fácil. Eran luchadores feroces, sin miedo a la muerte, implacables y p
NARRADORA La mayoría no quería, pero la vida de su familia dependía de eso y batallarían hasta las últimas consecuencias. Las Centurias se pararon en las gruesas murallas y en el medio de ellas su Alfa, que miraba a la dirección donde sabía que se encontraba esa malnacida. Como en efecto, Silvana comenzó a avanzar, seguida de su “ejército” y se ubicó a unos metros de la defensa. — ¡Entrégamelo y ahórrate el que mate a toda tu gente! ¡Si me lo dan, puede que deje algunos con vida! – le gritó a Raven con sarcasmo y su voz inducida con magia llegó a los oídos de todos. — ¡Hay que ser muy perra sin orgullo, para perseguir a un hombre que nunca te ha amado! ¡Por qué mejor no te rindes tú y puede que te arranque la cabeza más rápido! Raven le respondió, borrando la sonrisita cínica de la cara de Silvana que encolerizó al momento. — ¡Veremos cuanto te dura la falsa valentía, mujerzuela! ¡VAMOS, QUÉ ESPERAN, ATAQUEN A ESAS MALNACIDAS! ¡QUIÉN HUYA ME LA COBRARÉ CON SU FAMILIA! – dio un g
NARRADORA Cedrick observó, como por encima del muro de hielo que se había formado, saltaron lobos fieros, con los colmillos afuera y la rabia en sus corazones. No iban a obedecer mandatos, ni órdenes del Rey o la Reina, imposible controlarlos a todos y menos cuando luchaban por salvar a sus seres queridos. Así que la pelea a muerte comenzó de nuevo, se cuidaban las espaldas, mientras se desgarraban y herían con zarpazos y las fauces sangrientas abiertas de par en par. Vincent a su lado, luchando con valentía, pero Cedrick lo sabía, él solo era una bomba de relojería. — ¡Aaauuu! – un chillido de agonía se escuchó y Cedrick se giró para verlas. Las Centurias montadas sobre sus lobos de fuegos, cabalgando hacia la lucha, saliendo del castillo y masacrando a sus enemigos, dejando un rastro de llamas y muerte por donde pasaban. Raven frente a ellas, heroica y salvaje, su Alfa Centuria, su Reina. Cedrick se distrajo por un segundo mirándola y de repente… “¡¡Cedrick!!” – Vincent le
NARRADORA Pero no solo era la magia negra de Silvana, también estaban sus aliados y muy pronto, Cedrick y Raven, más su valiente ejército, se vieron asediados y atacados por dos flancos. Eran como ratas encerradas entre dos fuegos, listos para morir en cualquier momento. Las bajas se acumulaban, no podían sacar su magia de llamas que era su mejor arma y las flores hambrientas eran interminable, inagotables, sin embargo, ellos no, eran de carne y hueso y ya estaban heridos y exhaustos. “¡Cedrick!” Raven miró a su amor a través de la muerte y la sangre. Los ojos rubíes de su lobo le devolvieron la mirada, lucharían hasta las últimas consecuencias, porque no les quedaba otra opción, pero la victoria, no se veía a la vista. Sin siquiera poder acercarse a Silvana que estaba lejos, manejando estas abominables flores, si no podían salir del cerco de sus enemigos. “¡Raven, si caemos, si es inevitable, yo me quedaré atrás, abriré un camino para ti, escapa con el niño por el río, llé
NARRADORA — ¿Qué haces aquí? – la voz ruda de Anastasia lo detuvo, cuando llegó a una pequeña cueva de hielo. La magia de invierno de Mortimer perduraba en estas construcciones e iba a beneficiar a las Centurias sin parejas, en el futuro, durante sus períodos de celos tan dolorosos. — El Rey me mandó a mover al príncipe a otro sitio, las cosas no van bien y es necesario estar listos para escapar, ¿dónde está? - la voz de Vincent le dijo, sin embargo, se escuchaba algo distorsionada y rara. — Mi Alfa Centuria no me ha dado ninguna orden, así que lo lamento, sé que eres amigo del Rey, pero no te puedo dar al cachorro – Anastasia se paró delante de él, en firme. Era una mujer más alta que el promedio y corpulenta, con buenas curvas y atlética. Se veía impresionante con su armadura roja de cuero de las Centurias, que contrastaba con su salvaje cabello del mismo color. — ¿Entonces, pasarás por encima de las órdenes de tu Rey? No importa que tu Alfa sea la Reina, un macho siempre es
NARRADORAEn el medio de la batalla feroz, a través del fuego y del muro de flores devoradoras, un enorme lobo negro saltó el cerco y se le veía con un bulto agarrado en la boca.“¡NOOOO MALDICI0N, NOOO!, ¡ARTEMIS REACCIONA, DESPIERTA!, ¡NO PUEDES HACER ESTO!, ¡¡NO PUEDES!!, ¡CEDRICK!, ¡CEDRICK, MALDICI0N!, ¡DISPÁRAME!, ¡DETENME!”Vincent gritaba en su mar de consciencia, veía en el exterior a todos luchando a muerte, mientras él, una vez más, traicionaba a Cedrick y le levaba su preciado cachorro a esa desgraciada.Estaba en agonía, sin embargo, intentaba resistir con todo y era en vano.Los ojos amarillos de su lobo se cruzaron por un momento con los rubíes de Eamon, atormentados y con miedo, pero aunque Cedrick y Raven “reaccionaron”, no fueron lo suficientemente rápidos.Silvana salió de un escondite y avanzó deprisa, con una sonrisa siniestra en los labios, su largo vestido negro arrastraba en la hierba verde y su abundante cabellera oscura ondeaba al viento.Era una mujer hermos
NARRADORA — ¿Dónde está él? Entréguenmelo y no le haré daño a su hijo, de lo contrario Una vid salió debajo de una de sus largas uñas y se enredó en el cuello de “Aidan” que abrió los ojos azules con miedo, llevándose las manitos al cuello. — ¡No lo hagas, no lo dañes, por favor! – Eamon gruñó mostrándole los colmillos y Raven le gritó, dando un paso adelante con los ojos llorosos. Todo para que Silvana bajara la guardia y sintiera, que era la que tenía el poder sobre la situación. ¡Raven nunca en su vida había fingido tanto!, aunque en el fondo, sí que estaba algo preocupada por como terminaría esta locura. — Te daremos a Mortimer, si es lo que deseas, si tanto lo quieres, entonces, él está aquí… — ¡¿Aquí?!, ¡¿dónde?! – los ojos de Silvana se iluminaron de inmediato, incluso mirando hacia el bosque oscuro, buscando su escondrijo, ¡sabía que estaba cerca, lo sentía, lo sabí…! PUFFTS Sangre salió a presión de su boca y miró con horror hacia abajo, al niño en sus brazos, que
NARRADORA Con el último aliento recitó por dentro su maldici0n, activando la semilla en el corazón del Beta y murió, mirando a Vincent con una expresión siniestra que presagiaba pura maldad y oscuridad. Vincent se llevó la mano al pecho cuando un dolor sordo lo invadió. — ¡Vincent! – Cedrick lo tuvo que aguantar porque sus piernas temblaron. — Estoy bien, solo… supongo que ya debo de estar libre de su hechizo. Siento que recupero por completo el control – le dijo a Cedrick recomponiéndose un poco. Todo parecía estar bien ahora y la presión en él se liberó. — Cedrick... Raven lo llamó y Cedrick vio como el cuerpo de Silvana se convirtió en unas cenizas oscuras que se fueron resquebrajando y volando al cielo con el viento, detrás de ellos, lo mismo pasaba con las flores maldit4s. Morían y se pudrían, dejando una mancha negra en la tierra que luego había que purificar con la magia de fuego. “Gracias” La magia de Mortimer se iba igual desapareciendo, como un fantasma que se el