NARRADORA Ni siquiera habría resistido tanto tiempo como Mortimer, si sobrevivió separado de Raven durante esos años, era porque sabía que ella estaba viva en algún lugar y lo movía la esperanza. — Toma, estos son los libros por los que aprendí magia de mi tutor, la mayoría de las cosas ya las sabes, pero algunos de nosotros somos más poderosos que otros – miro a lo lejos a Aidan — Tu cachorro, la tendrá difícil en el futuro, solo un hombre de invierno y tantas Centurias, no te confíes Cedrick, necesitas buscar a más de nuestra especie para equilibrar la balanza. — Existen, sin embargo, sospecho que escaparon por alguno de esos portales mágicos ocultos, aquí en mi diario de anotaciones, te dejo todo lo que sé sobre eso y mis especulaciones. — Todos los artefactos mágicos que creé para ti están activos, llevan mi magia, puedes utilizarlos con confianza para defenderte… — Tío… — Buena suerte sobrino, tu padre estaría muy orgulloso de ti, como yo lo estoy. Te pido un último favor…
NARRADORA Todos rabiaban de odio, pero qué podían hacer si sus familiares se encontraban encerrados y vigilados por esas horribles flores mensajeras de la muerte. No tenían antídoto para ese veneno que los asesinaba en a penas minutos. Si Cedrick viera la cantidad de lobos fuertes que iban a atacarlos, además de toda la magia negra de Silvana, se preocuparía mucho más de lo que estaba. Sin embargo, ahora mismo, se enfocaba en dejar bien preservado el cadáver de su tío, en la misma cueva que su compañera, y organizar los planes de defensa. **** — Beta, necesito que mandes a algunas Centurias a buscar por el camino de la montaña a un amigo. Él viene con otros refugiados, denle comida y cobijo, en lo que toda esta locura termina – le ordenó a Anastasia que asintió. — Igual, que no se confíen de ellos, ni siquiera de él. Vigílenlos bien - Cedrick le advirtió — Iré a buscarlo yo personalmente, así es más seguro para todos - y se fue a hacer de escolta para Vincent y su tropa de desa
NARRADORA — Vincent, ¡qué bueno que hayas podido sobrevivir! – Cedrick le dio un fuerte abrazo y se palmearon la espalda con fuerza. — Fue difícil, pero son lobos muy valientes, ella está al frente de los sobrevivientes, ¡Clárens! – se giró y llamó a la tímida mujer que estaba en la entrada del salón del trono. Clárens pasó adelante y se paró al lado del Vincent, porque era el único en que confiaba realmente y al que conocía. Miró entonces donde Cedrick se sentó, en el imponente trono de oro del Rey Alfa y al lado, en la posición de la Reina, una hermosa loba de ojos intensos. Aunque no se había hecho la ceremonia oficial ni el cambio del poder por la falta de tiempo, ya era un secreto dicho a voces, el Alfa Cedrick, volvía a recuperar el trono y su mate, era la Alfa Centuria. — Yo… yo soy Clárens, gracias a sus majestades por su ayuda y en nombre de mi hermano y la manada… les pido perdón – Clárens bajó la mirada avergonzada y con los ojos rojos. Entonces se fue a arrodillar d
NARRADORA — Mi hermano se enamoró de una loba de otra manada y al emparejarse con ella, se convirtió en el Alfa de la manada de su compañera, bueno, en esa que destruyeron – Clárens suspiró con tristeza — Mi padre montó en cólera y lo desterró, sin embargo, poco después, yo me escapé igual al enamorarme de otro lobo y me fui a vivir con mi hermano. — La vida en el pantano es dura, mi padre no quiere abrirse al resto del reino, dice que estamos más seguros recluidos, pero pienso que si regreso, si hablo con él y le cuento de este peligro, de lo que nos hicieron, de mi herma… no… — la voz de Clárens se quebró por un segundo — Yo… intentaré traerlos para apoyarlos su alteza. Los lobos de mi manada solo viven para luchar, son muy fuertes. Y claro que Cedrick lo sabía. Por eso nadie se metía con ellos y su estilo de vida media salvaje, no pagaban tributos y se pasaban las órdenes del rey por los cojones, así de fácil. Eran luchadores feroces, sin miedo a la muerte, implacables y p
NARRADORA La mayoría no quería, pero la vida de su familia dependía de eso y batallarían hasta las últimas consecuencias. Las Centurias se pararon en las gruesas murallas y en el medio de ellas su Alfa, que miraba a la dirección donde sabía que se encontraba esa malnacida. Como en efecto, Silvana comenzó a avanzar, seguida de su “ejército” y se ubicó a unos metros de la defensa. — ¡Entrégamelo y ahórrate el que mate a toda tu gente! ¡Si me lo dan, puede que deje algunos con vida! – le gritó a Raven con sarcasmo y su voz inducida con magia llegó a los oídos de todos. — ¡Hay que ser muy perra sin orgullo, para perseguir a un hombre que nunca te ha amado! ¡Por qué mejor no te rindes tú y puede que te arranque la cabeza más rápido! Raven le respondió, borrando la sonrisita cínica de la cara de Silvana que encolerizó al momento. — ¡Veremos cuanto te dura la falsa valentía, mujerzuela! ¡VAMOS, QUÉ ESPERAN, ATAQUEN A ESAS MALNACIDAS! ¡QUIÉN HUYA ME LA COBRARÉ CON SU FAMILIA! – dio un g
NARRADORA Cedrick observó, como por encima del muro de hielo que se había formado, saltaron lobos fieros, con los colmillos afuera y la rabia en sus corazones. No iban a obedecer mandatos, ni órdenes del Rey o la Reina, imposible controlarlos a todos y menos cuando luchaban por salvar a sus seres queridos. Así que la pelea a muerte comenzó de nuevo, se cuidaban las espaldas, mientras se desgarraban y herían con zarpazos y las fauces sangrientas abiertas de par en par. Vincent a su lado, luchando con valentía, pero Cedrick lo sabía, él solo era una bomba de relojería. — ¡Aaauuu! – un chillido de agonía se escuchó y Cedrick se giró para verlas. Las Centurias montadas sobre sus lobos de fuegos, cabalgando hacia la lucha, saliendo del castillo y masacrando a sus enemigos, dejando un rastro de llamas y muerte por donde pasaban. Raven frente a ellas, heroica y salvaje, su Alfa Centuria, su Reina. Cedrick se distrajo por un segundo mirándola y de repente… “¡¡Cedrick!!” – Vincent le
NARRADORA Pero no solo era la magia negra de Silvana, también estaban sus aliados y muy pronto, Cedrick y Raven, más su valiente ejército, se vieron asediados y atacados por dos flancos. Eran como ratas encerradas entre dos fuegos, listos para morir en cualquier momento. Las bajas se acumulaban, no podían sacar su magia de llamas que era su mejor arma y las flores hambrientas eran interminable, inagotables, sin embargo, ellos no, eran de carne y hueso y ya estaban heridos y exhaustos. “¡Cedrick!” Raven miró a su amor a través de la muerte y la sangre. Los ojos rubíes de su lobo le devolvieron la mirada, lucharían hasta las últimas consecuencias, porque no les quedaba otra opción, pero la victoria, no se veía a la vista. Sin siquiera poder acercarse a Silvana que estaba lejos, manejando estas abominables flores, si no podían salir del cerco de sus enemigos. “¡Raven, si caemos, si es inevitable, yo me quedaré atrás, abriré un camino para ti, escapa con el niño por el río, llé
NARRADORA — ¿Qué haces aquí? – la voz ruda de Anastasia lo detuvo, cuando llegó a una pequeña cueva de hielo. La magia de invierno de Mortimer perduraba en estas construcciones e iba a beneficiar a las Centurias sin parejas, en el futuro, durante sus períodos de celos tan dolorosos. — El Rey me mandó a mover al príncipe a otro sitio, las cosas no van bien y es necesario estar listos para escapar, ¿dónde está? - la voz de Vincent le dijo, sin embargo, se escuchaba algo distorsionada y rara. — Mi Alfa Centuria no me ha dado ninguna orden, así que lo lamento, sé que eres amigo del Rey, pero no te puedo dar al cachorro – Anastasia se paró delante de él, en firme. Era una mujer más alta que el promedio y corpulenta, con buenas curvas y atlética. Se veía impresionante con su armadura roja de cuero de las Centurias, que contrastaba con su salvaje cabello del mismo color. — ¿Entonces, pasarás por encima de las órdenes de tu Rey? No importa que tu Alfa sea la Reina, un macho siempre es