Las calles lucían medianamente vacías a esas horas de la mañana, nubes grises se apreciaban vaticinando, quizás, una lluvia en la próxima media hora, los amables locatarios comenzaban a levantar las pesadas cortinas en sus locales para comenzar la faena diaria, el olor a pan recién horneado inundaba poco a poco el aire fresco que se respiraba, Sibiu era, en realidad, un pueblito hermoso y bastante rustico, aun con la llegada de la modernidad que se hacía presente prácticamente en todas partes, aquel lugar conservaba su identidad propia, el misticismo y sus tradiciones, estaban plasmados en cada pared, en cada piedra…era como dar un paso atrás en el tiempo sin renunciar a la modernidad…realmente muy hermoso.
Isobel caminaba admirando todo aquello, tenia ya, poco mas de un mes y medio que había llegado a vivir allí, sin embargo, nunca podría dejar de asombrarse por la belleza de aq
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Eternidad...un terminó inventado por la raza humana, tan efímero, tan incierto...aquellas existencias inferiores cuya vida pasa en solo un instante, fugaces, débiles, tienen definiciones para casi todo, gobernados por su capacidad de razonamiento, y al mismo tiempo, tan sentimentales, viven sus cortas vidas explotando al máximo sus emociones…si, son totalmente emocionales, y nombran al amor como lo más grande que podían experimentar...pero no tienen idea de nada, nacen como niños y mueren como niños, ignorantes y arrogantes.Los cálidos rayos de luz dorada bañaban los hermosos bosques de los Cárpatos, el sol se erigía orgulloso reinando en los valles, obligando a los seres de la noche a resguardarse dentro de los viejos muros de la abadía y el viejo castillo en Brasov, los llamados hijos de dios salían a las calles, dirigiéndose a sus
La luz matutina se veía opacada por los nubarrones que el viento había arrastrado hasta Sibiu, el color grisáceo de ellas anunciaba una tormenta, el viento azotaba con fuerza las viejas ventanas de madera que se usaban para proteger los cristales, Jenica corría de una ventana a otra cerrando por fuera las mismas.El hospital estaba relativamente en calma, no se habían reportado incidentes extraños en por los menos un par de días, y eso era algo para agradecerse, in embargo, Isobel se hallaba muy seria y distraída, suspirando por los rincones como si estuviese enamorada…aunque, la había interrogado al respecto y en sus propias palabras aquella no era la razón de su estado, le echaba la culpa al cansancio que le provocaba cuidar a dos niños.– Me alegra mucho que Estefan y Anthony se hallan adaptado sin mayor problema a su nuevo hogar, los pobres ya han sufrido bastante – dijo
El cielo gris que las nubes tormentosas coloreaban, le daban un aspecto aun mas lúgubre a la larga noche, el sepulcral silencio era ocasionalmente interrumpido por el estruendoso y cada vez mas cercano sonido de algún rayo partiendo el cielo, las estrellas no se asomaban aquella noche, la luz de la luna se filtraba escasa entre las muchas y oscuras nubes que ya dejaban caer finas gotas de lluvia, lluvia que, Emmeran Antonescu, estaba seguro, se desatarían en una furiosa tormenta.No se habían suscitado nuevos ataques, sin embargo, no estaban para nada tranquilos con ello, en su lugar, algunos de sus jóvenes pobladores estaban desaparecidos, entre ellos su joven pasante de enfermería Ferka Lacob, si bien, el chico tenia poco tiempo de haber entrado a su equipo de trabajo en el hospital María Sanadora, se había ganado la estima y aprecio de todos, era un jovencito tranquilo y amigable, bastante amable y generoso…en
Cracovia, Polonia, 1392 d. C.Me gusta escuchar sus gritos de agonía cuando los consume el fuego…también el sonido de sus huesos rompiéndose…los humanos, son muy divertidos, son mis juguetes favoritos. Horror, es todo cuanto había en aquellos entonces, cuando la humanidad aun temía de los seres de las penumbras que llegaban con la niebla, cuando aun clamaban a su dios por piedad y las madres escondían a sus pequeños bajo sus cuerpos por las noches…la edad media…la época dorada del oscurantismo, cuando los hombres que proclamaban el nombre de dios masacraban a inocentes al igual que lo hacían las bestias de la noche…no había dios, no había luz…no había esperanza…y eso, era muy divertido.– No debes olvidar que esta era no es la misma cuando te forzaron a dormir hermano, son mas de
El viento fresco soplaba aquella mañana posterior a la tormenta, el cielo y la tierra parecían haberse fundido en ella, rayos, truenos y vientos fuertes había azotado a Sibiu la noche anterior con tal violencia que parecía que un huracán había pasado justo encima de ella, el cielo aun permanecía nublado, los arboles que alcanzaba a divisar desde el balconcito de su alcoba, lucían quebrados en muchas de sus ramas…Isobel se preguntaba si la vieja abadía no se había terminado de derrumbar debido a aquello.Cepillando sus dientes y preparada para el nuevo día de trabajo, la hermosa castaña había bajado a tomar el desayuno, había enseñado a Anthony a cepillar adecuadamente sus dientes y a tomar desayunos mas ligeros en lugar de los panqueques que exigía a diario, lo había invitado a hacerse el mejor amigo de las frutas, y el pequeño, en su infantil i
Hubo una vez, un hombre, el primero que sufrió el castigo divino de Dios por su acto de crueldad contra su propia sangre…motivado por la envidia y cegado por los celos, aquel hombre había cometido un acto imperdonable…haciendo que la ira de su dios se derramara sobre él.Desterrado y maldecido, su castigo seria vagar por el mundo eternamente condenado a nunca morir ni alcanzar la paz…seria asesinado miles de veces, sin nunca lograr perecer por ello…sufriendo una agonía y soledad eternas, sin nunca conocer el perdón de dios. – Pero padre, ¿Eso que tiene que ver con la historia de los príncipes vampiro? – cuestionaba un pequeño Ionel Bennet a su padre, el temido Velkan. – Oh mi pequeño, tiene mucho que ver…allí fue donde comenzó todo – respondió el aun joven Velkan Bennet, a su hermoso hijo
El sonido de las gotas de lluvia golpeando el vidrio de la ventana la hacia despertar de sus vividos sueños, el cielo gris daba la sensación de ser aun muy tempranas horas de la mañana, el viento fresco golpeaba levemente las ventanas haciéndolas retumbar a su paso. Isobel se levantaba de la comodidad que sus suaves sabanas le ofrecían, era domingo, su día de descanso, y ya sabia a donde y con quien acudiría sin dudar, mirando al par de bultitos que seguían durmiendo bajo sus sabanas, sonrió para si misma, sus pequeños huéspedes se habían aferrado mucho a ella desde que descubrieron que solo en sus aposentos se veían libres de pesadillas, tomando aquel collar de simbología celta que se hallaba bajo la almohada de los infantes, miro de nuevo aquella hermosa joya, regalo de Nicoleta, aquel “talismán” era lo que parecía impedir que la sospechada vampiresa, madre de los hermanos, se acercara a ellos durante las noches invadiendo sus sueños, volviendo a colocar el objeto bajo los
El viento suave y gentil mecía con el vaivén de un baile silencioso la larga cabellera de Isobel, cielo y oro se miraron fijamente aquella mañana nublada donde el silencio reinaba, los muros de la vieja abadía lucían tan solemnes como siempre, majestuosos, recibiendo un día mas entre los muchos que ya había recibido desde hacía siglos, como un mudo testigo del paso del tiempo, aquellas paredes guardaban sepulcral y respetuoso silencio al reencuentro de dos que estaban destinados a encontrarse. – Bienvenida bella Isobel…te esperaba – dijo Vasile añorando a la joven belleza frente a él. Isobel sintió un nudo formándose en su garganta…aquella voz, que escuchó muchas veces dentro de sus sueños, era real, aun cuando siempre se negó a creerlo así…aun y cuando no aceptaría jamás ser la sombra de alguien más…sin embargo, la razón que la traía de regreso a la abadía no era ella o su extraña conexión con el conde…si no, la seguridad de los pequeños bajo su cuidado, negando en