CAPÍTULO 22El mundo de Matthew seguía confuso, Su cabeza le pesaba y dolía como si tuviera una piedra encima.Las sombras de la noche anterior estaban difusas en su cabeza, ninguna era claraIntentaba juntar las piezas, recordar qué había pasado, solo estaba la imagen de Cecilia ofreciendo una copa, todo después del primer trago, era un vacío, una película negra en su cabeza —¿Qué pasó? —Su voz salió ronca, aturdida.Llevó una mano a sus ojos y se los frotó con frustración, y enojo, intentando recuperar el sentido Aún se sentía desorientado.Cecilia se inclinó sobre él, acarició los vellos de su pecho musculoso, Sonrió con dulzura maliciosa.—¿No es obvio, mi amor? —Se acercó a su rostro tomando su mentón le dio un beso —Hicimos el amor Los ojos de Cecilia estaban fijos en Amelia, le agradaba verla sufrir, saber que le causó dañoLa mirada retadora, cruel, saboreaba su victoria.Amelia seguía sin moverse, Sin hablar, su mente estaba en blanco.Los recuerdos de otra traicion del p
Capítulo 23El rugido desgarrador de Matthew rompe el silencio de la noche. Su desesperación mientras la oscuridad envuelve la manada le hace rugir a su lobo interior.Amelia no está. Su ausencia es insoportable y la culpa lo vuelve loco—¡Búsquenla! —ordena con furia a su manada—. No dejen ni un solo rincón del bosque sin revisar. ¡Necesito encontrarla!Sus lobos, obedecen leales, se dispersan entre los árboles, siguiendo cualquier rastro, cualquier olor que les indique que ella aún está cerca. Matthew siente que algo malo le paso.Se deja caer en un sillón de su estudio, sosteniendo una copa de whisky, La botella a su lado está casi vacía. Ha pasado todo el día ahogándose en alcohol, tratando de silenciar su cabeza. De repente, la puerta de la habitación se abre, Catalina entra con el ceño fruncido. Sus ojos reflejan una profunda preocupación mientras se acerca a él —Matthew… —su voz es un susurro—. Creo que se ha ido. —Ella era una loba libre —continúa Catalina—. No tenía ning
Capítulo 24Amelia abrió los ojos lentamente, parpadeando con confusión. Algo dentro empezo a crecer, su cuerpo se sentía diferente… y su corazón latía feliz.Una sensación extraña la invadió, un instinto primitivo le daba la felicidad que parecía pérdida.Estaba embarazada.Su mano temblorosa se puso sobre su vientre. No recordaba nada, ni quién era el padre de su bebé.El miedo la golpeó, se sentía sola y desprotegida.—Quiero cuidar de ti —dijo una voz acercándose.Amelia giró el rostro y vio a Larios, quien la observaba con calma, aunque con los brazos cruzados . Él quería seguir investigando sobre el origen de su huésped.—Cuando te hablé de la Manada Platino, reaccionaste muy mal. ¿Quieres que envíe por su Alfa? Tal vez él te conozca.Amelia de nuevo se puso nerviosa, ese nombre le provocaba escozor. Su loba interior se agitó, inquieta. Algo había sucedido allí. Algo que su mente había bloqueado.—Cuando usted dice ese nombre… siento miedo. Pánico. No sé si allí me sucedió algo
Capítulo 25Cecilia levantó la mirada con una sonrisa triunfal, tomó las manos de Matthew y las colocó sobre su vientre.—Es tuyo… nuestro bebé —susurró, con los ojos brillantes se sentía la ganadora final del amor del Alfa.Matthew retiró las manos, el odio que sentía por Cecilia le hacia aborrecerla.—¡No lo digas así! —rugió, dando un paso atrás. Su expresión era fria, el desprecio en sus ojos era evidente—. Esa noche fue un error, un maldito error que me costó mi felicidad.El recuerdo de aquella noche lo atormentaba. La noche en que perdió todo lo que amaba.Cecilia frunció el ceño, con lágrimas en los ojos.—No me rechaces, Matthew. Tú fuiste el primero, el único. Este bebé es tuyo, te pertenece, yo te di el heredero que tanto necesitas.El Alfa cerró los puños, sintiendo una furia recorre su cuerpo.Un cachorro, por un instante, la idea de ser padre lo conmovió. Pero no que Cecilia fuera la madre.Cecilia había sido la causa de su desgracia. Por su culpa, Amelia ya no estaba.N
Capítulo 26La lluvia caía sin descanso y abundante sobre la Manada Luna Roja. El aullido de los lobos era un canto de lamento que impregnaba el aire de tristeza, un tributo a su Luna.Frente al ataúd de Catalina, Matthew permanecía inmóvil, atrapado en el tiempo. El agua empapaba su ropa, pero no se movía. Era la única forma de disimular sus lágrimas.Catalina había muerto y el no pudo compartir con ella las últimas horas de vida como siempre lo prometió.Su mente lo arrastró a unas horas atrás...—¡Ayuda, mi prima no respira!El grito desesperado lo hizo correr desde el estudio hasta la habitación en cuestión de segundos.Cuando llegó, su corazón se detuvo.Catalina estaba sobre la cama, su rostro pálido, sus labios morados. Sin vida.—¿Qué pasó?! —gruño, mirando a Cecilia incrédulo.La loba sollozaba, fingiendo que le dolía, su cuerpo temblaba, y sus lágrimas salían con dificultad de sus ojos.—No lo sé... estaba en el baño y cuando salí... ella ya estaba así... ¡Está muerta!Matth
Capítulo 27Vicente estaba en su habitación, el lobo observaba con los ojos abiertos un hermoso espectáculo.Una loba desnuda se deslizaba sobre él, intentando avivar su deseo con movimientos sensuales.Era hermosa, sensual, su boca entreabierta lo invitaba a tomarla, Pero si virilidad no pensaba igual.Nada.Un gruñido de frustración escapó del Alfa, le dió un golpe a la cama, estaba furioso.La empujó al suelo con brusquedad, La loba cayó asustada, el se llevó las manos a su cabeza, frotándose las sienes intentando concentrarse.Desde ese día en el baño de la manada roja, buscaba esa misma sensación en su piel, pero no lo había logrado.Fue entonces cuando lo recordo, abrió el cajón de su mesa de noche, sonrió ladino, hay estabaNegra. Delicada. Pequeña.La tanga que encontró en el suelo y que con solo su aroma le hizo olvidar sus problemas.La tomó y la acercó a su rostro, la froto sobre el, el aroma lo golpeó como una droga, era enviciador.Sus pupilas se dilataron, su piel se er
Capítulo 28Iris cayó de rodillas ante los ancianos, su rostro cubierto de lágrimas, su orgullo hecho trizas.—¡Por favor! —suplicó sintio que su mundo se derrumbaba —. ¡El Alfa quiere deshacerse de mí! Me ha puesto una trampa.Sus manos temblaban, su corazón latía rápidamente, tenía miedo del futuro incierto que le esperaba.Los ancianos la miraron con frialdad, su desprecio por la loba era notorio.Vicente, de pie frente a ella, sonrió con fría satisfacción.Gira para fingirse víctima frente a los ancianos.—No es verdad —su voz era hielo—. Te di una oportunidad, puse a mi Luna a un lado por ti… Ahora incluso dudo que Amelia me haya fallado.Iris sintió un nudo en la garganta.Él lo había planeado todo, había jugado con ella.Los ancianos negaron con la cabeza, sentía asco por la Luna que veneraron.—Lárgate. No queremos verte en esta manada.Uno de ellos se inclinó y con un dedo trazó la marca de la deshonra sobre su frente.—Agradece que sólo marcamos tu piel como una loba sin mo
Capítulo 29El médico salió de la habitación un poco preocupado por la situación de Cecilia.Matthew aguardaba con los brazos cruzados sintiendose culpable del incidente.Sabía que la noticia no sería buena.—El embarazo de Cecilia está en estado delicado —informó el doctor—. Puede perder al bebé. Un golpe los primeros meses de embarazo pone en riesgo cualquier gestación.El Alfa sintió que un terrible sentimiento de culpa, no midio las fuerzas de su enojo—¿Qué debo hacer? —suspiro resignado a acatar órdenes.—Evitar cualquier alteración. Debe descansar durante los primeros meses de embarazo, no debe alterarse.Matthew asintió, odiaba a Cecilia, pero ese bebé…Ese bebé era suyo y no permitiría que nada le pasara.Entró en la habitación.La loba estaba en la cama que un día fue de Catalina, con los ojos llenos de lágrimas y fingiendo estar alterada.El cruzo los brazos, manteniendose alejado, con la mirada abajo por el remordimiento.—¿Cómo te sientes? —pregunto esperando una respuesta