Awww por fin pudo conocer a sus tesoros. Ya vamos a entrar a una parte de la historia interesante jajaja, no se la pierdan. ¡Muchas gracias por leer la historia! Si te está gustando no te olvides de comentar, votar y dejar tu reseña.
AriaDos años antes Hoy es el día, pero la noticia me llega de golpe y sin previo aviso, causándome miedos e incertidumbre. Llevo tres meses cuidando de mis pequeños, recibiendo toda la ayuda posible, acostumbrada a una rutina que ya tengo aprendida de memoria, al igual que Julia y Ethan, quienes son los cuidadores principales además de mí. Jackson viene también, desde luego, pero él ya es padre y, cuando viene, se encarga más de mí y de lo que necesito, pues dice que yo soy su primera bebé y que yo lo necesito más, que ya habrá tiempo para convertirse en el tío favorito de nuestros tesoros, como los llamamos. Todos somos un equipo maravilloso, y sin ellos yo no podría hacer nada. Sin ellos no tendría el tiempo de poder dedicarme a mis pequeños, que cada día mejoran más y más y ya no parecen bebés prematuros. No pude dar una lactancia exclusiva, pero puedo amamantarlos y eso es algo increíble. Ellos comenzaron a avanzar deprisa en su recuperación cuando pude alimentarlos y tenerlos p
Alec —¿Nunca vas a dejar de pensar en mí? —me pregunta ella cuando nos hemos calmado. Esta vez me ha permitido hacerle el amor y, aunque sé que solo es un delirio, me alegro. Esta vez ella es más nítida y puedo sentir su piel, olerla. A pesar de que han pasado dos años, todavía la recuerdo a la perfección. —No, no lo haré —contesto—. No vuelvas a preguntar estupideces. —No son estupideces, ¿estás enojado? —No, ¿cómo podría estarlo? Estás aquí, muy cerca. —¿No te importa que el vicepresidente se fuera? —No, para nada. Por mí se puede ir al infierno. —Pero te robó dinero e información confidencial. —Tú me robaste la voluntad —le recrimino—. Deberías estar presa, pero conmigo. Aria sonríe y me dedica una mirada llena de picardía. —¿Qué me harías si me encuentras? —Sabes bien lo que haría —susurro—. Te amo, pero te castigaría. —¿Iré presa? —A ti no puedo mentirte, sí. De cierta manera, sí. Aria, vuelve ya, por favor. Aria, en lugar de responderme, se evapora, causán
AriaDespedirme de mis trillizos adictos a mamá no es tarea fácil. Si bien Jack y Juliett comprenden a pesar de su tristeza, el que llora para que no me vaya es Alec. No grita ni hace escándalos, pero derrama lágrimas mientras me abraza, lo cual me provoca llorar también. El vínculo que sentimos es inmenso y, aunque no lo amo más o menos que a sus hermanos, sé que él me necesita más.—Voy a volver muy pronto, corazón —le aseguro a mi bebé—. Mami volverá pronto.—No, no —solloza, aferrado a mí.Desesperada por encontrar alguna solución, miro a Ethan, quien asiente antes de hablar.—Alec, mamá volverá pronto —le dice—. ¿Qué te parece si cuidamos a Juliett y a Jack para que no hagan travesuras? Si haces eso, mamá estará contenga cuando vuelva.Mi pequeño sigue negando con la cabeza. No entiende de razones cuando se trata de dejarme ir.—Pronto volveré —le prometo—. Mamá te traerá cosas nuevas para dibujar.—No quiero.Mi niño se abraza más a mí y pasa más de una hora para lograr convencer
Aria Me es imposible dormir en toda la noche pensando en lo que me dijo mi hermano, pero sobre todo me cuesta porque no tengo a mis hijos a mi lado. Muchas veces la gente me ha aconsejado que debería dejarlos dormir en sus propias habitaciones, pero me niego rotundamente a hacerlo. Si algo disfruto con mi vida es sentir su calor a mi lado, su aroma a bebé y saber que están protegidos en mis brazos. Claro, casi siempre amanecemos hechos un espagueti humano y muchas veces tengo dolores de espalda o calambres, pero me da igual. Yo pienso dormir con mis trillizos hasta que sean universitarios si es posible. Mientras observo la lluvia por la ventana de mi habitación, pienso en Jack, que le teme al ruido de las tormentas. Sé que estará bien protegido con Julia, pero me angustia no estar para él y no puedo evitar echarme a llorar. Si bien ahora soy una persona más fuerte emocionalmente, mi debilidad son ellos.Cuando nos separamos me siento perdida y sin propósitos. Entiendo que eso debe c
Aria Mi padre me alcanza y me rodea con sus brazos antes de que yo pueda acercarme o alejarme. Por unos segundos me quedo paralizada, sin poder respirar o hacer algo al respecto, pero entonces la realidad me golpea y reacciono, llorando a lágrima viva y abrazándolo con tanta fuerza que creo que se me van a fracturar los brazos. —Papi —sollozo—. Papá, papá. —Sí, mi niña, estoy aquí. Estoy aquí contigo. —¿Cómo es posible? —pregunto mientras tomo su rostro entre mis manos.Se le ve más envejecido y su cabello negro ahora es canoso. Han pasado siete años, así que puede ser normal, pero se le ve cansado, como si algo muy malo le hubiera ocurrido.—Es una larga historia, pero estoy dispuesto a explicártelo todo. —¿Dónde está mamá? ¿Ella sí murió? —pregunto con el corazón latiéndome de manera dolorosa—. ¿Es por eso que ella no está aquí? —Antes de llegar a eso, tenemos que hablar. Aquella frase no me gusta mucho, pero me vuelvo a abrazar a él, sintiendo tantas emociones encontradas que
Alec Me echo a reír ante sus afirmaciones y me giro para darles la espalda. Cuando me vuelvo hacia ellos, me he dejado de reír y los miro con un odio que duele y que va a matarme si no suelto lo que tengo que decirles. —Son tal para cual, malditos cerdos traidores —grito. —Tal y como tú lo eres con tu mujer. —¿Y ya le dijiste a Aria que te acostaste con ella el día de nuestra boda? —le suelto. En el fondo estoy esperanzado de que ella lo odie con esta afirmación y que en este momento termine la relación. Se iría de allí y yo la atraparía para que me diga que no es cierto que los dos están casados. No lo puedo concebir, no cuando sigo sintiéndola tan mía. Pero Aria no se inmuta.—Sí, señor Elwood, lo sabía —dice ella—. Eso ocurrió antes de nuestro matrimonio. El cuerpo me tiembla más e intento acercarme a Ethan para matarlo, pero Aria se interpone. —Ni siquiera lo intente —me amenaza con fiereza—. Ethan, vámonos. —Tú no te vas de aquí. Antes de que pueda tomarla por un brazo,
Aria—¿Estás bien? —me pregunta Ethan cuando arranca la camioneta.—Por supuesto que no —le digo, rompiendo en llanto otra vez.¿Cómo le digo que me siento tan culpable? No solo me causa culpa el no poder hacer nada por salvar la vida de nuestra madre, sino el haber dejado de pensar por un instante en todo al sentirlo tan cerca. Me siento como una fracasada al confirmar que no he podido arrancar de mi corazón a Alec Elwood, que cada fibra de mi ser reaccionó a su cercanía, a su aroma. Tuve ganas de dejarme llevar por este amor enfermizo que le tengo, buscar refugio en sus brazos y pedirle que me hiciera olvidar esta pesadilla.Es demasiado triste comprobar que, pese a que tengo tanto amor a mi alrededor, los brazos de Alec son los únicos que me pueden cobijar por completo ahora.—Perdóname, no quería causarte tanto dolor —se disculpa Ethan—. Mejor no hubiera…—¡Tenías que decírmelo! —le grito—. No quiero que me ocultes nada, por más doloroso que sea.—Es doloroso verte en este estado.
Alec Se aman. Se aman. ¿Se aman? La poca gente que hay en la calle me mira asustada y se aparta cuando paso entre esta. Seguro que advierten la rabia infinita que llevo en el cuerpo y no desean ser mis víctimas.Ellos advierten que ahora mismo podría matar a alguien y sin ninguna clase de remordimiento. Al meterme al auto cierro de un portazo y comienzo a gritar y a golpear el volante con fuerza. No tengo ni la menor idea de si estoy llorando, pero es algo más que eso, porque el cuerpo me arde, me tiembla y no tengo el total control de él. ¿Por qué no seguí investigando a Ethan?—Soy un imbécil, un imbécil, un completo imbécil. Enciendo el auto y arranco a toda velocidad. Tengo que localizar el auto de Ethan y alcanzarlos; no puedo dejar que él se vaya con Aria, así sea su esposa. Ella me ama a mí, aunque afirme amarlo a él. Si lo amara, no habría temblado como lo hizo, no me habría mirado de aquella manera. Luego de bastante rato de buscar entre las calles, no doy con ellos, a