C72- ¿MARIDO Y MUJER?Al día siguiente, como había prometido, Lucien se presentó en la casa de Alessia. La razón era simple: el padre de Alessia tenía ciertos negocios con su familia que eran de interés estratégico para él. Aunque no era algo que le entusiasmara, sabía que era necesario mantener las apariencias... por ahora.Cuando Lucien cruzó la puerta principal, todo estaba perfectamente preparado. Alessia, que había estado esperando ansiosa su llegada, apareció en cuanto lo vio entrar. Su vestido era elegante, diseñado para resaltar su figura, se acercó a Lucien como una novia emocionada que no podía ocultar su entusiasmo.—¡Mi amor! —exclamó, lanzándose hacia él y envolviendo su brazo alrededor del suyo antes de que pudiera reaccionar—. Me alegra tanto que hayas venido. Estaba preocupada de que algo te hubiera retenido.El apenas le dedicó una mirada, su expresión era fría y distante como siempre. Con sutileza se soltó del agarre de Alessia, fingiendo que necesitaba ajustar el re
C73- IDÉNTICA A ELLA.Lucien sintió cómo un escalofrío le recorría la espalda. Sabía que Alessia estaba jugando sucio y que seguramente habia planeado todo para atraparlo. Pero no iba a dejar que tuviera éxito.—No creas que soy un imbécil, Alessia —dijo con frialdad mientras tomaba su chaqueta y se dirigía hacia la puerta—. Esto no cambia nada entre nosotros.Ella lo observó mientras se marchaba, con una chispa de triunfo brillando en sus ojos. Sabía que había sembrado la semilla y ahora solo tenía que esperar a que germinara.Lucien salió de la mansión con el corazón latiendo con fuerza, su mente llena de rabia y confusión. Mientras subía a su auto, una sola idea se repetía en su cabeza: Sacar a Alessia de su vida tenia que suceder cuanto antes.[*]Mientras tanto en la mansión, Grace ayudaba a los trillizos con sus ejercicios de matemáticas, pero su mente divagaba una y otra vez hacia al beso con Lucien. Recordaba la calidez de sus brazos cuando la sostuvo, la forma en que sus ojos
C74- CÁSATE CON LA NIÑERA. Mateo cerró la puerta de su departamento en Londres con un golpe seco. El eco resonó en la soledad del lugar mientras dejaba caer las llaves sobre la mesa y se desplomaba en el sillón. Sus dedos tamborilearon nerviosos sobre el celular antes de finalmente marcar el número de su padre. —¡Mateo! —la voz de Alexander resonó al otro lado, acompañada de una leve risa—. ¿Ya estás en Londres? —Sí —respondió, sin emoción, mirando fijamente un punto en la pared. Hubo un silencio breve antes de que Alexander suspirara y su tono se volviera más serio. —Bien, eso es parte de tus deberes como futuro Duque. Y no olvides que tu boda es dentro de poco. Mateo sintió cómo sus músculos se tensaban al escuchar aquellas palabras. Su mandíbula se apretó, y el celular pareció pesar más en su mano. Alexander, notando el cambio en el silencio de su hijo, añadió con un tono casi paternal: —Hijo, sé que ha sido difícil superar la muerte de tu hermano, pero tu boda con Astrid
C75- EL PAQUETE DEL AMOR.Los trillizos retrocedieron instintivamente, escondiéndose detrás de su padre, mientras Alessia los miraba con desdén antes de fijar su atención completamente en Lucien.—¿Con quién piensan que se casará su papi? Lucien respiró hondo, tratando de mantener la calma frente a los niños. —Emma, Olivia, James, ¿por qué no van a jugar un rato? Necesito hablar con Alessia a solas.—Pero, papi… —protestó Emma.—Ahora, pequeños —ordenó Lucien, con un tono más firme pero suave. Los niños asintieron, aunque a regañadientes, y se alejaron, lanzándole miradas de apoyo a su padre antes de salir. Cuando estuvieron solos, Lucien fue al grano y su tono destilaba frialdad y desprecio. —¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¡¿Qué necesidad tenías de involucrar a Grace en esto?!Alessia soltó una risa sarcástica, dando un par de pasos hacia él. —Ay, cariño, no te pongas así. Solo estaba mostrándole su lugar a la sirvienta. Dejándole claro en cuál cama dormirás en unos días
C76- MALDICIÓN STANTON Aaron tragó saliva mientras la mujer se acercaba con pasos decididos, su cabello oscuro ondeando como si estuviera en un comercial de champú. Kate seguía observando, claramente divertida por la incomodidad de su esposo. La mujer finalmente alcanzó a Aaron y lo envolvió en un abrazo que duró más de lo que a Kate le pareció necesario. —¡Espera, espera! —Aaron levantó las manos, como si intentara calmar a un grupo de leones hambrientos—. ¿Qué estás haciendo aquí? La chica sonrió y se cruzó de brazos sin responder. Alzo una ceja y tuvo la osadía de mirar a Kate de arriba abajo, luego miro a Aaron. ―Primero dime que haces tu aquí. Y¿Quién es esta? Los ojos de Kate se abrieron y Aaron se apuro a hacer las presentaciones. ―Kate, ella… ella es mi hermana. Lucy Anderson. Y Lucy, ella es Kate… mi esposa. Kate parpadeó, su expresión de enojo dio paso a la sorpresa y escepticismo. —¿Tu hermana? —repitió. —Sí, su hermana menor —intervino Lucy, mirando a Kate una s
C77- PELIGRO Y PASIÓN. Kate se despertó con el sonido de su teléfono y, por un momento, no supo dónde estaba. Luego lo recordó: la habitación de la suite, el sarcasmo de Aaron, y, para su horror, la cama compartida. Había intentado resistirse, pero después de horas de discutir sobre quién dormiría dónde, el cansancio les ganó. Ahora estaba ahí, con la cabeza apoyada en el pecho de Aaron, quien dormía profundamente. Y su brazo descansaba sobre su cintura, como si fuera lo más natural del mundo. Kate se congeló al darse cuenta de la posición en la que estaba. Si él despertaba y la veía así, jamás se lo perdonaría. Con cuidado, levantó su cabeza y retiró su brazo. Se deslizó fuera de la cama tan rápido como pudo, asegurándose de no hacer ruido. —Esto no está pasando —murmuró mientras buscaba ropa en su maleta. Según el itinerario de esa ridícula luna de miel, ese día tenían planeado un paseo en yate. Afortunadamente, a Kate le gustaban los yates. Quizás el día no sería tan malo… si
C77- PASIÓN EN LA ISLA. Kate sintió que su respiración se entrecortaba. La proximidad de Aaron la estaba desarmando por completo. En lugar de detenerlo, algo en su interior la empujaba a dejarse llevar.—No voy a detenerme, Kate —murmuró Aaron con voz ronca—. Te he estado deseando por mucho tiempo.Sus labios rozaron suavemente los de ella, apenas un roce electrizante que la hizo estremecerse. Kate, en lugar de apartarse, respondió al beso con una mezcla de timidez y deseo contenido. —Kate... —susurró él entre besos, su mano deslizándose por la cintura de ella—. Sabes que esto va más allá de un simple momento...Ella no respondió con palabras, sino profundizando el beso, dejándose llevar completamente por la pasión que él había despertado en ella. Aaron la atrajo hacia sí, rodeándola con sus brazos y la levantó sin esfuerzo, sintiendo el calor de su piel contra la suya. Kate rodeó su cintura con las piernas, pegándose a él.—¿Ninguna serpiente por aquí, verdad? —bromeó ella mirando a
C79- DOS EXTRAÑOS.Después de que los guardacostas los rescataron, Kate no dijo ni una sola palabra. Era como si hubiera vuelto a levantar esa barrera invisible entre ellos. Aaron la observaba de reojo cada cierto tiempo, esperando que al menos se dignara a mirarlo o a dirigirle una palabra, pero ella nunca lo hizo. Su actitud no cambió en absoluto durante todo el trayecto de regreso al hotel.Cuando por fin llegaron a su habitación, el silencio se volvió casi insoportable. Y Aaron no pudo seguir aguantándolo.—Kate... ¿no vas a decirme nada? —dijo al fin, con una mezcla de frustración y desesperación en su voz.Ella, que estaba preparándose para dormir, detuvo sus movimientos. Desde que había salido de esa cueva, su mente no había dejado de dar vueltas. Las emociones se agolpaban en su pecho, y los pensamientos se entrelazaban en un nudo imposible de desatar. Todo la llevó a un mismo punto: no estaba segura de que Aaron fuera sincero en sus intenciones. Quizá todo lo que habían comp